martes, 28 de abril de 2020

Michael Robinson


Ha muerto Michael Robinson. En mi etapa como director de medios del Cádiz CF, no tuvo jamás un no en su boca a todo lo que pude pedirle. No dudó en aceptar la invitación para presentar 'El Periódico del Cádiz', uno de los medios de difusión cadistas que creamos en el club junto con varias revistas, la radio por internet y la televisión.
Era un tío cojonudo. Descanse en paz.




sábado, 25 de abril de 2020

Al Pacino entre los dedos


Ochenta años cumple hoy nada menos. 
Hace ya décadas que crítica y público lo tienen ubicado en el olimpo de los dioses de la interpretación. Generalmente es admirado y considerado como una leyenda viva. "¿Leyenda yo? Eso era Marlon Brando", dice.
Lleva razón. Que en un buen puñado de películas e incluso actitudes habituales fuera de cámara se le notara las influencias interpretativas de Brando demuestra la admiración que Al Pacino sentía por aquel monstruo del cine. Pero, por mucho que le pueda pesar a su modestia, ser uno mismo leyenda es compatible con el hecho de que otra persona también lo pueda ser. Son pocos, menos incluso de los que dice generalmente la gente, capaz de rebajar el nivel por dejarse llevar por gustos personales. Pero son selectos. Se cuentan con los dedos de las manos, y es muy probable que, entre esos diez dedos, uno lo tengamos que reservar para Al Pacino.
Como a alguno que otro muy alabado, no lo soporto cuando se pone histriónico. Le sucede de vez en cuando, en 'El irlandés' se ve claro. Pierde puntos al hacer papeles así. Pero como ya le suda el nípero a estas alturas, interpreta como le da la gana, porque, a diferencia de otros injustamente encumbrados como Jack Nicholson -acaba de cumplir 83 años el pasado día 23-, Al Pacino es capaz de crear al personaje en sus películas y no al revés, cuando el personaje queda supeditado a las formas y maneras del actor. 
Impertérrito en la saga de 'El Padrino', emblemático en 'Serpico', en mi retina se quedó para siempre su Carlito Brigante en esa obra maestra que fue 'Atrapado por su pasado', cuando, hecho una sopa y bajo la estéril tapa del cubo de la basura, contempla la ventana donde ella está ensayando ballet.



Creo que no fue el cine, sino el teatro, el que lo ha salvado de ser vencido por el alcohol y otras cosas durante aquellos años de grandes películas. Subirse a un escenario diariamente te obliga a conservar un estado anímico y físico que en el cine puedes zafarte de él o sobrellevarlo. Intuyo que él mismo ama más el teatro que el cine. Bien para Pacino, quizá negativo para los que fruncimos el ceño con los actores que no distinguen claramente entre las diferentes maneras de interpretar que supone estar sobre las tablas o ante una cámara, pero extraordinario para este actor capaz de crear sin descanso y, a su edad, pendiente de rodar 'El Rey Lear' en cuanto pase esta mierda del COVID-19.
Sea como fuere, Al tiene mi dedo reservado. No sé si será al lado del de Newman, que es el del corazón por ser el más grande, o junto al de Brando, que está en el centro de la otra mano. Tampoco voy a pelearme, y él menos a estas alturas, por darle un pulgar hacia arriba o el anular que lo señala para siempre como un grande entre los grandes.

viernes, 24 de abril de 2020

38 años de la salida al mercado del ZX Spectrum


El 23 de abril de 1982 salía al mercado una revolucionaria máquina que, con solo 16/48 KB, ofrecía por entonces múltiples posibilidades para el desarrollo de la informática doméstica, entre las que, además de la programación, se encontraba la de pasar horas y horas frente a un televisor para 'quemar' aquellas teclas de goma que Sinclair le colocó a su ordenador para abaratar costes y hacerlo más asequible, jugando a miles de juegos creados por compañías que jamás se nos olvidarán a quienes disfrutamos nuestra adolescencia con el ZX Spectrum casi debajo de la almohada. 
Ultimate, US Gold, Ocean, Imagine, Dinamic...Hicieron nuestras delicias con juegos que, cuando adquirimos ciertos conocimientos, nos dedicábamos a destripar su código máquina y a introducirles ciertas 'modificaciones' (ejem) en sus maneras de carga, vidas infinitas, etc. 
Todo eso en la leonera de Sirius, el cuarto alto de la casa de mi amigo Kike Mengíbar donde se nos ve en una de las dos fotos que os muestro ¡En 1984! La imagen está hecha por Juan Ramón Nieto, tercer miembro de Sirius, trío de amigos desde la infancia que tuvimos que parar el acelerador cuando nos enteramos que la Federación Anti Piratería de España (FAP) nos estaba buscando (ejem de nuevo). Seguro que habrá alguien por España que aun conservará juegos que, al iniciar la carga, aparecerá aquella frase de "Desprotegido por Sirius/JCRK"...
Estos días Kike y yo nos estamos divirtiendo mucho a distancia recordando aquellos tiempos. Hace varios días me recomendó una película, 'Micro Men', del año 2009, en la que se narran las vicisitudes del creador del ZX Spectrum, Clive Sinclair, y la pugna con su competencia para hacerse con el mercado de los ordenadores personales en aquellos momentos que hacer una máquina con 48K de memoria RAM era un disparate. Para los no iniciados, valga la tosca comparativa: cualquier fotografía que hagáis con un móvil -y podéis tener miles en él- quizás 'pese' 500 K como mínimo y dos o tres megas en calidad mediana. ¡La memoria del ZX era solo de 48K!
A la derecha, en la foto mi careto a día de hoy -he cambiado desde 1984, sí- con mi ZX Spectrum original y el 128 K+ que adquirí varios años después. De la colección de juegos que conservo, veis algunos ahí de los primeros que tuve. Ambas máquinas funcionan perfectamente, lo veréis en el próximo vídeo reportaje que grabaré para #UltimoEstreno en Youtube hablando sobre 'Micro Men' (no la vi en su momento) y lo que supuso la incursión del Spectrum en nuestras vidas, conmemorando así el 38 aniversario de su aparición.

Basura impostada


Este es el tipo de político que sufre este país de un tiempo acá. 
Te lo encuentras en la derecha, en la izquierda, en el centro, en los extremos... figurones que se colocan milimétricamente para que el lacayo de turno le haga una foto impostada acompañada de un repugnante texto. 
Vivir para aparentar, mantener como máxima la necesidad de difundir posturitas a través de imágenes preparadas y prostituir el concepto de la comunicación real y necesaria por delirios mesiánicos de gentuza encantada de sí misma sin escrúpulos hasta en temas tan graves como este. Unos a nivel estatal se colocan frente al espejo medidamente. 
Otras, en ámbitos más locales, se convertían en directoras de orquesta con batuta en mano. Sujetos, simple y llanamente, ridículos en sus mensajes visuales, en sus palabras robotizadas, en sus tics, en sus ansias y, en definitiva, en su egocentrismo, creyéndose mejores que el resto. 
Ambiciosos que dejan a Gollum y su fijación a la altura del zapato porque solo quieren el poder. Dais asco.

miércoles, 22 de abril de 2020

La banda sonora para despedir el día... 'Alguien voló sobre el nido del cuco'/'Nueve semanas y media'/'Starman'/'Oficial y caballero'


El 22 de abril de 1937 nacía, en Chicago, el compositor Jack Nitzsche. 
Su labor en la producción musical de artistas como Neil Young o su condición de teclista de los Rolling Stones en los años sesenta dio paso, a mediados de los setenta, a su carrera como compositor y arreglista cinematográfico. 
Es el prototipo de creador afectado por el fenómeno de las canciones en el cine, aunque tuvo la suerte –por decirlo de alguna manera- de que algunas de esas canciones que eclipsaron sus bandas sonoras al menos eran suyas. Ya se sabe que en el cine, cuando un tema vocal triunfa en un filme, la música original queda eclipsada por completo. Casos hay por decenas, y en lo que concierne a Nitzsche, fue el autor de la música de películas como ‘Nueve semanas y media’, pero nadie lo cita porque todo el mundo recuerda las canciones, especialmente la que canta Joe Cocker…que tampoco es de él, sino de Randy Newman. 
Nitzsche también hizo algo en ‘El exorcista’, pero la gloria se la llevó Mike Oldfield cuando el director de la película decidió utilizar su ‘Tubular Bells’, escrito un año antes. ‘Sirenas’ también es suya, pero lo que llamó la atención fue Cher cantando, y así podemos estar hasta mañana escribiendo ejemplos de tantos compositores…
Francamente, Jack Nitzsche no fue un gran compositor cinematográfico (falleció en el año 2000), pero tiene un puñado de bandas sonoras interesantes, destacando sobre todas ellas ‘Alguien voló sobre el nido del cuco’, nominada al Oscar a mejor score en un año (1975) en el que poco podía hacer ante la maestría de John Williams con ‘Tiburón’, que fue la ganadora de la estatuilla. Pero la música que Nitzsche compuso para el filme de Milos Forman es curiosa por diversas razones, principalmente porque desempeña un importante papel a la hora de informar al espectador de que la película cuenta realmente con dos protagonistas y no solo con Jack Nicholson. 
Lo descubrimos desde el inicio, con los créditos del principio, que es con lo que comenzamos el vídeo de hoy. Randle McMurphy (Nicholson) no es indio, ni la película se desarrolla en territorio amerindio. ¿Entonces por qué suena ese tema principal con sones tribales? La respuesta la tenemos a lo largo del desarrollo de la película: es el jefe Bromden, el grandullón actor Will Sampson, con quien McMurphy mantiene una especial relación, el primer internado a quien se dirige nada más llegar, con el que pacta la huida, su ‘pasaporte’ al exterior… el jefe Bromden es sinónimo de libertad como motivo central de la relación entre ambos personajes, tanto es así que será él quien ‘libere’ de su estado lobotomizado a McMurphy al final de la película antes de decidir escaparse como acción realizada en su nombre y en el de su amigo en una brillante secuencia en la que Nitzsche explota las posibilidades del tema principal del inicio que vuelve a utilizarlo en todo su apogeo. McMurphy y Bromden son dos caras de una misma moneda. 
Ese es el estupendo guiño del compositor hacia el espectador, de un músico que comprendió perfectamente las relaciones humanas de los protagonistas del filme. Una prueba de ello –os lo muestro en el vídeo también- es un instante de la película en el que un vigilante se dirige a McMurphy cuando éste trata de enseñarle al ‘jefe’ Bromden a jugar al baloncesto: “-¿Para qué le hablas si está completamente sordo?”. Nicholson contesta con una frase clave: “-No le hablo a él. Me hablo a mí mismo”. 
Continuando en el vídeo, tenéis los momentos en los que suena la música que Nitzsche escribió para ‘Nueve semanas y media’, especialmente un tema pianístico romántico que emplea en momentos amorosos relajados de tono entre ambos protagonistas y que, aun variándolo en las secuencias graduales que paulatinamente van desvirtuando la relación, el compositor no es capaz de sacarle provecho psicológico ante una historia que da musicalmente para mucho más. En 1984, Carpenter estrenó ‘Starman’, una película casi de culto sobre un ser venido de las estrellas transformado en hombre y con un final que no es John Williams con su ET pero que no deja de ser curioso, con sintetizadores a la orden del día, y finalmente os muestro para terminar el vídeo los instantes del desenlace de ‘Oficial y caballero’ con la música original que adaptó a canción para los títulos de crédito finales, ‘Up Where We Belong’, y que le valió el Oscar de Hollywood a Nitzsche, cantada por Joe Cocker y Jennifer Warnes. 

(Texto del libro ‘Las bandas sonoras para despedir los días’, de inminente publicación)

Harold Lloyd y Carl Davis: el 'hombre de gafas' y el 'compositor moderno del cine mudo'


Algunos os habéis interesado por mi reseña de ayer sobre Harold Lloyd y Carl Davis. Como veo que tiene sustancia y el tema es muy interesante, he desarrollado la relación del 'hombre de gafas' y el 'compositor moderno del cine mudo' en un nuevo video reportaje para el canal #UltimoEstreno de Youtube. 
Siéntate, antes prepárate una copa, apaga la luz frente al ordenador o el televisor y relájate. Son cincuenta y tantos minutos, porque te cuento muchas cositas y vemos secuencias de las películas de Harold Lloyd, los dos Ben-Hur de 1925 y 1959, la estupenda 'La mujer del teniente francés', etc. Y no dejamos resquicio de sus bandas sonoras. Gracias por estar ahí y recuerda que, si el reportaje logra atraparte (si no, también), suscríbete al canal de Youtube.
Enlace para ver el vídeo reportaje: https://youtu.be/lCBYmXfTunI

martes, 21 de abril de 2020

La banda sonora para despedir el día... 'El hombre mosca'/'Ben-Hur' (1925)/'La mujer del teniente francés'


El 20 de abril de 1893 nacía uno de los grandes cómicos de la historia del cine y el mejor pagado durante la década de los años 20 del pasado siglo. 
No estamos hablando de Chaplin ni de Buster Keaton, sino de Harold Lloyd. Su icónica imagen colgado del reloj en ‘El hombre mosca’ (1923) ha quedado inmortalizada en nuestra retina cinematográfica. Harold Lloyd hizo más de doscientas películas que se extendieron también a la llegada del sonoro, incluso con papeles no cómicos. Y su figura nos da pie para el compositor protagonista de esta noche, Carl Davis
¿Por qué? Os explico la relación. Las cintas más famosas de Harold Lloyd eran mudas, pero algunas de ellas fueron posteriormente musicalizadas como sucedió con ‘El hombre mosca’. El músico Carl Davis (nacido en 1936) es conocido entre otras facetas por haber escrito bandas sonoras para películas mudas de gran renombre, algo que los puristas no consideran muy ortodoxo puesto que en realidad estas composiciones no están hechas en aquellos momentos para esos filmes como producto del trabajo conjunto compositor-director. Pero lo cierto es que también han servido para que generaciones que quizá olvidaron clásicos en silencio hayan prestado atención a esas obras, y si el trabajo resultante es notable, las películas son enriquecidas. Esta es, lógicamente, la opinión de otro sector más aperturista en este sentido.
Carl Davis posee dos características muy positivas. Su condición de compositor, director y arreglista de bandas sonoras, ballets y obras teatrales le dota de unos conocimientos musicales que demuestra en sus trabajos. Por otra parte, su versatilidad queda más que corroborada como vamos a ver en el vídeo que os he montado hoy. Del estilo Charleston y Big Band para las películas de Harold Lloyd fue capaz de pasar al clasicismo romántico de ‘La mujer del teniente francés’ (1981) y a la masa sinfónica cuando en 1987 compone una banda sonora para la superproducción ‘Ben-Hur’ de 1925, película que ha atraído a más creadores que le han puesto música a su criterio a lo largo de los años, entre ellos Steward Copeland. Pero sin duda la más famosa fue la de Carl Davis, que también se atrevió con ‘Napoleón’ (1927) de Abel Gance tras haber sido restaurada en 1981.
En el vídeo os muestro, en primer lugar, los créditos de ‘El hombre mosca’, de un Carl Davis imitando el estilo charlestoniano y Ragtime de entonces, para posteriormente ofreceros la secuencia del reloj, con una música en la que, sin abandonar los sonidos propios de las Big Band, Davis incide en lo que en las músicas que acompañaban a piano en el mudo no hacían, como es apostillar y sincronizar los efectos instrumentales a lo que sucede en pantalla. Como curiosidad y recordatorio de Harold Lloyd: el tercer fragmento del vídeo es la canción de entrada de la serie que, en los años 70, emitió la BBC –en España en los años 80- dedicada al cómico y que se hizo famosa por su alegre ritmo. No es de Carl Davis, sino de Neal Hefti, compositor y trompetista de swing con algunos premios en su haber.
El vídeo continúa con la carrera de cuádrigas de ‘Ben-Hur’ (1925) y la música que para la secuencia compuso Davis. Cabe recordar que Wyler prefirió no musicalizar la suya de 1959 en ese pasaje. Es un tema con estilo aventuresco más que 'romano' e incidentalmente dramático conforme avanza la pugna en la arena. Posteriormente, como curiosidad, os comparo la secuencia de los dos ‘Ben-Hur’ cuando el protagonista es asistido por Jesucristo, que le da de beber. ¡No vale comparar a Davis con Miklos Rozsa, solo es una curiosidad que además no he montado yo sino que la he encontrado por internet! 
Los vídeos finales pertenecen a una extraordinaria película, ‘La mujer del teniente francés’ (1981). Se trata de una banda sonora en la que las cuerdas desempeñan un papel fundamental y acentúan el estilo romántico y trágico del filme. Os recuerdo el bellísimo tema principal, que comienza a sonar cuando el nombre de Meryl Streep aparece en pantalla, camino del espigón. En una película bien trenzada en la que se salta constantemente en el espacio y tiempo, la banda sonora salió muy bien parada. El compositor deconstruye el tema principal para apostillar distintas secuencias de manera moderada como podéis comprobar en las secuencias posteriores del vídeo, destacando también especialmente el magnífico tema que acompaña al momento más desequilibrado de Sarah Woodrof ante el espejo y realizando sus dibujos. La música se identifica plenamente con el estado anímico de una protagonista por la que Charles Smithson sale a buscarla al verla en el espigón desde la ventana nuevamente con el tema principal en su pleno apogeo en un extraordinario momento del filme. Después os ofrezco un momento romántico que me recuerda especialmente en sus instantes finales musicales al estilo del compositor libanés Gabriel Yared (‘El paciente inglés’) y finalmente los dos temas con los que concluye la película, el de la barca de un gran calidad musical y el de los créditos volviendo al tema principal.