miércoles, 30 de octubre de 2019

El 29 de octubre de 1993 se estrenó 'Pesadilla antes de Navidad'




El 29 de octubre de 1993 se estrenaba en cines 'Pesadilla antes de Navidad', una joya que no solo refleja el espíritu más deliciosamente oscuro de Tim Burton, el ideólogo y creador del filme aunque la dirección se la cediera a Henry Selick, sino también la vigente existencia en el cine contemporáneo de artistas capaces de crear animación con la técnica Stop-Motion, es decir, fotograma a fotograma, movimiento a movimiento de cada marioneta, muñeco o ser que aparece en pantalla. Un trabajo ímprobo de un equipo de producción en tiempos en los que la animación se hace primordialmente por ordenador. 
Fue tal el entusiasmo de los propios técnicos que, una vez terminada la filmación, hubo verdaderos 'empujones' por llevarse a casa alguna de las criaturas nacientes de la macabra y divertida mente de Burton, que se le ocurrió crear una historia de un personaje antítesis de Santa Claus, ingenuo y buscador de nuevas sensaciones para el poblado de 'Halloween', al que no le faltaron los suspiros enamoradizos de una deliciosa Sally frankensteniana. 
 Concebida como un musical, es una de las obras maestras de Danny Elfman, compositor de cabecera de Burton. Admirable score que se mueve entre temas riquísimos en variedad musical y temática. Una presentación ("This is Halloween") a ritmo tan macabro con los instrumentos de viento y metal como de desfile carnavalesco que, curiosamente Elfman altera en algunas notas musicales en el desenlace de la película para darle un tono más luminoso propio del Happy End (en el vídeo que os adjunto lo podéis comprobar). 
Una de las secuencias más bellas, cuando Sally se arroja por el ventanal para escapar de su opresor, al caer se descompone en partes del cuerpo y ella misma se las cose con aguja e hilo, tiene una maravillosa música que da pie a una exquisita, romántica y a la vez lastimera canción que es lo mejor del filme, mientras que, en el colmo del disparate, Elfman compone para el personaje malvado, Oogie Boogie, un tema en absoluto terrorífico, sino que se decanta por una sugerente composición más propia de un personaje erótico que ridiculiza inteligentemente al saco de gusanos que se contornea grotescamente. Los tonos más infantiles suenan en "What's this", cuando Jack descubre la ciudad donde Papá Noel deja sus regalos. La voz del esqueleto más mediático del cine la pone el propio Danny Elfman. 
 Una maravilla de filme, una magistral banda sonora que, sin embargo, fue injustamente tratada. Ni siquiera fue nominada a los Oscar, si bien lo tenía muy complicado. Tenía que competir con 'La Lista de Schindler', de John Williams. En el apartado de canciones nominadas sí podía haber rascado si la hubieran tratado como se merecía, ya que aquel año ganó el anodino tema de Bruce Springsteen para la sobrevalorada 'Filadelfia'.

domingo, 27 de octubre de 2019

Con esto del cambio de hora...'El final de la cuenta atrás'



El cambio horario en esta pasada madrugada en España me ha recordado las películas tan entretenidas en el traslado en el tiempo. Una de las más conocidas fue ‘El final de la cuenta atrás’ (1980).
Recuerdo haberla visto varias veces con mis amigos Juan Ramón Nieto y Enrique Mengíbar en aquellos inicios de los años ochenta y entusiasmarnos silbando y tarareando el tema principal de su banda sonora. Poco podía imaginar por entonces que, con el curso del tiempo, coincidiría en varias ocasiones –festivales, encuentros, algún almuerzo- con su compositor, John Scott.
Supongo que retrasar los relojes una hora no provocará las mismas adversidades que sufrió en el filme el portaaviones Nimitz de la Armada norteamericana cuando, repentinamente y tras penetrar en una tormenta, el comandante Matthew Yelland, interpretado por Kirk Douglas, descubre que el buque se encuentra nada menos que en 1941, en los prolegómenos de la batalla de Pearl Harbor.
John Scott escribe una banda sonora en torno a un principal concepto: el poderoso Nimitz y la aventura que corre al hallarse inmerso en la Segunda Guerra Mundial, para lo que construye una fanfarria de 7+11 notas después de una introducción con llamadas, y que desarrolla hasta lograr un pegadizo tema que, a lo largo del filme lo utiliza con frecuencia, en distintos tonos y con arreglos, contribuyendo al sentido fantasioso de la temática de la película. Scott parece querer centrarse en el disparate que supone el traslado espacio-tiempo en este marco bélico más que apostillar la cinta con música militar, por lo que se tomó en serio su composición pero no lo que se narraba en ella. Hizo bien.
¿Y quién es John Scott? Quizá no reconocido como debiera, sus bandas sonoras se mueven entre el concepto del espectáculo demostrado en ‘King Kong 2’ (1986) o ‘Greystoke: la leyenda de Tarzán’ (1984), así como el relato histórico de delicada belleza como en ‘Marco Antonio y Cleopatra’ (1972), filme dirigido por el propio Charlton Heston en el ocaso de las superproducciones de la Edad Antigua que tanto agradaron a los espectadores en décadas anteriores. Heston encargó la música en principio al español Augusto Algueró, pero no agradó lo que hizo y tanto él como la productora se decantaron por John Scott, un compositor que en su música también demuestra en numerosas ocasiones su origen británico, brillante sinfonista y que, como en alguna ocasión de las que he coincidido con él, admite que fue la influencia que le provocó la música de Bernard Herrmann lo que le hizo decantarse por el cine.
En este vídeo puedes disfrutar del tema principal de ‘El final de la cuenta atrás’, la secuencia final de ‘Greystoke: la leyenda de Tarzán’ y el propio John Scott dirigiendo la banda sonora de ‘Marco Antonio y Cleopatra'.





martes, 15 de octubre de 2019

Treinta años de radio y de 'Último Estreno'


Hoy, 15 de octubre, se cumplen exactamente treinta años de la primera vez que me vi ante un micrófono para hablar de cine.
Fue aquel domingo de 1989. Eran las diez de la mañana y el texto que llevaba escrito me bailaba porque tenía 20 años y, a pesar de mi pasión por esto de las películas, los sábados por la noche no me dedicaba precisamente con esa edad a revisar ‘El séptimo sello’ de Bergman. Así que, con los ojos como si me hubieran tratado en el manicomio de ‘Alguien voló sobre el nido del cuco’ y la voz de don Corleone con perdón por la petulante comparativa, José María Romero -el técnico- abría micro y se encendía la luz roja de la mesa. Mi particular claqueta que me indicaba que 'la película' echaba a rodar. Una película de casi dos décadas...
Ahí empezó todo. Yo, como ahora, pero sin dicción radiofónica aun adquirida, ceceaba tela, así que cuando tenía que hablar de nuestro gran Saza lo mío era un poema porque decía “zazatorní” por antena. No había televisiones privadas, Canal Sur acababa de empezar sus emisiones y el TelePrograma era la biblia de la primera media hora del programa para contar qué películas ponían en las únicas tres cadenas disponibles. Después empezó el desmadre y no había quien atinara debido a la contraprogramación, así que la tele se dejó a un lado porque el programa -que no se llamó ‘Último Estreno’ hasta cuatro o cinco meses después- comenzó a llenarse de especiales dedicados a pelis, a directores, actores... de bandas sonoras que compraba ávidamente aun en vinilo. De llamadas de los oyentes pidiendo temas y, como logré gestionar que se regalaran por entonces entradas para el Cine Almirante de San Fernando, de mucha gente que contestaba preguntas que hacíamos al aire y si acertaban, acercaba una grabadora mamotrética al Sennheiser, le daba al play y sonaban unos vergonzantes aplausos grabados de un disco de efectos especiales arrumbado en un armario de la discoteca de la emisora.
Aquello maduró gracias a empezar a conocer la radio de verdad de la mano de Emilio Hurtado Egea, la persona más enamorada de ese medio que conozco, pero también a la gente que comenzaba a participar en el programa. Como quiera que ya no era por las cogorzas de sábado noche, sino porque al final se dieron cuenta que un programa de cine pegaba menos un domingo a las diez que John Barry poniendo música a una película de acción, los jefes pasaron ‘Último Estreno’ a la banda horaria nocturna de los jueves. Y de una hora, a durar dos. Y tres. Y de una noche, a dos. Y a tres. Y aquello se convirtió en una maravillosa costumbre más que en un trabajo, que empezó a ser remunerado modestamente: la de hablar y hablar de cine con los oyentes hasta que a ellos les diera la gana con la premisa casi nunca cumplida de que a la una de la madrugada había que cortar, y el personal con sus walkman de entonces y cascos escuchar y disfrutar de un José Carlos insoportable algunas noches, otras con la guasa por bandera, pero en todos los programas había mucho amor al cine, mucha participación de gente invitada (algunos amigos, otros que lo fueron coyunturalmente) y mucha música de cine comprada en USA y en Reino Unido que me arruinaba los bolsillos. Pero si no escuchabas en Último Estreno ‘Aladdin’ de Disney seis meses antes de estrenarse en España, no tenías otra opción de disfrutar de ella en ningún otro programa en muchos kilómetros de hertzios a la redonda.
Y llegaron las emisiones desde Festivales (Cádiz, Sitges, Sevilla, Huelva...), mesas redondas organizadas por el programa en escenarios exteriores, contactos con el público y avalancha de cartas cada semana, de llamadas y de gente apasionada con esto del cine. Y así hasta que en el año 2005, agotado por luchar en distintos frentes y ante mis responsabilidades periodísticas profesionales durante el día, junto con otras cosas, en aquel mes de junio de ese año, decidí dar carpetazo al programa. Hace catorce años de aquello y aun me encuentro con gente que me habla de ‘Último Estreno’: de los temas musicales que pedían, de cuantas veces fueron al cine gratis gracias a las entradas de Cinesa, de los programas dedicados a los Oscar en los que se emitía la ceremonia en directo con las intervenciones radiofónicas en nuestra tertulia de Carlos Pumares, Benito Zambrano, Agustín Almodóvar, Ivonne Blake, Diego Galán, Ricardo Gil, Joan Lluis Goas, Xavier Catafall... Sería interminable citar nombres de esas noches y de todas las demás en 16 años. Hay más de 200 cintas cassettes grabadas con material que algún año espero digitalizarlas.
Durante los años posteriores a 2005 estuve (y estoy) metido en otros fregaos relacionados con el cine que no pude contar en antena por razones obvias al vivirlas posteriormente. Jefe de prensa de dos festivales internacionales de música de cine, conferenciante, asesor cultural, intermediario, crítico de cine en Onda Cero... Experiencias que he contado en alguna ocasión o se han visto reflejadas en mi facebook personal y en el dedicado expresamente a 'Último Estreno'.
Y todo este rollazo, como algo muy resumido. Imaginaos el resto a lo largo de 16 años.
Treinta años no es nada, que cantó Gardel con una década menos en su letra. No vivo con el alma aferrada a un dulce recuerdo, continuando con su bellísima canción. Fueron muchos años de una extensísima etapa cumplida de sobras que recuerdo con una sonrisa en el gesto, en ocasiones humedecido. No la añoro ni echo de menos. Ya nada es como antes, ni siquiera la radio como medio. Pero sería muy ingrato no homenajear lo que significaron tantas vivencias y con ello a la gente que, en mayor o menor medida, me acompañó, en un mutuo ejercicio de aprendizaje. De manera que hoy, con la ñoñez por bandera, os muestro este vídeo con algunas imágenes de aquellos años del programa, en el que aparecen muchísimos momentos, rostros, encuentros, entrevistas... y cartas de los oyentes, que por entonces las recibía a montones por semana. Se iba implantando paulatinamente el correo electrónico pero ni por asomo el whatssap y esas cosas de hoy día.
¡Ay, si en 1989 hubiéramos tenido internet...! ¿Quién sabe?
"Bienvenidos, bienvenidísimos a ‘Último Estreno"...


viernes, 11 de octubre de 2019

JOKER: El hándicap de 'director sabe-espectador sabe'


Todd Phillips deja para la historia una de las películas más inteligentes del cine contemporáneo a la hora de atraer la atención del espectador.
Joker es un filme con un apabullante valor visual, con una estudiada medida cromática en cada momento, en el que todos los elementos estilísticos están al servicio de un incomensurable protagonista, desde la suciedad que rezuma cada fotograma a una gran banda sonora cuyo cello es consustancial con la gradual involución que experimenta Arthur Fleck en un mundo de partida cruel que recuerda a Schumacher en su 'Un día de furia'.
Pero el director se encuentra con un doble trabajo que le cuesta afrontar, el mismo al que se enfrenta cualquier realizador -con su guionista- cuando se trata de exponer la historia de alguien que rompe el binomio 'director sabe-espectador no sabe'.
En este caso, desde la butaca esperamos desde el inicio un descenso a los infiernos del protagonista por cada número de hijoputadas o desequilibrios que lleve a cabo, y si no se aportan elementos novedosos en una historia ya sabida, y tampoco se apuesta por dinamizar el tiempo narrativo sino que se suple que el espectador sabe por la estética constante, la película se resiente y se encierra en sí misma y en un predecible camino hacia, en este caso, un caos social final que ya conocemos desde el principio.
No obstante, Joker es de obligada visión por muchas cosas que te cuento en una nueva videocrítica en el canal #UltimoEstreno de Youtube.


lunes, 7 de octubre de 2019

El compositor Gabriel Yared cumple 70 años


Gabriel Yared cumple hoy lunes 70 años. Siempre ha sido para mí uno de los compositores de música de cine más exquisitos, delicados. 
Conocido sobre todo por ganar el Oscar con 'El paciente inglés', su partitura para este filme es solo un ejemplo de la rabiosa elegancia de su estilo musical, de un admirable sentido armónico que, en cuanto al cumplimiento de su objetivo, engloba el apartado de compositores cuyas obras las resuelven con admirable sentido musical -más que cinematográfico- como Georges Delerue o John Barry. Me atrevo a decir que Yared supera en muchas de sus partituras a ambos. 
 ¿Es un compositor que podría escribir para una película de acción? Pregunta interesante, a tenor de su filmografía especialmente centrada en dramas, muchos de ellos de una calidad menor que sus bandas sonoras. 'Mensaje en una botella', 'Otoño en Nueva York' o 'City of Angels' o 'Cold Mountain' son ejemplos de ello. 


Sonado fue lo que le sucedió con 'Troya', tanto que, hablando personalmente con él, me quedó claro que se quedó 'tocado' tras ello. Escribió la partitura para la película protagonizada por Brad Pitt y finalmente se la rechazaron tras un primer visionado de filme y las frías reacciones hacia él. Culparon al músico de un posible fracaso de la película -sucede en más de una ocasión- y lo sustituyeron de malas maneras por James Horner, que en apenas varias semanas compuso el score oficial de la cinta. Yared lamentó este hecho públicamente en su web con una amarga carta. Posteriormente, se ha editado el CD con su banda sonora, demostrándose que, habiendo hecho Horner un trabajo como nos tenía acostumbrados, la composición de Yared supera a ésta y podía haber sido una obra de ensueño para él y su reputación, dado que 'Troya' es una superproducción con más de quinientos millones de dólares de recaudación en taquilla. Aquí tenéis un montaje colgado en su día en las redes en el que podéis ver y escuchar una de las secuencias más famosas de 'Troya' con la música rechazada de Yared escrita para ese momento. Os reitero el golpe bajo que supuso para el compositor lo de este filme especialmente cuando os comento tras conocerlo hace unos años que es un hombre reservado, poco dado a entrevistas, a las charlas y a expresar sus consideraciones. Si lo hizo de esa manera con 'Troya', fue por algo. 
#UltimoEstreno 



domingo, 29 de septiembre de 2019

Mientras dure la guerra


Alejandro Amenábar construye un relato academicista, previsible en su formalidad, tan 'físicamente perfecto' como plano, con un resultado global más propio de un alumno aventajado de José Luis Garci que de la creatividad que se le presupone al director de 'Los otros' y 'Mar adentro'. 
Sus bazas más afortunadas, como la secuencia en la que Unamuno discute a las afueras de la ciudad con Salvador Vila en un claro simbolismo de las dos Españas goyescas, o las admirables interpretaciones de Karra Elejalde y Eduard Fernández en los papeles del intelectual y un temperamental Millán Astray, contrarrestan la sensación de estar recorriendo un ampuloso y previsible paseo por una galería de personajes históricos de un museo de cera
Ya puedes ver mi nueva videocrítica en el canal #UltimoEstreno sobre lo último de Amenábar. En ella también recuerdo que no hay nada nuevo bajo el sol. ¿Alguien vio la película 'La Isla del viento'? Pues eso.
Por cierto: me encantaría que te suscribieras a mi canal de Youtube... 
#UltimoEstreno

Vídeo del encuentro de Alejandro Amenábar con espectadores en Cine Sur Nervión (Sevilla) el pasado 3 de octubre. Es la única grabación de este coloquio que existe, para eso estuve allí, así que disfrútalo:


miércoles, 11 de septiembre de 2019

'El hundimiento': quince años del estreno de una áspera obra maestra


Munich fue la ciudad elegida para el estreno mundial de 'El hundimiento' en estos días, en el año 2004.
La película obligaba a los alemanes a mirarse en un incomodísimo espejo. Aunque durante décadas han tenido que sufrir el reflejo de la historia que todos conocemos, ahora lo hacían contemplándose durante casi tres horas con la constante sombra tras de ellos, perenne en la pantalla, de un inconmensurable Bruno Ganz encarnando a Adolf Hitler.
Los últimos días del dictador nazi en su búnker con sus más repugnantes colaboradores; con quienes preconizaban el final; los instantes de suicidios que cortan la respiración mostrados en el filme de la misma manera que el director, Oliver Hirschbiegel, rueda la totalidad de la película: sin aspavientos ni grandilocuencias, con una admirable continencia y un fondo documentalístico en su estilo lejos de otro estilo de cine más habitual, cargado de aderezos siendo también válido en su objetivo.
Imprescindible filme para los amantes de la historia contemporánea y del cine y obligatorio tenerla en la filmoteca de casa. Es posible que muchos hayan visto unos minutos de la película parodiados en una secuencia de Hitler reunido con sus oficiales, al que le han puesto decenas de diálogos y subtítulos distintos sobre temas dispares para hacernos reir. Con que al menos un porcentaje de quienes han visionado esos momentos les haya picado la curiosidad y hayan visto 'El hundimiento', me conformo.
Fue nominada al Oscar a mejor película de habla no inglesa en 2005, aunque incomprensiblemente derrotada por 'Mar adentro', de Amenábar. Logro hispano, aunque injusto y mucho más cómodo para los americanos. También competía con la efectista 'Los chicos del coro' que presentó Francia. A los de Hollywood les gusta más este tipo de películas hechas por los italianos que por los franceses. 'El hundimiento' es una obra maestra y así te lo cuento en un nuevo vídeo reportaje en el canal #UltimoEstreno de Youtube: