sábado, 9 de diciembre de 2023

Navidad en la calle más bonita del mundo



La calle Jesús de la Misericordia era la de mis juegos infantiles de los fines de semana, el escenario donde me veía con mis amigos de San Fernando y la que unía, apenas callejeando y en un periquete, los dos puntos cardinales a los que mi memoria ha reducido selectivamente la ciudad donde vivo: la casa de mi abuela, en el número 6, y la iglesia de la Pastora.

En estos días ya casi de celebración, recorrerla es una maravilla, porque el vecindario la ha decorado de esta manera. Y si cada vez que la bajo en alguna que otra ocasión me emociono cumpliendo el ritual de tocar el cierro de la casa donde fui inmensamente feliz, en la que ya solo habitan los recuerdos a los que mi mente se aferra para seguir siendo niño, ahora, contemplando los adornos navideños, surge una sonrisa que me mantiene con el rostro de un pequeño ilusionado. Así, inalterable, sin quererlo, hasta que continúo mi camino por los recovecos del barrio pastoreño, siempre hacia el mismo destino, que es ese rincón donde Él permanece. Su calle, la que lleva Su nombre, es el alfa, y su capilla, el omega de mi vida. Las dos únicas marcas donde se encuentran los tesoros del mapa donde el destino me ha ubicado, sin importarme ya el resto geográfico que rodea a ambas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario