viernes, 26 de septiembre de 2025

La música en las películas de Robert Redford



Desde que el pasado 16 de septiembre nos dejara Robert Redford, las televisiones, plataformas y otros medios de difusión se han dedicado especialmente a recordar al icónico cineasta emitiendo algunas de sus películas o hablando sobre ellas en programas dedicados al cine.

«La música en las películas de Robert Redford» que os ofrezco en #UltimoEstreno va más allá de estos homenajes recurrentes, porque el videorreportaje que le dedicamos se centra también en aquellas bandas sonoras que acompañaron a películas reconocidas del actor, director y productor. Así, he seleccionado una quincena de filmes no solo por la importancia respecto a Redford, sino porque incluyen bandas sonoras que merecen la pena destacarse por el papel que desempeñan, la relevancia de sus compositores y, en definitiva, la destacada contribución que supusieron para la música de cine y por lo tanto para el cine. El recorrido cronológico servirá también para comprobar tanto la evolución de Robert Redford como de los compositores y sus propias músicas, comenzando por aquel John Barry de «La jauría humana» en 1966 hasta llegar a su estilo más identificativo con «Memorias de África« (1985) o «Una proposición indecente» (1993), sin olvidarnos de otros nombres de compositores muy allegados a la filmografía de Redford como Marvin Hamlisch, Dave Grusin o Mark Isham, que han musicalizado películas emblemáticas de Redford tanto actor como director.

La extraordinaria melancolía de «Jeremiah Johnson» con su canción, la serenidad y gravedad reflejada en la música sobria de David Shire para «Todos los hombres del presidente» (1976) o la aportación de los Newman (Randy y Thomas), el primero con el sinfonismo de su poderosa partitura para «El mejor» (1984) y el segundo con su marcado estilo en «El hombre que susurraba a los caballos» (1998) conforman otros atractivos de esta selección que culmina con los trabajos crespusculares de Robert Redford, uno de ellos en un curioso registro dentro del mundo de los superhéroes («Capitán América. El soldado de invierno» (2014), con banda sonora de Henry Jackman con fanfarria de superhéroe incluida) y su último filme como protagonista, «The Old Man & The Gun» (2018), con una partitura jazzística en la que Daniel Hart se desenvuelve solventemente para trazar las andanzas de un ladrón de bancos.

Con este homenaje musical, en el que en algunas escenas de varias películas podéis escuchar la voz original de Robert Redford, lo que espero especialmente es que os entren unas enormes ganas de verlas todas. ¡A disfrutar!
ENLACE AL VIDEORREPORTAJE:

miércoles, 24 de septiembre de 2025

Claudia Cardinale


Habrá decenas de imágenes icónicas y más personales del talento, y por supuesto la belleza, de Claudia Cardinale. Pero siempre que se me ha venido a la memoria la he recordado en el personaje de Jill y en las secuencias más corísticas de «Hasta que llegó su hora». Su presentación en el pueblo, cómo se apea del tren mirando a su alrededor, la cámara subjetiva y nerviosa mimetizando con el espectador por las calles polvorientas... O en el desenlace, su decidido caminar para llevar agua a los trabajadores tras la llegada del ferrocarril, que abre un nuevo tiempo, una nueva era en el lugar y en la vida de aquella mujer que huía de un pasado solo pincelado. No necesitamos más detalles.

Claro que, en todo esto, tiene mucho que ver la maravillosa brutalidad de Sergio Leone, cuya cámara sigue su trayecto aunque Jill entre en la estación, para mostrarnos todos los planos escénicos a través de la ventana, la eleve al cielo con una perspectiva general y nos lleve de la mano al desértico Flagstone. Y, especialmente, Ennio Morricone que, casi media hora después de iniciarse la película a base de sonidos y los primeros compases de la inquietante armónica, nos da la gran cachetada de magistralidad con el tema musical que siempre va a prevalecer sobre los demás por su significado: el de la señora Jill McBain. Sublime, con la voz de la soprano, que irrumpe como algo diametralmente distinto a lo que llevamos visto/oído hasta ese momento. Es la música de una heroína celestial, pero también de una mujer en soledad, de la melancolía pero también de la esperanza.

Y de repente, aquel cine de entonces se convierte en magia y te provoca dolor de tráquea como no dejes escapar la lágrima aunque los malhechores se tiroteen, el pueblo sea un lugar sucio mal trazado y aquella fantasía se extienda por casi tres horas. Hay más cine -y, por lo tanto, música de cine- en esos minutos que en películas enteras actuales. Y yo no quería que te murieras, Claudia, pero márchate con el consuelo de que tu ida servirá para rememorar que hubo un tiempo en el que las pantallas, tú y la intimidad inconfesa del cine de las sábanas blancas nos cambiaban la vida cada vez que os contemplábamos.

sábado, 20 de septiembre de 2025

«Sirat» y la manía de eternizar lo que vemos en pantalla



Quince minutos emplea Oliver Laxe en arrancar la película tras un eterno bailoteo de fumaos con música de esa que llaman 'raven' en un concierto en el desierto marroquí.

Un minuto enseñándonos a uno de ellos rozándose con un altavoz de su tamaño como perro en celo. Justo a la media hora aparece el título del filme en pantalla.

Tres minutos de saltos con chimpum chimpum delante de dos bafles montados en pleno arenal antes de dar carpetazo a la pandilla basurilla con la 'genial' idea de un campo de minas.
A todo esto, niño con perro en la mochila. Recurso que no falla.

¿#Sirat es una mala película? No tanto. ¿Es buena? Tampoco. Es uno de los millones de ejemplos del onanismo de los directores que en dos horas nos alargan soporíferamente cosas que se deben contar con el dinamismo que requiere el cine. Secuencias interminables, escenas alargadas, a lo que en este caso concreto no ayuda una música monolítica, machacona que no aporta narrativa alguna sino que se utiliza como hilo de coser entre secuencias y además cortado toscamente. Que sí, que ese es el estilo musical que requiere la historia, que hasta ahí llego. Pero no comprendo su uso tan caótico y desacertado.

No sucede nada. No hay final concluyente. Miro el reloj ya en el primer cuarto de hora. Me ausento. Y seguirán creyendo que, por rodar las mismas cosas durante minutos y minutos y dejarlas en el montaje, nos cuentan acertadamente lo que nos quieren decir, en un ejercicio más de directores encantados de conocerse cuyas cosas las envían a competir al más alto nivel.

Vaya futuro -ya presente- tiene el cine. Y qué cuesta estar al pie del cañón ante tantas cosas inanes. Pero ese es otro tema para más adelante.

Enlace a la videocrítica en el canal #UltimoEstreno pinchando aquí.

viernes, 19 de septiembre de 2025

David Gilmour y su circo máximo


A diferencia del resto de los mortales, jamás desearía ver juntos nuevamente a David Gilmour y
a Roger Waters como Pink Floyd. La irreconciabilidad entre ambos ha enriquecido la música del género, creando, cada uno por su lado, temas que mantienen vivo un estilo de música a pesar de los embates provocados por la basura que se hace hoy día.

El tiempo ha sido tan sabio que nos dio grandísimos temas creados por la banda para su época. Demasiado tiempo estuvieron juntos para como son no solo en sus caracteres, sino en sus conceptualidades musicales, aunque los incluyamos en un mismo campo. Waters átono, con su música lastimera, maravillosamente sucia, su voz truncada, su atormentado intimismo que lo persigue como fantasma de sus traumas, a veces tan tóxico y siempre tan necesario para crear, en su caso, y puro goce para nosotros. Gilmour, más armónico, con riffs interminables que enriquece hasta hacer maravillosamente eternos los finales de sus canciones, con la elegancia conceptual elevada a la máxima expresión. Dos tipos tan distintos que de sus diferencias musicales desde su génesis parieron obras inmortales de la música. Ahora, o mejor, dicho, desde hace ya nada menos que cuatro décadas, nos regalan lo mejor de sus egos.

El pasado 17 de septiembre disfruté en el cine con el documental grabado en octubre. Gilmour y su banda (muero con Charley Webb y su ukelele, sorry) ofrecieron un monumental concierto en el Circo Máximo de Roma ante casi 20.000 personas. Como es frecuente últimamente, se comete el error de llamar documental a todo y, con la excepción de algunos minutos iniciales, la película es prácticamente en su totalidad eso: un concierto. El espectáculo acaecido en este singular recinto. «David Gilmour Live at the Circus Maximus, Rome» se ofrece en cines solo los días 17 y 21 de septiembre. El pasado julio le tocó el turno a Roger Waters, cuando se estrenó «Roger Waters This Is Not A Drill Live From Prague», la cuidada filmación del concierto que ofreció en la capital checa en 2023.

Para los amantes del morbo, decir que en taquilla parece ir ganando Gilmour, al menos en mi apreciación: ayer la sala de los Cines Yelmo de Jerez (Cádiz) presentaba mucho más público que hace dos meses con la cinta de Waters. Pero lo importante es el contenido en pantalla.

Quédense con varios apuntes al respecto: si buscan muchos temas musicales de Pink Floyd en Gilmour, saldrán decepcionados. El fenomenal guitarrista reivindica lo que ha sido capaz de componer en todos estos años sin recurrir al pasado, cosa que sí hace Waters aunque... qué puñetas, la mayor parte de la obra de Pink Floyd la escribió él. Pero derechos de autor aparte, Gilmour parece empeñado en refrendar su creatividad mientras Waters se encierra en su pasado dándole pinceladas de sus discos con el brillo que le otorgan algunos temas de «Is This the Life We Really Want?», su último trabajo publicado. Al final, las desavenencias son alargadas y lastimeras. Curiosamente, «Roger Waters This Is Not A Drill Live From Prague» comienza sobre el escenario con la icónica «Comfortably Numb» de «The Wall» versionada con mayor dosis de intimidad por Waters, pero de la que suprime el apoteósico final del tema con guitarra que le concedió media inmortalidad a Gilmour. Y el guitarrista, por su parte, apenas da concesiones a la obra cumbre de Waters con el grupo, «The Wall», sobre el que pasa de soslayo y con el que culmina su espectáculo con... «Comfortably Numb» y su guitarra en todo su esplendor. En el resto de las dos horas y media, ni rastro.

Ojalá sigan dándonos lo mejor de sí mismos a pesar de alcanzar ambos una edad octogenaria y su imposible, e innecesaria, reconciliación.



sábado, 13 de septiembre de 2025

Miguel Joven propone que RTVE sea el ente organizador del 50 aniversario de VERANO AZUL «que se merecen los seguidores y nosotros»


Miguel Joven
, quien encarnara al personaje de Tito en VERANO AZUL, ha propuesto que el cincuenta aniversario de la serie televisiva -que se celebraría en 2031- sea organizado por Radio Televisión Española (RTVE) como la compañía que creó una de las producciones de mayor repercusión en la historia del ente público de nuestro país. «Me gustaría que RTVE recogiera el testigo de las anteriores celebraciones y creara un aniversario como se merece la propia serie, sus seguidores y nosotros, quienes estuvimos delante y detrás de las cámaras para hacerla posible».

Las palabras de quien fue actor con tan solo seis años interpretando a uno de los personajes más icónicos de VERANO AZUL y actualmente monitor deportivo y turístico en Nerja las pronunció en el transcurso del acto que organizó el Ayuntamiento de Vélez-Málaga el pasado 30 de agosto de 2025, enmarcado en el programa ‘Noche en blanco’ en el que se ofreció una amplia oferta lúdica y cultural durante la jornada nocturna en distintos puntos del municipio de La Axarquía malagueña y que se encuentra a 27 kilómetros de Nerja. En ‘Recordando a Chanquete’, que es como el Consistorio veleño denominó este evento, Miguel Joven fue entrevistado durante alrededor de media hora por la periodista Mari Ángeles Salguero en un acto público celebrado en el Museo que antaño fuera el Hospital de San Juan de Dios y donde se rodaron escenas inolvidables del capítulo ‘Algo se muere en el alma’, el penúltimo de la serie, ya que el equipo de localizaciones eligió este enclave como lugar para hospitalizar al marinero ‘Chanquete’. De esta manera, en el mismo sitio y a pocos metros de donde Ferrandis interpretó al personaje convaleciente antes de su muerte, tuvo lugar este acto que reunió a numerosos vecinos y seguidores de la serie. Tras la participación de Miguel Joven tuvo lugar el descubrimiento de un mosaico recordatorio del rodaje de VERANO AZUL en este enclave.

Joven Braun explicó que los protagonistas de la serie se reúnen cada diez años para conmemorar el aniversario de su estreno, que tuvo lugar en octubre de 1981, y quiso dejar constancia del impacto que causaron especialmente los encuentros celebrados en el veinte y el treinta aniversario, con la presencia de toda la pandilla y personal del equipo de rodaje y unos completos programas de actos. Recordó que en la celebración de los treinta años él fue el maestro de ceremonias y destacó la cercanía que desde la organización se quiso tener con los aficionados que acudieron a Nerja durante los días de celebración. Lamentó que el 40 aniversario no pudiera conmemorarse por los efectos de la pandemia del COVID-19 y afirmó que «nos encaminamos al 50 aniversario. RTVE puede hacer una celebración como nos merecemos para conmemorar algo que ha sido un éxito y que todos llevamos en el corazón de alguna manera».


Imagen de uno de los momentos de la celebración del 30 aniversario en 2011.

Cabe recordar que en los programas de los años 2001 y 2011 tuvieron lugar importantes actos como la inauguración del paseo marítimo Antonio Mercero, el parque Verano Azul, proyecciones, desfiles, etc. pero no cabe duda de que la proximidad de las bodas de oro del estreno de VERANO AZUL merece que desde ya se produzcan movimientos para que se cumpla lo que Miguel Joven, y posiblemente todos los seguidores de la serie, desean de cara a una fecha tan señalada. Por lo pronto, ‘Tito’ ha lanzado el órdago que, con seguridad, le llegará al ente público o a quienes quizás quieran contribuir como intermediarios para que ello se haga realidad.

«Hacía falta un Verano Azul que nos explicara que la sociedad estaba cambiando»

En el transcurso de la entrevista, Miguel Joven trató distintos temas relacionados con VERANO AZUL: el impacto social que supuso, anécdotas del rodaje, propuestas de continuación, reflexiones personales… Especialmente importante fueron sus apuntes sobre lo que sociológicamente vino a significar, sabedores ya de que la serie trataba temas demasiado avanzados para aquellos inicios de la década de los ochenta en los que los españoles aún estaban marcados por los cuarenta años de dictadura franquista. El divorcio, la especulación inmobiliaria, las madres solteras y las relaciones padres-hijos fueron asuntos puestos en liza por VERANO AZUL a través de sus guionistas, Horacio Valcárcel y el propio Mercero. «Para muchos de nosotros -explicaba Miguel Joven- VERANO AZUL cobra valor conforme va pasando el tiempo. Podemos hacer la comparativa de la sociedad de aquella década con la actual, en la que ya tenemos muchas cosas superadas, pero por entonces éramos niños y jóvenes que pertenecimos a la primera generación en libertad y democracia. Y la exigíamos como un derecho», aseveró. «Hacía falta un Verano Azul que nos explicara que la sociedad estaba cambiando y que no tenía nada de malo que lo hiciera. Y hablábamos de temas polémicos que ni siquiera se trataban en los programas nocturnos de televisión. Sin embargo, Mercero tuvo la genialidad de adecuarlos con el rasgo de la inocencia. Por ejemplo, yo introducía un chascarrillo gracioso e ingenuo y con una sonrisa se producía el debate sobre un tema como podía ser el de las madres solteras».

Respecto a la relación entre los protagonistas, el embajador turístico de Nerja afirmó que durante el rodaje de la serie se creó «una pandilla de verdad. Disfrutamos de dos veranos azules durante 16 meses: el del rodaje y el de después durante el tiempo libre que vivíamos siendo chavales. Piraña (Miguel Ángel Valero) y yo teníamos una amistad real y nos íbamos a hacer el golfo. El secreto estaba en que éramos un par de amigos». Miguel Joven dijo que, además de los encuentros de aniversarios de cada década, los protagonistas de la serie visitan con frecuencia Nerja. «Seguimos siendo una pandilla, aunque ya no subamos a las bicicletas, y contactamos muy a menudo», apostilló.

«No quise pagar el precio de irme de Nerja»

 Preguntado por el hecho de que no continuara en el mundo de la interpretación tras rodar VERANO AZUL y algunos escarceos cinematográficos y musicales, Miguel Joven calificó aquella experiencia como «maravillosa», recordando que él contaba con tan solo seis años de edad y vivir el mundo de la televisión era «como un juego gigantesco que yo no quería dejar». No obstante, aseveró que seguir en lo audiovisual suponía indefectiblemente marcharse de Nerja para trasladarse a ciudades como Madrid. «Dejar Nerja era un precio que no quería pagar. No quise sacrificar la vida que ya tenía y de la que sigo disfrutando a día de hoy».

Entrando ya en las semblanzas del rodaje de la serie en el antiguo hospital de Vélez-Málaga, Miguel Joven recordó que precisamente en este lugar se hicieron unas fotos de las que guarda un entrañable recuerdo, citando una especialmente de toda la pandilla, con Antonio Ferrandis y María Garralón, en la planta alta del patio interior. Así mismo, aseguró que, aunque el capítulo rodado en Vélez-Málaga es dramático por el hecho del preludio de la muerte de Chanquete, allí se sucedieron momentos muy divertidos del rodaje. Así, explica que uno de ellos fue con Antonio Mercero haciendo el cameo de médico que todos los aficionados a la serie conocen. «Era imposible que rodáramos con el semblante serio. Estábamos acostumbrados a ver a Mercero tan serio, en su papel de director, y de repente aparece con una bata blanca, vestido de médico… Hasta en la escena se puede ver a Desi conteniendo la risa. Nos meábamos», cuenta Miguel.



El propio ‘Tito’ afirmó además que a Antonio Mercero lo llamó TVE para convencerle de que hiciera más capítulos de VERANO AZUL tras el éxito de los 19 estrenados, pero el director se negó por completo aduciendo entre otras cosas que sin Chanquete, la continuación no tendría sentido. Con respecto a una posible segunda parte de la serie, aseveró que «llama la atención» que una producción tan exitosa no tuviera secuela. «Los fans de la serie saben que aquellos niños ya somos padres, así que habría que actualizarlo. Para mí tendría sentido, pero es un proyecto difícil».

Ya en la recta final del acto, el alcalde de Vélez-Málaga, Jesús Lupiáñez, agradeció a Miguel Joven su presencia en este homenaje a VERANO AZUL, asegurando que se había cumplido «un deseo histórico» al contar con su presencia y la ilusión que le suscitaba como primer edil veleño, trasladándole la invitación a acudir en otra ocasión con el resto de los protagonistas de la serie.

Tras los prolongados aplausos, se descubrió el mosaico en tonos blancos y azules recordatorio del rodaje de VERANO AZUL en el recinto con la mención especial a Chanquete, realizado por Estudio 21, un taller veleño dedicado a la azulejería entre otras artes.

Información extraída de la web www.regresoaveranoazul.com

Texto de José Carlos Fernández Moscoso. Fotografías y vídeo de Jose S. Sarabia.

















sábado, 30 de agosto de 2025

Sobre John Williams, sus reflexiones, la noticia de 'The Guardian' y el libro «John Williams: a composer's Life» de Tim Greiving





La noticia que The Guardian ha publicado sobre las palabras en las que John Williams habla respecto a la música de cine está provocando numerosos comentarios en redes entre los amantes de este género.

Hay una predisposición, acelerada y por lo tanto arriesgada, a opinar sobre las reflexiones que John Williams ha expuesto en un libro que nadie ha leído aún. Es cierto que el periódico se basa en la entrevista que Tim Greiving le ha realizado para su obra, encabezando la noticia con un titular cargado por el diablo, algo muy habitual en el periodismo actual porque aquí hay que mantener el producto a base de pinchazos en internet. Y sé lo que me digo porque soy de la profesión. Las noticias son tan tendenciosas como quiera el redactor si de provocar se trata o tan fidedignas en el caso de que se haga buen periodismo, algo inhabitual hoy día. De todos modos, las que cumplen una función de reseña solo están formadas por consideraciones globales, en un contexto general, sin ahondar en los temas y como preludio para en este caso lectores que, de estar más interesados en la materia, comprarán el libro cuando salga o lo reservarán, como he hecho yo. Conclusión: nos hemos puesto demasiado nerviosos e inflado todo este asunto, posiblemente sin intención.

Invito a la tranquilidad, a esperar el libro y meternos de lleno entonces en las consideraciones que Williams habrá hecho sobre este asunto. Porque hemos dado por sentado que el compositor menosprecia la música de cine cuando habla de conciertos, y quizás se refiera a lo que todos debemos admitir: que las bandas sonoras no están hechas para aislarlas de la imagen. O hemos considerado que Williams vilipendia la música cinematográfica porque diga que «la música de cine, por muy buena que sea, y normalmente no lo es, salvo quizás algún tramo de ocho minutos aquí y allá...», cuando todos sabemos que entre millones de minutos de bandas sonoras mucha música incidental es puro relleno para un producto multidisciplinar que generalmente necesita de todos sus elementos para destacar. Y que conste que no estoy tirando por tierra la ÚNICA MÚSICA que prácticamente escucho en mi vida, máxime cuando he escrito un libro sobre ella y llevo 36 años hablando de bandas sonoras en medios de comunicación. Pero nuestra defensa de la música cinematográfica debe ser objetiva y con todas sus grandezas y miserias. Quizá -solo diga quizá, porque insisto en la necesidad de conocer todo lo dicho por Williams y en el contexto- un compositor que también lo es de música no cinematográfica hable digamos que con 'frialdad' de una música «efímera» por su carácter narrativo del momento de la imagen. Pero nada de eso podremos saberlo hasta leer la entrevista, y es posible que ni siquiera así, porque Greiving habrá tenido que hilar fino también y haber comprendido lo que Williams le ha querido decir. Por mucho que Greiving esté ya curtido en estas lides. A ver qué favor, si fidedigno o flaco, le ha hecho The Guardian no a la editorial del libro, que ya con la noticia tiene asegurada muchas ventas, sino al propio Williams.

Ojalá quienes han hecho documentales sobre el maestro en estos últimos años hubieran metido el dedo en la llaga en este interesantísimo asunto y no hacer lo fácil, que es contar lo de siempre: las notas de Tiburón, la magnificencia de Star Wars, el vuelo de Superman... Habríamos visto los gestos, ademanes y el rostro del maestro al hablar de ello. Lo entenderíamos mejor que en un libro. Pero nadie ha hecho eso. Ni lo harán. Lo mismo que nadie lo hizo con Goldsmith, Herrmann o Rozsa, fallecidos tras algunas entrevistas televisivas o libros que mayoritariamente compendian cansinamente sus obras o nos cuentan sus vidas sin que nadie profundizara con ellos sobre qué es en realidad la música de cine..

Enlace a la noticia: https://www.theguardian.com/music/2025/aug/24/composer-john-williams-never-liked-film-music-very-much

jueves, 28 de agosto de 2025

Onda Cero recuerda a Carlos Pumares



Publicado hoy jueves 28 de agosto por Onda Cero y dedicado a Carlos Pumares. Mi maestro, mi todo en el cine. Quien con apenas veinte años me animaba a ir al Festival de Sitges y me aconsejaba sobre los hoteles que nos ofrecían a la prensa, donde comer, donde tomar café... Con quien vi no pocas películas y por vez primera lo contemplé en su salsa cuando gritó "¡¡Está de Oscar!!" levantándose del asiento al terminar de ver a Kevin Bacon en «Homicidio en primer grado». El mismo año que lo convencí para dar una conferencia en Cádiz sobre si el cine tenía futuro. Curiosa coincidencia, cuando ayer precisamente le envié a un amigo cineasta que presenta un programa digital de cine una grabación que me ha pedido haciéndome la misma pregunta.

Carlos Pumares, quien me reservaba unos buenos minutos durante su programa especial de la noche de los Oscar por aquellos años para intervenir puntualmente en #UltimoEstreno y dar su lapidaria opinión sobre las películas nominadas. Era lo que más ilusión me hacía de aquellos programas de ocho horas de los que me siento orgulloso y siempre los recordaré donde haga falta. Yo sí.

Lo que ha marcado mi vida, el cine, y la satisfacción que me ha supuesto la profesión de hablar y analizar películas, que es algo muy bonito -o al menos lo ha sido tantos años- y reivindicable. Porque esa labor, que tan honrosa y necesaria fue en la prensa escrita y en la radio durante décadas, ha sido prácticamente suprimida por los mandamases de los medios. La gente ahora escucha podcast o a supuestos críticos que salen de debajo de las piedras, sujetos ufanos de gloria, que con sus autocanales apenas aportan la ficha técnica de la película o dicen barbaridades. Otros tiempos, los de ahora, distintos y oscuros. Y de gente envidiosa e ingrata, muy ingrata.

¡Cuánto te echo de menos, querido Carlos! Y cuánto que agradecerte.

Enlace para oir el programa: pinchar aquí