lunes, 30 de noviembre de 2020

Tres años de #UltimoEstreno en las redes



En este mes de noviembre que ahora finaliza se han cumplido TRES AÑOS desde que comenzó su andadura el canal-programa #UltimoEstreno en Youtube, heredero en las redes en cierta manera de aquel inolvidable 'Último Estreno' durante casi dos décadas en la radio que marcó una época y que muchos aun recuerdan y me comentan.
Aquella cercanía, frescura del directo y maneras de hacer radio se perdieron hace mucho tiempo porque los tiempos han cambiado en la comunicación a nivel global, así que #UltimoEstreno en internet se parece poco. El contacto con los oyentes-seguidores (al menos por el momento, jeje) no existe, pero a través de las videocríticas y los videorreportajes seguimos hablando de cine, que es lo importante, y de una manera muy particular como siempre se hizo. Estoy más moderado, lo sé, me lo decís continuamente, debe ser la edad, pero cuando falta el contacto directo de la gente no es lo mismo... Todo se andará ;-)
En tres años tenéis a vuestra disposición en el canal-programa #UltimoEstreno casi doscientos vídeos de contenido muy diverso y algunos de ellos casi con 200.000 visionados. Gracias de corazón por estar ahí y, si no estáis suscritos aun, os invito a hacerlo pinchando en este enlace. Es gratis, no supone nada para vosotros, os alerta de los nuevos vídeos que se suban y ampliamos la familia de amantes del cine en #UltimoEstreno. Además, ya sabéis que también estamos en Facebook, Instagram y Tik-Tok y en mi twitter personal.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

San Fernando, atrapado en el tiempo



Si Harold Ramis -era uno de aquellos famosos cazafantasmas de la icónica película de Ivan Reitman, por cierto- hubiera vivido en San Fernando, se habría percatado de que se encontraba en el lugar perfecto para rodar una versión de su película 'Atrapado en el tiempo', absurdo título del original 'El día de la marmota', que es como todo el mundo conoce aquella ingeniosa película sobre el tipo que se levanta cada mañana con el mismo panorama por delante.

San Fernando es una marmota gigante que no despierta de su sueño ni tiene visos de hacerlo. Me pongo a buscar municipios con actuaciones pendientes para su desarrollo y encuentro decenas, cientos de ellos, pero la lista se me acorta cuando hablamos de generaciones de jóvenes -y no tanto- que nacieron en los años ochenta y noventa del siglo pasado y hoy les mencionas proyectos perdidos en el tiempo y te ponen la misma cara que si les hablaras de Franco. Ni lo conocieron ni les interesa. Y eso es muy triste. Y no me refiero a Franco.

Leo en Diario de Cádiz que la playa de Camposoto no se desafecta militarmente. No sé qué de una respuesta parlamentaria. Quiero decir una más de tantas, respuestas parlamentarias sobre San Fernando hay para sobrepasar 'Guerra y paz'. Otra de la playa. A estas alturas, siglo XXI, y seguimos enzarzados en líneas epistolares políticas sobre si se tiran bombas o no en Camposoto.

Mi cuñada Cristina tiene 25 años. Es decir, nació casi a la vez que se logró que Defensa de entonces claudicara para que la ciudad contara con unos metros de su (lejana y aislada) playa. Cuando ahora le cuento lo de la (otra) respuesta parlamentaria, me mira con los mismos ojos que me ponía mi gato cuando yo sobrevaloraba su entendimiento. Aquí no se trata de menospreciar a Cristina y su capacidad de discernimiento, solo es cuestión de que ella ya es una mujer, ha transcurrido toda una generación en años y la chica no alcanza a entender que en casi tres décadas se siga hablando de lo mismo que escuchó cuando comenzó a tener constancia de donde vivía. Ha mamado La Isla día tras día en su joven vida y, si no lo impide la ruina que estamos padeciendo todos en esta tierra desaprovechada, continuará viviendo aquí. Al menos creo que es su intención. Y ha leído no sé cuántas veces lo de las "respuestas parlamentarias" sobre Camposoto, de la misma manera que los reproches políticos y peleas ridículas en las que unos a otros achacan lo logrado sobre lo debido. Yo desafecté y tú no. Yo no liberé pero puse meaderos de madera para que alivien los bañistas. Tú tenías la carretera hecha un cisco, yo he hecho un par de rotondas por las que durante dos meses y medio esto es la ostia de gente entrando para darse chapuzones (ya eso del aprovechamiento económico lo dejamos para otro momento), pero durante el resto del año circulan un puñado de coches para que algunos extravagantes vengan a un cubilete de cemento desde donde se ven los chorlitejos patinegros. Y así sucesivamente.

Me refiero a que ahora Cristina lee otra "respuesta parlamentaria" sobre algo que nadie ha sido capaz de alumbrar en treinta años, que es toda una vida generacional. Y lo más probable es que mi cuñada lea en la prensa, en unos días, que alguno de estos ponen a parir a los otros porque los polvorines de Fadricas están abandonados y Punta Cantera es un erial, cuando iba a significar el desarrollo de aquellos vestigios militares, de la zona norte hasta la ahora desgraciada Casería de Ossio, en donde quieren intervenir y puede cebarse la mala suerte, esa que dice que todo está muerto porque nadie con poder se ha remangado jamás, pero lo único que está vivo ahora resulta que se lo quieren cargar.

La animosa y joven Cristina pasará a ver en prensa, días después, discusiones sobre "el aprovechamiento de la-figura-universal-del-flamenco", y volverá a salir, casi otros treinta años después, otro marmótico asunto: Camarón de La Isla. Tres décadas y otro cubilete con mercedes al exterior, como una oficina de Movisa Renault. Punto y final.

El otro día me preguntó para qué sirve eso que llaman "la mesa del Turismo", y como obviamente soy el doble de mayor que ella, me bastó recordar cuantas veces desde los años noventa del siglo pasado se ha venido hablando del turismo en San Fernando sin resultados concretos, cuántas redacté noticias al respecto en los medios en los que trabajé. Cruzo los dedos porque no paseemos un día por la calle Real, esa por donde nos prometieron hace ya una quincena de años que circularía un tranvía, y Cristina me pregunte por Casa Lazaga. Creo que en breve tocará nota de prensa de algún partido sobre ella, ya llevan varios meses sin orear el tema.

Tranquilos que no pretendo que nadie se corte las venas con tanto negativismo. Es que, simple y llanamente, mi cuñada lleva toda su vida escuchando Camposoto, Fadricas (polvorines y polígono, que esa es otra), Camarón, la Magdalena, la Marina, Tierra, (¡ay, el CEFOT!), turismo y estoy que no me llega la camisa al cuello esperando que tome una decisión: la conformista, la "resignada" tal cual los detallistas del Mercado Central dicen haber adoptado tras ¡otras cuantas décadas más! esperando el remozado de sus puestos, o buscar alguna tierra prometida donde Harold Ramis no pueda rodar la segunda parte de una tristísima película hacia ninguna parte.

domingo, 15 de noviembre de 2020

Adiós a la revista 'Imágenes de Actualidad'



La revista 'Imágenes de Actualidad' deja de publicarse. Aun quedaban, sorprendentemente, suscriptores.
Es probable que a todos nos venga a la cabeza la frase más habitual en estos tiempos: "El virus está haciendo estragos", pero en realidad lo que está provocando en muchos casos es adelantar acontecimientos.
La gente no compra revistas de cine porque todo lo que quieran saber lo buscan en internet y quienes se interesan por fuentes de mucha calidad en este país son tres gatos. Esto es así tanto para los aficionados al cine como para los que se dedican a cualquier otra cosa, y no digamos para las editoras de medios de comunicación.
Si tienes un negocio y te está arruinando, ciérralo. Si editas revistas y vendes cuatro, echa el candado por mucho que te duela. En estos tiempos tratar de salvar editoras te llevará a vender un puñado de ejemplares más, ni de lejos lo suficiente como para hacer el negocio solvente. Grandes cabezas pensantes intentaron salvar cabeceras regalando cupones de vajillas, pañuelos de serie o fichas de receta. Daba pena ver rotativos centenarios como ABC tratando de evitar desaparecer ofreciendo muñequitos de porcelana o regalándose, el colmo de la autofalta de respeto hacia una marca.
Claro que hay editoras que se han dedicado a vivir de la publicidad y no de las ventas, de hecho son 'los anuncios' los que mantienen a los medios. Cuando el chollo de la publicidad institucional que los políticos han venido inyectando a base de millones de euros se ha acabado, ha comenzado el calvario de los medios. Es cuando empezaron a cerrar de dos en dos hace algunos años. Porque si Imágenes no vende, quien crea que 'El País' vende es un ingenuo. Pero unas cuantas páginas enteras en impar y un par de módulos en portada, que cuestan una pasta -cada vez menos para poder venderlos- dan lo suficiente para mermar redacciones pero seguir huyendo hacia adelante.
Es lo que hay. Y dentro de cinco, diez años, me recordáis este texto, que vamos a pasar un buen ratito recordándolo.

viernes, 13 de noviembre de 2020

Más de seiscientas razones


El Festival de Cine Fantástico de la Universidad de Málaga, Fancine, ha sorprendido a todos cuando este viernes 13 de noviembre ofreció en su canal de Youtube y con acceso libre el anunciado concierto de bandas sonoras incluido en la programación de esta edición con la Orquesta Sinfónica de Málaga como intérprete y bajo la batuta de Arturo Díez Boscovich.

Una hora y unos minutos más duró el evento. Cuando éste finalizó, eran más de seiscientas personas las que habían disfrutado del visionado de un concierto con composiciones como ‘Parque Jurásico’, ‘Desafío total’, ‘ET’, Cinema Paradiso’ e incluso ‘Urubú’, compuesta por el propio maestro Díez Boscovich.

Contabilizar más de medio millar de personas un viernes laborable a una hora inusual es todo un logro para Fancine y para los amantes de la música de cine que pudimos presenciarlo en directo. En el canal de Youtube de los organizadores se puede visionar. Es lo bueno además, que su emisión a través de la tecnología que desde hace tiempo está a nuestra disposición nos permite disfrutar de cualquier acto cuando tengamos ocasión de hacerlo o simplemente cuantas veces nos venga en gana, quedando inmortalizado sin fecha de caducidad.



Durante estos difíciles meses mediatizados por el Coronavirus, la inventiva humana se ha agudizado con el objetivo de que nuestras vidas se normalicen todo lo posible en una situación anormal. Desde las salas de cine a los festivales de mayor o menor impacto en la industria cinematográfica, todos se han resistido a enterrar la cabeza bajo tierra y han logrado adaptarse a la situación hasta conseguir que el sector cultural sea el que menos haya tenido que ver en este repunte de la enfermedad provocado por otras actitudes que no han sido precisamente la de ir a un cine o a un concierto de bandas sonoras. Ya sabemos que se nos ha coartado la libertad de movimientos en aras de una recuperación global que todos deseamos, como también tenemos conocimiento de que los políticos y generadores de intereses de otra índole sí andan a sus anchas por toda Andalucía –por todo el país- como vacunados prematuramente por Dios o, paradójicamente, confesos negacionistas. Esta misma mañana me he cruzado en mi ciudad con Juan Marín, vicepresidente de la Junta de Andalucía, acompañado de todo un séquito, cuando este señor reside a casi doscientos kilómetros del municipio desde donde escribo. Pero son los cines los que contagian, ya se sabe.

Hablaba de la inventiva humana positiva, no de hipocresía. Durante estos meses hemos visto programaciones de festivales cinematográficos organizadas presencial o virtualmente, en una fórmula mixta que funciona. O no, porque si el Festival de Cine de Sevilla proyecta en estos días películas de interés como el documental biográfico dedicado a contar la vida de la escoria humana que fue Antonio González Pacheco ‘Billy el Niño’ por citar un ejemplo, el festival no te da opción a verla como otras tantas a competición, imagino que a la espera de una futura distribución comercial.

¿A qué largo fiais? ¿A semanas, meses, años de una película guardada en un cajón confiando en que la pandemia toque fondo? ¿No hemos tenido ya meses para coordinar acciones en los festivales que permitan cambiar los clichés de la distribución? Si me hacen pagar una entrada virtual de una película de primera fila en un festival y con ello tener la opción de visionarla, ¿no tenemos aun estructurados los cauces para la distribución de mis euros entre los participantes de la producción y distribución cinematográfica y convertir mi compra en una entrada de facto?

Quien me conoce sabe que soy un defensor a ultranza de las salas de cine, pero la realidad actual es tozuda. Mientras las pantallas crían telarañas estas semanas por los imperativos de cierre y ya desde antes había polvo por las esquinas de las Kauber de tela blanca porque las salas están vacías debido a más causas para analizar en otro momento, ¿no es posible ‘mover el negocio’ con las plataformas de festivales? La complejidad en ello, si es que la hay, no es excusa. Lo fácil lo hace el tonto del pueblo, que en este caso es cerrar cines y lamentarse o, centrándonos en el asunto del inicio, no contemplar iniciativas de acercamiento a millones de potenciales espectadores sentados en los sofás de sus casas, dispuestos a ver películas. Y a escuchar conciertos.



Más de seiscientos amantes de la música de cine se han sentado hoy a ver un maravilloso espectáculo. Seguro estoy que los músicos de la Sinfónica de Málaga han sentido la gelidez de la ausencia de público, algo que también es casi incompatible con la pasión que el amigo Arturo Díez Boscovich descarga con su batuta. Pero peor hubiera sido el silencio de los instrumentos, los arcos de los violines guardados en sus estuches, las partituras muriendo en las carpetas.

Fancine ha tenido una estupenda idea que algún festival de música de cine también ha probado a poner parcialmente en marcha en este tiempo, caso de Fimucité en Tenerife, y con ello abre la puerta a que se sigan celebrando conciertos organizados por cuantas instituciones o entidades permanezcan en el empeño de salvar la cultura –la cinematográfica en el ámbito que tratamos- y multipliquen esos seiscientos espectadores gracias a su mayor poder mediático y a la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos. Jamás será lo mismo escuchar a John Williams o a Jerry Goldsmith en streaming que en directo, pero los millones de seguidores de la música de cine tampoco es que estemos acostumbrados a los conciertos presenciales porque sencillamente no proliferan en las programaciones de las orquestas y continuamos siendo seres de otra galaxia, a pesar de que todos los que no miran haciendo muecas extrañas con la cara silban constantemente ‘Cinema Paradiso’ afeitándose o se entusiasman con la música de anuncios que utilizan bandas sonoras sin saber que lo son.

Espectáculos de esta envergadura deben contar con un presupuesto que haga viable su celebración, no se me ha escapado esa insoslayable circunstancia. Pónganse pues a buscar recursos, incluso a patrocinar las emisiones, a inventar como obligan los tiempos, porque si nos sentamos a esperar aquella normalidad que conocimos, cuando regrese tendremos una victoria tan pírrica que habrán desaparecido las orquestas, las películas y se nos habrán olvidado los compases que crearon Steiner, Herrmann o Williams. 

Enlace al concierto: https://youtu.be/fOipLE3wY8g



jueves, 12 de noviembre de 2020

Juan López


 

Me llega a través de Diario de Cádiz (la foto es de este rotativo) la noticia de la muerte del profesor Juan López.

Un hombre brillante en su profesión, tímido y afable, del que guardo una anécdota imborrable en los años en los que fui alumno suyo en la Facultad de Filosofía y Letras en Cádiz.
Tras uno de los exámenes que hice, a los pocos días me mandó llamar a su despacho. Francamente, no tenía ni idea de lo que me iba a decir. Ya por entonces, principios de los noventa, compatibilizaba mis estudios con mi trabajo como periodista, pero no creí que aquello tuviera relación alguna porque de hecho él no sabía esta circunstancia. Me rogó que me sentara, sacó mi examen y me dijo: "Tengo un problema contigo. No tengo más remedio que suspenderte, porque es que no me contestas nada de lo que he preguntado. Pero me cuesta mucho trabajo hacerlo, porque da gusto leer una redacción así. Me intentas 'dar coba' con el examen porque no hay ni una palabra con la que contestes nada, pero te has hartado de escribir y cuando he terminado de leerte no he sabido qué hacer contigo. Deberías dedicarte a redactar, a algo que tenga relación con escribir...".
Salí de su despacho y comprobé posteriormente que me había suspendido, como es lógico. Pero nunca le dije a qué había decidido ya dedicarme.
Ha muerto casi treinta años después de aquello y no volví a coincidir con él. Me hubiera gustado decirle que sus palabras sirvieron para afianzarme en mi empeño en dedicarme a contar cosas por escrito.
Descansa en paz, profesor.



Los salones recreativos pierden su último bastión: Japón



Si los salones recreativos nos parece algo ya anacrónico, en Japón han seguido vigentes como grandes centros de ocio al menos hasta el momento, porque Sega se desmarca ante las pérdidas económicas que está sufriendo y los estragos del Coronavirus en el país nipón.
Con el tiempo, y más pronto que tarde, Japón dejará de ser el último bastión de estas grandes salas para matar marcianos entre otras habilidades.
¿Habéis visto la serie documental 'High Score' en Netflix? Con sus aciertos y más que errores, omisiones, es muy interesante para quienes las recreativas han formado parte de nuestra vida.
Cuando se estrenó hace algunos meses dediqué un videorreportaje en mi canal #UltimoEstreno en Youtube, os dejo el enlace por si queréis verlo y sumergiros en la historia de los videojuegos.

martes, 10 de noviembre de 2020

007, un personaje trasnochado




A mí el debate sobre si James Bond/007 va a ser hombre, mujer, negro/a o albino/a me importa un rábano con bicho dentro. Ya puedes poner a un xenomorfo con pajarita que me da exactamente igual, porque el personaje me parece uno de los más trasnochados e idiotas de cuantos he visto en el cine.
Ni el halo de Connery ni los otros me ha ocultado desde siempre las características del papel: un tipo hierático, que chasquea los dedos y en la siguiente escena aparece metido en la cama en un mundo en el que las mujeres son objetos; malvados que se quedaron anticuados hace ya décadas, bien locos grotescos o regímenes políticos fáciles de atacar u obsoletos; inventos ya vistos en muchas películas y ya ni siquiera interés en sus bandas sonoras, cayendo la última en manos de Hans Zimmer. 
Si Bond fue algo "para divertirse un rato" prefiero 'Top Secret' y Hillary Flammond midiéndole el nardo a 'La antorcha' en una escena cojonudamente zafia que ver a un tipo al que le colocan gente descerebrada a su alrededor para lucimiento de un personaje misógino y pobre en guiones a más no poder.
Y que conste que no soy defensor del ultracorrectismo político que actualmente impera, es decir, no rechazo al invento de Bond porque lo considere exclusivamente machista sin mirar otras hipotéticas excelencias. Es que, francamente, no se las encuentro. El propio Daniel Craig tampoco, a tenor de algunas de sus declaraciones en estos últimos años, aunque comer haya que comer.