martes, 16 de abril de 2024

Jaime Chávarri: «No entiendo la nostalgia por el celuloide en tiempos en los que el digital es fantástico»



El director y guionista Jaime Chávarri («El desencanto», «Las bicicletas son para el verano», «Las cosas del querer») aseguró el jueves en Cádiz que los avances tecnológicos para hacer cine «son una bendición» y facilitan el trabajo a la hora de realizar una película «dadas las malas condiciones en las que hay que rodar hoy en día». El cineasta ha presentado su última película, «La manzana de oro», en el seno de la Escuela de Cine de la Universidad de Cádiz, en un pase con posterior coloquio celebrado en el Teatro Principal de Puerto Real.

Chávarri, retirado tras las cámaras desde que rodara «Camarón» en 2005 y preguntado por el público, afirmó no entender la nostalgia hacia el celuloide. "Es cierto que, en cuanto a imagen, este material posee una "transparencia" que no tiene el digital, pero la posibilidad de tener varias escenas montadas al mismo tiempo, poder hacer comparaciones y el trabajo en posproducción ha sido algo fantástico".

El director madrileño, cuyas películas han ganado numerosos premios a lo largo de su dilatada carrera aunque él personalmente no tiene un Goya a mejor dirección, explica que, con los progresos digitales «puedes etalonar mientras estás rodando y tienes una visión inmediata de lo que estás haciendo, algo que antes no podías hacer. No soy nada nostálgico con el celuloide y me pone un poco nervioso esa nostalgia del pasado, porque las cosas cambian en todos los sentidos».
Chávarri aseveró que los directores y productores que deseen pueden seguir rodando en analógico «siempre que tengan dinero», apostillando que las nuevas tecnologías contribuyen a que filmes como «La manzana de oro» se puedan rodar. «Ha sido una película de nueve semanas que hemos tenido que grabar en seis, enterándonos de ello un mes antes de empezar el rodaje... En analógico no se hubiera podido hacer, no hubiéramos tenido posibilidad de terminar la película».

En su intervención, el director de «A un dios desconocido» también habló de lo accidentado de la realización de su última obra debido a las divergencias con Producción. «Quiero que la gente joven que está aquí sepa que le pueden contar un cuento. Lo que se dijo en su momento después no cuenta para nada y eso se llama engaño. Eso existe. Lo primero que le dije al productor fue que yo llevo 17 años retirado y no me interesa volver al cine si no es con unas condiciones en las que yo pueda controlar las cosas, no que solo ocurran delante de cámara. No pude ensayar nada con los actores, ningún plano de la película tiene más de dos tomas, fue toda una absoluta precipitación y un suplicio. Y hay que saber estas cosas, porque hay gente que les importa un pito todo esto y tienes la sensación de que estás trabajando con el enemigo, y eso es muy desagradable».
No obstante, Chávarri afirma sentirse satisfecho con su película, gracias especialmente a un elenco actoral extraordinario en el que están presentes nombres como Sergi López, Marta Nieto, Paca Gabaldón o Joaquín Climent o, en el ámbito técnico, un extraordinario director de fotografía como Kiko de la Rica.

«La manzana de oro», basada libremente en el libro «Ávidas pretensiones» de Fernando Aramburu, autor de «Patria», es una película coral en el que lo trágico y lo cómico se entrelazan gracias a las situaciones provocadas por un grupo de poetas que, durante un fin de semana, se reúnen en una finca para exponer sus últimas inspiraciones literarias con el propósito de ganar el premio literario «Manzana de oro». Las extravagancias creativas de cada cual, con el trasfondo de sus problemas y fantasmas personales y la disparidad de los personajes en pantalla, generan una película «rara en el cine español» según la califica su director, enmarcada tanto en la comedia surrealista como en momentos en la astracanada tradicional española sin llegar a ser sal gorda, ofreciendo momentos de gran valor dialoguístico con otros menos trascendentes desde el punto de vista artístico. Mención especial merece la banda sonora del compositor y pianista portugués Ruí Massena, del que desconozco que haya escrito alguna otra música cinematográfica. Su tema principal, acompañando a los créditos iniciales del filme, varía en determinados momentos de la película y genera en el espectador sensaciones dramáticas y melancólicas más que comedísticas, circunstancia que puede contrariar de inicio. Pero Massena deja a las claras haberse decidido por narrar musicalmente la insatisfacción e incluso vacío de todos los personajes y dejar el dinamismo para momentos incidentales de la cinta que así lo requerían. La esencia musical se corresponde con la de la película, que no es otra que el crisol de frustraciones en pantalla: artistas que saben que jamás lo serán, parejas que se desprecian por amores vacíos o personajes extraordinarios como el de Changa (Sergi López), el mejor escritor de todo un monstruario frente al espectador pero atormentado por las frustraciones sentimentales y a contracorriente de la pedantería imperante entre tanto academicismo de corto alcance que Chávarri expone como crítica a las ínfulas del ser humano.

«La manzana de oro» puede ya verse en Movistar+.

Os dejo el vídeo del acto del jueves, de gran interés para quienes quieran adentrarse en todo lo que os he expuesto. Por supuesto en #UltimoEstreno, así como una galería de fotos de mi autoría.















Reencuentro tras casi veinte años

Me dio mucha alegría reencontrarme el pasado jueves con Jaime Chávarri. Nos nos veíamos desde el estreno de «Camarón», en 2005. De hecho, Jaime lleva retirado del cine casi dos décadas, aunque en 2023 volvió con «La manzana de oro», la tragicomedia -porque hay tragedia de personajes, no solo situaciones hilarantes y astracanadas- que hace unos días ha presentado en la Escuela de Cine de la Universidad de Cádiz, de la mano del gran Bruto Pomeroy Chiquillo.
Chávarri siempre ha sido uno de mis directores favoritos de nuestro país. El jueves le llevé una fotografía en papel que nos hicieron hace nada menos que 25 años, como él bien recordó. Nos pilló alguien, no recuerdo quién me dio la foto, cuando almorzábamos el día del estreno en Cádiz de «Besos para todos». Le dio mucha alegría verme y recordar aquel momento en el que hablamos de su trayectoria. Tanto que me firmó la foto por detrás. Algunos años después nos volvimos a sentar para hablar de «Camarón», pero no es una película de tan buenos recuerdos como tantas anteriores de su filmografía.
El otro día, en el Teatro Principal de Puerto Real, tiramos de memoria. Y él habló sobre «La manzana de oro», pero también sobre el inexorable paso del tiempo a la hora de hacer cine desde perspectivas como la tecnológica.

sábado, 13 de abril de 2024

«Osario Norte», la película documental que reivindica la figura del actor Jorge Rigaud



Varias horas antes del estreno en Cádiz de «Osario Norte. Los últimos días de San Valentín», os cuelgo esta entrevista que ayer viernes hice a su director, José Manuel Serrano Cueto, y al productor Jorge Rivera, en la que hablamos sobre la película documental que trata la figura de Jorge Rigaud (1905-1084), aquel popular San Valentín de la película «El día de los enamorados». Un actor que hizo numerosas películas, en las que se codeó con nombres de estrellas como Rita Hayworth, Alain Delon o Christopher Lee.

Rigaud terminó sus días en el olvido de todos, y sus restos se encuentran en una fosa común, el Osario Norte del cementerio de Leganés. Tanta ignominia causó estupor en Serrano Cueto, que ha trabajado en este filme durante los últimos años, realizando un documental que entremezcla gradualmente el género documentalístico y los ingredientes del thriller policíaco con las emociones de la mano de testimonios de quienes conocieron a Rigaud.

Este sábado 13 de abril, y con la sala de cine al completo, se proyecta «Osario Norte». En mayo se presenta en Madrid y posteriormente en Málaga. En próximos meses podrá verse en los cines y en plataformas. La historia de esta película nos la cuentan su director y su productor en una entrevista distinta a las que puedan hacerle otros medios. Como siempre, en #UltimoEstreno

Enlace al vídeo con la entrevista: https://youtu.be/BY3yJ5Dj404?si=pfCCO8hXBGkU44Fo




lunes, 8 de abril de 2024

Si sale esto en el Falla en febrero, los queman



Si este montaje y otros de la misma representación teatral que están dando la vuelta por numerosos escenarios arrasando en taquilla aparecen sobre las tablas del Gran Teatro Falla en febrero, salen cofrades de debajo de las piedras montando el cirio. Si lo hacen los colegas del Palermasso, se parten de risa. Y que conste que hay cosas de ellos que me hacen gracia. Y sé que habrá quienes utilicen el cariño o la inquina con la que se pueden representar las cosas para tratar de justificar a uno y casi excomulgar a otros. Pero esa línea es tan sutil y tan presupuesta que no creo que valga como argumento.

Yo, de todas maneras, pienso que un hábito penitencial no debería ser un disfraz. Ni para unos ni para otros. Pero hace mucho tiempo que se olvidó realmente el significado y la profundidad de una túnica.

Curiosa vara de medir o doble moral, la de los que se hacen llamar cofrades.

Y un apunte para los que mandan en los gobiernos, apovechando que se saca pecho por todo: la cultura fagocitada por los políticos no es cultura: es una poderosa arma de manipulación.

domingo, 7 de abril de 2024

«La primera profecía», secuela de la emblemática película «La profecía» de Richard Donner



«La primera profecía» (Arkasha Stevenson, 2024) produce sensaciones enfrentadas. Se agradece el intento por hacer una película digna en un género de gran pobreza guionística actualmente. Hay un esfuerzo por hilvanar una historia con el gran inconveniente que supone preludiar una notable obra icónica como fue la película de Richard Donner. Pero me cuesta trabajo meterme en ella cuando, a lo largo de la primera hora, tengo la impresión de estar viendo un filme para adolescentes que además no me resulta creíble en el ámbito en el que nos movemos.

Que dos novicias residentes en un estricto orfanato religioso romano decidan irse de picos pardos una noche días antes de tomar sus votos o que la protagonista acuda de madrugada al apartamento de un sacerdote por el mero hecho de encontrarse con él en una plaza pública son cosas que me chirrían bastante en un filme que paulatinamente va alzando el vuelo entre intrigas de hallazgos de señales diabólicas, investigaciones detectivescas, momentos álgidos deudores del filme de 1976 (la monja que se lanza en el balcón, el brutal atropello del joven italiano, etc.), algunos sustos baratos propios del género y el esperado momento musical en el que surge el «Ave Satani» de Jerry Goldsmith, que aparece justo cuando debe hacerlo como culmen de un ritual algo aparatoso y maniqueo como el tratamiento ya manido que se le da a la Iglesia en todo este embrollo en el que Bill Nighy encarna a un cardenal pero a mí me da la risa floja porque, a pesar de su dilatada carrera, no puedo dejar de imaginármelo como el estrafalario rockero de «Love Actually». Es cosa mía, lo reconozco.

Videocrítica de la película con más cosas en el canal #UltimoEstreno en este enlace. Ah, y recadito, a modo de preludio, dedicado a los/las gilipollas que no saben estar en una sala de cine: