miércoles, 27 de octubre de 2021

'El buen patrón', de Fernando León de Aranoa



'El buen patrón' es en teoría un drama social cuyos crecientes toques de comedia negra la hacen navegar entre las aguas de la denuncia social y el humor. Delicada y fina línea que confiere a la película una intrascendencia muy injusta con el verdadero tema que trata: la explotación laboral reflejada en un empresario sin escrúpulos y la maraña urdida alrededor de este tipo de sujetos: trabajadores pelotas, díscolos, empleado víctima de un ERE o la jovencita que pretende meterse en la cama con él, elementos todos ellos sustanciosos para construir una película valiente, áspera y que deje en pelotas a todos esos 'generadores de empleo' timadores que lanzan el manido discurso de "todos somos empresa" menos, claro está, en el sueldo y en derechos laborales.

Fernando León vira tanto a la comedia utilizando recursos ya trillados que parece que estamos viendo una película de Álex de la Iglesia. Quizá el problema sea mío, que aun espero el filme que haga un director -y un productor- con las pelotas en su sitio para mostrarnos la mierda de sistema laboral que tenemos porque, al fin y al cabo, León solo pretendía con esta medianía utilizar el ultracapitalismo para divertir. Eso sí, Bardem está inconmensurable.

Ya tenéis la videocrítica de 'El gran patrón' en el canal #UltimoEstreno de Youtube con la que España pretende ingenuamente colarse entre las cinco finalistas a los Oscar a mejor película extranjera.


domingo, 17 de octubre de 2021

Periodismo cultural, periodismo en general



Ha habido una cierto impacto -y respaldo- del personal que nos dedicamos a esto de hablar de películas hacia el artículo escrito por Alberto Olmos y publicado el pasado 13 de octubre en El Confidencial.

Olmos lleva razón en lo que expone, pero sus conclusiones son trasladables al periodismo en general. Dice en un párrafo que "no se queda uno sentado en la redacción esperando a que le hagan la Cultura". Hay que ampliar y decir que no se queda uno sentado en la redacción -en las pocas ya existentes- esperando a que le hagan la noticia.

Hace tiempo que la profesión me produce mucha indiferencia, casi desde que dije hace más de dos décadas -por entonces me producía asco, pero la edad viene a ayudar a soltar lastre emocional- que quienes reciben la manteca de las administraciones públicas y de grandes marcas que mantienen empleos en precario venían a por el periodismo y acabarían con él, proceso mucho más acelerado con el ocaso de los formatos tradicionales, mientras que los que lo ejercen se preocupaban más en pisar cuellos de colegas para no terminar en la calle o hacerse fotos en autoentregas de premios. El mundo al revés. Como si los periodistas tuvieran que estar delante en lugar de detrás de las cámaras.

El servilismo en el periodismo cultural que expone Olmos no es más que un brazo extendido del siseñorismo del periodismo en general. Que una productora cinematográfica, una discográfica o una editorial suelte billetes para que sus productos infectos figuren en la primera plana de los medios es igual de asqueroso que tratar de cargarse a un político porque no te meta publicidad. Y eso se lleva haciendo desde los tiempos en los que la gente dejó de comprar prensa y para mantener los chiringuitos se optó por aliviar redacciones, 'modernizarse' con lo multimedia y explotar a becarios. Mejor becarias y caritas guapas con micro, pero ese tema es espinoso para exponerlo por aquí y se desvía del asunto.

A mí afortunadamente no me paga nadie para que hable bien o mal de las películas porque soy un desconocido más allá de un público fiel heredado de la radio y algunos más incorporados. Algunos miles, sí, pero no dejo de ser un mierda. Tanto como los estrenos que veo semana tras semana. Lo que gano me viene directamente por quienes ven mis vídeos. Se me pueden cabrear -de hecho, me ocurre- algunos amiguetes del cine porque no les gusta lo que he escrito o grabado en #ultimoestreno de su última película o su reciente banda sonora, pero la libertad que me da ser crítico con lo que hay que serlo, rechazar el buenismo impostado para ganarte la santidad de quienes te leen y hablar de lo que me da la gana me hacen absolutamente independiente e inmensamente feliz.

miércoles, 13 de octubre de 2021

Las falsas expectativas generadas en torno al 40 aniversario de VERANO AZUL



Este pasado 11 de octubre se cumplieron 40 años desde que se estrenara VERANO AZUL, una de las series más icónicas de la televisión en España que tuvo también su repercusión en otros países. El dato efemérico es sobradamente conocido por los miles de aficionados que, cuatro décadas después, siguen recordando la primera vez que aquella pandilla de chiquillos silbaban la inolvidable melodía del maestro Bernaola sobre sus bicicletas.
Las cifras redondas siempre son aprovechables para conmemorar efemérides. Si éstas sirven no solo para revivir eventos históricos sino también para dinamizar la economía y promocionar el fenómeno cultural y sociológico que, en este caso, aportaba VERANO AZUL, entonces esta(ba)mos ante una estupenda ocasión para celebrar algo.
Pero en Nerja no ha sucedido nada este pasado 11 de octubre. A decir verdad, algun grupo de nostálgicos que, en redes, han dejado constancia de su entusiasmo con un ramillete de imágenes colgadas en las que muestran cómo los lugares del rodaje de la serie son, para ellos, enclaves de peregrinación. A veces de una religión demasiada radicalizada, porque si hay algo que caracteriza a los seguidores de VERANO AZUL -al menos a una parte de ellos- es una constancia que, el determinados casos, roza el paroxismo hasta incluso provocar pesadez.
Pero a lo que vamos. Los seguidores de la serie, fanáticos y ‘normales’ por calificarlos de alguna manera, esperábamos que la cifra redonda de cuarenta años sirviera para conmemorar el estreno de nuestro VERANO AZUL. Es obvio que no son unos guarismos de bodas de plata, ni de próximas de oro, ni siquiera hablamos de la celebración del inicio del rodaje de la serie, que siempre ha sido otra fecha sagrada para la religión veranoazulera, pero también es cierto que existen sonados precedentes conmemorativos. El 30 aniversario, en 2011, llenó Nerja de fans, vinieron la mayoría de los actores que encarnaron a los niños de la pandilla y el pueblo ‘respiró’ a fiesta de una manera excepcional. Por entonces, Miguel Joven tuvo mucho que ver en esa iniciativa, de la que al parecer salió escaldado por agotamiento ante la magnitud de lo que supuso el evento.
No habia obligación alguna de celebrar oficialmente el 40 aniversario de VA. Pero lo que no puede hacer el Ayuntamiento de Nerja es generar las falsas expectativas que, desde hace meses, ha provocado en los seguidores de la serie. Y no solo en ellos, sino en los hosteleros nerjeños y en agentes turísticos que han visto cómo se ha perdido una oportunidad para recuperar la maltrecha economía que padecemos tras la pandemia del COVID. Se ha desaprovechado un ingrediente más para volver a la normalidad, y las cosas no están para obviar todo lo que signifique dinamización y movimiento económico.
Decía que no había obligación institucional y es verdad. Al Ayuntamiento le bastaba con guardar silencio -como hace ahora- y no anunciar nada, ya se encargarían los nostálgicos de visitar Nerja como el que más y llevar a cabo algo hasta donde las posibilidades lo permitieran, sin que ello tuviera apenas influencia mediática. Pero ha ocurrido que han sido varias las veces en las que el gobierno nerjeño ha sacado pecho, ha hablado de organizar actos con motivo de estas cuatro décadas, se ha reunido con hosteleros y comerciantes e incluso ha trascendido el tema con visitas de promotores turísticos de la Axarquía para que la comarca se beneficiara turísticamente del programa de actividades que iba a organizarse.
El 3 de febrero de 2021, el Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento nerjeño distribuía una nota de prensa en la que se informaba de la aprobación, por parte de la junta de gobierno local, de una propuesta solicitando apoyo económico y promocional tanto a la Junta de Andalucía como a la Diputación de Málaga con motivo de dicho aniversario. (https://regresoaveranoazul.com/2021/02/03/nerja-ya-calienta-motores-de-cara-a-la-conmemoracion-del-40-aniversario-de-verano-azul/)
“Una amplia programación”, “consideramos imprescindible poner en marcha proyectos que contribuyan a la dinamización del turismo en Nerja con el fin de repercutir positivamente en todos los sectores económicos locales”… eran palabras textuales incluidas en aquel comunicado que, el 23 de abril, tuvo su continuidad con la visita oficial de Representantes de la Asociación para la Promoción Turística de la Axarquía (APTA), con su presidente a la cabeza, Álvaro Hurtado, recibidos por la concejala de Turismo, Gema Garcia, y la participación presencial de Miguel Joven (https://regresoaveranoazul.com/2021/04/23/el-40-aniversario-de-verano-azul-sirve-de-promocion-turistica-para-la-axarquia/).
Todo apuntaba a que el Consistorio estaría preparado para el 11 de octubre, pero no se ha hecho nada. Es cierto que desde el primer momento no se fijó fecha para los actos que, si la situación lo permitía según se advirtió, se desarrollarían desde el pasado mayo. Nadie puede obviar que la pandemia ha mediatizado los planes de nuestra vida, pero también sabíamos que el 40 aniversario de VA era un compendio de iniciativas distribuidas en el tiempo que no comprendían una sola jornada. Y eso es lo que precisamente ha enfadado al personal, porque a la fecha que estamos hubiera sido de justicia haber dicho algo, al menos haber dado la cara para decir que no ha sido posible en el tiempo previsto y que antes de final de año se celebrará este aniversario. Es quiza una posibilidad que anoche me comentaba, mientras tomaba un fino en el Bar El Molino, un colega de una emisora de radio de Nerja con el que coincidía en la antigua Tasca de Frasco.
“Miénteme. Dime que me has estado esperando”, le decía Joan Crawford a Sterling Hayden en ‘Johnny Guitar’. Pues eso, alcalde y concejala: miéntanos, díganos que aun queda 2021 y que habrá conmemoración aunque fuera de fecha. Pero el silencio administrativo es una falta de respeto cuando por todos era sabido que la fecha del 11 de octubre era la principal marcada en el calendario. Las evasivas, además, han sido la constante en estos últimos tiempos cuando desde #UltimoEstreno y www.regresoaveranoazul.com hemos intentado hablar con la concejala de Turismo. Y eso no es justo, no con nosotros, sino con quienes llevan el nombre de Nerja a todos los rincones del mundo a través de VERANO AZUL.
Ni la pandemia, ni la coincidencia de la feria nerjeña ni otros eventos de diverso calado que se han venido celebrando en estas semanas son excusas para decir que el 40 aniversario de VA no ha podido conmemorarse. Porque aunque Nerja es mucho más que esta serie, el potencial que para el pueblo ha supuesto siempre la obra de Mercero es impresionante. Y 40 años después sigue siendo así y no está de más que, si hay cierto hastío con VA a pesar de todo ello, se emprendan ideas nuevas, frescas, proyectos relacionados con la serie más allá de pensar en lo de siempre, en proyectar un capítulo en una plaza pública o hacerse la foto con Ayo y sus paellas. Hay que reinventarse, imaginar y ‘modernizar’ VERANO AZUL para que continúe siendo seña de identidad de Nerja, de Andalucía y de España. Y existen muchas maneras de hacerlo, pero hay que tener ganas y rodearse de quienes conocen el paño, porque finalmente compensará. Hablo de hacer caso a profesionales, no a gente obsesionada en el coto sin vallar de las redes sociales. Y el silencio de estos meses es la peor decisión que podía haber tomado el Ayuntamiento, generador de unas falsas expectativas que había que afrontar aun a pesar de los inconvenientes. Recuerden aquella máxima que decía que lo fácil lo hará siempre el tonto del pueblo.


sábado, 9 de octubre de 2021

'Madres paralelas', de Pedro Almodóvar



Veo ‘Madres paralelas’ y me da la sensación de que Pedro Almodóvar padece una ansiedad motivada por el paso del tiempo. No sé si será una equivocada impresión, pero descubro un cineasta de más de setenta años que le entra la impaciencia por contar en su última película tantas cosas como debería desarrollar en las siguientes. Quizá piense que no va a rodar muchas más y entonces le sucede lo que a esta última: todo está inconexo, deslavazado, más que madres paralelas existe una monumental carajera de temas paralelos metidos con calzador.

Solo así se explica a qué viene la impostura guionística de las fosas comunes en una historia sobre la maternidad que por sí sola ya es motivo de primer orden y un paño que el director posee una especial habilidad para desarrollar. Porque la maternidad y la memoria histórica son dos cosas muy serias como para rozar la falta de respeto que supone incardinar una con otra sin sentido alguno. A lo deshilachado del producto se le suma su previsibilidad, lo que ya intuimos sobradamente que va a suceder con las dos niñas de una –eso sí- Penélope Cruz extraordinaria y una Milena Smith tan inexpresiva como inconstante en sus actitudes. Súmese a ello la bisexualidad como otro correctismo político con calzador, una mimética banda sonora de Alberto Iglesias y nos encontramos en pantalla con una película paradójicamente inverosímil, cuando sus dos (inconexos) pilares guionísticos son dramáticamente reales para el ser humano: las compleja maternidad y los asesinados en las cunetas sin el justo resarcimiento de su memoria.

Ya tienes la videocrítica de #MadresParalelas en el canal #UltimoEstreno de Youtube en este enlace. Ah, y no olvides suscribirte a él ;-)

sábado, 2 de octubre de 2021

La cigüeña de Burgos



"De pequeña pensaba que todos los padres habían estado en la cárcel...".

Jordi Conill, consumado antifranquista, primero anarquista, después comunista y finalmente socialista como recorrido impuesto por la paulatina automadurez y las puñaladas cainitas de la política, estuvo diez años en la cárcel y pasó un mes en una comisaría torturado por la Brigada Político Social. Lo acusaban de participar en un atentado contra Franco y fue condenado a muerte, pena que se sustituyó por treinta años de prisión gracias a la presión social e incluso la mediación del cardenal Montini, que poco después sería el Papa Pablo VI.

Hasta aquí unos sucintos trazos de la vida pública de Conill. Ahora, su hija Joana Conill ha rodado una película documental, 'La cigüeña de Burgos', en la que cuenta la historia de su padre. Lo hace aportando el lado humano del personaje, realizando un viaje iniciático buscando respuestas a una pregunta que pesa como una losa en toda la película: el porqué su progenitor jamás le contó la intrahistoria de tanta vida entregada a una causa. Conill (hija) busca respuestas en personajes a los que ha ido entrevistando para que hablen sobre su padre, en imágenes de archivos televisivos o en las propias cajas familiares y polvorientas de películas en súper ocho. Y la pregunta impera tan amarga en el metraje como el constante sonido que las cigüeñas hacen mientras están posadas, en sus nidos, que es la verdadera banda sonora de este emotivo homenaje de Joana a su padre, alejado de la sensiblería, mucho más allá de una elegía para consumo familiar, anárquico -como su padre en los ingenuos inicios- desde el punto de vista formal, y que desazona cuando las nacientes ilusiones de libertad se rompen en pedazos por el poder y la crisis del PSUC hace mella en una izquierda que en España es congénitamente autodestructiva.

'La cigüeña de Burgos' se ha proyectado estos días en el Festival Alcances de Cádiz y está en Filmin. No digo más.