martes, 24 de junio de 2008

Ruido

Ahí los tienen, enfrentándose por cuáles son los logos más atractivos para los fastos de 2012 en Cádiz. Viva La Pepa y abajo la pena, la misma que padezco al ver tanto oropel con estériles resultados.

Quedan dos años para que San Fernando acoga la celebración del bicentenario, que al paso que vamos se quedará en unos juegos deportivos y, cómo no, una procesión magna con todos los pasos de Semana Santa en la calle cual pasarela Cibeles pero por la calle Real. Eso si no está manga por hombro con las obras del polémico tren tranvía. Y, a decir verdad, con respecto a la magna, todos los pasos tampoco. Sé de varias hermandades que no se prestarán a esta exhibición ideada por políticos para manipular el verdadero sentido de fe de las imágenes. Una tengo claro que no estará allí. Así lo dice el artículo 29 de su Reglamento de Régimen Interno, que no permite la salida de sus titulares para eventos "que no sean de naturaleza y carácter estrictamente religioso".

Para entonces es difícil saber si la sociedad isleña ya habrá colmado el vaso de su paciencia. Y la gaditana, dos años después, para qué hablar. Estamos en un 2008 para olvidar, en el que cada semana nos desayunamos en los periódicos expedientes de regulaciones de empleo y despidos. De Dragados a Altadis, de Delphi a los pequeños y medianos comerciantes. ¿Tendremos ganas de exhibiciones de imágenes para el 2010 al ritmo de desangre que llevamos? Es probable que llegados ese momento nos hayamos cansado de tanto paso en la calle fuera de su fecha. Como también es posible que nos importe un pimiento cuál será el logo final para Cádiz 2012, entre otras cosas porque los ciudadanos están más preocupados en querer pensar que sus políticos van a reactivar esta nefasta situación económica, empresarial y social antes que celebrar doscientos años de una constitución que a nadie le interesa conocer. Podemos preguntar en la calle a cincuenta gaditanos quién reinaba en España en el año 2012, vamos a partirnos de la risa, por no llorar, con las respuestas...

Si lo desean me pueden llamar demagogo. Pero la gente no quiere fiestas, ni vestirse de soldaditos franceses con fusiles de juguete y señoras con delantales y madroñeras para dar vueltas por las ciudades gaditanas mientras suena la banda del pueblo. Y menos dentro de dos años ante la que va a caer. Sabe Dios a cuánto estará la gasolina en 2010 y lo que costará la factura de la luz en 2012. Pero algunos viven en sus cuitas por quítame allá la palabra Cádiz del logo, pon un barquito y llámale al puente como la tata que va al Carranza. Y si podemos mangar creando cargos públicos políticos, mejor... para ellos.

Alguien quiere vendernos como la panacea y las soluciones para San Fernando la celebración de unos desfiles en 2010 mientras la ciudad se muere, sumida en una creciente pobreza y a la cola del desarrollo provincial. En Cádiz se adivina la inercia del absolutismo y de la dejadez que acabó con el socialista Carlos Díaz, pero ahora no tiene bigote, sino que va de rubia. Aunque para entonces, todos calvos por los efectos del ruido. Ruido de logos, ruido de discusiones políticas por conferencias de liberales inútiles en lugar de golpes en la mesa para crear empleo. Ruido de tambores y trompetas a destiempo. Ruido de cháchara inútil sobre el papel de la Iglesia en el 2012. ¿Y el de ahora, ante la sangría laboral que padecemos? ¿La curia obispal no piensa abrir la boca antes que firmar convenios con Zarrías por utilizar un edificio?

Lo decía Joaquín Sabina. Ruido, mucho ruido...

"Mucho, mucho ruido,
ruido de tijeras,
ruido de escaleras
que se acaban por bajar.
Mucho, mucho ruido,
tanto, tanto ruido.
Tanto ruido y al final...
Tanto ruido y al final...
Tanto ruido y al final
la soledad.
Ruido de tenazas,
ruido de estaciones,
ruido de amenazas,
ruido de escorpiones.
Tanto, tanto ruido.
Ruido de abogados,
ruido compartido,
ruido envenenado,
demasiado ruido.
Ruido platos rotos,
ruido años perdidos,
ruido viejas fotos,
ruido empedernido.
Ruido de cristales,
ruido de gemidos,
ruidos animales,
contagioso ruido.
Ruido mentiroso,
ruido entrometido,
ruido escandaloso,
silencioso ruido.
Ruido acomplejado,
ruido introvertido,
ruido del pasado,
descastado ruido.
Ruido de conjuros,
ruido malnacido,
ruido tan oscuro
puro y duro ruido.
Ruido qué me has hecho,
ruido yo no he sido,
ruido insatisfecho,
ruido a qué has venido.
Ruido como sables,
ruido enloquecido,
ruido intolerable,
ruido incomprendido.
Ruido de frenazos,
ruido sin sentido,
ruido de arañazos,
ruido, ruido, ruido".

3 comentarios:

  1. Bueno, necesitaría tres espacios para aportarte algunas ideas... Es evidente que cuando se escribe desde la crispación (que puedo entender) se escribe así... Pero el tema es delicado, José Carlos, se impone la reflexión... Los temas de todos, los temas de Estado, en España, siempre han sido complejos, difíciles, de parto malo... Pero sin la necesaria cordura y buen juicio, nada.
    Me encanta tu blog y me maravilla tu fuerza, aunque en ocasiones vaya ciega y tire inocencias... Como ahora.

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  2. No creas, no escribo crispado porque no es un tema que me ataque a los nervios, la verdad...
    Gracias por tus halagos a mi blog y a mi fuerza, es la única recompensa en tiempos difíciles hasta para exponer con libertad en internet.
    Por cierto...¿Anónimo? ¿Quién eres?
    Un saludo.

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  3. El anonimato, en este caso, esconde a una persona que te admira (los anónimos en ocasiones esconden almas miserables, como sabes, incapaces de dar la cara al insultar, faltar al respeto, etc.), por eso va a seguir anónimo. Pero resumiendo: La Isla y Cádiz fueron el territorio de una Constitución maravillosa. Mucho tiempo después se le llamó, para andar por casa, La Pepa. Que el Consorcio aúpe a La Pepa para que Cádiz no esté en donde tiene que estar porque Teófila Martínez es la alcaldesa, pues se define por sí mismo, define la mezquindad de Zarrìas, Magdalena y todos los que no han podido ganar democráticamente a la ciclón rubia de Cádiz. Mi logo hubiera sido CONSTITUCIÓN DE 1812 y abajo LA ISLA, CÁDIZ... Esas ideas habría manejado... El puente está claro, Constitución de 1812... Pero nada, más despropósitos para este rincón privilegiado y maldito, admirado José Carlos...

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