miércoles, 13 de abril de 2011

Amarillismo en la Oliva


España Directo ayer en San Fernando. No hay resquicio por donde escapar si se trata de amarillismo, y si el caso es emponzoñar a la Iglesia, mejor. Fue todo un ejercicio de periodismo barato la definición en los rótulos de lo que está sucediendo en la feligresía de la parroquia de la Oliva: "Echan a la Virgen de la Iglesia".

Desconozco los detalles de lo sucedido como para que una imagen bendecida salga a toda pastilla de un templo, con testigos incluidos, para trasladarla a cualquier otro lugar, en este caso una residencia de enfermos de Alzheimer. Sea lo que fuere, es tristísimo y todo lo contrario al ejemplo que precisamente deben dar todos -absolutamente todos, incluidos los dirigentes eclesiásticos- de lo que defendió Jesús, el hijo de esa Virgen que ahora sale oculta con una manta apresuradamente camino de un centro laico, civil.

Lo que sí tengo claro es que me resulta tan lamentable el enfrentamiento entre cristianos en torno a una imagen como el oportunismo del ¿periodismo? moderno. Seguramente, a un tío de Cuenca y a una señora mayor de Valladolid le hayan llamado sobremanera la atención eso de "echar" a la Virgen de su casa. Así se pegan al televisor durante los cinco minutos y sube la audiencia. No se explica realmente que la imagen es propiedad privada, no del Obispado, si ha sido reclamada, no se investiga el decreto, no se consulta al vicario general de la Diócesis ni al delegado episcopal, no se lleva a cabo una labor de mínima investigación en temas donde lo íntimo y la sensibilidad están por encima de torticeros y básicos titulares... No defiendo postura alguna, pero no llego a comprender cómo en un tema de tanta delicadeza, y estando el sarao como está con todo lo concerniente a la fe, se practica un repugnante amarillismo, y lo que es peor, la gente cae en la trampa y participa de la quema pública, inconsciente, de nuestro credo, colocándolo a los pies de los caballos que hace tiempo vienen galopando fuerte contra todo lo que huela a cruz e incienso.

Una pena. Lo de la Hermandad del Rosario más aún, porque es una cofradía y no una asociación parroquial. Cruzo los dedos para no asistir a esa otra polémica en 'Sálvame'. Dios lo impida.

sábado, 19 de marzo de 2011

El día de San José

El 19 de marzo siempre fue una fecha señalada en mi familia. 'José Carlos' es un nombre compartido por mi padre y por mí. Mi abuelo paterno se llamaba 'José Luis', aunque no llegué a conocerlo. Durante muchos años era una jornada en la que nos reuníamos para comer entorno a esta festividad que ya hoy no lo es. Hace ya tiempo que, en un alarde de falso progresismo, unos cuantos 'avanzados' sustituyeron fechas marcadas tradicionalmente en el calendario por otras tan apasionantes como el Día de Andalucía o ¿motivaciones? coyunturales políticas que a la gente les importa un carajo.

José y Josefa se llaman en España más del 35% de la población de hombres y mujeres. Con dos cojones, que diría Torrente, de modo que este país y el mundo entero le debe mucho a un nombre que, como otras tantas cosas -y a ver si se enteran de una vez- trascendió hace ya mucho tiempo su acepción religiosa para convertirse en un 'bien' social, cultural y tradicional de España. Si fuera exclusivamente por su sentido pío, tendría mis reservas porque con la historia de San José tendríamos que mantener un intenso debate. O revisarla. Resulta complicado asimilar que tu mujer llegue una noche siendo una niña angelical, te suelte algo así como "¿te frío un huevo pa cenar? Por cierto, estoy preñada porque me lo ha dicho un angelito..." y tú le digas que no pasa nada, que son cosas de Dios y aquí está el tío. O San José era imbécil congénito o el más santo de los santos. En dilucidar esta dicotomía estoy desde que tengo uso de razón.

El caso es que la familia nos reuníamos, mi abuela -en la foto entre mi padre y yo hace la tira de años- hacía arroz con leche y nos dábamos regalos, amén de las horas hablando y haciendo vida social, menos cuando alguna vez coincidía con Domingo de Ramos, que tocaba alcahuciles con chícharos engullidos con nerviosismo y rapidez para ver salir la Borriquita a las cuatro.

Felicidades a todos los pepes.