Mirad bien al ser humano de la foto. Es un alto ejecutivo de un banco español, concretamente Francisco González, hasta ahora presidente del BBVA. Un nombre tan común -como José Carlos Fernández, por ejemplo- para un multimillonario en tiempos de crisis, en una época en la que vas debajo del brazo con un proyecto para generar empleo -el primero el de uno mismo- y al tiempo te dicen que "no es viable" un préstamo de unos pocos miles de euros.
El presidente del Bilbao Vizcaya se jubila, y lo hace llevándose 80 millones de euros al bolsillo. Por si fuera poco, conviene mirar hacia atrás para ver de qué salario disfrutaba hasta este momento el banquero del que no dudo habrá tenido una agotadora carrera profesional y una cualificada preparación para ocupar el cargo. La misma que cada uno en su ámbito. Y conociendo los datos por la noticia leída en estas pasadas horas en varios medios de comunicación, descubrimos que don Francisco González gana un sueldo mensual de 1,9 millones de euros al año, a lo que se suma 3,4 millones de bono variable. Es decir, que el supuesto cabeza visible de esta entidad bancaria percibió en los doce meses del año 2009 la cantidad de 5,3 millones de euros. Dejemos los tipos variables para ser algo más exactos con la cantidad fija y quedémonos en nuestras cábalas con los casi dos millones anuales de salario. Con este ingreso cada treinta días, el señor González sumaba a su cuenta 158.333 euros, que traducido a las desaparecidas pesetas, nos revela que el ejecutivo del BBVA percibe al mes casi 27 millones. 324 millones de pesetas al año. Si sumamos lo obtenido por lo variable...
Tras cobrar estas escalofriantes cantidades mensuales, ahora se va a su casa con lo que 'le corresponde' por sólo 14 años ocupando el cargo reseñado. A la pensión que dará tranquilidad a Francisco González se le unen otros, no crean. El anterior consejero delegado del banco, José Ignacio Goirigolzarri, se ha llevado 53 millones de euros para hacer algún viajecito a su vejez, comprarse otro coche o quizás interesarse por un terrenito en Roche para un chalet, cosas a las que aspiramos como un lujo el resto de mortales que también llevamos décadas trabajando y soportamos la crisis actual como podemos, incluida la subida de la cuota de autónomo experimentada desde enero de 2010.
Lo mejor es no pensar en todo esto. Porque si lo hacemos, tenemos que hacerlo todos para que el mundo disfrute de la justicia social que a muchos se les llena la boca reclamando en charlas y pregoncitos de cara a la galería pero no mueven ni un solo dedo. Quizás yo mismo. Quizás tú.
Foto: Bernardo Pérez (El País).