lunes, 18 de noviembre de 2019

Cumpleaños de Scorsese. Felicidades con la BSO de 'La última tentación de Cristo'



Martin Scorsese regresa a mi muro, en esta ocasión con motivo de su 77 cumpleaños en este 17 de noviembre. Lo felicito por ello y me sirve de justificación para la banda sonora que despide su día de celebración.
Es probable que, de todas las películas dirigidas por Scorsese en su carrera, la que posea una banda sonora más interesante sea 'La última tentación de Cristo' (1987). Un filme polémico en su momento para mentes estrechas que, como suele ser habitual, no quisieron entender el mensaje de la película y del libro anterior, quedándose con las imágenes narrativas dentro del imaginario mundo de Nikos Kazantzakis -la relación carnal de Jesús con María Magdalena, la bajada de la cruz por su propio pie ayudado por la niña/el demonio, su oficio de carpintero que hace cruces para los romanos- cuando, en realidad, la historia culmina con la victoria de Cristo sobre esa tentación que le pone en bandeja el diablo y de la que finalmente reniega.
¿Y la música? Cuando Scorsese no hace películas de mafiosos no emplea canciones ya hechas. En 'La última tentación de Cristo' contó con Peter Gabriel, el fundador del grupo 'Génesis', que apenas tiene compuestas cuatro bandas sonoras a pesar de haber manifestado en algunas ocasiones que le apasiona esta tarea. Es comprensible, se trata de un músico centrado durante toda su carrera en experimentar. Y para una película sobre Jesús tan inusual, con un salto temporal de dos mil años y en una localización tan definida étnicamente, contó con un caldo de cultivo que dio como resultado un excelente score.
Se trata de una banda sonora en la que la percusión juega un papel fundamental, en la que los sonidos y ritmos autóctonos se conjugan en ocasiones y muy acertadamente con instrumentación sintetizada y de una gran riqueza descriptiva. Peter Gabriel decidió además emplear instrumentos autóctonos de diversas culturas y países, como el duduk, una especie de flauta armenia; el surdo -bombo-; la tabla -unos tambores de origen indio-; el kamancheh, un instrumento de cuerda iraní, o el sintetizador analógico Profeta 5, del que por cierto existen muy pocas unidades en el mundo.
En el vídeo que he montado para ilustraros lo que os comento incluyo cuatro momentos de importante presencia musical: los créditos iniciales, donde ya el desarrollo del tema deja entrever el papel de los instrumentos de percusión tras un leit motiv que se repite en varias ocasiones en el filme de fuerte sentido étnico y dramático. Tras los créditos vais a ver la secuencia en la que Jesús -interpretado por un extraordinario Willem Defoe- predica en una de las ocasiones y contempla contrariado como la gente se marcha alentada por él pero soliviantada y con fines bélicos. Frustrado tras sus palabras, se acerca María Magdalena y Cristo decide aliviarle los pies ante la atónita mirada de los discípulos. Suena un hermoso tema con ribetes amorosos que, aun conservando sus mismas notas, el compositor lo transforma magníficamente en un signo de suma de fuerzas al introducirle percusión para la siguiente secuencia, que enlaza con el mismo tema.
 La tercera secuencia que os he elegido nos enseña a María Magdalena curando las heridas de Jesús en el inicio de su nueva vida tras renegar de la muerte en la cruz. Lo más lógico es que, en el comienzo de una secuencia de amor de esta índole, Peter Gabriel hubiera empleado el mismo tema con desarrollo que el anterior del alivio de los pies de la mujer. Pero no. El compositor no nos lo pone tan fácil y se decide por el tema de los créditos iniciales. ¿Con qué intención? Me decanto por pensar que el tema principal no deja de estar formado por golpes de percusión atormentada, que con un 'in crescendo' psicológico nos va mostrando la pugna interior de Cristo en sus dudas sobre su destino. Cuando Jesús yace en el lecho de la Magdalena, Gabriel no quiere escena de amor convencional, sino un amor que forma parte de ese atormentado destino y nos lo recuerda con la música de inicio del filme.
La cuarta secuencia nos lleva al final de la película. Jesús en su madurez descubre 'el pastel', es decir, que todo era un invento del demonio para tentarle, y le ruega encarecidamente al Padre regresar a la cruz para cumplir con su misión que ahora comprende a la perfección. Vuelve a sentirse en ella, a una regresión en nuestro tiempo -no en el suyo-, se observa crucificado y sonríe. Todo está cumplido, incluyendo haber superado su última tentación. Peter Gabriel acompaña todo ello con un tema minimalista de compases con cuatro notas que suenan en una misma escala que una campana de iglesia repicando por motivo gozoso, y nos muestra musicalmente que estamos no ante un final, sino ante un principio que comenzará con la resurrección.



sábado, 16 de noviembre de 2019

Ver 'El irlandés' en el 1,2% de los cines españoles que la proyectan puede llegar a costarte más de 50 euros


En España existen un total de 3.593 pantallas de cine distribuidas en 723 salas o multisalas. Son datos extraídos de la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC) publicados en mayo de este mismo año.
La nueva y esperada película de Martin Scorsese, 'El irlandés', se ofrece en 45 salas. Es decir, en tan solo un 1,2% del total de las pantallas repartidas por el país.
¿Por qué ocurre esto? ¿Qué consecuencias para el espectador está teniendo la batalla de Netflix con las exhibidoras, después de que la plataforma se haya negado a demorar la emisión de 'El irlandés' los preceptivos tres meses y los responsables de las salas no quieran exhibirla porque creen que los números no les van a salir? Ya sucedió con 'Roma' en 2018, pero cada vez las plataformas de streaming producen más películas y, defendiendo su naturaleza, orientan el mercado a estrenar para sus abonados.
¿Significa esto el fin del cine en las salas? ¿Existen fórmulas que incentiven al espectador a ir al cine a la vez que visionar la película en su casa?
En este nuevo vídeoreportaje en el canal #UltimoEstreno te explico la situación de la manera más diáfana posible. Y también te cuento lo que significa para nosotros que 'El irlandés' no podamos verla en nuestras provincias, ciudades, municipios...
Ver en el cine la película de Scorsese te puede costar entre 41,74 y 54,48 euros según el estudio que he realizado con datos absolutamente fidedignos que podrás calcular a la vez que ves el vídeo en tu situación particular dependiendo de donde vivas. En mi caso, al residir en Cádiz, el cine más cercano donde se exhibe 'El irlandés' se encuentra en Sevilla, a 122 kilómetros por autopista más algunos otros hasta llegar a zona este.
Entrada+transporte+peaje...¿? euros. Si a ello le sumas aparcamiento en una ciudad sumamente complicada para estacionar y solo una botella de agua en 7 horas...¿? euros. Las interrogaciones se revelan en el vídeo.
Es absolutamente demencial. Particularmente, no estoy dispuesto a pagar esas cantidades porque a Netflix y a los cines les dé la gana. Los que llevan el negocio tendrán que solventar esta situación o el cine, tal y como lo tenemos concebido hoy día, se nos muere y quedará para ver películas en el ordenador o en casa en pantallas limitadas.
Lo siento. No habrá crítica de 'El irlandés' hasta verla en Netflix. No admito esto. Y no me llaméis 'tieso', pero ver una película no puede costarnos 50 euros a nuestro bolsillo. Es inadmisible y no es ético.
Pincha y te lo cuento. Ojo, siéntate y escucha. No es un vídeo de un par de minutos, pero creo que es necesario contar esta situación tan grave de esta manera.

https://www.youtube.com/watch?v=_Cvo1bUcMzs


jueves, 14 de noviembre de 2019

Roy Webb en la fecha del cumpleaños de Veronica Lake



El 14 de noviembre de 1922 nacía una de las mujeres más perturbadoras -y escasamente soportable por sus 'partenaires' cinematográficos- en toda la historia del Séptimo Arte. Veronica Lake, con su rabiosa belleza, su rubia melena y su crudo humor negro tuvo tantos hombres tras ella como enemigos en la industria del cine. 
Su vida fue un poema, el alcohol acabó con ella, enfrentada a sus hijos y sola, muriendo a los 50 años y con sus cenizas esparcidas en el mar. Lake hizo un puñado de películas maravillosas como 'Me casé con una bruja', dirigida en 1942 por René Clair. Su temática dio pie años después a la popular serie 'Embrujada' y a nosotros nos invita esta noche a recordar con justicia al compositor de esta película, Roy Webb. 
Nominado al Oscar a la mejor banda sonora por 'Me casé con una bruja', lamentablemente Webb no está ubicado en el lugar que le corresponde como creador de música cinematográfica. Parte de esta injusticia fue provocada por su masiva creación de partituras para la RKO, remezclando composiciones anteriores, mermando su capacidad creativa ante la extensa producción de la compañía, tanto que llegó a componer una media de doce bandas sonoras por año en la década de los cuarenta. Ríase usted de Morricone... 
Uno de sus scores más conocidos fue para la película 'Encadenados', de Hitchcock. Pero centrémonos en 'Me casé con una bruja'. 
Deliciosa película y banda sonora de gran interés por varias razones que comparto con vosotros y que podéis comprobar a través del vídeo que he montado con secuencias del filme con cuatro partes diferenciadas. En una primera, los créditos iniciales, en los que Roy Webb juega maravillosamente con la marcha nupcial introduciéndola a modo de guiño en su tema principal, en el que juega con notas que piruetean en tonos 'mágicos'. Una magia 'blanca', como se puede comprobar. En solo un minuto es capaz de ello, y también a mi juicio tengo claro que Webb fue un espectador consumado de 'Fantasía' tan solo dos años antes, en 1940, con especial atención a su aprendiz de brujo... Precisamente el segundo clip del vídeo os da muestras además de una característica del estilo compositivo de Roy Webb: el llamado 'mickeymousing', apelativo -no siempre cariñoso- con el que se le conoce al método por el que los compositores apostillan cada movimiento en escena con su música sincronizados al máximo. No es de extrañar: Webb fue ayudante de Max Steiner, el gran compositor que en su haber posee uno de los ejemplos de 'mickymousing' más diáfanos: su 'King Kong' de 1931. En 'Me casé con una bruja' vemos al gato entrar en la casa, corretear, subirse al sofá con Veronika Lake, la puerta se cierra.. Oid la música y veréis, aunque parezca paradójica la frase. 
Un tercer corte del vídeo nos muestra a Veronica Lake cantando en versión original y el cuarto y final me parece enormemente interesante. Solo lanzo una afirmación sin explicar más allá: estoy plenamente convencido de que Steven Spielberg y John Williams vieron esos minutos finales de 'Me casé con una bruja' antes de rodar y musicalizar 'ET'.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Nueve años sin Berlanga. Recordando 'Tamaño natural'



El 13 de noviembre de 2010 nos dejaba uno de los grandes cineastas de nuestro país: Luis García Berlanga. 
 'El verdugo', 'Bienvenido Míster Marshall', 'Plácido' o 'La escopeta nacional' son algunas de sus obras maestras. Bajo una exposición de motivos que en la mayoría de las ocasiones se basaba en apariencias temáticas grotescas, se encontraba una talentosa y mordaz manera de exponer y criticar situaciones vinculadas a la sinrazón humana, a la política mal entendida, a la insolidaridad, a la obligada desesperanza o al sexo incomunicativo. 
Este es el caso de una de sus películas más retorcidas, 'Tamaño natural'. En las ocasiones en las que compartí con él alguna mesa redonda, cenas y charlas en general, era muy común que habláramos mucho de este filme con el que el maestro se divertía sobremanera recordándolo. No hay que olvidar que era un gran aficionado a todo lo relacionado con el sexo. 
'Tamaño natural' contaba la historia de un dentista perturbado por una muñeca hinchable. Michel Piccoli (que en diciembre cumplirá nada menos que 94 años) encarnaba a un ser capaz de sustituir a su esposa por una muñeca, en la que busca no solo sexo, sino comprensión y ternura, con las consiguientes reacciones de quienes lo rodean al conocer su existencia. Desde su mujer, que en un acto de humillación -y un ejercicio guionístico extraordinario- se hace pasar por otra muñeca para recobrar el cariño de su marido -impagable el plano de ella inmóvil llorando al comprobar la reacción de él- a su familia, que actúa de la misma manera que podemos ver la película en un principio: como una astracanada burda y forzada, cuando en realidad se convierte en un ejercicio de exposición humana de la incomunicación, la soledad y el desencuentro emocional. 
¿Y la música? Aquí tenemos otra curiosidad. El célebre compositor francés Maurice Jarre escribió la banda sonora, siendo la única ocasión en la que hizo música para una película española. Al creador de grandes scores como 'Lawrence de Arabia' o 'Doctor Zhivago' no lo relaciona nadie con Berlanga, pero ya véis... 
La banda sonora de 'Tamaño Natural' no está editada. Creo haber visto una edición pirata hace muchos años que no logré adquirir. Apenas algo más de 17 minutos hizo Jarre con especial dedicación a la aparición de la muñeca en pantalla por vez primera y en el impagable final cuando flota sobre el agua tras la caída del coche. En ambas partes -que os ofrezco en un vídeo que he montado extraído de la copia que tengo de la película- se juega con el mismo leit motiv, un tema sensual para el que lógicamente Jarre emplea el instrumento más sexual que existe, el saxo, acompañado de órgano, sinuoso y que resulta pegadizo. Su perceptivo inicio de corte erótico va dando paso en su desarrollo a una sensación, provocada por la música, de soledad, tristeza y vacío a pesar de lo que contemplamos, revelándonos por lo tanto Jarre que el protagonista involuciona en su insatisfacción aunque no se percate de ello y adelantándonos un final infeliz.


jueves, 7 de noviembre de 2019

Cuarenta años del estreno de 'Apocalypse Now' en España

Hoy, 7 de noviembre, se cumplen 40 años del estreno en España de una obra maestra del cine. Reconozcamos que 'Apocalypse Now' no es una película de fácil digestión. Necesitamos prepararnos para adentrarnos en su historia, adecuarnos a su ritmo y paulatinamente dejarnos cautivar por una película monumental que, cuando de su música hablamos, nos dejamos llevar por dos momentos estelares: el inicio con la canción 'The End' de The Doors y especialmente la utilización que Francis Ford Coppola hizo de la cabalgata de las valkirias de Wagner en su secuencia más famosa. 
Sin embargo, la banda sonora original de 'Apocalypse Now' no es especialmente conocida. Es lógico, porque lo que compuso Carmine Coppola para la película de su hijo es una música absolutamente incidental, atmosférica, que contribuye a adentrarnos en ese viaje iniciático y asfixiante en busca de respuestas a una sorprendente decisión. "El horror...". 
Quince temas originales posee la edición discográfica de la BSO de 'Apocalypse Now'. En el siguiente vídeomontaje os muestro tres momentos: el primero, en el que suena el tema 'The Voyage', que es el que acompaña al capitán Willard en la llegada a su destino. Música átona, influenciada por las tendencias progresivas y experimentales de aquellos años, perfecta para el momento y con percusión final al ritmo de nuestro órgano vital. Llega el momento en el que Willard se adentra en "el corazón de las tinieblas" y la música nos lo corrobora. Las otras dos secuencias corresponden al bombardeo a los sones de Wagner y el olor a Napalm por la mañana. Inolvidable.


miércoles, 6 de noviembre de 2019

La plantilla del Real Teatro de las Cortes



Mi solidaridad, respeto y cariño hacia los trabajadores y trabajadoras del Real Teatro de las Cortes de San Fernando en estos momentos (meses ya) complicados.
Fueron años de trabajo conjunto en su día y siempre con un trato exquisito hacia mi persona, facilitando todas las ideas e iniciativas que surgían en cada instante y desempeñando su labor como he visto en pocos teatros en España.
Los pliegos, las condiciones, etc. que emanan de la administración pública tienen siempre que tener en cuenta dos factores fundamentales: el laboral y el humano, especialmente si la responsabilidad política de esa administración se jacta de defender los derechos de los trabajadores. Las mejoras de los servicios son, en la inmensa mayoría de los casos, compatibles con las personas que ya vienen desempeñando esas mismas tareas sin tacha alguna. Claro que para eso hay que trabajar las cláusulas, siempre dentro de la ley pero protegiendo a quienes dependen de esos puestos... En definitiva, hacer 'política administrativa' proteccionista hacia el trabajador y especialmente hacia el trabajador eficiente. Es obvio que los pliegos -y hablo en todos sitios- se hacen hoy mecánicamente y sin el más mínimo resquicio de humanidad, solidaridad y servicio a la sociedad. Servir a la sociedad también es proteger el trabajo existente. Claro que es más hiriente -y decepcionante- que eso lo practiquen gobiernos que se supone llevan en su ADN la defensa del trabajador.
Un abrazo a todos/as los afectados/as acompañado de esta fotografía de uno de tantos momentos señalados.

miércoles, 30 de octubre de 2019

'La cabina' en HD y su compositor 'desconocido'




TVE emite el mediometraje 'La cabina' a las 00:00 horas de este miércoles, aduciendo su conversión en Alta Definición. Buena oportunidad para volver a ver un filme que tres años antes de que 'Tiburón' causara psicosis global en las playas, hizo -al menos en España- que cuando utilizáramos las cabinas telefónicas las dejáramos abiertas o el pie dispuesto estratégicamente en la puerta para evitar que se cerrara. 
Antonio Mercero rueda, en algo más de media hora, una historia que ya conocemos. Se quiso interpretar como una crítica a la dictadura de Franco, pero el cineasta negó una y otra vez que pretendiera ir más allá de una historia de terror claustrofóbico. Creo, personalmente, que se trata de una reflexión sobre la incomunicación obligada que padece el ser humano, las prisiones que sufre tanto propias como ajenas en todos los ámbitos que rodean nuestras vidas, dejando plasmados en la cinta momentos de brillante subliminalidad. 
¿Y la música? Ocurre una cosa muy curiosa, y lamentable, con ella. No aparece su compositor en los créditos, aun cuando su papel es muy importante puesto que apenas existen diálogos en todo el metraje. Es decir, jamás se le ha hecho justicia al autor. Todo lo más se lee en algunos sitios que la banda sonora es de Carl Orff, el compositor alemán autor del Carmina Burana por poner un ejemplo. Solo hay un tema de Orff en 'La cabina', que es el que Mercero utiliza en el túnel del final del filme, en el desenlace, terminando con un plano de una nueva cabina vacía en el mismo lugar que la que ocupaba la de López Vázquez. Le costó además un litigio a Mercero, ya que no pidió permiso para utilizarlo y Orff lo denunció. Llegaron a un acuerdo después de que el alemán visionara la película del director español y alucinara con ella. 
La banda sonora -en su totalidad- de 'La Cabina' la podemos dividir en seis momentos correspondientes a otros tantos secuenciales de la obra: 
1) El inicio con el montaje de la cabina, con un tema muy de la época, cierto suspense en sus patrones y muy percusionado, como en realidad casi todos los temas siguientes. Parece, en ocasiones, compuesto como sintonía para un informativo radiofónico. 
2) La incursión de López Vázquez en la cabina y su primer intento de salida (5'33''). Con un solo instrumento (oboe, creo identificar), el compositor hace un tema átono, misterioso y desorientador, sincronizado con los movimientos de quien está atrapado, con la colocación de sus manos en los cristales, sus miradas, etc. reflejando con la música lo kafkiano de la situación. 
3) La pesadilla 'viajera' en la camioneta comienza a partir del 18' con un tema marcado por notas que se repiten con cuerdas, saxo, de nuevo percusión y sensación de movimiento y agobio. 
4) Llama la atención el momento macabro del encuentro entre las cabinas de López Vázquez y Agustín González, para lo que Mercero decidió utilizar 'Mambrú se fue a la guerra' cantado por un grupo de niñas que juegan ajenas a lo que sucede. El retorcimiento del director es patente a la hora de generar sensaciones negativas con un coro angelical cantando. 
5) El tema del viaje deriva a motivos más graves sólo interrumpido por otro retorcimiento del director: el encuentro de López Vázquez con los actores circenses (23'30''). Los únicos que no se ríen de él en toda su odisea -curiosamente- y que parecen presagiar el final. Los acompaña lo que parece es un acordeón solista que, tras el encuentro con el niño, se acompaña de otro acordeón para completar la melodía y continuar con un camino musicalmente herrmanniano. 
6) La llegada final al túnel con el ampuloso tema de 'El triunfo de Afrodita'. Creo que Mercero corría el riesgo de que la secuencia le quedara demasiado pretenciosa con esta música, pero también opino que salió airoso del invento. En nuestras retinas y nuestros oídos se quedarán para siempre estos minutos finales y los esqueletos en las cabinas. 
Aunque TVE la ponga esta noche, pero por si leéis esto más tarde o si queréis comprobar lo que os comento, os dejo el enlace a 'La cabina' en la web de RTVE.

El 29 de octubre de 1993 se estrenó 'Pesadilla antes de Navidad'




El 29 de octubre de 1993 se estrenaba en cines 'Pesadilla antes de Navidad', una joya que no solo refleja el espíritu más deliciosamente oscuro de Tim Burton, el ideólogo y creador del filme aunque la dirección se la cediera a Henry Selick, sino también la vigente existencia en el cine contemporáneo de artistas capaces de crear animación con la técnica Stop-Motion, es decir, fotograma a fotograma, movimiento a movimiento de cada marioneta, muñeco o ser que aparece en pantalla. Un trabajo ímprobo de un equipo de producción en tiempos en los que la animación se hace primordialmente por ordenador. 
Fue tal el entusiasmo de los propios técnicos que, una vez terminada la filmación, hubo verdaderos 'empujones' por llevarse a casa alguna de las criaturas nacientes de la macabra y divertida mente de Burton, que se le ocurrió crear una historia de un personaje antítesis de Santa Claus, ingenuo y buscador de nuevas sensaciones para el poblado de 'Halloween', al que no le faltaron los suspiros enamoradizos de una deliciosa Sally frankensteniana. 
 Concebida como un musical, es una de las obras maestras de Danny Elfman, compositor de cabecera de Burton. Admirable score que se mueve entre temas riquísimos en variedad musical y temática. Una presentación ("This is Halloween") a ritmo tan macabro con los instrumentos de viento y metal como de desfile carnavalesco que, curiosamente Elfman altera en algunas notas musicales en el desenlace de la película para darle un tono más luminoso propio del Happy End (en el vídeo que os adjunto lo podéis comprobar). 
Una de las secuencias más bellas, cuando Sally se arroja por el ventanal para escapar de su opresor, al caer se descompone en partes del cuerpo y ella misma se las cose con aguja e hilo, tiene una maravillosa música que da pie a una exquisita, romántica y a la vez lastimera canción que es lo mejor del filme, mientras que, en el colmo del disparate, Elfman compone para el personaje malvado, Oogie Boogie, un tema en absoluto terrorífico, sino que se decanta por una sugerente composición más propia de un personaje erótico que ridiculiza inteligentemente al saco de gusanos que se contornea grotescamente. Los tonos más infantiles suenan en "What's this", cuando Jack descubre la ciudad donde Papá Noel deja sus regalos. La voz del esqueleto más mediático del cine la pone el propio Danny Elfman. 
 Una maravilla de filme, una magistral banda sonora que, sin embargo, fue injustamente tratada. Ni siquiera fue nominada a los Oscar, si bien lo tenía muy complicado. Tenía que competir con 'La Lista de Schindler', de John Williams. En el apartado de canciones nominadas sí podía haber rascado si la hubieran tratado como se merecía, ya que aquel año ganó el anodino tema de Bruce Springsteen para la sobrevalorada 'Filadelfia'.

domingo, 27 de octubre de 2019

Con esto del cambio de hora...'El final de la cuenta atrás'



El cambio horario en esta pasada madrugada en España me ha recordado las películas tan entretenidas en el traslado en el tiempo. Una de las más conocidas fue ‘El final de la cuenta atrás’ (1980).
Recuerdo haberla visto varias veces con mis amigos Juan Ramón Nieto y Enrique Mengíbar en aquellos inicios de los años ochenta y entusiasmarnos silbando y tarareando el tema principal de su banda sonora. Poco podía imaginar por entonces que, con el curso del tiempo, coincidiría en varias ocasiones –festivales, encuentros, algún almuerzo- con su compositor, John Scott.
Supongo que retrasar los relojes una hora no provocará las mismas adversidades que sufrió en el filme el portaaviones Nimitz de la Armada norteamericana cuando, repentinamente y tras penetrar en una tormenta, el comandante Matthew Yelland, interpretado por Kirk Douglas, descubre que el buque se encuentra nada menos que en 1941, en los prolegómenos de la batalla de Pearl Harbor.
John Scott escribe una banda sonora en torno a un principal concepto: el poderoso Nimitz y la aventura que corre al hallarse inmerso en la Segunda Guerra Mundial, para lo que construye una fanfarria de 7+11 notas después de una introducción con llamadas, y que desarrolla hasta lograr un pegadizo tema que, a lo largo del filme lo utiliza con frecuencia, en distintos tonos y con arreglos, contribuyendo al sentido fantasioso de la temática de la película. Scott parece querer centrarse en el disparate que supone el traslado espacio-tiempo en este marco bélico más que apostillar la cinta con música militar, por lo que se tomó en serio su composición pero no lo que se narraba en ella. Hizo bien.
¿Y quién es John Scott? Quizá no reconocido como debiera, sus bandas sonoras se mueven entre el concepto del espectáculo demostrado en ‘King Kong 2’ (1986) o ‘Greystoke: la leyenda de Tarzán’ (1984), así como el relato histórico de delicada belleza como en ‘Marco Antonio y Cleopatra’ (1972), filme dirigido por el propio Charlton Heston en el ocaso de las superproducciones de la Edad Antigua que tanto agradaron a los espectadores en décadas anteriores. Heston encargó la música en principio al español Augusto Algueró, pero no agradó lo que hizo y tanto él como la productora se decantaron por John Scott, un compositor que en su música también demuestra en numerosas ocasiones su origen británico, brillante sinfonista y que, como en alguna ocasión de las que he coincidido con él, admite que fue la influencia que le provocó la música de Bernard Herrmann lo que le hizo decantarse por el cine.
En este vídeo puedes disfrutar del tema principal de ‘El final de la cuenta atrás’, la secuencia final de ‘Greystoke: la leyenda de Tarzán’ y el propio John Scott dirigiendo la banda sonora de ‘Marco Antonio y Cleopatra'.





martes, 15 de octubre de 2019

Treinta años de radio y de 'Último Estreno'


Hoy, 15 de octubre, se cumplen exactamente treinta años de la primera vez que me vi ante un micrófono para hablar de cine.
Fue aquel domingo de 1989. Eran las diez de la mañana y el texto que llevaba escrito me bailaba porque tenía 20 años y, a pesar de mi pasión por esto de las películas, los sábados por la noche no me dedicaba precisamente con esa edad a revisar ‘El séptimo sello’ de Bergman. Así que, con los ojos como si me hubieran tratado en el manicomio de ‘Alguien voló sobre el nido del cuco’ y la voz de don Corleone con perdón por la petulante comparativa, José María Romero -el técnico- abría micro y se encendía la luz roja de la mesa. Mi particular claqueta que me indicaba que 'la película' echaba a rodar. Una película de casi dos décadas...
Ahí empezó todo. Yo, como ahora, pero sin dicción radiofónica aun adquirida, ceceaba tela, así que cuando tenía que hablar de nuestro gran Saza lo mío era un poema porque decía “zazatorní” por antena. No había televisiones privadas, Canal Sur acababa de empezar sus emisiones y el TelePrograma era la biblia de la primera media hora del programa para contar qué películas ponían en las únicas tres cadenas disponibles. Después empezó el desmadre y no había quien atinara debido a la contraprogramación, así que la tele se dejó a un lado porque el programa -que no se llamó ‘Último Estreno’ hasta cuatro o cinco meses después- comenzó a llenarse de especiales dedicados a pelis, a directores, actores... de bandas sonoras que compraba ávidamente aun en vinilo. De llamadas de los oyentes pidiendo temas y, como logré gestionar que se regalaran por entonces entradas para el Cine Almirante de San Fernando, de mucha gente que contestaba preguntas que hacíamos al aire y si acertaban, acercaba una grabadora mamotrética al Sennheiser, le daba al play y sonaban unos vergonzantes aplausos grabados de un disco de efectos especiales arrumbado en un armario de la discoteca de la emisora.
Aquello maduró gracias a empezar a conocer la radio de verdad de la mano de Emilio Hurtado Egea, la persona más enamorada de ese medio que conozco, pero también a la gente que comenzaba a participar en el programa. Como quiera que ya no era por las cogorzas de sábado noche, sino porque al final se dieron cuenta que un programa de cine pegaba menos un domingo a las diez que John Barry poniendo música a una película de acción, los jefes pasaron ‘Último Estreno’ a la banda horaria nocturna de los jueves. Y de una hora, a durar dos. Y tres. Y de una noche, a dos. Y a tres. Y aquello se convirtió en una maravillosa costumbre más que en un trabajo, que empezó a ser remunerado modestamente: la de hablar y hablar de cine con los oyentes hasta que a ellos les diera la gana con la premisa casi nunca cumplida de que a la una de la madrugada había que cortar, y el personal con sus walkman de entonces y cascos escuchar y disfrutar de un José Carlos insoportable algunas noches, otras con la guasa por bandera, pero en todos los programas había mucho amor al cine, mucha participación de gente invitada (algunos amigos, otros que lo fueron coyunturalmente) y mucha música de cine comprada en USA y en Reino Unido que me arruinaba los bolsillos. Pero si no escuchabas en Último Estreno ‘Aladdin’ de Disney seis meses antes de estrenarse en España, no tenías otra opción de disfrutar de ella en ningún otro programa en muchos kilómetros de hertzios a la redonda.
Y llegaron las emisiones desde Festivales (Cádiz, Sitges, Sevilla, Huelva...), mesas redondas organizadas por el programa en escenarios exteriores, contactos con el público y avalancha de cartas cada semana, de llamadas y de gente apasionada con esto del cine. Y así hasta que en el año 2005, agotado por luchar en distintos frentes y ante mis responsabilidades periodísticas profesionales durante el día, junto con otras cosas, en aquel mes de junio de ese año, decidí dar carpetazo al programa. Hace catorce años de aquello y aun me encuentro con gente que me habla de ‘Último Estreno’: de los temas musicales que pedían, de cuantas veces fueron al cine gratis gracias a las entradas de Cinesa, de los programas dedicados a los Oscar en los que se emitía la ceremonia en directo con las intervenciones radiofónicas en nuestra tertulia de Carlos Pumares, Benito Zambrano, Agustín Almodóvar, Ivonne Blake, Diego Galán, Ricardo Gil, Joan Lluis Goas, Xavier Catafall... Sería interminable citar nombres de esas noches y de todas las demás en 16 años. Hay más de 200 cintas cassettes grabadas con material que algún año espero digitalizarlas.
Durante los años posteriores a 2005 estuve (y estoy) metido en otros fregaos relacionados con el cine que no pude contar en antena por razones obvias al vivirlas posteriormente. Jefe de prensa de dos festivales internacionales de música de cine, conferenciante, asesor cultural, intermediario, crítico de cine en Onda Cero... Experiencias que he contado en alguna ocasión o se han visto reflejadas en mi facebook personal y en el dedicado expresamente a 'Último Estreno'.
Y todo este rollazo, como algo muy resumido. Imaginaos el resto a lo largo de 16 años.
Treinta años no es nada, que cantó Gardel con una década menos en su letra. No vivo con el alma aferrada a un dulce recuerdo, continuando con su bellísima canción. Fueron muchos años de una extensísima etapa cumplida de sobras que recuerdo con una sonrisa en el gesto, en ocasiones humedecido. No la añoro ni echo de menos. Ya nada es como antes, ni siquiera la radio como medio. Pero sería muy ingrato no homenajear lo que significaron tantas vivencias y con ello a la gente que, en mayor o menor medida, me acompañó, en un mutuo ejercicio de aprendizaje. De manera que hoy, con la ñoñez por bandera, os muestro este vídeo con algunas imágenes de aquellos años del programa, en el que aparecen muchísimos momentos, rostros, encuentros, entrevistas... y cartas de los oyentes, que por entonces las recibía a montones por semana. Se iba implantando paulatinamente el correo electrónico pero ni por asomo el whatssap y esas cosas de hoy día.
¡Ay, si en 1989 hubiéramos tenido internet...! ¿Quién sabe?
"Bienvenidos, bienvenidísimos a ‘Último Estreno"...


viernes, 11 de octubre de 2019

JOKER: El hándicap de 'director sabe-espectador sabe'


Todd Phillips deja para la historia una de las películas más inteligentes del cine contemporáneo a la hora de atraer la atención del espectador.
Joker es un filme con un apabullante valor visual, con una estudiada medida cromática en cada momento, en el que todos los elementos estilísticos están al servicio de un incomensurable protagonista, desde la suciedad que rezuma cada fotograma a una gran banda sonora cuyo cello es consustancial con la gradual involución que experimenta Arthur Fleck en un mundo de partida cruel que recuerda a Schumacher en su 'Un día de furia'.
Pero el director se encuentra con un doble trabajo que le cuesta afrontar, el mismo al que se enfrenta cualquier realizador -con su guionista- cuando se trata de exponer la historia de alguien que rompe el binomio 'director sabe-espectador no sabe'.
En este caso, desde la butaca esperamos desde el inicio un descenso a los infiernos del protagonista por cada número de hijoputadas o desequilibrios que lleve a cabo, y si no se aportan elementos novedosos en una historia ya sabida, y tampoco se apuesta por dinamizar el tiempo narrativo sino que se suple que el espectador sabe por la estética constante, la película se resiente y se encierra en sí misma y en un predecible camino hacia, en este caso, un caos social final que ya conocemos desde el principio.
No obstante, Joker es de obligada visión por muchas cosas que te cuento en una nueva videocrítica en el canal #UltimoEstreno de Youtube.


lunes, 7 de octubre de 2019

El compositor Gabriel Yared cumple 70 años


Gabriel Yared cumple hoy lunes 70 años. Siempre ha sido para mí uno de los compositores de música de cine más exquisitos, delicados. 
Conocido sobre todo por ganar el Oscar con 'El paciente inglés', su partitura para este filme es solo un ejemplo de la rabiosa elegancia de su estilo musical, de un admirable sentido armónico que, en cuanto al cumplimiento de su objetivo, engloba el apartado de compositores cuyas obras las resuelven con admirable sentido musical -más que cinematográfico- como Georges Delerue o John Barry. Me atrevo a decir que Yared supera en muchas de sus partituras a ambos. 
 ¿Es un compositor que podría escribir para una película de acción? Pregunta interesante, a tenor de su filmografía especialmente centrada en dramas, muchos de ellos de una calidad menor que sus bandas sonoras. 'Mensaje en una botella', 'Otoño en Nueva York' o 'City of Angels' o 'Cold Mountain' son ejemplos de ello. 


Sonado fue lo que le sucedió con 'Troya', tanto que, hablando personalmente con él, me quedó claro que se quedó 'tocado' tras ello. Escribió la partitura para la película protagonizada por Brad Pitt y finalmente se la rechazaron tras un primer visionado de filme y las frías reacciones hacia él. Culparon al músico de un posible fracaso de la película -sucede en más de una ocasión- y lo sustituyeron de malas maneras por James Horner, que en apenas varias semanas compuso el score oficial de la cinta. Yared lamentó este hecho públicamente en su web con una amarga carta. Posteriormente, se ha editado el CD con su banda sonora, demostrándose que, habiendo hecho Horner un trabajo como nos tenía acostumbrados, la composición de Yared supera a ésta y podía haber sido una obra de ensueño para él y su reputación, dado que 'Troya' es una superproducción con más de quinientos millones de dólares de recaudación en taquilla. Aquí tenéis un montaje colgado en su día en las redes en el que podéis ver y escuchar una de las secuencias más famosas de 'Troya' con la música rechazada de Yared escrita para ese momento. Os reitero el golpe bajo que supuso para el compositor lo de este filme especialmente cuando os comento tras conocerlo hace unos años que es un hombre reservado, poco dado a entrevistas, a las charlas y a expresar sus consideraciones. Si lo hizo de esa manera con 'Troya', fue por algo. 
#UltimoEstreno 



domingo, 29 de septiembre de 2019

Mientras dure la guerra


Alejandro Amenábar construye un relato academicista, previsible en su formalidad, tan 'físicamente perfecto' como plano, con un resultado global más propio de un alumno aventajado de José Luis Garci que de la creatividad que se le presupone al director de 'Los otros' y 'Mar adentro'. 
Sus bazas más afortunadas, como la secuencia en la que Unamuno discute a las afueras de la ciudad con Salvador Vila en un claro simbolismo de las dos Españas goyescas, o las admirables interpretaciones de Karra Elejalde y Eduard Fernández en los papeles del intelectual y un temperamental Millán Astray, contrarrestan la sensación de estar recorriendo un ampuloso y previsible paseo por una galería de personajes históricos de un museo de cera
Ya puedes ver mi nueva videocrítica en el canal #UltimoEstreno sobre lo último de Amenábar. En ella también recuerdo que no hay nada nuevo bajo el sol. ¿Alguien vio la película 'La Isla del viento'? Pues eso.
Por cierto: me encantaría que te suscribieras a mi canal de Youtube... 
#UltimoEstreno

Vídeo del encuentro de Alejandro Amenábar con espectadores en Cine Sur Nervión (Sevilla) el pasado 3 de octubre. Es la única grabación de este coloquio que existe, para eso estuve allí, así que disfrútalo:


miércoles, 11 de septiembre de 2019

'El hundimiento': quince años del estreno de una áspera obra maestra


Munich fue la ciudad elegida para el estreno mundial de 'El hundimiento' en estos días, en el año 2004.
La película obligaba a los alemanes a mirarse en un incomodísimo espejo. Aunque durante décadas han tenido que sufrir el reflejo de la historia que todos conocemos, ahora lo hacían contemplándose durante casi tres horas con la constante sombra tras de ellos, perenne en la pantalla, de un inconmensurable Bruno Ganz encarnando a Adolf Hitler.
Los últimos días del dictador nazi en su búnker con sus más repugnantes colaboradores; con quienes preconizaban el final; los instantes de suicidios que cortan la respiración mostrados en el filme de la misma manera que el director, Oliver Hirschbiegel, rueda la totalidad de la película: sin aspavientos ni grandilocuencias, con una admirable continencia y un fondo documentalístico en su estilo lejos de otro estilo de cine más habitual, cargado de aderezos siendo también válido en su objetivo.
Imprescindible filme para los amantes de la historia contemporánea y del cine y obligatorio tenerla en la filmoteca de casa. Es posible que muchos hayan visto unos minutos de la película parodiados en una secuencia de Hitler reunido con sus oficiales, al que le han puesto decenas de diálogos y subtítulos distintos sobre temas dispares para hacernos reir. Con que al menos un porcentaje de quienes han visionado esos momentos les haya picado la curiosidad y hayan visto 'El hundimiento', me conformo.
Fue nominada al Oscar a mejor película de habla no inglesa en 2005, aunque incomprensiblemente derrotada por 'Mar adentro', de Amenábar. Logro hispano, aunque injusto y mucho más cómodo para los americanos. También competía con la efectista 'Los chicos del coro' que presentó Francia. A los de Hollywood les gusta más este tipo de películas hechas por los italianos que por los franceses. 'El hundimiento' es una obra maestra y así te lo cuento en un nuevo vídeo reportaje en el canal #UltimoEstreno de Youtube:


martes, 10 de septiembre de 2019

Feliz cumpleaños en el recuerdo, Robert Wise


Tal día como hoy, el 10 de septiembre, en 1914, nacía en Indiana (EEUU) uno de los grandes del cine: el director Robert Wise
Esa manera artesana de 'construir' sus películas, de temáticas multidisciplinares, siempre le acompañó. A pesar de grandilocuentes títulos de su autoría como 'Star Trek' (que me aseguró jamás le interesó) o 'Siete novias para siete hermanos', será por siempre el cineasta que fue capaz de realizar aquella joya que fue 'West Side Story' y ganar diez Oscar con ella. Ahora, este título vuelve a estar en primera línea debido a la versión que dirige Steven Spielberg. 
'Ultimátum a la tierra'; 'El Yang-Tsé en llamas', con Steve McQueen, o 'El ladrón de cuerpos' son algunos ejemplos de su cine de filigrana con admirables maneras direccionales y de montaje. No es de extrañar: Wise fue el encargado, años antes, de montar 'Ciudadano Kane', de Orson Welles, catalogada por muchos sondeos como la mejor película de la historia del cine. Welles le debió mucho a Wise.
Hombre exquisito en el trato, afable y cordial, paciente y amante del Séptimo Arte, lo conocí ya retirado de la dirección. En aquella entrevista inolvidable que le hice en Sitges, antes de esta fotografía, se me agarró del brazo para que le acompañara hasta el lugar donde debíamos conversar. Se le notaba mayor pero sus transparentes ojos y su mirada de bondad se volvían vivos y apasionados al hablar del Hollywood que tanto se afanó por hacernos creer aquellas historias realizadas con mimo y con el sello de cada uno de sus creadores.
Por cierto, quien está de espaldas a la derecha de la foto es Nathan Juran. Quizá el nombre no les diga mucho a un buen número de lectores, pero ese señor -que no sabía que acompañaba a Wise y no pude hablar con él, la verdad- se llevó el Oscar a la Mejor Dirección Artística en 1942 por 'Qué verde era mi valle' y dirigió 'El séptimo viaje de Simbad'. ¡Y yo con estos pelos y esa cara!



jueves, 29 de agosto de 2019

30 años de la moción de censura a Avelino Arias y 40 de la ignorada victoria de UCD en San Fernando


Actualizar los archivos particulares es una actividad que creo que muchos hacemos en verano, en esos huecos medianamente libres que empleamos para tener las cosas ordenadas, y encontrarme esta revista me recuerda que hace pocos días se cumplieron 30 años de la moción de censura que en San Fernando desbancó a Avelino Arias de la Alcaldía de San Fernando en favor de Antonio Moreno. La publicación se llamaba 'Reflejos', la editaba el PSOE de San Fernando y se hizo un número extraordinario en el que figuraban todos los logros que este partido, con su alcalde a la cabeza, había hecho realidad en los años anteriores, así como numerosas críticas -centradas especialmente en Moreno- a los argumentos que los andalucistas estaban empleando para hacer efectiva la moción de censura. Llama la atención el titular de portada: "Más vale honra sin Ayuntamiento...". Se entiende el juego de palabras alteradas para completar la frase.
Treinta años de aquello, que, sin valorar si para bien o para mal, está claro que vino a cambiar la historia de San Fernando. Pero lo curioso es que los archivos me siguen recordando que la historia no deja de ser curiosa y que, desgraciadamente, en muchas ocasiones olvidamos la necesidad de reflexionar ante la perspectiva que nos da el tiempo transcurrido.
Y así, en 2019 también se cumplen 40 años de las primeras elecciones democráticas locales. Si alguien piensa que la política se ha degradado en los últimos años por culpa de esto de los pactos entre otras cosas, puede comprobar que las alianzas para desbancar a quien gana unas elecciones nos acompañan desde el inicio.
Basta con recordar lo sucedido en San Fernando hace cuatro décadas, cuando las municipales las gana realmente UCD con diez concejales, pero la suma de fuerzas de PSA (7)+PSOE (6)+PCE (2) desbancan al cabeza de lista ganador del partido de Adolfo Suárez, que fue el isleño Antonio Ramírez Roldán, y ocupa el sillón de la Alcaldía Fernando Rodríguez Viaña, del PSA. Poco después, este partido sustituye a Rodríguez Viaña al frente por Avelino Arias, que desempeña las labores de alcalde encabezando sucesivamente las listas del PSOE y del PSOE al marcharse a este último... hasta que en agosto de 1989 llega la moción de censura para desbancarlo. Es decir, que esto de mover sillones por acuerdos, desacuerdos, paso de aquí a allá, etc. para darnos cuenta de las vueltas que dan las cosas sin que se respete escrupulosamente lo decidido por la ciudadanía es consustancial a la democracia que tenemos.
Ha pasado casi medio siglo y seguimos igual. Lo dicho, para reflexionar. La segunda fotografía, cuyo autor es Nicolás y la publicó Mirador de San Fernando hace 40 años, corresponde a la Corporación municipal isleña de 1979. La que ganó UCD, partido que jamás llegó a gobernar en La Isla, por mucho que ustedes lo votasen.


jueves, 22 de agosto de 2019

San Fernando, sin gestión para tener cine de verano

Lamento mucho que en 2019 no disfrutemos del cine de verano en San Fernando. Desconozco los motivos, a lo mejor hay quien piensa que algo así es pueblerino y no está a la altura de los planes tan 'ambiciosos' para esta ciudad, tan 'internacionales', tan 'chic' todo... 
Las proyecciones de películas las hay en muchas ciudades y congregan a cientos de espectadores cada una de ellas. En Madrid, en Málaga, en Cádiz este año con un acertado programa, variado y con nueva ubicación, en Grazalema por poner un ejemplo dispar, etc. Como apunte: el cine de verano en San Fernando ha tenido unos cuantos emplazamientos, destacando entre ellos el Colegio de San José y el Castillo de San Romualdo. Es precisamente la proyección de una película -Moulin Rouge- el evento que ostenta el récord de presencia de público en todos los actos que se han organizado en este castillo desde que comenzara a hacerse uso de sus instalaciones. Fueron casi seiscientas personas las que el 29 de agosto de 2002 entraron en el patio del recinto y decenas de ellas se quedaron fuera con sillas de playa que traían de sus casas. No me lo cuentan, estaba allí. El programador de las películas y el coordinador de las proyecciones era yo. 
En las páginas 288 y ss. y 332 del libro 'El cinematográfico en La Isla', editado por El Güichi de Carlos en 2013, se habla de ello. Por cierto, por entonces esto de las proyecciones era cosa de Cultura, que es la concejalía que entiendo debe organizar un ciclo de este tipo. En ningún caso Juventud, que nunca he comprendido qué tiene que ver con el cine. De todas maneras, es algo secundario. La cosa es que hoy 22 de agosto de hace 17 años, que también era jueves, se proyectaba en el Castillo 'La Isla de las cabezas cortadas', que llenó el recinto con algo menos que 'Moulin Rouge' pero también todo el mundo sentado. Y eso que me tenía preocupado, porque este maravilloso musical es un poco 'peculiar' como todos sabemos. Pero fue un auténtico éxito. 
Qué le vamos a hacer... Tendremos que irnos a otras localidades que sí han gestionado ofrecer esta iniciativa a la ciudadanía. La Isla pierde una vez más.







martes, 20 de agosto de 2019

Alan Parsons Live Project en concierto en Jerez


Extraordinario concierto de Alan Parsons y su formación en Jerez de la Frontera el pasado 17 de agosto de 2019 en las bodegas González Byass, dentro de una nueva edición del Tío Pepe Festival, una inteligente -y supongo que costosa- iniciativa que de unos años acá ha situado a Jerez entre las localidades más atractivas del sur en cuanto a espectáculos musicales veraniegos.
Jerez y Chiclana se llevan la palma. Y entre las apuestas del Tío Pepe Festival ha estado en esta ocasión la del prestigioso ingeniero de sonido y compositor Alan Parsons, el único concierto de su gira mundial 2019 en España. Un espectáculo de gran calidad que repaso en este vídeo reportaje recorriendo la mayor parte de los temas que interpretó el grupo con comentarios textuales.

domingo, 18 de agosto de 2019

Poderoso atracón de cine que Tarantino traslada a los estómagos de los espectadores


Rodar una película como 'Érase una vez en Hollywood' debe haber sido una tarea francamente complicada. No por sus características técnicas, porque Tarantino se maneja como pez en el agua con una cámara. Lo que resulta difícil es condensar tanta información al espectador en casi tres horas de metraje. Tarantino se ha atracado de cine -se respira en cada poro del filme su amor por él-, lo ha hecho sin mesura y ahora traslada a los estómagos de los espectadores esa pesadez -sin ser peyorativo- que provocan las indigestiones desordenadas. Y cada aparato digestivo recibe la comida como puede, claro está.
'Érase una vez en Hollywood es un compendio apabullado de motivos centrales del filme como sus personajes, las situaciones, los hechos que se suceden… y un preciosismo exagerado y hedonista de Tarantino con los elementos secundarios: escenarios, cartelería, carreteras, personas que deambulan por calles, por fiestas, por el Hollywood anárquico de la época…
Tarantino quiere condensar en 160 minutos mucha información, muchas cosas. Algunas las alarga demasiado, como los planos-secuencia desde los pies y piernas de los actores o los recorridos en coche. Le sobran kilómetros explícitos a la película. O momentos de Di Caprio en su papel de villano en películas italoamaneradas del oeste. Son cosas que lastran el vuelo de un filme que engarza lo que ocurre como si Tarantino fuera el alumno más aventajado de Martin Scorsese revisionando ‘Casino’, por poner el ejemplo más diáfano, pero sin la maestría del director de ‘El lobo de Wall Street’.
Al espectador le cuesta trabajo entrar en las vidas cruzadas de los dos protagonistas porque cada uno de ellos tiene el suficiente peso como para protagonizar una película por sí solos. Di Caprio encarna a un Rick Dalton que, pese a su edad, se siente en el ocaso de su carrera y relegado a subproductos. La búsqueda gradual de su valía a través de estos spaguettis sobrevalorados, a pesar de lo paradójico que pueda ser, aporta un enjundioso drama al filme con momentos de gran talento como el primer encuentro entre Dalton y la niña previo al rodaje. Y especialmente brillante y –ahora sí- de alto voltaje tarantinesco es su redención, su puerta grande al estrellato, gracias al, por fin, contacto con una vecindad que deja un final de filme abierto aunque conozcamos cómo acabará una historia que puso la puntilla a un Hollywood clásico herido de muerte, con una Sharon Tate tratada personalmente en la película con bastante desdén y que denota que a Tarantino solo le ha interesado como macguffin a lo largo del filme. De hecho, aun desconozco si su secuencia como espectadora en el cine autovisionándose en ‘The Wrecking Crew’ es empleada para empatizar con el espectador o apuntillar a un personaje carente de identidad (feminismos fuera de la reflexión, por favor).
Y después está el caso de un inconmensurable Bratt Pitt que, dentro de ese complicado reto que, insisto, ha sido rodar esta película, podía haberle ganado la partida a Di Caprio –entiéndase a sus respectivos personajes- descompensando el filme o convirtiéndolo en un tour de force entre ambos del que Tarantino saldría malparado. Pero no ha sido así. El director ha sabido equilibrar, ha sabido paralelizar y, de manera admirable, la historia de Cliff Booth. Quizá, mejor dicho, moderar la poderosa historia de un solitario ante el peligro que fue homicida, es matón, incorregible –la secuencia con Bruce Lee anima el filme en uno de los momentos que más anda en la cuerda floja- y sobre todo es un vaquero que tiene su propia película cuando visita el rancho Spahn: el forastero mal recibido en el pueblo que irremediablemente terminará con violencia. Admirable Tarantino que nos sitúa en dos rodajes en un mismo tiempo, centrado en pantalla en lo que le sucede a Cliff Booth –nombre con cuya sonoridad el director homenajea a un grande del western como Eastwood- mientras como espectadores sabemos que Dalton sigue buscando su estrella en rodajes entre revólveres baratos.
Como en el cine de Tarantino nada es lo que parece, prepárense para un final en donde el cineasta aparece tal y como lo conocemos, abandona su tufo a Scorsese espolvoreado por pizcas de Robert Altman y se nos muestra tanto estética como filosóficamente como lo que es: una bomba de relojería contenida durante más de dos horas en las que da rienda suelta a su amor al cine hasta que explota para hacer el suyo. Y hacer eso hoy día, en una industria tan escasa de intelecto, es todo un logro y un ejemplo de talento.

PINCHA EN EL VÍDEO PARA VER LA VIDEOCRÍTICA EN EL CANAL ÚLTIMO ESTRENO DE YOUTUBE.

martes, 9 de julio de 2019

John Debney: "Así es como, en mi opinión, deben sonar las películas de piratas"


El Movie Score Málaga (MOSMA) 2019 ha dejado momentos imborrables durante estos días además de titulares de los invitados bastante jugosos. 
 Uno de los más interesantes ha sido John Debney. Heredero del sinfonismo más patente del Hollywood dorado, su obra viene a demostrar que hay patrones inmortales, que las orquestas son más necesarias que nunca para hacer buenas bandas sonoras y que lo que hay que tener, como es su caso, es la admirable capacidad de 'modernizar' el 'sonido clásico' con su propio estilo. Hay otros estilos, pero están en este, parafraseando la máxima de Paul Éluard. Todo lo demás es pobreza creativa y teclados de notas alargadas. 
Uno de los titulares de este MOSMA lo dio el compositor de 'La Pasión' -banda sonora nominada al Óscar- cuando instantes antes de dirigir a la magnífica Filarmónica de Málaga para interpretar 'La Isla de las cabezas cortadas', no tuvo reparos en demostrar que, conforme avanzaba el concierto, se sentía más a gusto compartiendo impresiones con el público que abarrotaba el Teatro Cervantes el sábado, y dijo: "Así es como creo que deben sonar las películas de piratas". Andanada a la línea de flotación de corsarios caribeños sintetizados, entre otros. Éxtasis total y aplausos de quien escribe hasta destrozarme las palmas de las manos. 
Pero de todo esto y de qué importancia tiene la música de cine en las películas y lo que han dicho otros como Robert Folk o Roque Baños hablaré en un nuevo vídeo para el canal #UltimoEstreno que estoy preparando. Mientras, no me resisto a dejaros algunas fotos de Debney, al que conocí hace ya 12 años. Siempre es un placer volver a disfrutar de su música y de personas tan atentas como él y su mujer Lola. Y cabe felicitar a Juan Antonio Vigar, director del Festival de Málaga, a David Doncel y al alcalde Francisco de la Torre porque la capital malagueña vuelve a ser ejemplo en el cine, en la música, en la cultura y en la manera de generar riqueza y empleo de verdad en una ciudad.








lunes, 1 de julio de 2019

Fin a mi etapa laboral en el Ayuntamiento de San Fernando


Fin a mi etapa laboral en el Ayuntamiento de San Fernando. Han sido cuatro años de intenso trabajo. Una buena parte de él no se aprecia desde el exterior, o mejor dicho, se desconoce desde donde se cuece. Es lo que hacen los asesores y especialmente cuando se realizan muchas labores 'multidisciplinares' para las que hay que estar preparado.
Me marcho tranquilo, sereno y con la cabeza muy alta, muy orgulloso -con todos mis defectos y virtudes- de mi trabajo, por dedicarme en cuerpo y alma a mi ciudad desde el puesto que me dieron y tras cinco meses últimos especialmente duros por distintos motivos. Deseo de todo corazón todos los éxitos posibles al 'nuevo' gobierno de la ciudad y por extensión a todos los grupos políticos municipales. El triunfo de ellos, y especialmente su saber hacer, los aciertos, el trabajo en equipo lejos de caudillismos y la humildad con la que trabajen redundarán siempre en beneficio de lo que a todos y a todas nos interesa: el progreso de esta ciudad y el bienestar de los isleños e isleñas.
Tras todos estos años y los intensos e ilusionantes nueve meses anteriores a mayo de 2015, agradezco la confianza depositada en mí de la misma manera que lamento la no renovación en ella.
Gracias a todos y a todas, a quienes han tratado conmigo; al personal municipal laboral, con el que he tenido una relación de afinidad inquebrantable, desde Alcaldía a las distintas instalaciones municipales; los grandes profesionales del Centro de Congresos, del Real Teatro de las Cortes en cada acto en los que yo estaba 'ahí detras'. Y lógica y especialmente, a los miembros de los medios de comunicación por nuestra exquisita relación y el placer que ha sido, en la medida de mis posibilidades, favorecerles el trabajo. Son treinta años de profesión periodística que cumpliré el próximo septiembre y conozco cómo ha 'evolucionado' este trabajo, mi experiencia la he aplicado en mi labor cotidiana y también en mis relaciones con los compañeros y compañeras hasta donde he tenido recursos.
Ahora llega el momento de detenerse, tomar el aire que no he podido antes y mirar con ganas al horizonte. Lo hago despidiéndome con la frase final de la novela '2001, una odisea del espacio', de Arthur C. Clarke: "Luego esperó, poniendo en orden sus pensamientos y cavilando ante sus poderes aún no probados. Pues aunque era el amo del mundo, no estaba del todo seguro sobre lo que hacer a continuación. Mas ya pensaría en algo".

viernes, 17 de mayo de 2019

Juan Carlos Aragón



Muere un genio, el filósofo carnavalero del retruécano. El chelevara del Falla que vino a revolucionar cómo se decían las cosas y cómo se musicalizaban. 
Hay "cariños inmortales" con puñados de presentaciones. Pero la que a mí me hizo llorar como un niño chico en el foso aquellos años de cierre de ediciones del suplemento 'El Gallinero' en el foso del Falla con 'el Porqui' fue esta que encabeza mis palabras. 
Hay que hacerse a la idea de que ya no hay opción a disfrutar de la que sería su mejor comparsa, que seguramente fuera la del próximo año. O la del otro. O la siguiente. En fin... Seguro que él me permitiría decir que me cago en los muertos de su enfermedad.

martes, 26 de marzo de 2019

'Dolor y Gloria'. La autobúsqueda evolutiva del cineasta




No existe director, cineasta en toda su acepción -con permiso de Godard- que, como Pedro Almodóvar, nos haya revelado de una manera tan diáfana sus pasos evolutivos hacia la necesidad de mostrar su desazón interior a golpe de fotograma. Dosificado por películas, en un ‘tour de force’ entre el pasado y el presente introspectivo, el manchego lleva ya un buen puñado de retratos inconfesos de mayor o menor intensidad autobiográfica indagando en sus entrañas, reflejando en pantalla los resultados de la búsqueda de su ser, de sus inquietudes y de su propia transformación.
Desde aquel creador de experimentos transgresores (‘Pepi Luci Bom…’, ‘Qué hecho yo para merecer esto’) hacia una etapa intermedia de las relaciones humanas contemplado por el prisma de la tragedia griega (‘Tacones Lejanos’, ‘Volver’) hasta la crisálida surgida del proceso que ha supuesto la conversión del director en alguien que ha mudado su piel habitada para, en el camino de la absoluta madurez, encontrarse delante de él mismo, preguntarse quién es y compartir con el espectador los momentos íntimos de su vida, lo que le ha rodeado, sus inquietudes sobre la creatividad, los desencuentros por los egos, las destrucciones de elementos ajenos que nos sirven de falsas muletas en momentos de nuestra vida y el reconocimiento de que esa búsqueda de los recuerdos o esos fantasmas que repentinamente aparecen en la vida se transforman en la manera útil de redimirse ante las etapas de nuestra existencia, en las que decidimos darle respuestas terrenales a nuestras preguntas y ahora contemplamos desde la perspectiva de los años y la experiencia.
Con ‘Dolor y Gloria’, Almodóvar se coloca delante del túnel de la luz al final no porque camine hacia ello en el crespúsculo de su carrera, sino porque dicen que son esos momentos en los que te sales del cuerpo y te miras desde arriba para recordar, en cuestión de segundos, lo que has sido por ti mismo y lo que otros han hecho de ti. Al cineasta autometamorfoseado -en el merecido frontispicio del cine español, contemporáneo, universal, por este orden- ya solo le interesa ver su propia vida en el visor, compartirla de la mano de los espectadores, dándonos una butaca privilegiada para que contemplemos –incluso juzguemos- su interior, hilvanado de una manera absolutamente magistral, convertido en director de cine frágil y tremendamente sensible a la búsqueda de esa redención que hablamos anteriormente con una sucesión de personajes que aparecen gradualmente, tejiendo una historia perfectamente sincronizada, solventando la complicación del continuo traslado en el tiempo, con momentos absolutamente espectaculares desde el punto de vista escénico como el monólogo de Asier Etxeandía ante el lienzo de la pantalla en el que la frase “el cine de mi pueblo olía a pis, a jazmín y a brisa de verano” se convierte en lo que bien pudiera ser la primera frase musitada por el director en un doliente flashback, en un viaje hacia su casilla de salida personal, hacia los orígenes de un cineasta que, como aseveró Román Gubern, es un nieto de los melodramas americanos de los años 30.
En ‘Dolor y gloria’ hay tal exceso de talento que los personajes que van apareciendo apabullan hasta confundirnos a la hora de seleccionar inconscientemente con quién somos capaces de empatizar hasta más allá de la propia película. Salvador Mallo, encarnado por un inconmensurable Antonio Banderas; Alberto Crespo que busca sentido a su vida con un nuevo texto de quien quedó en el camino y ahora vuelve a aparecer en él; la madre de Salvador, Penélope Cruz, suelta y luchadora, transformada en una Julieta Serrano que en los minutos que aparece llena la pantalla con sus rosarios y su mortaja en unas secuencias en las que Almodóvar se hace  sangre a sí mismo al definirse como un mal hijo; Leonardo Sbaraglia en el reencuentro más honesto y humano de la película, que termina esa noche de la manera más real posible, y desde luego esa secuencia final que conforma un plano prolongado que cierra el círculo de la película y que no es otra cosa que la rúbrica del director, su firma en imagen, al final de una obra grandiosa, el guiño casi elegíaco de su vida que, no obstante y para nuestra fortuna, sigue abierto. Como en la propia película a pesar del golpe final de claqueta.
De justicia es también la aportación de Alberto Iglesias al universo de Almodóvar, el compositor que ha entendido y apostillado con su música el camino hacia el interior emprendido en su momento por el cineasta. En una vuelta de tuerca musical de ‘La piel que habito’ –película que preludia ‘Dolor y gloria’ en muchos aspectos-, el piano de Iglesias resulta fascinante como acompañamiento de los hechos: puerta del tiempo al coro de escolares, a las dolencias interiores del Mallo, a la adicción abierta de par en par en un ordenador, al abrupto descubrimiento del sexo. Y el silencio de una pantalla blanca rota por la mano y la sombra del cineasta con mayúsculas. “Y el cine me salvó…”.

domingo, 10 de marzo de 2019

Veinte años de la reinauguración del Real Teatro de las Cortes



El 9 de marzo de 1999 volvía a abrir sus puertas el Teatro de las Cortes tras una profunda restauración. Ayer sábado se cumplieron 20 años de este acontecimiento. 
 Las fotos que cuelgo tienen un especial sentido: la que está en blanco y negro se observa el coliseo isleño en proceso de rehabilitación y yo en él haciendo un reportaje sobre ello. En la segunda fotografía se ve a un equipo de profesionales y a un señor con los brazos cruzados que tuvo mucho que ver en que el teatro isleño fuera lo que hoy día es. Creo que es muy interesante rescatar estos párrafos del libro 'La Isla, lucha o revienta' publicado por José Carlos Fernández Moreno en 2014, en los que se detallan algunas cosas del Teatro de las Cortes isleño. Hay más -mucho más, y no sólo de este recinto- pero eso ya tienes que buscar el libro. 

"Transcurrido muy poco tiempo de mi toma de posesión como gerente de la Fundación Municipal de Cultura, Antonio Moreno y Francisco Romero me ‘atracaron’ con la habilidad que les caracterizaba para que me hiciera cargo de la gestión técnica y dirección del Teatro de las Cortes. “De forma provisional, de forma provisional…”, me insistían. Aquella provisionalidad duraría años. Años durante los que tuve sacrificados la mayoría de los fines de semana, que eran cuando tenían lugar las funciones, y, por supuesto, sin la menor mejora económica personal. Uno de los argumentos que hicieron valer fue el siguiente: “Hombre, no le vamos a dar el Teatro a Deportes o a Medio Ambiente, lo lógico es que sea llevado desde Cultura, pero –insistían- provisionalmente, hasta que esté creada su propia Fundación, dentro de unos seis meses, más o menos”. Y sí, era cierto, estaba prevista la creación de la que sería Fundación del Teatro de las Cortes, ajena totalmente a la Fundación de Cultura, es decir, con autonomía, presupuestos y personal propio. Así fue anunciado y publicado en los medios de comunicación en varias ocasiones. La Fundación Teatro de las Cortes jamás llegaría a ser una realidad; es más, creo que ni siquiera un proyecto como tal, todo lo más un pensamiento, un deseo… No tengo constancia de hasta dónde llegó inicialmente el asunto, pero de lo que sí tengo es de que aquella pretendida Fundación fue aprobada en Pleno municipal el 24 de febrero de 1999, acordándose, igualmente, que su sede estuviera ubicada en la casa número 11 de la calle General Serrano. El 4 de marzo de ese mismo año, la Diputación Provincial entró a formar parte de ella por medio de un convenio firmado por el entonces presidente, Rafael Román, y el alcalde, Antonio Moreno. Hasta ahí. Lo cierto es que, al no crearse la pretendida Fundación, fue la de Cultura la que continuó asumiendo la gestión con todas sus consecuencias, a las que había que sumar ciertas trabas que partían de algún sector propio del Ayuntamiento. No había pasado una semana desde aquella conversación cuando el interventor, Rafael Monzón, me transmitió su deseo de mantener una reunión conmigo. Para mi asombro, en el transcurso de la conversación me mostró una carpeta cuyo contenido era documentos relacionados con los gastos de apertura de la primera programación del Teatro que, inicialmente, fue encomendado, todo ello, a los responsables del Teatro Villamarta, de Jerez. La deuda era millonaria, muy millonaria. Es decir, el Teatro no sólo partía de cero, sino arrastrando un debido difícil de afrontar. El señor Monzón quiso advertirme y yo se lo agradecí. (…) El Teatro de las Cortes fue puesto en funcionamiento sin contar con su presupuesto correspondiente, ni con personal municipal, ni tan siquiera con contrato y contador de electricidad. Se puede decir que, durante alrededor de dos años, estuvo trabajando ‘con luz de obra’. Durante un tiempo se nutrió del presupuesto de Cultura que, naturalmente, se resintió y arrastró las consecuencias, que vinieron a añadirse a débitos pendientes de otras actividades, algunos desde los primeros años de la década de los noventa (…)
Algún que otro bruto repetía que “el Teatro no era rentable”. ¡No tenía porqué serlo! Se trataba y se trata de un servicio público y, por lo tanto, obligado a ofrecer calidad. Un servicio público como pueden serlo la policía, las actividades deportivas u otras obligaciones municipales, no de una empresa privada que tiene que procurar lucrarse y presentar una cuenta de resultados. Decir que la cultura no es rentable es una ‘boutade’. Sí se trataba de que costara el menos dinero posible. Como en todo.
Se trabajó para elaborar programaciones de calidad y muy variadas con el fin de devolver a La Isla la actividad teatral que había tenido hasta veinte años antes y de captar a un público que no estaba dispuesto a asistir a lo que le echaran. De ese modo, en muy tiempo, se consiguió cubrir el cupo de abonados –permitido sólo hasta el 50% del aforo- y que, además existiera una lista de espera. (...)
En el año 2001, el Teatro, encontrándose vacío, sufrió un incendio nocturno en parte de su techumbre que, afortunadamente, no pasó a mayores gracias a la rápida intervención de los bomberos. Fue un disgusto grandísimo y en pleno percance, mientras trabajaban en apagar el fuego, la entonces edil María del Carmen Gómez Baña, mostrando gran preocupación y con el rostro lívido, me comentaba: "Nos quedamos sin Teatro, nos quedamos sin Teatro..." Sobre el Teatro se puede escribir tanto que daría de sobra para un libro monográfico. Y no digo nada de las experiencias que viví en su interior…”. 
 ('La Isla, lucha o revienta'. José Carlos Fernández Moreno-2014)

miércoles, 13 de febrero de 2019

13 de febrero, Día Mundial de la Radio


13 de febrero. Día Mundial de la Radio. Entre la primera foto, arriba a la izquierda, y la de abajo a la derecha, captada hace apenas unos días, han transcurrido 29 años. ¡Cuántas cosas en casi tres décadas! Pero la radio siempre formando parte de mi vida... 
Felicidades a todos aquellos compañeros que conformaron una etapa inolvidable. Y mi reconocimiento a quienes ahora trabajan con ilusión y esfuerzo -no son tiempos fáciles- para continuar creando magia a través las ondas, muchos de ellos jóvenes. Poseen las fuerzas para comerse el mundo con un micrófono que yo tuve por entonces y muchos son muy buenos. 
La radio me dio la oportunidad de crecer en ella y paralelamente en el cine gracias a mi programa 'Último Estreno'. Eran noches entre bandas sonoras, llamadas de oyentes, tertulias apasionadas ya de madrugada, vasos en la mesa y Pumares, Agustín Almodóvar o Benito Zambrano entrando en los programas especiales de los Oscar. De día, cuando los gatos no eran pardos ni los ojos estaban enrojecidos, ni la garganta regada, la radio me dio la oportunidad de contar a la gente lo que pasaba en mi ciudad, en los informativos. De las ocho de la mañana, de las dos de la tarde, de las nueve... Aquella radio en la que el 2 de julio de 1992, mientras las calles se desperezaban, tuve que abrir el micro para decirle a miles de oyentes que Camarón había muerto horas antes. Lo que vino después, a cada hora, a cada minuto, no tengo capacidad de narrarlo. Fue todo muy confuso, muy rápido y lento a la vez. 
Claro que era también la radio de los informativos en los que, por mucho que a veces te pusieras serio, se formaba el lío sin querer y... Las noticias de las dos, con Paco López, y en la hoja de titulares tocaba contar un incidente que había sucedido en uno de los balcones exteriores en un establecimiento hotelero isleño. Con letras grandes, dispuestos a leer con voz 'de radio': "Anoche cayeron varios cascotes en el hotel Salymar..." con la cosa de que cambiamos inconscientemente la 'o' por una 'e' y el titular, a las 14:02 horas del mediodía, fue: "Anoche cayeron varios casquetes en el hotel Salymar...". Ya no pudimos seguir. Música en control. A hacer puñetas. 
O cierto conflicto del agua, cuando se daba la circunstancia de que el gerente del Servicio del Agua en San Fernando se llamaba Benito Rodríguez de Lema y el entrenador del Real Madrid por entonces Benito Floro. A esto que Paco López, que de aficionado al fútbol poco, le dio por mezclar: "Vamos a continuación con las declaraciones de Benito Cloro..." Me fui del estudio. Y el problema es que en controles tampoco había nadie cuando miramos. A alguien le había dado el ataque también y se había tirado literalmente al suelo. 
O aquella bronca porque por vez primera Luis Villanego nos metió publicidad en la pauta enmedio de los informativos. Cómo han cambiado los tiempos, ¿eh Luis? Un fuerte abrazo. 
Recuerdo hacerle controles al recordado Salvador Aleu, con su programa 'Flamenco en Radio La Isla'. Traía bolsas de discos y te dejaba uno por uno, con lacónicas frases: "La dó de la bé"; "La tré de la á"; "la úrtima de la bé"... Si se equivocaba de pista, salía del estudio como alma que lleva el diablo. "¡¡Ese no é!!", gritaba. Entrada en cabina y se iba al plato giradiscos como un felino y te quitaba en antena el disco mientras se aclaraba. Silencio sepulcral en antena tras ruido de rayón. Calor en la espalda. Ahora te descojonas, sí, pero entonces... 
 Creo que me estoy pasando de rollo. Podría escribir un libro. Pero yo solo quería felicitar a quienes hacen posible el medio más bello del mundo. Para terminar de recordarlo, os dejo el enlace al programita del 13 de febrero del año pasado en mi canal #UltimoEstreno de Youtube: