Si no fuera porque es real, diría que el personaje de Yoram Sheftel en el documental de Netflix 'Iván el terrible' ('El diablo de al lado' sería la traducción concreta de su título original) está sobreactuado o practica un payaseo impropio para ser protagonista activo de un guión tan peliagudo como el de esta docuserie.
Lo más sorprendente de 'Iván el terrible' es precisamente que Sheftel existe y, con él, toda una serie de individuos, desde siniestros a dudosos, desde interesados a prevaricadores, que te dejan hundido en la miseria como te pongas a reflexionar sobre lo que has visto, porque casi todo lo que sucedió entre mediados de los años ochenta hasta 2011 fue un disparate que pone en tela de juicio a la justicia, los gobiernos, la prensa o los testimonios de quienes sufrieron las salvajadas de los nazis, por mucho que fueran víctimas.
Sólo así se explica la figura de Sheftel, el abogado sin escrúpulos, tan excéntrico como astuto, capaz de llevar un medallón con una estrella de David en el pecho y defender a un carnicero como fue John Demjanjuk, un anónimo trabajador de la Ford en Estados Unidos que un día es detenido acusado de falsa identidad al ser en realidad el llamado 'Iván el terrible', el maquinista de las cámaras de gas de Treblinka, uno de los campos de exterminio nazi ubicado en Polonia. Acusación que, en realidad, jamás llegó a saberse si tenía todos sus fundamentos, porque una vez condenado a muerte por un tribunal en Israel, a donde fue deportado, el ladino de Sheftel logró hallar nuevas pruebas en la recién desplomada Unión Soviética que ponían en serias dudas si Demjanjuk era aquel maquinista que además torturó a miles de judíos, los mutilaba con su espada antes de hacerlos entrar en las cámaras de gas y pisaba sus cráneos tras asesinarlos.Como he comentado, 'The Devil Next Door' está en Netflix.