Se trata de un autor que no sólo trabaja para la gran pantalla, y entre muchas de sus obras destacadas no se encuentran scores. Os aconsejo su octava sinfonía. Sin duda, la influencia de sus años en Francia e India, donde trabajo con el mismísimo Ravi Shankar, le han marcado en su vida incluso religiosa. Abandonó su estilo de los primeros años para componer piezas austeras que hoy día muestran una gran carga emocional para películas en las que los sentimientos o la complejidad mundana jueguen un papel primordial.
A mí personalmente me absorben dos trabajos suyos: El agente secreto, un score para una película escasamente conocida que ví en el Festival de Sitges de 1996 dirigida por Christopher Hampton, y Las Horas. De esta me quedo absolutamente con todo el filme, no sólo su banda sonora, una cinta que puede entrar en el olimpo de las contadas obras maestras de esta última década. Su amarga composición, su hábil utilización de los arpegios y la música acompasada con el doloroso drama de las tres mujeres protagonistas se fusionaron, gracias a él y a Stephen Daldry, para regalarnos una maravilla a los oídos y la vista en una tipología de cine no apta para amantes de lo liviano. Recuerdo aquellos últimos minutos de Richard Brown, el poeta interpretado magistralmente por Ed Harris, dirigiéndose a Meryl Streep antes de lanzarse al vacío: "Cuéntame un cuento sobre tu día (...) Yo tenía 19 años y nunca había visto algo tan hermoso. Eras tú saliendo por la puerta de cristal, por la mañana, aún medio dormida. Es extraño. La mañana más corriente en la vida de cualquiera,...".
Butaca 12, fila 7. Allí estaré el día 22, no faltaré.
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