jueves, 17 de febrero de 2011

Banalizar la revuelta de Marruecos



Me llama la atención que la ministra Trinidad Jiménez banalice la posibilidad de una revuelta popular en Marruecos. Desconozco si cambiará su parecer tras empezar a tomar forma el ‘Mouvement20 fevrier’ (‘Movimiento 20 de febrero’), un grupo cada vez más numeroso de todas las edades y clases sociales que han fijado este día para comenzar el levantamiento y reclaman “igualdad, justicia social, empleo, vivienda, educación y salarios más altos”. En definitiva hablan de “restaurar la dignidad de la gente de Marruecos”. El vídeo, que dura dos minutos y que sólo lleva dos días colgado en Youtube, ya lo han visto unas 236.000 personas.

Leo en los medios de comunicación, interesándome por el asunto y contrastando, que las reivindicaciones del ‘Movimiento 20 de febrero’ pasan por anular la Constitución actual; disolver el Parlamento, el Gobierno y los partidos políticos que fomentan la corrupción; tomar medidas concretas y tangibles para aliviar la agonía del pueblo marroquí y crear fondos de urgencia para compensar el paro; liberar a todos los presos políticos y que un Gobierno interino prepara la nueva Carta Magna y el camino a unas elecciones libres y justas.

Ante este panorama, Trinidad Jiménez relativiza las ansias de una parte del pueblo alauita cada vez más numerosa, pero además lo hace con la innecesariedad que supone loar a un Gobierno sobradamente conocido por su corrupción parapeteado en un falso sistema democrático y en el que los ejemplos de jerifaltía bananera se inician en el propio monarca, porque para colmo de males se trata de una monarquía bajo el ala protectora de Estados Unidos, tutoría que no garantiza que las revueltas no tengan opciones de triunfar. Egipto ha sido un ejemplo de ello. La ministra de Asuntos Exteriores afirmó en días pasados que “Marruecos inició un proceso de reformas que permite que haya una alternancia en el poder. Incluso los partidos islamistas moderados participan en las elecciones. El primer ministro actual pertenece a un partido socialista, por tanto hay un juego político que permite las legítimas aspiraciones del pueblo marroquí”.

Sus palabras no sólo desacreditan al Gobierno español, sino que lo hace con su propio partido por la analogía empleada con el peculiar socialismo marroquí y lo que resulta aún más negativo: ampara y legitima al sistema de gobierno del país vecino, al que tenemos que mirar ya no sólo de reojo, sino de frente ante lo que pueda suceder en próximas semanas. Una revuelta en Egipto, aunque sea una lectura trivial, nos invita a los españoles ante el televisor a pensar que no podremos visitar las pirámides hasta pasado un tiempo en un viaje cultural o de placer. Un levantamiento en Marruecos acarrea unas consecuencias imprevisibles ante no sólo la existencia de suelo español en territorio geográfico alauita, sino también por motivos económicos, desde los caladeros de pesca hasta la agricultura, pasando por los numerosos intereses financieros de empresas españolas –preferentemente andaluzas- asentadas en el reino corrupto. Por cierto, permitidme una distensión: ayer compré unas gambas en Mercadona y cuatro cajas de boquerones apiladas que empezaron a venderse como rosquillas tenían serigrafiadas en su lateral su procedencia marroquí.

Mientras, el avance democrático continúa su curso. Hoy, Bahréin ha declarado el estado de emergencia tras aplastar la revuelta chií en Manama. Otra monarquía, suní además, que a muchos les sonará sólo por el circuito de automovilismo. Los soldados han levantado alambradas en distintos puntos de la ciudad y han bloqueado varias avenidas con vehículos militares. Seis muertos en cuatro días de protesta y un centenar de heridos es el balance hasta esta misma mañana, cifras que se incrementarán, desgraciadamente, conforme avancen las horas.

2 comentarios:

  1. Jose Carlos, denominar al pueblo marroquí como alauita equivale a titular a los españoles como pueblo borbónico. No es que sea una incorrección pero no sé si captas el matiz. Entre monarcas anacrónicos anda el juego. El nepotismo como fuente de corrupción.
    Ansías de libertad que se topan con los intereses económicos de terceros. Vil metal. Hipocresía sin fronteras. Agravios mundiales comparativos.
    Saludos.

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  2. Juan, alauí se utiliza mucho en su sentido digamos que metonímico a la hora de hablar de Marruecos, una frase hecha, especialmente en los medios de comunicación. Llevas razón, no obstante. Un saludo.

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