Me parece sorprendente que, a un mes de Semana
 Santa, las imágenes devocionales sevillanas salgan a la calle para un 
Vía Crucis 'magno' o como deseen llamarlo. Lo mismo me resulta en Jerez
 o donde quieran ustedes pensar.
Este paroxismo por realizar cultos 
externos continuamente está convirtiendo la fe y el sentido catequético 
que presumiblemente muestran las hermandades en meros acontecimientos 
culturales, sociales, estéticos y festivos que desdibujan el significado
 para lo que realmente se hace pública 
protestación de fe. Los 'aficionados a las cofradías' acuden masivamente
 a todas estas citas en las que se da un espectáculo colorista que 
solapa el verdadero sentido de la Pasión del Señor y sus imágenes 
representativas. Cuando era pequeño, el simple hecho de escuchar un 
tambor nada más llegar la Cuaresma, respirar incienso por vez primera en
 la calle en un Vía crucis y finalmente presenciar la puerta de La Salle
 para dar paso a la primera cofradía constituian sensaciones únicas que 
se vivían en su fecha y en su momento. La continua y masiva 
proliferación de procesiones durante todo el año ha devaluado aquellas 
sensaciones y ha convertido el mundo de la Semana Santa en una sucesión 
de uso y abuso de los titulares aprovechando cualquier fecha 
medianamente señalada o motivo aparentemente espiritual que, insisto, 
queda relegado a un segundo plano.
Me preocupa sobremanera cómo está 
desvirtuándose el culto externo ante la pasiva mirada de la Iglesia, 
equivocada si piensa que si alentando o permitiendo esto va a contar con
 cristianos capaces de aportar conocimiento y buen hacer a nuestra 
comunidad, en la que sobran procesiones y aficionados y falta 
compromiso, seriedad y tener los pies en el suelo en una sociedad 
castigada que no necesita a la imágenes constantemente en la calle, sino
 respuestas valientes de cristianos que luchen por la justicia social, 
algo que no se logra únicamente con una foto fija de varios jóvenes 
recolectando víveres a las puertas de un supermercado.
Feliz domingo en 
Sevilla y que el patrimonio que tanto se valora al menos no se vea 
afectado por la lluvia.
13:01 h:  
Aprovecho
 para comentar -sin hacer leña del árbol caído- que la suspensión del 
Vía crucis por amenaza de lluvia está conllevando comportamientos 
sonrojantes en Sevilla, enfrentamientos entre hermandades, descontrol 
absoluto, gente teóricamente muy pía que ahora dice que se está jugando a
 sacar pasos y otros 'ejemplos' que pueden ser seguidos, con rubor, en 
twitter. Yo ya tenía mi opinión muy clara desde antes, mucho antes, de 
que tanto desmadre se haya asentado en todo esto. Y no es nada nuevo, lo
 sucedido en Sevilla es un ejemplo, lógicamente muy mediático por la 
ciudad donde se celebra.
Finalmente, aporto una reflexión de Benedicto XVI expuesta hace años, para que nos invite a pensar. Si es que queremos mirar de frente, claro está...
"Pero,
 ¿no deberíamos pensar también en lo que debe sufrir Cristo en su propia
 Iglesia? En cuántas veces se abusa del sacramento de su presencia, y en
 el vacío y maldad de corazón donde entra a menudo. ¡Cuántas veces 
celebramos sólo nosotros sin darnos
 cuenta de él! ¡Cuántas veces se deforma y se abusa de su Palabra! ¡Qué 
poca fe hay en muchas teorías, cuántas palabras vacías! ¡Cuánta suciedad
 en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar 
completamente entregados a él! ¡Cuánta soberbia, cuánta 
autosuficiencia!" (Meditaciones y Oraciones del Cardenal Joseph 
Ratzinger.- Vía Crucis en el Coliseo.- Viernes Santo 2005).
 
 

 
 
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