Miguel Joven y José Carlos Fernández Moscoso, durante la entrevista. |
"Vosotros no os véis, pero todos mantenéis una sonrisa permanente desde que hemos comenzado. Es la magia de Verano Azul'. Miguel Joven Braun (Lübeck-Alemania, 1973) dirige este mensaje a un grupo que supera la veintena de personas con las que lleva alrededor de una hora compartiendo escenarios que han trasladado en el tiempo a los seguidores de una serie de televisión que en el convulso año 1981 nadie pudo sospechar lo que significaría para la historia catódica española. Ni Antonio Mercero, y menos áun los chicos que protagonizaron aquellas aventuras estivales inolvidables, imaginaban lo que para generaciones enteras supondría 'Verano Azul', además de la crucial contribución para que Nerja se haya convertido, en estas tres décadas, no solo en una bellísima localidad turística, sino en la meca de miles de televidentes, que ahora y gracias a la iniciativa y el ímpetu del actor que interpretó al pequeño Tito en la serie, visitan los lugares del rodaje de la serie como un ritual, como si de la búsqueda de las reliquias demostrativas de una religión se tratara.
En realidad, Nerja y sus parajes relacionados con 'Verano Azul' se convierten en escenarios de peregrinación para la búsqueda de recuerdos y de una infancia inexorablemente perdida. Quienes se inscriben en una ruta que teóricamente transcurre durante dos horas y media, y gracias a la pasión de Miguel Joven se prolonga hasta cerca de la hora de almorzar desde las diez de la mañana, no piensan en la calidad técnica de los diecinueve capítulos de la serie, ni les interesa con qué cámaras se rodaron las secuencias en el mar o en qué pensó Carmelo Bernaola para componer aquella sintonía inmortal del inicio de cada capítulo, o el bellísimo tema dedicado a Beatriz, el vals del acordeón de Chanquete... Los más fanáticos rebuscan en internet sobre ello o preguntan fuera de la ruta a Miguel Joven, pero la inmensa mayoría mantiene otro objetivo: corroborar lo vigente que en la memoria han quedado los problemas de aquellos siete chicos, la visionaria simbiosis entre los que superan ya con creces los cuarenta años y las inquietudes de unos niños que se hacían las mismas preguntas que nosotros en una época en la que quedaba mucho por recorrer para convertir España en un país maduro y sin tapujos. 'Verano Azul' abrió una brecha entre las familias que cada domingo veían juntas unos capítulos, en numerosas ocasiones incómodos para las mentes retrógradas que aún mantenían poder en determinados círculos. En el capítulo 'Eva', la pintora se dirigía a la pandilla sin tapujos a la hora de reflexionar sobre el hecho de tener niños sin estar casados; el viejo pescador era interrogado una y otra vez sobre 'la cosa sexual' en 'La burbuja', y la especulación inmobiliaria en la que cayeron numerosos municipios del litoral español ya se preconizaba en 'No nos moverán', donde el grupo se aferra a la cubierta de La Dorada 1ª, el barco que desgraciadamente se perdió tras el rodaje de la serie.
La réplica del barco de Chanquete donde se inicia la ruta. |
La ruta se inicia en la réplica del navío existente en el llamado Parque Verano Azul, un enclave nerjeño donde se habilitaron una veintena de monolitos, cada uno coronado por un azulejo con el número y título de cada capítulo. Miguel Joven cuenta la historia casi diariamente, pero lo hace con la misma pasión que el primer día en el que puso en marcha esta iniciativa. "El barco fue desmantelado y parte de él se llevó a los estudios de TVE, nadie pensó en el éxito que alcanzaría la serie. Cuando el Ayuntamiento quiso recuperarlo, ya era demasiado tarde, y además, hubo un incendio en los almacenes de la televisión, de manera que se hizo esta copia", explica Tito. "En realidad no estaba previsto que el barco siguiera existiendo; recordad el capítulo en el que las máquinas lo elevan para eliminarlo del lugar donde construirían después. En aquella secuencia, todos esperábamos que el buque no aguantara su propio peso, no estaba construido para eso, pero sorprendentemente lo soportó. Antonio Mercero quería que se destruyera en el aire, todos estábamos sin respiración esperando, pero eso no sucedió".
Miguel Joven, junto al rótulo de la calle dedicada a Javi (Juan José Artero). |
Es una de las decenas de anécdotas que Miguel Joven cuenta a los integrantes de cada grupo que contempla 'La Dorada 1ª'. Allí se inicia un circuito por las calles del Parque Verano Azul, rotuladas con los nombres de los niños de la pandilla. Ello le sirve a Tito para hablar de cada personaje y sus respectivos papeles en la serie, del contacto que mantienen, de los actores... Se apoya en una carpeta de hojas transparentes en las que conserva más de medio centenar de fotografías de localizaciones y momentos del rodaje que va mostrando a lo largo del itinerario para que el visitante haga su particular comparación e incluso erice el vello de los más nostálgicos cuando, ya en el casco histórico nerjeño, llegamos a la lechería de Pancho, a la plaza Cavana donde el chulo de Rafa (Clipper Legard) subió en su motocicleta a Beatriz. Los de la expedición se detienen en la esquina de este enclave, hoy peatonalizado, y coinciden al repetir la frase: "Adiós, Bea. Que lo paséis muy bien...". Entonces se recuerda la broma de las ranas, la moto sin gasolina, y Tito confiesa que el hijo del presentador Kiko Ledgard no cayó bien entre la pandilla, que ya estaba formada y con un cerrado e infantil sentido corporativo.
Después toca recordar la tasca de Frasco, hoy convertida en el bar El Molino, donde todas las noches estivales no falta el flamenco en un escenario exactamente igual que el que contemplamos en la serie, por el que el tiempo no ha pasado ni siquiera de puntillas... Todo lo contrario a otras localizaciones neurálgicas de 'Verano Azul'. Nerja sigue siendo un pueblo, pero ha duplicado su población con respecto a 1981, sus calles muestran establecimientos abiertos hasta las doce de la noche y el antiguo cine de verano donde la pandilla rueda una de las dos únicas secuencias nocturnas de la serie ya no existe. Ahora se ubica un edificio con un pasaje comercial. Como el modesto ayuntamiento que aparece en varios episodios con el rótulo 'Casa Consistorial'. Aquel enclave donde el alcalde Epifanio comprueba los nocivos efectos de la Compañía Nitro sobre los peces o le recomiendan a 'Telerriba' que aprenda idiomas no era el consistorio realmente. El inmueble desapareció para dar paso al Hotel Plaza Cavana.
Fachada de la tasca de Frasco, como recuerda una placa. |
Aspecto actual del interior de la antigua tasca de Frasco. |
En la calle Iglesia, por la que el grupo de fans es conducido hacia el Balcón de Europa, Miguel Joven se detiene para recordar cuando hizo de correveidile entre José Luis Fernández y Juan José Artero, despliega su álbum e invita a todos a observar una ventana a cierta altura. "Esas tres macetas son las mismas que estaban en ella hace treinta y tres años", asegura, corroborándolo con una fotografía en la que Pancho está entregando un pedido de botellas de leche a un vecino cuya vivienda muestra el mismo alicatado, idéntica fachada que cuando Mercero colocaba las cámaras en aquella angosta calle que culmina en uno de los paisajes más bellos de la axarquía malagueña. Es allí donde Nerja se abre al mar, el lugar donde Julia vendía sus cuadros, en el que el cantante Bruno llegaba en coche zafándose de sus fans y los niños compraban helados.
Los participantes de la ruta llegan hasta el Balcón de Europa. |
El balcón donde finaliza la visita y, para los más apasionados de 'Verano Azul', comienza su particular recorrido por otros enclaves del rodaje no incluidos en la ruta debido a su lejana localización o su estado actual. De hecho, la inolvidable Cala Chica donde la pandilla vive sus experiencias más relacionadas con el mar se sitúa a unos seis kilómetros de Nerja, en la vecina Maro, y su nombre es inventado. Su verdadera denominación es 'La Caleta de Maro' y llegar hasta ella es dificultoso. Trasladar los equipos de rodaje a aquel punto era francamente complicado, y parte del material se hacía diariamente por mar. Pero la sola visión de aquella franja de arena y el perfil del litoral, conservado tal y como se rodó en su momento, es una marillosa guinda al pastel de la jornada de la ruta turística. Será complicado evitar los ojos vidriosos cuando nos encontremos ante la silueta de las dos rocas desde donde Bruno cae al mar o los pequeños divisan las botellas que Pancho lanzaba para confesar su amor por Beatriz.
La Caleta de Maro, en agosto de 2013. |
A la derecha, las conocidas dos rocas de Cala Chica. |
Antes, también es de visita obligada el chiringuito de Ayo, en la playa de Burriana. El panorama del paseo marítimo en el que se encuentra ha cambiado sustancialmente, el bar ha incrementado sus metros cuadrados y las mesas se cuentan por decenas, pero en el ambiente se respira el aroma del arroz con el que Pancho invitó a sus colegas a modo de agradecimiento tras su accidente en 'Pancho Panza'. Y si alguien tiene algún amago de desconexión, pronto recibirá una descarga del recuerdo. Ayo aparecerá por los pasillos del restaurante, entre las mesas, observando si todo está correcto, se dirigirá hacia la enorme paellera de ese momento y él mismo despachará a quien quiera repetir el manjar. Su amabilidad es extrema con todos, que lo recuerdan como uno más de la pandilla al que Pancho robó su yegüa para recorrer Cala Chica como el jinete enmascarado acompañado de su amor platónico. "Ayo es una personalidad en Nerja -explica Miguel Joven-. Gracias a él se han evitado mamotretos constructivos en el pueblo, disparates modernos urbanísticos... es un hombre sensato cuya opinión tiene mucho peso", asevera el pequeño de la pandilla de los siete enanos, mientras recuerda que fue precisamente gracias a él por lo que participó en la serie. "Mi padre trabajaba en su chiringuito. Era el sitio elegido por el equipo de rodaje para comer diariamente. Dejaron de venir unos días, y al regresar, Ayo le preguntó a Antonio Mercero si había sucedido algo con el rodaje o estaban descontentos con la comida. El director le dijo que habían tenido que paralizar la grabación porque no encontraban a un niño que encarnara a Tito, que finalmente fui yo".
Ayo en su popular chiringuito. La paella no puede faltar... |
Y es que Miguel Joven dio el relevo nada menos que a Jorge Sanz y a otro chico que no convenció al realizador guipuzcoano. "Habían escogido en principio a él, pero problemas en su agenda y la decisión de sus padres lo impidieron. Fíjate que Jorge Sanz ya era famoso por aquella época, pero tantos meses de rodaje aquí... Y el pequeño que le sustituyó no pareció del agrado de Mercero, así que Ayo le dijo que porqué no le hacía una prueba al hijo de uno de sus camareros, que podría funcionar. Ese era yo. De hecho, cuando llegué a la serie, venía de Barcelona, donde estaba con mi familia paterna. Mi padre es de allí y mi madre alemana. Al 'aterrizar' en Nerja, de donde era mi tío, los equipos de 'Verano Azul' ya estaban trabajando".
Pero Miguel Joven conocía sobradamente la bella localidad malagueña. "Yo me crié en la playa de Burriana, hacía amigos que hablaban inglés, sueco... Tras la serie trabajé también en el chiringuito de Ayo y mi primera bicicleta me la compré con catorce años con el 'sueldo' que me dio. Después fui ayudante de maitre y terminé en la recepción de un hotel, hasta que se me ocurrió la idea de promocionar todo lo relacionado con 'Verano Azul'.
La ruta del 22 de agosto se alargó más de lo normal. El grupo era numeroso, y Miguel parecía haber explicado los entresijos de la serie como si fuera la primera vez. Además, el refresco que gentilmente ofrece a mitad del itinerario en el hotel Plaza Cavana se prolongó con la firma de las fotografías del grupo. Habíamos quedado para conversar más detenidamente y realizar la entrevista una vez finalizara el recorrido, y así lo hicimos aunque nos costara almorzar la paella de Ayo al borde de las cinco de la tarde. Sentados en un velador de Plaza Cavana, Tito profundiza sobre todo lo que concierne a 'Verano Azul' y a su persona.
Miguel Joven tras firmar una fotografía en el ecuador de la ruta. |
-Tras más de tres décadas del rodaje, y comprobando la respuesta de los seguidores de la serie, que vienen de muchos puntos de España y del extranjero, ¿cómo no se le había ocurrido antes promocionar la marca 'Verano Azul'?
La serie ha significado lo que más proyección turística le ha reportado a Nerja. En estos treinta y tres años siempre ha estado emitiéndose en alguna cadena de televisión, y no solo en nuestro país. Se ha traducido a veinte idiomas diferentes, ha tenido un éxito arrollador en Estados Unidos, Canadá o Bulgaria, por ponerle varios ejemplos. En este último país ha sido tremendo. Hay una calle en su capital, Sofía, llamada 'Verano Azul'. Cuando la crisis comenzó a hacer mella y perdí mi trabajo en el hotel, creé la marca 'La pandilla de Verano Azul' en internet y productos oficiales que incluso diseñé, como camisetas, tazas, gorras, para ofrecerlas en puntos de venta oficiales. Después se me ocurrió lo de las rutas, tanto la de la serie por el pueblo como la de los cayak por los acantilados, este año la de las cuevas de Nerja exclusivas para grupos coordinados por mí... Creamos una empresa al 60%-40%, ya que tenía que contar con quienes quisieran invertir, y en ello estamos, avanzando. También el acceso a internet ha posibilitado que millones de espectadores hayan visto la serie en el portal de TVE, precisamente gracias a una idea que partió de Miguel Ángel Valero, mi compañero 'Piraña', que fue quien defendió la idea de que el ente público subiera en su web los capítulos, reportajes especiales, etc. Y tras hacer las gestiones oportunas, así fue. Miguel Ángel es un tipo genial, un prestigioso investigador además, veranea en San Fernando, de donde es su familia...
-Sí, los conozco e incluso su tía me dio clases de matemáticas cuando era niño. Eso quiere decir que el contacto con el resto de la pandilla existe...
Nosotros mantenemos el contacto e incluso algunos nos vemos frecuentemente. Gerardo Garrido, Quique, viene a Nerja con Lola, su mujer, siempre que puede; Con Cristina Torres, Juanjo Artero... Precisamente hoy tenía que haber estado aquí José Luis Fernández, 'Pancho', iba a darnos una sorpresa y acompañarme en la ruta guiada sin que nadie lo hubiera sabido y después haberse quedado con nosotros, pero cuestiones de trabajo le han impedido venir. Nos han nombrado pregoneros de Bubión (Granada) en próximos días y tampoco podrá estar presente... Es decir, nunca nos olvidaremos de 'Verano Azul' y de la pandilla de amigos que hicimos. Es obvio que somos muchos, cada uno tiene su vida y algunos están más alejados del recuerdo de la televisión, pero permanecemos unidos por la serie.
-Entonces, lo que algunos cuentan de los enfrentamientos o 'leyendas negras' de varios de sus actores, es falso. Le he visto en la ruta muy indignado cuando ha citado las habladurías relacionadas con el actor José Luis Fernández...
Sí. Se han dicho muchas mentiras y con José Luis han sido especialmente injustos. Le acusaron de estar metido en determinadas cosas, en la droga, y lo único que sucedió fue lo que a muchos nos puede pasar: somos anónimos y de repente nos llega la fama, el dinero, y no sabemos emplearlo adecuadamente. Pero eso fue algo efímero, después se solucionó todo y es una persona excepcional, centrada y madura, como el resto. Recuerdo que incluso nos han llamado de programas de televisiones que les gusta polemizar sobre estas cosas y haber visitado el plató de Crónicas Marcianas, con Javier Sardá. Le dijimos que la condición era no tocar un tema que estaba ya comprobadamente cerrado como el de José Luis, y nos garantizaron que así sería. Al empezar la entrevista, en directo, sacó el tema incumpliendo lo prometido y le tuvimos que decir un par de cosas al respecto. Además, jamás ha habido enfrentamientos entre nosotros ni hubo polémicas con el equipo del rodaje. Tanto es así que Antonio Mercero era un incondicional durante años de Nerja y siguió viniendo para veranear hasta que su enfermedad le ha hecho mella. Nerja enamoró a muchos, ¿recuerda al actor Sergio Arteta, que interpretó al mago Massip en el episodio 'La última función'? Era vasco y se quedó aquí a vivir. Está enterrado en el cementerio nerjeño. Uno de los productores de la serie, Antonio Pozueco, conoció a su novia en Nerja y se casó con ella... Yo siempre he dicho que 'Verano Azul' te hace venir y Nerja te hace volver.
-Usted precisamente hizo regresar a todos en el año 2011 para celebrar el 30 aniversario de la serie.
Volvamos a la crisis que anteriormente le comenté. Cuando comenzó a fortalecerse, me presenté al concejal de Turismo del Ayuntamiento de Nerja para proponerle hace un paquete de visitas y que el Consistorio entendiera lo que podría suponer el recuerdo de 'Verano Azul' para Nerja. El 30 aniversario era un buen punto de partida y la organización de todos los actos recayeron sobre mí. El concejal me dijo que ni siquiera había visto la serie... Perdí catorce kilos durante la preparación del programa de actividades y desde el Ayuntamiento me dijeron que el alcalde no asistiría porque no estaba bien que el primer edil asistiera a actos a los que no iba a ir nadie. Llegó el día y aquello fue imborrable. Nerja entera estaba movilizada, visitantes de muchísimos lugares de España, un viaje en bicicleta de todos los que quisieron que desbordó las previsiones y todos los actores, menos lógicamente Antonio Ferrandis, estuvimos presentes en el acto, subidos al barco de Chanquete... Fue un éxito y sirvió para demostrar lo que es capaz de lograr 'Verano Azul'.
-Y precisamente para todas las edades. En la ruta de hoy se encontraba un niño de seis años que le ha repetido diálogos enteros de la serie en cada localización que nos deteníamos.
Sí, de eso no cabe duda. 'Verano Azul' es un documental sobre Nerja y ha unido a familias de generaciones enteras en torno al televisor.
-Usted tenía justamente seis años cuando encarnó a Tito, ¿cómo llevó el rodaje y la posterior fama?
Estuvimos grabando durante dieciséis meses, nada menos que casi año y medio. No fue solo cosa de un verano, muchas secuencias están rodadas en invierno, a mí se me ve tiritando de frío al salir del agua en algunas. Fue difícil y el equipo tenía que hilar fino para que no hubiera fallos de raccord. Pero era complicado ocultar algo casi imposible: que nosotros crecíamos muy rápido. Y así en algunos episodios aparecía Tito sin los dientes de las paletas y en otras sí, porque me habían crecido. Juanjo Artero pegó un estirón espectacular, y Cristina Torres le conservaron al cabo de los meses el bañador oscuro con la franja verde que se había colocado al principio, pero el pecho le había crecido y aquello fue un problema para ella. Claro, normal... Durante el rodaje, Miguel Ángel Valero y yo tuvimos un profesor particular, y el resto de chicos y las dos chicas se quedaron aquí el curso entero y dieron clases en un instituto de Nerja. Hay quienes aún le puede contar que fueron compañeros de aula de Pancho o Javi. Y así se estrenó la serie el 11 de octubre de 1981. No había absolutamente nadie en las calles de Nerja, todo el mundo estaba en sus casas frente al televisor. Después, ese boom se extendió a toda España. Yo lo llevé bien, pero vosotros no me dejásteis. La gente se me abalanzaba para verme y yo lo que quería hacer era lo de siempre: correr por la playa, jugar, salir a la calle como un niño. Mi madre estaba hastiada de tanta gente en la puerta de mi casa, pero siempre lo llevé lo mejor que pude. Posteriormente, gracias a mis trabajos, mantuve mucho contacto con las personas y me sirvió para tener la cualidad de empatizar con quienes hablan conmigo. Me gusta hacer las rutas, conversar con todos, contar las anécdotas.
-Hábleme de los personajes de la serie. Por ejemplo, el liderazgo de Pancho y Javi era manifiesto, no así el papel difuso de Quique.
Gerardo Garrido encarnaba el papel de escudero de Javi, no sucedió que se plasmó deficientemente el papel en pantalla, es que realmente era así, tenía un rol secundario. Beatriz era la guapa del grupo, en realidad tenía 19 años cuando rodamos, era la mayor y Pilar Torres ya había tenido experiencia en la interpretación, junto a estrellas como Catherine Deneuve o Fernando Rey. Desi era su amiga que hacía de 'patito feo', pero en la vida real es hermana de Pilar. Cristina Torres le puedo asegurar que era una belleza cuando se rodó 'Verano Azul' tanto o más que su hermana, pero el papel que le correspondía era la antítesis a Bea, así que le colocaron aquel aparato en los dientes, gafas que no necesitaba... Ver a María Garralón interpretar a Julia era una delicia, porque es un ser muy humano y enormemente parecida a su personaje. Además, le encantaba venir a Nerja, no puso reparo alguno, no le hacía ascos a esa vida un poco hippy de su papel pero con la cabeza bien puesta, reflexiva, una confesora para las chicas. Antonio Ferrandis ya venía de ser una figura del cine. ¿Sabe una cosa? No había manera de que se acercara al mar. Todas las escenas que parecen estar rodadas en barco, se hicieron en la orilla, y las más lejanas no era él. Tenía pánico al agua. Era un gran actor. Y 'Piraña' era ese niño gordito que caía bien y creía saberlo todo, cuyos discursos resultaban graciosísimos. Hacíamos muchas travesuras, repetíamos diálogos equivocadamente en escenas donde comíamos helados para que nos dieran más y muchas cosas que se ven sucedieron porque se nos ocurrían sobre la marcha, como aquella paloma que hizo de las suyas sobre mi cabeza en 'No matéis mi planeta'. Mercero decidió continuar rodando por la naturalidad con la que nos lo tomamos.
-¿Y Tito? Usted no sabía ni leer...
No. Yo me aprendí los diálogos de memoria, porque por las noches mi padre me los decía una y otra vez y yo los repetía hasta que se me quedaban grabados. Los guiones de los capítulos los tenía mi padre, yo no tenía ni idea de lo que en ellos estaba escrito porque no sabía leerlos. Me levantaba por la mañana temprano y me iba a la habitación de mis padres, que aún dormían, y les decía "me voy a trabajar". Comenzábamos a rodar al amanecer.
-Hace unos años, en el Festival de Málaga, conocí a Antonio Mercero y le comenté en una entrevista que, tras los personajes de Garralón y Ferrandis, me parecía ver connotaciones no explicadas claramente, incluso ambiguas en el de la pintora y homosexuales en el caso de 'Chanquete', pero simplemente me sonrió y no quiso sacarme de la duda.
Julia venía de un trauma por la muerte de su marido e hija en un accidente de tráfico como se explica en 'La sonrisa del arcoiris'. Cierto es que no se le ve inclinación alguna en toda la serie, pero creo que su personaje está marcado por ese luctuoso suceso. En cuanto a 'Chanquete', sí resultaba extraño que no se le viera intención por alguna mujer, con un modo de vida distinto a todos, si bien en el capítulo de su fallecimiento sabemos que había tenido esposa. No veo más allá si se refiere a que en Chanquete había reflejos del propio Antonio Ferrandis, que como todo el mundo sabe, tenía inclinaciones homosexuales. Para los chicos era como el abuelo que todos quisiéramos tener.
-¿Ha cambiado Nerja en treinta y tres años? Usted es el único que se quedó aquí porque, aunque no nació en el pueblo, ha vivido en él desde casi siempre.
Ha cambiado la gente que lo visita. A principios de los ochenta era impensable el concepto de touroperadores, y hoy están a la orden del día. Por entonces había ya turismo, pero venían los mismos cada verano: las mismas familias, los rostros de siempre que se sentían a gusto en una localidad como esta, con la belleza de sus playas y calas. Comenzaron a funcionar las rutas turísticas y los visitantes ya proceden de todo el mundo, y eso se ha notado a la hora de la expansión de comercios, hoteles, oferta hostelera... Lo que siempre quisimos evitar fueron construcciones elevadas y gigantes de cemento, en eso tuvo mucho que ver Ayo y ciudadanos que consideraron que Nerja tenía que atraer al turismo pero con su particular estilo y sin perder su idiosincrasia, sin construir más de tres plantas en su casco histórico y litoral. Respecto a los escenarios de la serie, algunos se conservan casi igual y otros ya no existen o están casi abandonados. La casa de Julia, por ejemplo, se encuentra a escasos metros del Parador, pero pertenece a unos extranjeros que vienen poco y está descuidada y desde hace tiempo le han colocado vallas que impiden contemplarla. Es una pena. La casa del Mago Massip fue derruido su exterior, el interior era un decorado que se construyó en los Estudios Roma, donde hoy se encuentra Telecinco, y allí fuimos a rodar. Fue lo último que grabamos de toda la serie. Las calas de Maro conservan aún los invernaderos, los caminos, y el puerto de Nerja que aparece en la serie lógicamente no es nuestro porque en Nerja no hay muelle. Se rodó en Motril, al igual que el camino que recorremos en bicicleta en los créditos de cada episodio.
Una de las escasas fotos que hoy día pueden captarse de la casa de Julia. |
-La idea original contemplaba veinte capítulos, y sin embargo, se rodaron diecinueve.
Con tan mala fortuna que era precisamente el que estaba dedicado a mi personaje. Si se fija, muchos capítulos tienen como protagonista a la pandilla: Pancho con 'Pancho Panza', Javi en 'La bofetada', Julia en 'La sonrisa del arcoiris', Bea en 'Beatriz monamour', Desi en 'El visitante'... Y el número veinte iba a llamarse 'La excursión'. Curiosamente, en él iba a participar Jorge Sanz con un cameo, pero las inclemencias del tiempo y el temor a prolongarse el rodaje en el tiempo hizo que los responsables de la serie cancelaran el rodaje del capítulo. En él había un incendio en el que yo me quedaba atrapado.
-¿Cree que funcionaría un remake de 'Verano Azul'? Hoy día solo cabrían dos posibilidades: hacer una serie con otros siete niños o un reencuentro de ustedes al estilo Kenneth Branagh y su 'Los amigos de Peter'...
Es posible. Veo más viable, al menos desde el punto de vista guionístico, que se hiciera algo con nosotros, los que protagonizamos la serie hace tres décadas, con una fórmula de reencuentro, aunque esa idea no está exenta de problemas. Habrá quien quiera y quien no entre nosotros, es lógico. No sé, hoy las cosas han cambiado como para hacer un 'Verano Azul' con siete niños. Pero todo puede estudiarse, ver las ideas que afloren.