Hoy hace un año que te fuiste. Esta frase (como siempre, dispuesto a todo lo que te pidiera) fue lo último que me hablaste/escribiste por whatsapp poco antes de tu marcha, cuando íbamos a quedar en Madrid para un proyecto que era la ilusión de mi vida. Después te felicité tu cumpleaños, no me contestaste y, pasadas varias semanas, hace justo doce meses, Carmen me dio la noticia de que acababas de fallecer, diciendo que en el aniversario de tu nacimiento ya estabas mal y no pudiste responderme, "pero le hubiera hecho mucha ilusión".
sábado, 12 de octubre de 2024
12 de octubre. Un año después
martes, 1 de octubre de 2024
De «Megalópolis» y sus reacciones
Quienes nos dedicamos a esto de analizar películas desde hace décadas tenemos la obligación de descifrar los códigos que encierran y hacer de puente entre ellas y los espectadores con el objetivo de que puedan tener en sus manos todas las consignas posibles para entenderlas y sacar a la luz valores o mermas que permitan ampliar valoraciones y hacerlas más justas. Eso es tarea muy complicada y hay que ver el cine con ojos más allá de los de un consumidor de películas habitual. No se es por ello mejor ni peor, simplemente ejerces con los conocimientos con los que te has forjado, con un amplio manejo del análisis, con capacidad periodística y sobre todo dedicarte toda tu vida a ver cine. Mientras otros emplean su tiempo en la noble tarea de leer de madrugada, yo veo dos películas. Mientras otros ven programas de televisión, yo me enchufo mi filmoteca. Mientras otros dedican el domingo a pasear, yo analizo una banda sonora en una cinta perdida en Filmin. Mientras otros se gastan su dinero en vacaciones, yo voy a festivales. Mientras otros pasan las tardes de invierno entre semana con un café con amigos, yo grabo todo lo que ofrece la Escuela de Cine de la UCA. Y mientras otros toman copas un sábado por la noche, yo veo «Megalópolis». No soy ni mejor ni peor, porque hay muchas cosas que puedes hacer perfectamente compatibles. Pero el cine es lo que centra tu vida. Eres distinto, lo más probable es que seas un tipo raro y ello no te confiera buena fama. A mí eso siempre me ha dado igual. Pero no quieras ni siquiera parecerte si no cumples con esa premisa.
Por eso me entra la risa floja con tanto mamarracho abriendo canales en plataformas hablando de películas (siete minutitos diciendo su ficha técnica y algunas gracietas para payasear entre frase y frase) o pontificando en los generalmente absurdos y disparatados grupos de cine en Facebook. No suelo ver esas cretinadas, pero dicen que unas cosas llamadas algoritmos deciden por ti lo que aparece ante tus ojos cuando abres estos medios infectos que son las redes sociales. Ayer me apareció un vídeo de un tipo que titulaba su pantalla de inicio sobre lo último de Coppola como «Mierdópolis». La hizo el día del estreno de la película y en 72 horas tiene doce mil visionados. ¿Es posible hacer un trabajo analítico serio sobre este filme en la misma jornada, prepararlo, montarlo, etalonarlo (sí, yo hago esas cosas, soy así de quisquilloso) y decir algo más allá de que lo último del director de «El padrino» es «un churro»? ¿Dónde puñetas queda el respeto al cine y a un director capital en la historia como es Coppola, independientemente de la calidad de su cinta? ¿Qué buscan esos doce mil sujetos que ven esas cosas?
No tengo ni la más mínima idea. Solo sé que, si no eres el feliz espectador común sino el teórico amargado dedicado a radiografiar películas, tienes la obligación de hacer algo serio si después vas de crítico y encima te quieres acreditar para los festivales a los que vas para hacerte fotitos en lugar de ver seis películas al día y no respirar cumpliendo con el cometido de informar, escribir de madrugada o montar vídeos. Que esto es jodidamente sacrificado si lo quieres hacer bien, por mucho que parezca bonito y todos quieran ser críticos.
Tampoco tengo ni idea –entramos en materia- de porqué Coppola, con una cojonuda idea de paralelizar las intrigas políticas y los egos de la civilización que nos creó con las actuales corrupciones que gobiernan en el mundo, decidió barroquizarlo todo e irse por las ramas con momentos y diálogos que ni los más asiduos consumidores de grifa son capaces de mantener. Pero «Megalópolis» tiene mucha, y difícil, miga. El poder de detener el tiempo, el mayor de todos para lograr la inmortalidad, reflejado en el personaje de César Catilina (Adam Driver); la estopa a la servil prensa actual; la seducción de los profetas modernos recibida especialmente por los primeros planos de niños astutamente colocados por Coppola; el débito hacia otras distopías como «Blade Runner» o «Joker» y técnicamente hacia el uso de su paleta de colores, o la magistral banda sonora del argentino Osvaldo Golijov, tan originariamente europeo y clásico como Miklós Rózsa del que bebe excelentemente en su «Nueva Roma» o su capacidad para narrar musicalmente la utopía discursiva de César Catilina con un enorme tema en el que cuerdas, saxos, flautines respondiendo y trompetas gimiendo juegan como solo los maestros saben situarlos en el pentagrama. También encontramos la huella de Alex North en su excelente «The Catilinarian Conspiracies» como ejemplo más diáfano.
«Megalópolis» es indigesta para el anónimo mortal que acude (aún) al cine, es un ejercicio egoísta de Coppola y por ello el espectador medio no tiene que pedir perdón. Tampoco lo tiene que hacer el director, aunque haya perdido la oportunidad de hacer la obra maestra que hoy día es más necesaria que nunca sobre la indefectible caída de una civilización llena de tarados que menosprecian a un maestro calificando sus películas como mierdas o grabando gilipolleces en un mismo día por mucho que ustedes visionen sus basuras.
domingo, 29 de septiembre de 2024
«Cádiz, donde el cine cumple sus sueños»
La exposición «Cádiz, donde el cine cumple sus sueños» está trabajada con profesionalidad y con mucho amor hacia la ciudad y la vocación y gran pasión de José Manuel Serrano Cueto: el mundo del cine. De hecho, el atractivo de esta muestra de una veintena de fotografías que reproducen fotogramas de películas rodadas en Cádiz reside desde el inicio en su nombre. No recuerdo una exposición con una denominación tan preciosa como la que posee.
«Cádiz, donde el cine cumple sus sueños», se inauguró el viernes en la Plaza de España y estará hasta noviembre. Gente que hace posible que exista este arte han colaborado haciendo el papel de los protagonistas de estas películas para plasmar, en las imágenes captadas por el fotógrafo Juan Antonio Quiñones, un instante de esos filmes que se hicieron realidad con la belleza de la capital gaditana como escenario.
Agradezco de corazón a José Manuel que contara conmigo para reproducir un fotograma de la película «Antes de la quema», de Fernando Colomo, haciendo las veces del «Tuti», aquel personaje sinvergonzón que encarnó Joaquín Núñez. Me divertí mucho durante la sesión fotográfica que hicimos en el Gran Teatro Falla y la actriz Susi Rosado y yo nos reímos mucho. ¡Pudimos con el calor y el vestuario en pleno verano!
Como bien dice José Manuel, el cine existe gracias a la gente perteneciente a muchos sectores relacionados con él.
martes, 24 de septiembre de 2024
«Segundo premio», la película con la que España quiere ganar el Oscar en 2025
Las desavenencias, el arte mediatizado por los desencuentros y las rupturas son hechos consustanciales a las bandas musicales de todos los tiempos.
Resulta sumamente extraño que los grupos que conforman el olimpo del pop, el rock o cualquier otro género hayan salido indemnes del enfrentamiento entre sus miembros. En algunos casos han existido ceses comunes que han venido a mitificar aún más a esas bandas, en otros han servido para enriquecernos con temas cuyas letras y músicas hablan de nostalgia, tiempos mejores, frustraciones y, en definitiva, de lo idílico, fugaz y perdido por los egos o por la irrupción de elementos tópicamente incentivadores del arte, como el alcohol o las drogas.
Sobre ello trata precisamente «Segundo premio», la película que la Academia de Cine de España ha decidido enviar a los Oscar de Hollywood para lograr la estatuilla a mejor filme de habla no inglesa.
El bastidor cinematográfico sobre el que el director Isaki Lacuesta ha trabajado esta idea universal ha sido «Los planetas», la banda de música indie nacida en los años 90 y que alcanzó cotas de popularidad de gran relevancia en el panorama musical español. La formación sigue viva, pero el axioma expuesto en las primeras líneas de este texto hizo mella en ella como en tantas otras. Así que «Segundo premio» es la excusa (no me atrevo a decir si ideal para el concepto original ni si lo es también para aspirar al Oscar) para contar una historia tan antigua como la música organizada. Por eso, y porque la película hay que venderla para que el público no crea que se trata de una biografía de un grupo cuyo estilo de todas maneras no es mayoritario, el lema del filme está en todas partes, en su cartelera y en su teaser: «Esta no es una película sobre «Los planetas».
Y es cierto por lo razonado anteriormente. Los personajes de un extraordinario Cristalino encarnando al guitarrista de la banda y un distante Daniel Ibáñez bien pudieran ser los de Pink Floyd, Syd Barrett y Roger Waters, cuando el primero no acudía a los ensayos o sobre el escenario se perdía en su particular «Interstellar Overdrive», sin seguir los compases de sus colegas, mirando al vacío hasta que el segundo tuvo que buscar sustituto, y con mucho tacto, encontrándolo en David Gilmour. Así fue un episodio de los más relevantes de la historia de «Los planetas» que Isaki Lacuesta muestra al espectador con la misma paranoia que la que provocan las sustancias en la cabeza del personaje de Florent Muñoz, tan entrañable con Juan Rodríguez ‘Jota’ en una misma secuencia que violento al instante en un bar mientras el resto de gente ni se inmuta cuando ambos se parten la cara en un giro caricaturesco y tarantinesco.
Digo que «Segundo premio» es la historia de la música jerarquizada y de la amistad, de los proyectos comunes pero frustrados, de quien escoge otro camino pero siempre es faro y guía de no se sabe qué (May Oliver en el caso de la banda) pero tan necesario como contarlo en canciones, todo ello rodado con rostros en primer plano muy nítidos y siempre con un aura borrosa (los claros objetivos de expresar y triunfar, lo que rodea que difumina, espesa y trunca), con fundidos de cuerpos que empiezan distantes conversando telefónicamente en imágenes oníricas y simbólicas cinematográficamente excelentes aunque no les iría a la zaga titularlas con el lema reposicional del 2001 de Kubrick, «The Ultimate Trip».
sábado, 21 de septiembre de 2024
Bear McCreary y su música para «Los anillos de poder»
Bear McCreary está haciendo historia con «Los anillos de poder». Su música es uno de los ejercicios narrativos más brillantes en el ámbito audiovisual de todos los tiempos (¡de todos los tiempos, sí!) y no exagero en absoluto. Parto de la base de la satisfacción que produce un fenómeno ya inusual como mantener para todas las temporadas de una serie el vehículo narrativo que supone una orquesta sinfónica en su plenitud, en una época oscura en la que las músicas están siendo relegadas a meros acompañamientos sin desarrollo explicativo y utilizándose tecnologías ajenas a lo orquestal.
McCreary no solo ha dado continuidad musical al mundo de «El señor de los anillos» según Howard Shore, sino que construye un gran universo con su propio estilo o algunos tintes epopéyicos que recuerdan a John Williams en la saga de «Star Wars», como el caso del tema de Sauron (episodio 1) y el «Battle of the Heroes» de «Star Wars. Revenge of the Sith» con sus poderosos obstinatos y coros.
Pero lejos de similitudes estilísticas -muy acertadas-, se encuentra lo crucial en la música cinematográfica: el ejercicio narrativo, el desarrollo de los personajes y acontecimientos llevados de la mano de un pentagrama, la evolución de los hechos o el anuncio de lo venidero y de las intenciones protagonísticas y el impecable hilvane de mundos tan complejos como los de Tolkien con un apasionante puzzle por descubrir. McCreary, por poner un ejemplo, nos adelanta gradualmente la evolución de Gandalf desde la primera aparición del tema «The Stranger» sin que conozcamos aún al personaje o es capaz de introducir temas principales con una pasmosa capacidad que van adelantándose a lo que percibimos con los ojos. Independientemente de la cuestionada calidad de la serie para algunos, la obra del compositor es lo mejor como música narrativa realizado en muchos años y nada más que por ello es fundamental visionarla.
Los festivales de música de cine, una buena parte de ellos sufriendo dificultades en los últimos años y algunos incluso desgraciadamente sin continuidad o con ésta amenazada para el futuro, no parecen contar con organizadores que se percaten de la importancia histórica de lo que está haciendo Bear McCreary, hoy por hoy el compositor cuya presencia es la más necesaria en estos eventos no solo para disfrutar en directo de su música para «Los anillos de poder», sino para dedicarle toda una jornada de horas sin límite de finalización en la que pueda explicar personalmente, a aficionados y profesionales que se dan cita en estos eventos, cómo ha ido creando y trenzando semejante obra maestra.
Mientras no tenemos oportunidad de que él nos lo cuente más allá de algunos vídeos aislados en internet y explicaciones muy puntuales (más musicales que narrativas), recomiendo enfervorizadamente el admirable trabajo que el portal web MundoBSO está haciendo, analizando con detenimiento y rigor lo que podríamos llamar como otra serie aparte, «El poder de McCreary», gracias a unos extraordinarios vídeos que solo el personal con el que cuenta MundoBSO con su capitán Conrado Xalabarder al frente puede ofrecer a día de hoy. Aquí podéis encontrarlos: https://www.mundobso.com/index.php
En la foto superior, BearMcCreary y un servidor.jueves, 19 de septiembre de 2024
«Alimentos, para nuestra vida y nuestra salud», de Manuel Jesús Fernández Ostos
Mi compañero de niñez y adolescencia en el Colegio Argantonio (Cádiz), Manuel Jesús Fernández Ostos, nos ha reunido a varios de sus amigos más cercanos de aquella época para compartir con nosotros su primer libro, «Alimentos, para nuestra vida y nuestra salud», un estupendo trabajo de casi 350 páginas publicado bajo el prestigioso sello Editorial Círculo Rojo.
Hemos echado un ratito estupendo recordando (como otras veces) nuestras historias de aquellos tiempos, algunas muy peculiares y disparatadas, y todas ellas como base de lo que es nuestra sólida amistad tras tantos años.
«Alimentos, para nuestra vida y nuestra salud» es fruto de la formación y la trayectoria profesional de mi querido Manuel Jesús en los ámbitos de la hostelería, la restauración, la repostería y pastelería, la docencia y el conocimiento detallado de lo que comemos y bebemos.
¡Vaya libro tan necesario para estos tiempos se ha marcado mi amigo! Es una obra fundamental para saber lo que nuestro cuerpo requiere, el origen de muchos alimentos y lo bueno y la malo que nos pueden aportar, cómo llevar una dieta equilibrada y decenas de curiosidades entremezcladas con frases relacionadas con la alimentación pronunciadas por personalidades históricas relevantes.
En próximas semanas se podrá saber dónde se presentará o cómo adquirirlo, si tienes un especial interés no dudes en preguntarle en su perfil de facebook o en instagram. Yo me siento emocionado y orgulloso de mi amigo, y especialmente apabullado porque haya inmortalizado mi nombre en su libro cuando no lo merezco, porque yo solo le he animado a publicar este trabajazo. Pero mi amigo Manuel Jesús pone en valor una de las dos dedicatorias con las que inicia su libro, a cual más emocionante, y que dice textualmente lo siguiente: «A todas las personas que ayudan a los demás y a todos los que nos hacen la vida un poco más fácil». Mi dedicatoria personal, de su puño y letra, me la guardo ;-)
lunes, 16 de septiembre de 2024
El llamativo caso de las tres películas finalistas para representar a España en los Oscar y el silencio sobre «El maestro que prometió el mar»
Os hablo en #UltimoEstreno de las tres películas finalistas para representar a España en los próximos Oscar.
«La estrella azul», un truño de proporciones considerables, está en Filmin y en Movistar+.
«Segundo premio», sobre algo tan interesante para los americanos como la vida y milagros de la banda española Los planetas, aunque ya sus creadores advierten en la cartelera de manera ambigua que no es una película sobre ellos, seguramente porque no iría a verla ni el propio Isaki Lacuesta. La puedes alquilar por cinco euros en Movistar+.
La que queda: «Marco», basada en la historia del caradura Enric Barco Batlle, el sindicalista que durante años fue contando la trola de haber sido víctima de los nazis en sus campos de concentración. Película que, por cierto, ya la hicieron en 2009 con el propio protagonista y se puede ver en Filmin, donde consta que la visionaron 679 espectadores (!) y recaudó tres mil setecientos euros (!!). Se estrena el 8 de noviembre. Las normas de la Academia norteamericana afirman explícitamente que son nominables a mejores películas extranjeras las estrenadas «no antes del 1 de noviembre de 2023 y no después del 30 de septiembre de 2024». Debe ser que su proyección en un festival cuenta como estreno.
Así que, con el mismo tino que tuvimos cuando nos decantamos por llevar a Hollywood «Montoyas y Tarantos» o «Quién maneja mi barca» a Eurovisión, tenemos una terna estupendísima… Mientras películas como «El maestro que prometió el mar», de la que innumerables medios no han parado de hablar en todo este año, se ha quedado fuera, a pesar del beneplácito general que se apreció en sus críticas y haberse dado a priori al menos por finalista en casi todas las quinielas. Han pasado casi dos semanas desde que fuera denostada y nadie se pregunta el porqué de esta patada a una bellísima película, multipremiada, que acaba de ser estrenada en países como Taiwán o Australia… Pero en #UltimoEstreno nos lo preguntamos, hablamos de ella y mantenemos el interrogante: ¿Qué ha pasado con «El maestro que prometió el mar»?
En este enlace tienes el reportaje-programa sobre todo esto: https://youtu.be/d5Y2CVN-LBg