
El hecho es que no sé qué es de Ucelay transcurrido el verano. Tiene un blog, 'El banderín', en el que escribió por última vez en julio. Lo hizo con un testamento encubierto, en el que reconocía que ni siquiera tenía ganas de cumplir con su espacio en internet, aunque advirtiendo por otro lado que contará en él próximamente "el infierno" sufrido en Punto Radio durante estos dos últimos años, emisora que ya no escucho con la excepción de mi admirado Manolo Camacho con su deporte -de vez en cuando- y su Carnaval en temporada -siempre-.
A mí hace tiempo que el deporte como entramado periodístico y empresarial me la sopla. Yo pasé por él durante algunos años y también sé cosas, pero francamente estoy en una etapa mucho más interesante para mí profesionalmente que no me permite lamentarme de puñaladas que tuve que lamerme yo solito en mi espalda. Un periodista me preguntaba hace varios días si el Cádiz CF no me había invitado a la comida del centenario del club organizada dentro de los sonrojantes actos que se han inventado para estos meses. Me lo tomé a guasa, obviamente. Yo no me siento a comer con cualquiera, porque compartir mesa y mantel lo considero un acto de gran importancia para el ser humano. Al parecer, ellos tampoco, así que como yo soy un cualquiera, como crear un departamento que en todo un siglo jamás ha estado como lo estuvo entonces -un periódico, dos revistas, una emisora de radio, nuevos diseños, ocho trabajadores,...- tuvo que ser algo muy desacertado y lo acertado es lo de ahora, pues yo no existo. Las fotos que publican varios medios de esa comida no tienen desperdicio, viendo algunas caras de carnavaleros casposos que van al estadio borrachos de todo, moscones paletos, trepas y otros especímenes. Lo peor de todo es que tampoco vi a Luisa Torralba, jefa de prensa del Cádiz en sus años dorados, por decir un nombre entre otros más. ¿Se les llamó como haría una entidad galante y preparada? En realidad, sentarse en esas mesas los desprestigiaría. Pero todo eso a mí me hace gracia, me resulta anecdótico, entre otras cosas porque el Cádiz CF hace el ridículo diariamente y yo sólo cuando escribo aquí. Me gana por goleada, nunca mejor dicho. Pero ese campeonato sólo lo juego para divertirme. Ellos no. Esa es la diferencia. Tampoco está mal que el Cádiz gane alguna vez.
Decía que Ángel González Ucelay me llamaba la atención porque, a pesar de sus demasiadas y legítimas similitudes con José María García -era su mentor-, es un periodista sin pelos en la lengua. Y esos hoy no interesan. Apenas tiene un par de años más que yo, y se convirtió en toda una institución en las narraciones deportivas. Pero coño, Ángel, te pasa como a mí: te puede el corazón, las ganas de decir las cosas. Y ante millones de potenciales oyentes poner de mafiosos para arriba al Marca y al As entre otras muchas cosas y ejecutivos, es algo prohibido en este país donde se nos llena la boca de libertad sólo para actos institucionales estériles. Llevaba meses diciendo verdades como puños, como la aparición de Cristiano Ronaldo en la portada del Marca en 24 de 31 periódicos de ese mes. No dejaba títere con cabeza en el vomitivo mundo del fútbol, y alguna hay que dejar aunque sea colgando para agarrarte a ella si hiciera falta. Jamás fue un periodista políticamente correcto. Los periodistas políticamente correctos no son periodistas, son cronistas de poblado. Eso también se estila mucho, no meterse en "ná". Así los contratan por 800 euros y de paso los convierten en personajes secundarios de las películas de Disney, esos grotescos y graciosos pegados al hombro del malvado del filme que chivan al oído de su jefe lo que dicen o hacen los demás esperando ganarse su favor.
González Ucelay escribe en 'El banderín' con respecto al futuro momento en el que suelte su lógica bilis acumulada: "A estas alturas no voy a perder el tiempo con ningún becario, bastante he tenido yo con aguantarlos todo este tiempo, y bastante tienen ellos con el milereuista porvenir que les aguarda (el que se han labrado) hasta que por fin cierren el chiringuito. No, no van por ahí los tiros. Ni parecido. Simplemente, quiero que se sepa en manos de quién está el periodismo y, en consecuencia, en manos de quién están todos los que confían en un medio de comunicación. Para ello, nada mejor que la experiencia que he vivido en primera persona en mi última empresa. Cómo llegué, lo que allí me encontré… y mi salida".
Asegura estar ahora pensando en dejar el periodismo. Yo de ti lo haría. Es un consejo. Porque el concepto de periodismo que tienes no se parece en nada a lo que impera hoy día y volverás a estrellarte con el muro pasados unos meses. Da igual en el medio en el que estés. ¿Ves alguna diferencia entre la Ser, la Cope, Onda Cero...? Todos hacen lo mismo. Sus directivos y sus locutores. Unos en sus despachos con el bolígrafo rojo sobre nombres y los otros tratando de imitar a los de la competencia en un círculo vicioso que sólo conduce a la pobreza informativa, la clonación estilística, el paupérrimo lenguaje con palabros inexistentes ante los micrófonos sin que nadie corrija el rumbo,...
No regreses, Ángel. Yo lo prefiero en contra de lo que reclaman el resto de tus seguidores. Tu reino no es de este mundo y sufrirás. Si lo haces, prueba a crear tu propio medio. Yo lo he hecho luchando durante dos años contra los bancos, las zancadillas, y me ha funcionado durmiendo diariamente cuatro horas y trabajando denodadamente. Pero yo estoy loco. Si tú lo estás lo suficiente por el periodismo, crea la alternativa, la iniciativa que encaja en un hueco donde no llegan los otros. Siempre existen porque la maquinaria de aquellos es tan grande y pesada como torpe, por lo que no alcanzan a cubrir las necesidades reales de miles, millones de oyentes, de lectores, que buscan otra cosa. Hazlo. Pero hazlo tú. Sin depender de nadie. Y si alguna vez creo un periódico deportivo -que no se me va a ocurrir-, te llamo para soportarte, que debes tener "cacaruca" como dicen las abuelas. Yo también la tengo, haríamos buena pareja laboral. Un abrazo.