domingo, 31 de mayo de 2020

Clint Eastwood cumple 90 años



Noventa años ha cumplido hoy Clint Eastwood. 
Dado que el resto del mundo -menos yo- lo tiene ubicado en el pedestal de los intocables, imagino que habremos tenido Eastwood en las redes hasta en la sopa.
Algunos ensalzando sus papeles pistola en mano. Otros tras las cámaras, aunque se durmieran pero no lo admitan con aquello de 'Cazador blanco, corazón negro', nos entretengan mucho más otros western contemporáneos que 'Sin perdón' pero defenderlo te da pedigrí y el multitudinario grupo de quienes están todo el día dando el coñazo con 'Los puentes de Madison', que es como 'Memorias de África' pero en América con un tío que, bajo lluvia y cuando se vuelve en la famosa secuencia del coche, en lugar de un hombre enamorado parece el reverendo de Poltergeist o alguien que se coló en un plano de 'La matanza de Texas'. 
Eastwood siempre da la impresión de que va a sacar una recortada escondida bajo el sobaco y va a acribillar a todo ser que se le ponga por delante, lleve poncho sin lavar de uno a otro spaguetti western o una camisa vaquera. Con Meryl Streep no parecía menos, aunque a quien había que haber 'recortado' ahí era a esos hijos y sus flashback con tufillo de Estrenos TV o Diario de Noah. Entonces hubiera salido una película seria de verdad. Y un compositor potente, claro, la historia lo pedía a gritos.
A Eastwood no se le puede negar estar al pie del cañón, y nada menos que con 90 años, en todos los frentes. En casi todos, a decir verdad. Eastwood jamás ha creado historias. Su famoso Harry se lo inventó Jo Heims, la guionista a la que le daba algún que otro disgusto -como a tantas otras mujeres-, lo que no le resta para ser un (semi) completo humanista en esto del cine e insistir en salir en las películas que dirige, otro error que hubiera evitado en muchas de ellas esa joputez pétrea que siempre tiene como registro (?) interpretativo.
En ocasiones el tío ha acertado con nota alta, y hoy precisamente he repasado (tirado en el sofá, sí) para celebrar su cumpleaños 'Primavera en otoño', aquella pequeña joya de 1973.
Lo primero que tiene a su favor es que, afortunadamente, el casi anciano enchochado de la niña no lo encarna él, porque se vio demasiado joven, así que contó con el gran William Holden, que está enorme. Y Kay Lenz se desenvuelve estupendamente en su papel de hippy enamorada de este hombre maduro. Alrededor de ambos se construye una historia de amor anacrónica en la que las dudas sobre las intenciones de cada cual, la mediatización de la sociedad que los rodea y el miedo a reconocer el amor verdadero sustentan una brillante historia que recomiendo a quienes crean que no hay un Eastwood romántico antes de 'Los puentes de Madison'.
Un guión cojonudo porque para eso vuelve a escribirlo Jo Heims, con diálogos de peso y que el director lleva a la pantalla con acierto a pesar de su arritmia final y la sensación que da de que Eastwood quiere acabar la historia de una puta vez. Heims dio un toque femenino a los avatares del amor en 'Primavera en otoño', absurdo título en castellano para esta película, que en realidad se llamaba 'Breezy', como la protagonista femenina.
"¡Santo Dios, qué joven eres...!"

Hablando de la Juventud Cofrade de los setenta



Mi señor padre, hablando de cuando hace ya 45 años se creó la pionera junta auxiliar de la Hermandad de la Misericordia de San Fernando. Otros tiempos y otras mentalidades en los jóvenes que comenzaron a pertenecer a "una hermandad que tenía su propia personalidad en todos los aspectos (...) Una hermandad singular, y también lo era su junta auxiliar (....) Ha pasado casi medio siglo. Tratar de volver a aquellos tiempos no es posible. Todo ha evolucionado y tenemos que dejar de mirar por el retrovisor. Aquello fue lo que fue, y está muy bien, pero la sociedad no es la misma".
Son algunas perlas a modo de titulares para que muchos de los que estamos en esto de las hermandades reflexionemos al respecto.

jueves, 28 de mayo de 2020

Tartas fachas

Este país sigue dándole razones a Berlanga para que resucite, que sería lo único bueno que tendría la pérdida de tiempo (tan libre, parece) que tenemos en España. Esto en Murcia. Y el resto de pastelerías de allí, a la gresca con la que ha tenido la idea para que el personal no se líe a tartazos por las calles como mínimo.
Somos ridículos.



martes, 26 de mayo de 2020

"Forme una oración con las palabras liebre, cazador, campo"

Hoy he visto en Facebook un sujeto que ha colgado una foto de Adolfo Hitler. Abajo se podía leer una frase escrita sobre ella: "Hola. ¿Me abre? Soy el del gas". Me niego a reproducir semejante bazofia, quizá algunos de vosotros la hayáis visto por ahí en distintos grupos.
El 26 de mayo de 1933, los nazis legalizaban su nueva ley de esterilización eugenética. Casi 90 años después, el ser humano vuelve a demostrar su pasmosa facilidad para permitir que aflore su lado más repugnante, causada principalmente por el olvido de lo vivido, de lo sufrido. Bromear con infinito mal gusto sobre lo que sucedió en el mundo en aquellos años contribuye, además, a banalizar monstruosos hechos y a echar leña a un preocupante fuego que parece no nos percatamos estamos volviendo a encender.
"Forme una oración con las palabras liebre, cazador, campo". En 'Vencedores o vencidos', Stankey Kramer dirige una brillante película en la que no solo sobresale el elenco actoral, incluido el siempre excesivo Maximilian Schell, sino también una gran capacidad para cautivar al espectador en una lucha judicial en la que todos nos sentamos como jurado popular para, incluso en ocasiones, y aun sabiendo las barbaridades perpetradas por los acusados, escuchar atentamente a la defensa, ver cómo Hans Rolfe (Schell) le saca los colores a los países ganadores de la Segunda Guerra Mundial con sus políticas y hasta le da estopa al Vaticano. "La culpa de Alemania es la culpa del mundo", sentencia en su discurso final.
Kramer lleva de manera tan acertada el tempo del filme que, gradualmente, sin necesidad de que tengamos esa lógica predisposición a ello, deja desnudos a los nazis justo cuando hay que hacerlo para ir construyendo el desenlace. Es en este proceso cuando tiene lugar la secuencia más excelsa de la película.
Montgomery Clift sube al estrado como testigo en la piel de un atormentado y mutilado Rudolp Petersen.
"Forme una oración con las palabras liebre, cazador, campo". Si no eres capaz de hacerlo, eres subnormal. Mereces morir. Petersen se desploma ante la prueba. No es capaz. "Ya lo teníais previsto...", se lamenta gimiendo. Es entonces cuando, del bolsillo de su chaqueta, saca una foto antigua de su madre, una bella mujer, la muestra al jurado, y pregunta entre sollozos: "Mi madre...¿Era débil mental?".
Y entonces en aquellos años, cuando yo era un dieciochoañero y por vez primera vi esta película y estos minutos de gloria, lloré amargamente frente a la pantalla.
Algunos tarados, pero de los de verdad, deberían verla una y otra vez para arreglarles sus cabezas huecas y dignificar al ser humano antes de que sea, de nuevo, demasiado tarde.



ACTUALIZACIÓN. Me envían un privado 'sugiriéndome' que me puedo haber inventado el asunto. Pues nada, no pensaba hacerlo, pero ahí va pantallazo. Afortunadamente, los administradores de esos grupos y del propio Facebook están borrando esta basura de por donde pasa.


lunes, 25 de mayo de 2020

Monoteísta de 'Alien'. 41 años del estreno de la obra maestra de Ridley Scott

Los cines norteamericanos estrenaron 'Alien' el 25 de mayo de 1979. En la jungla de Hollywood se montó tal tinglado escénico para atraer a las salas al personal que salieron los retrógrados catetos consustanciales con la historia de la humanidad y llegaron a quemar algunos carteles gigantes y montajes promocionales al creer que aquella criatura que aparecía era la reencarnación del diablo.
En realidad no iban muy descaminados a pesar de su cretinez. Si Alien es una obra maestra descomunal es probable que sea por su impecable tempo narrativo, su intachable capacidad para introducirnos en la 'Nostromo' como un pasajero más y vivir desde el vacío principal hasta el horror en distintos estados de la película, el universo del diseño creado en torno al filme, la enorme banda sonora de Jerry Goldsmith que el tocapelotas de Ridley Scott quiso cargarse y un buen lote de razones que la convierten en lo mejor de este director aun a su pesar.
Pero de lo que estoy convencido es de que 'Alien' es una obra única porque el ser protagonista es, efectivamente, demoníaco. Único. El valor de 'Alien' reside en la lucha del hombre contra algo que solo puede ver instantes antes de que quede despedazado por él, un seleccionador inteligente de víctimas que, una a una, caen destrozadas en manos de un ente exclusivo en su existencia, un antidios que convierte el filme en una espeluznante demostración del monoteísmo más diabólico.
Las claves de lo excelso de 'Alien-ser' que ofrece al espectador las claves de 'Alien-película' las revela Ash cuando, con su cabeza pegada a la mesa tras descubrirse que "es un maldito robot" (Parker dixit), no duda en reflejar la esencia de todo en apenas varios minutos. "Un ser por encima del bien y del mal (...) Admiro su pureza (...) No le afectan los odios, rencores... (...)". Ash habla de una forma de vida única que no da opciones al ser humano, siempre embarrizado en sus cuitas, debilidades y disyuntivas, ante un nuevo orden universal supremo representado en una forma de 'nueva vida'.
Esa es la grandeza de esta película. Después llegó James Cameron y puso a decenas de soldaditos mascando chicle cargándose a ejércitos de aliens. Acabó con el monoteísmo que tan excelsos resultados filosóficos le había dado a Kubrick en '2001' con su monolito y llenó la pantalla de tiros y bichos en una trepidante película. Pero acabó con el concepto. Y desde entonces, nada se pareció a aquella enormidad cinematográfica ni tuvo nada que ver.
En la fotografía, Carlo Rambaldi, creador de la cabeza de Alien y de ET, conmigo en el Festival de Sitges allá por los noventa.


martes, 19 de mayo de 2020

El Museo de Nerja, Verano Azul y la Cueva (En el Día Internacional de los Museos)


En el Día Internacional de los Museos he querido rendir un homenaje a todos los espacios culturales que permanecen cerrados para que pronto puedan abrir sus puertas una vez transcurra la pandemia provocada por el Coronavirus.

Especialmente dedicado al Museo de Nerja, por el que hacemos un somero recorrido en este nuevo vídeoreportaje en el canal #UltimoEstreno para buscar qué elementos encontramos en él de la serie de televisión 'Verano Azul', entre los que se encuentran el guión no filmado dado a conocer recientemente por Miguel Joven Braun 'Tito' y la claqueta de rodaje.
Posteriormente, nos marchamos de su mano a la Cueva de Nerja para que nos entren ganas de visitar este maravilloso enclave, y allí nos cuenta una de las anécdotas más divertidas del rodaje de 'Verano Azul'.

viernes, 15 de mayo de 2020

Un buen puñado de razones para odiar 'El Piano'



Vista 'El piano' nuevamente, por aquello de cumplirse 27 años de su estreno en Cannes, llego a las mismas conclusiones que entonces:
-El padre de la muda era un capullo. Mandar a su hija con una niña pequeña a Nueva Zelanda en una barcaza tipo patera con cuatreros y soltarla en una playa desierta es de quererla muy poco. No se ve que no tuviera dinero para organizar el viaje y llegar a un lugar en condiciones. Un cero de guión.
-Meter en un bote una docena de trastos, un piano de cola ¡y varios pollos en una jaula! suena a chiste, no a un guión al que le dieron sorprendentemente el Oscar en la categoría de original.
"-¿Qué te parece ella? -Me parece cansada". Con este nivel de diálogos entre Sam Neill y Harvey Keitel y otras perlas (-"¿Te ha hablado alguna vez?", preguntando por una muda) es imposible que tomemos en serio a ambos personajes.
-La solución a este sinvivir hubiera sido dejar muda a la niña y que hablara la protagonista. Ya hubiéramos inventado cómo hacer un guión nuevo. Aunque la niña, callada, sigue siendo insoportable.
-Dos horas dando el coñazo con el piano, lo vuelve a subir a otra patera al largarse (!)... y termina diciéndole al amante que lo tire al mar, que no sirve. Me corto las venas.
-Finalmente: Michael Nyman me parecerá toda la vida un timo en el cine.

Te lo cuento en un nuevo vídeo en el canal #UltimoEstreno de Youtube con sus ejemplos y detalles, incluido el culo de Harvey Keitel en la carátula, que lo luce junto con su picha sin venir a cuento en este espanto de película, para que no se diga que todo es producto de mi mente propia de mala persona.