Una baja temporal es un eufemismo.
Un preservativo picado, un
chubasquero de porexpán chorreado de aguarrás;
un maquillaje de Bette
Davis en San Sebastián.
Un contigo por el bulevard y sin ti por calle
Real.
Te marchas por la puerta de delante para subir por detrás
mientras te prohíben hablar con el conductor.
"Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?" suena en un bar
con servilletas llenas de ilusiones rotas por tarjetas black.
lunes, 20 de octubre de 2014
sábado, 4 de octubre de 2014
Francesco
El 4 de octubre debería servirnos para recordar las enseñanzas de San
Francisco de Asís y, porqué no decirlo, sus reivindicaciones. Hace unos
años estuve en esta preciosa localidad italiana y pude comprobar el
verdadero espíritu de un hombre que quiso promulgar la sencilla belleza
de la humildad, plasmada no solo en su basílica, en su tumba, sino en
cada piedra de un pueblo por el que parece no han pasado los siglos en
el sentido más positivo de esta afirmación.
Por mucho que he tratado de entender, de leer, de descubrir, no llego a comprender cómo en el legado de Francisco pueden existir tantas manifestaciones de ostentación y obras realizadas por su propia orden y quienes la han utilizado, que no tienen nada que ver con las básicas enseñanzas y la doctrina que predicó. Vivimos en un mundo en el que sería muy necesario poner en práctica sus ideas y para la Iglesia yo diría que crucial. Pero 'Francesco' siempre fue muy incómodo y había que 'reprogramar' sus enseñanzas, algo que la jerarquía de la Iglesia logró apenas varios siglos después.
Por mucho que he tratado de entender, de leer, de descubrir, no llego a comprender cómo en el legado de Francisco pueden existir tantas manifestaciones de ostentación y obras realizadas por su propia orden y quienes la han utilizado, que no tienen nada que ver con las básicas enseñanzas y la doctrina que predicó. Vivimos en un mundo en el que sería muy necesario poner en práctica sus ideas y para la Iglesia yo diría que crucial. Pero 'Francesco' siempre fue muy incómodo y había que 'reprogramar' sus enseñanzas, algo que la jerarquía de la Iglesia logró apenas varios siglos después.
Mi sencillo
homenaje a un hombre que, si no llega a ser santo, hubiera bastado
aprender de su intrínseco sentido del valor de lo humano, despojado de
todo lo accesorio.
"Francisco, vete y repara mi iglesia, que se está cayendo en ruinas...". Fue la frase que le cambió la vida. Tan actual como hace nueve siglos.
"Francisco, vete y repara mi iglesia, que se está cayendo en ruinas...". Fue la frase que le cambió la vida. Tan actual como hace nueve siglos.
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