
Porque sólo así se puede calificar el hecho de otorgar este galardón en 2007 a Richard Gere y ahora a Antonio Banderas. Un actor conocido no tiene porqué ser reconocido, dos conceptos distintos y en ocasiones diametralmente opuestos. A Gere lo hemos visto en muchas películas y ya el pasado año explicaba mi perplejidad ante su elección (http://arrozamargo.blogspot.com/2007/09/premio-escandaloso-para-richard-gere.html), pero ahora Banderas... La guinda al pastel.
El malagueño me cae bien, que no se diga. Fui al estreno para la prensa de Locos en Alabama al Teatro Cervantes aquella mañana una semana antes de su proyección en las salas comerciales y disfrutamos de las fresas bañadas en chocolate y cava a los que nos invitó a los pocos que nos quedamos después conversando con él y con Melanie, y el tipo es muy inteligente en todos los aspectos, pero eso no le convierte en buen actor. Su nefasta expresividad corporal, su voz y carencia de registros son aspectos negativos más que objetivos y, aunque me alegre profundamente de su éxito, no nos engañemos: no se le puede dar el Premio Donosti a Banderas después de que este galardón lo hayan logrado Bette Davis, Robert de Niro o Fernando Fernán Gómez.
Una lástima, Paul Newman no está para viajes ni le agrada eso de las ceremonias. Pero hace años se podía haber intentado. Quizás San Sebastián sea como los Oscar, esos premios que jamás galardonaron a Alfred Hitchcock y al propio Newman, que le dieron sólo uno y como el que no quiere la cosa. Aún hoy está vivo Roberd Redford y no tiene el Premio Donosti, por poner sólo un ejemplo. ¿Quieren alguno español? Ahí tienen a López Vázquez, Imanol Arias, Victoria Abril,...