sábado, 27 de enero de 2024

Sin memoria



En la periferia de Cracovia se ubica una gran zona verde, de sinuoso perfil, por cuyos caminos transitan decenas de cracovianos a lo largo del día paseando tranquilamente, haciendo deporte o acompañados por sus mascotas. Se diría que aquello ha sido, desde siempre, un pulmón de oxígeno para que todos puedan respirar aire puro, dejando a unos pocos kilómetros la ciudad que continúa imbuida del vertiginoso ritmo que caracteriza a las grandes urbes.

El silencio, la quietud, la sensación de placidez invade a quienes andan por allá. No sueles cruzarte con nadie, apenas en algún tramo del recorrido. Es demasiado extenso. Puede llevarte más de cuatro horas desde que entras en el parque, tras desviarte de la carretera Henryka Kamieńskiego, hasta que lo cruzas entero y aparecer en la calle Heltmana. Dejas atrás grandes explanadas de hierba, arboleda, montículos y oquedades que superas descendiendo por un camino agreste. En Heltmana se siluetean chalecitos, metros más allá edificios a modo de urbanizaciones y en una lejanía no muy difusa alguna que otra sede de las industrias de la zona que no alteran lo apacible del lugar.

Allí, donde la gente va ahora a relajarse, donde sus perros hacen sus necesidades, donde la vida parece querer quedarse para tomar impulso, fueron torturadas y asesinadas miles de personas. Del balcón de una de esas casitas surgía el carnicero Amon Göth para, todas las mañanas, tirotear al primer prisionero que pasaba por delante. Centenares de ellos murieron por sus disparos. Hasta 150.000 personas pasaron por el campo de concentración de Płaszów.

Cercados por las tropas rusas, los nazis quemaron miles de cuerpos antes de abandonar aquella zona. Destruyeron torretas, barracas, alambradas, en definitiva pruebas de su barbarie. Aún tuvieron tiempo de enviar a cientos de presos a otros campos, entre ellos al de Auschwitz, a pocos kilómetros y al que la gente viaja masivamente en excursiones cual parque temático. A Plaszów no va nadie a rememorar aquel horror. En sus dos entradas, un mismo cartel escrito en polaco y en inglés: «Estimado visitante: está entrando en el lugar donde se encontraba el campo de concentración nazi de Plaszów. Por favor, respeta la historia tan grave ocurrida en este sitio».

Nadie de quienes pasean parece saber dónde está. Posiblemente sí, pero no da esa sensación. Todo es quietud y se diría que bello. Cerca del final del camino están los terrenos donde dejaron rodar a Spielberg «La lista de Schindler» y, conservadas entre la maleza, las lápidas con nombres de prisioneros que realizaron los decoradores de la película por donde circulaba el coche de Amon Göth, a semejanza de las reales, que se ubicaban en la calle Jerozolimska, la que conduce a la antigua casa del comandante, y donde existía un cementerio judío.

Pero se diría que nadie recuerda lo ocurrido, aún no siendo así. Que nada sucedió allí. Y hoy, 80 años después, el principal pueblo que sufrió el holocausto practica impunemente el genocidio sobre otro pueblo. No lo digo yo, lo dice la Corte Internacional de Justicia de la ONU. La misma que, antes de la barbarie nazi, fue tan laxa y timorata que permitió que sucediera aquello y hoy parece dispuesta a repetir la historia mientras el embajador de Israel dice sin despeinarse que “la ONU es una de las armas de los nazis modernos”.

Hoy, 27 de enero, es el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto que instauró las Naciones Unidas en 2006.



miércoles, 24 de enero de 2024

Lo de los Goya y lo de los Oscar



A mí lo que más me preocupa de los Oscar y de los Goya de este año es si en el obituario de rigor se van a olvidar del maestro Carlos Pumares.

Aparte de todo eso y como apuntes secundarios de lo cansino de estos premios:

-No he visto varias de las nominadas en esta categoría, pero me ha resultado extraño que 'Opponent' se haya quedado fuera de las nominaciones a película de habla no inglesa. Es una buena película.
-'Robot Dreams' es extraordinaria.
-A Scorsese se le volverá a faltar el respeto dejándolo de vacío. Su reino no es de este mundo y su película está hecha en 'un lenguaje' que hoy ni se practica por los cineastas ni se comprende por el público. Está a años luz de toda esta mediocridad.
-Que espantos como 'Barbie' o 'Maestro' tengan ocho o siete nominaciones demuestra el estado en el que se encuentra el cine actualmente.
-La música de cine está terminal. Clínicamente muerta.
-Queda el consuelo de los documentales. Hay varios de los nominados mag-ní-fi-cos.
-En cuanto a los Goya, pueden ahorrarse la ceremonia. Lo de la nieve ganará todo sin despeinarse.

viernes, 19 de enero de 2024

El libro «Las bandas sonoras para despedir los días» ya es una realidad


 

Queridos y queridas, pues ya llegó.

El intenso olor de unas cajas llenas de libros recién nacidos me ha dado en todo el rostro hace apenas unas horas. 'Las bandas sonoras para despedir los días' ya es una realidad que, en unos días, comenzará a venderse -tanto en formato impreso como digital- a través de diferentes cauces de los que ya os iré dando cumplida información.

Por lo pronto, comienza la cuenta atrás para el momento en el que, en persona, os contaré y enseñaré esta obra, producto de un arduo trabajo que he llevado a cabo durante los últimos cuatro años, y que os va a descubrir muchas cosas sobre la música de cine.

La presentación de 'Las bandas sonoras para despedir los días' será el JUEVES 1 DE FEBRERO, A LAS 19:00 HORAS, en el Edificio Constitución de 1812 de la Universidad de Cádiz, ubicado en el paseo Carlos III nº 3, en la capital gaditana.

La entrada es libre y gratuita, solo os cobraré aguantarme un ratito, pero tendréis la fortuna de que el libro lo presentará el grandísimo Bruto Pomeroy Chiquillo, coordinador de la Escuela de Cine de la Universidad de Cádiz. Ambos mantendremos una charla de la que os haremos partícipes de una manera muy original, así que... ¡¡os espero el 1 de febrero!!

En estos próximos días iré informando tanto en mis redes sociales como aquí sobre la promoción en medios de comunicación, más presentaciones, etc. así como la dirección de la web que abriré expresamente para ofrecer toda la información referente al libro. Por lo pronto, os enlazo los vídeos de mi participación, el viernes 19 de enero, en el programa «No solo cine» de Radio Puerto (107.8 FM para la provincia de Cádiz) y «Cínema Jerez» en Onda Jerez Televisión, el primero emitido a las 18:00 horas y el segundo a las 21:00 horas.







«Cínema Jerez»: https://youtu.be/rRTNyHlmtz8


martes, 9 de enero de 2024

«La sociedad de la nieve», un perezoso J. Bayona


 

«La sociedad de la nieve» es un producto perezoso de J. Bayona. Pulcramente rodado, con el mayor presupuesto de la historia del cine español, sin peros técnicos, pero con unas reminiscencias de «Viven» que roza el insulto. 

Cuando haces algo que ya estaba hecho y por dos veces -aunque la primera película, la mexicana «Los supervivientes de Los Andes» era una bizarrada- es fundamental aportar algo distinto al espectador. En este caso, y con la excepción de ciertos detalles, la película de Bayona no logra sumar lo suficiente en el ámbito de lo novedoso como para llegar a ser lo que una parte de la crítica y público está asegurando, que ya la tildan de obra maestra.

«La sociedad de la nieve» se lastra con casi dos horas y media de metraje, tiempo sobrado cuando haces una película que se desarrolla prácticamente en un mismo escenario. Se detiene en eternas secuencias, en charlas pleonásmicas y la pereza de Bayona es tal que las secuencias más importantes están rodadas plano a plano casi de la misma manera que realizó Frank Marshall su solvente filme en 1993.

Han pasado nada menos que treinta años y no se ha avanzado en casi nada para traer una mejor versión de una tragedia como esta. Por ello me pregunto si era necesario rodar la película.

Mi videocrítica, de más de media hora porque tras el análisis de la cinta incluyo una comparativa de secuencias, está siendo tan alabada como denostada. Me parece estupendo, de hecho creo que el debate nos enriquece a todos. Carlitos Páez, el superviviente más joven del accidente, llegó a escribirme hace unos días en mi twitter para decirme que «estás confundido. Una lástima». Hasta cierto punto es lógico su achaque hacia mi conclusión, porque él forma parte del elenco de un filme que además tendrá en candelero durante un tiempo el recordatorio de lo que sucedió y con ello las charlas, debates públicos y demás cosas mediáticas de las que él participa. Le respondí con todos los respetos que merece una persona que sufrió aquella desgracia, pero matizándole que yo no hago críticas de sucesos ni hechos históricos, sino de películas. Y como película, «La sociedad de la nieve» es tan técnicamente modélica como, insisto, perezosa. Con ello no afirmo que es mala ni defiendo que «Viven» sea mejor. Hay mucha gente a la que le cuesta comprender las cosas. Me refiero a otros comentarios surgidos en el debate. Los hechos reales son los hechos, pero hay muchas maneras de rodar en el cine, de aportar. Lo sucedido con el Titanic, la historia de Romeo y Julieta, Hitler, Jesucristo... son ejemplos de personajes reales o en todo caso temas tratados numerosísimas veces en el cine. ¿En qué se parece «La Pasión» de Mel Gibson a «Jesús de Nazaret» de Zeffirelli? No soy un gran defensor de la película del realizador de «Braveheart» como es sabido, pero es incuestionable que vino a enseñarnos otra manera de ver lo sucedido con el personaje que más veces ha sido llevado a la pantalla. ¿Se entiende ahora por qué Bayona no viene a enriquecernos prácticamente nada?

El resto de matices del filme, en este enlace: https://youtu.be/U5DE229cx2o?si=Zdp7McpyDwuOB9Jb