lunes, 21 de abril de 2008

Alguien tiene que pararlos

Alguien tiene que actuar. No creo que necesitemos las grandes dosis de crispación que desprenden personajes del pelaje que muestro en la fotografía. Cada uno de ellos, en mayor o menor medida, está logrando que la irracionalidad nos impida ver la cosas de forma objetiva y avanzar socialmente.

A Federico Jiménez Losantos le sucede lo mismo que a Fernando Santiago, ya saben, el de la Prensa de Cádiz. Ufanos de gloria, no son nadie si no provocan. Necesitan palmeros que lo encumbren o lo odien, haciendo suyo el "ladran, luego cabalgamos". Me resulta repugnante tanto si FJL lo hace por convencimiento y creencia a pie juntillas en lo que él predica como si le sucede lo mismo que a muchos curas, es decir, que no se cree lo que dice ni con dos botellas de Marqués de Cáceres en el cuerpo, pero encarna un papel que le reporta el dudoso honor de situarse en el candelero mediático. Tanto si es un caso como otro, o alterna los días arrimando el ascua a su sardina, me parece un personaje asqueroso. Con todas las letras.

Su última bravuconada (si exceptuamos la que seguramente habrá dicho esta mañana) ha sido cargar contra las ministras españolas con su lengua bífida. Calificar de "conejitos" a las responsables de las carteras ministeriales o decir que Bibiana Aído "habrá ganado un concurso por peteneras" son ejemplos de lo insustancial de sus argumentos cuando de insultar se trata en lugar de mostrar los desacuerdos con reflexiones basadas en datos. Es obvio que sesudos periodistas o analizadores políticos no considerarán adecuado que la gaditana Aído ocupe un ministerio, pero tendrán que hacerse respetar con motivos de peso para defender sus exposiciones. ¿Ha realizado Jiménez Losantos un concienzudo análisis de los resultados obtenidos por Bibiana Aído en las responsabilidades que ha desempeñado hasta ahora? ¿Acaso sabe el ultraderechista locutor algún dato al respecto? ¿Se ha preocupado de ello antes de fanfarronear e insultar?

La misma pregunta podemos trasladársela a otro incendiario, Antonio Burgos. Lo siento, pondrá los vellos como escarpias pregonando a los santos, compartirá conmigo su admiración por los gatos, pero jamás he podido soportar a este personaje de doble rasero y sentido. Pertenece a esa inaguantable caterva de 'nobles' del liberalismo que se han adherido a la piel de nuestro país como gorgojos desde el final del franquismo, creyéndose los adalides de la libertad cuando no son más que ultra¿centristas? que comen del pesebre, participantes de tertulias donde se mira por encima del hombro, reductos de una casposa burguesía clasista que sobra en la Andalucía en el siglo XXI.

Antonio Burgos, columnista de ABC, ha preguntado sin rubor alguno en uno de sus artículos si "les parece poco que una flamenquita llegue a ministra del batallón de modistillas de ZP". Para empezar, me resulta vomitivo que use y menosprecie al flamenco; para continuar, le diré que mi abuela se ganó la vida durante unos años siendo modista porque Franco le dejó una pensión mensual que apenas llegaba a las mil pesetas y tenía a dos hijos que mantener. Así que tenga cuidado al hablar de las 'modistillas', sabandija petulante, y márchese a algún ateneo de momias con algunos colegas como Ussía o Ansón para jugar, entre mus y mus, a los planes golpistas sobre un tablero de parchís.

Tampoco ha estado afortunado el director de la cadena SER, Daniel Anido, que en lugar de practicar la máxima aquella de "además de serlo hay que parecerlo", ha soltado su bilis brutalmente contra los huestes del vocento más conservador y los 'copeístas' más retrógrados. Pero usted no es un locutor matutino de la emisora más oída en España, señor Anido. Usted es el director y no le corresponde ser el autor de ese texto tan reflexivo como nada colaborador con la necesidad de calma que tiene la sociedad española en estos momentos. (http://www.cadenaser.com/sociedad/articulo/baba-pluma/csrcsrpor/20080417csrcsropi_1/Tes).

Dejamos para el último lugar a Umberto Bossi. Tiene nombre de cantante italiano dispuesto a ir a Eurovisión, al igual que Cosmic Contra, el jugador del Getafe, tiene el suyo que parece el de una máquina recreativa mata-marcianos de los ochenta, comercializada por Recreativos Franco. Este sujeto a ciencia cierta no debería estar en el póker de ases de hoy, su lugar debería ocuparlo Silvio Berlusconi que, sin necesidad de tener que contar con los ultraderechistas de la Liga Norte para gobernar en Italia tras los preocupantes resultados electorales en el país transalpino, ha querido colocar a nada menos que a cuatro ministros fascistas en su nuevo Ejecutivo. Resulta obvio que al delicuente de Berlusconi (lo es porque está condenado por la Justicia, no porque me apetezca insultarlo) le pone mucho la ultraderecha.

Ahí tienen a los ministros angelitos y sólo sus correspondientes ejemplos de quiénes van a gobernar en Italia: el propio Umberto Bossi y un escandaloso titular: "Bossi propone prohibir la entrada en Italia de inmigrantes musulmanes" (http://www.elmundo.es/2001/10/20/europa/1061612.html). Desempeñará el cargo de ministro de Reformas Institucionales (!). Roberto Maroni será el de Interior, pero lean algunas perlas de este sujeto en http://www.migrantesenlinea.org/enlinea.php?c=634. Roberto Calderoli será vicepresidente, y tampoco le va a la zaga a sus colegas de la Liga Norte, con frases como esta, pronunciadas tan sólo hace dos años: "Debe intervenir el papa, como hicieron Pío V e Inocencio XI en los siglos XVI y XVII, con una nueva cruzada. La discriminación de los cristianos es evidente. El derecho coránico prevalece sobre la ley ordinaria...".

Por cierto, Calderoli fue el mismo que dimitió ya de ministro por mostrar camisetas en público con viñetas de Mahoma, entre ellas la de un cerdo con el rostro del profeta musulmán.

jueves, 17 de abril de 2008

La república desprestigiada

Buena la ha liado el alcalde gaditano de Puerto Real, José Antonio Barroso. De su condición republicana –que comparto- no vamos a asustarnos a estas alturas. Lo que me resulta sorprendente es que el controvertido político de Izquierda Unida no emplee los foros y la estrategia adecuada para defender el derecho a que España disfrute algún día de una tercera república.

A los republicanos les está costando mucho sudor deshacerse de la etiqueta de demoníacos y antipatriotas que bien se encargaron de colgarle, mediante una sólida campaña de desprestigio, los que nos endosaron el sistema de Gobierno actual, con su monarquía ‘moderna’ al frente, sus autonomías subdesarrolladas tibiamente y su irracional e injusto método ¿proporcional? de representación parlamentaria. La maquinaria de los diseñadores de este sistema, cuyos pilares temporales se han quedado para siempre, suele ser tan arrolladora -más aún al contar con el apoyo bien pertrechado de los poderosos grupos mediáticos- que, finalmente, los republicanos siguen siendo señalados como enemigos de la estabilidad. El discurso ultraliberal de la derecha, que tenía la sartén por el mango en los convulsos primeros años de la democracia, se encargó se extender el concepto que la dictadura franquista había tratado de imponer durante cuatro décadas. Había que abrir el país al exterior, pero sin contar con el republicanismo que, para unos suponía erróneamente volver al 36, y para otros, los más ladinos, significaba imponer un sistema democrático y popular en el que la nobleza partitocrática y liberal –tan presente en ucedistas, populares e incluso socialistas- apenas tendría poder.

Así que mentar a los republicanos es como hacerlo con la bicha. Décadas después, se continúa relacionando el concepto de república con el de desorden y antirreligioso, tanto como el de socialista con ateo, falangista (de verdad) con fascista, judío con usurero sin escrúpulos o español con muñeco de Marín sobre paño de croché.

Pero a lo que íbamos. Una cosa es ser republicano y otra distinta ser un fanfarrón. Y que me disculpe, porque además lo conozco personalmente, pero el ilustre prócer puertorrealeño tiene más de lo segundo que de lo primero. Soltar el rosario de descalificativos contra el Rey Juan Carlos de los que hizo gala en un acto en Los Barrios el pasado lunes no sólo desprestigia a quien los proclama, sino que hace un flaco favor a los que creemos que es necesario prestigiar la república a pasos agigantados.

No es bueno para los defensores del sistema de la ‘res publica’ que aparezcan personajes atacando inmisericorde a los máximos representantes de la monarquía. La exacerbación basada en la zafiedad verbal es propio de quienes no poseen ideales con sólidos argumentos que exponer. José Antonio Barroso lanzó el lunes perlas como las que se reflejan hoy en la página 19 del periódico Información Cádiz que les ofrezco en la imagen, aseverando que “es un corrupto”, “su naturaleza es corrupta” y “si el Rey tiene huevos que niegue que solicitó seis millones de dólares para abortar la expropiación de Rumasa” o “movilizándonos, lo pondremos de nuevo en la frontera”.

Todo este rosario de odio incontenible hacia Juan Carlos I no me escandaliza porque, insisto, no concibo la idea de que en el siglo XXI sigamos soportando regímenes monárquicos impuestos y maquillados con la excusa del 2x1, es decir, la manida explicación inconsistente de que la monarquía fue refrendada en referéndum por los españoles. Todos sabemos cómo se hizo aquella consulta y el callejón sin salida que en esos momentos tuvimos que tomar para salir del túnel porque, entre otras cosas, no nos dieron otras vías alternativas por las que también podríamos haber llegado a un sistema democrático moderno, aunque repito, sin la participación interesada de los partitocráticos y nobles modernos. Pero sí creo a pie juntillas que la actitud de Barroso no es la manera de defender a la República, porque no prestigia a quienes la desean como sistema político para España.

Barroso debería aprender de un colega suyo de, obviamente, mayor preparación y estilo político. Paradójicamente, mientras el alcalde de Puerto Real bramaba como un basilisco en Los Barrios, el ex coordinador general de Izquierda Unida, Julio Anguita, reflexionaba sobre la república en Ratones Coloraos. Su intervención en el programa televisivo del periodista Jesús Quintero fue una auténtica joya. Me quedo con una reflexión al respecto. “Yo no defiendo la república para cambiar a un señor por otro. Eso no es república. Para eso, más vale dejar lo que hay… La república es una forma de vida de un país, un cambio en las instituciones, un avance en el sistema, en las leyes, en la forma de vida, en la filosofía de un pueblo,…”.

Al día siguiente de la intervención de Anguita en Ratones coloraos, le pregunté a un amigo decididamente monárquico si había visto el programa y concretamente escuchado las palabras del ex dirigente izquierdista. Me contestó afirmativamente, apuntando que “estuvo muy bien y fue todo un ejemplo de coherencia y defensa de algo en lo que cree”.

Esa es la diferencia entre quienes prestigian lo que defendemos y los que no, entre los que son capaces de ‘manchar’ nuestras ideas aun teniéndolos como teóricos compañeros de lucha, siendo más nocivos que nuestros propios enemigos o ideólogos discrepantes.

miércoles, 16 de abril de 2008

"¡Qué cochina...!"

El pasado fin de semana inauguré la temporada playera de este año. Fue un garbeo semiresacoso de poco más de una hora sobre la toalla para tamizar el color de tísico que se suele ‘lucir’ en invierno.

Apenas a unos metros se situaba un grupo de jóvenes entre los que se encontraban dos chicas con las tetas al aire, lo que hemos venido a denominar, en un nuevo acto de desprecio a nuestro idioma, ‘top less’. Sigo sin entender porqué se empeñan en llamar ‘hall’ a la entrada de una casa, ‘Champion League’ a la Liga de Campeones, ‘slip’ a los calzoncillos, ‘ranking’ a los niveles, ‘off’ cuando algo está apagado o 'speaker' a un locutor.

La contemplación pasajera –nada morsegona, que conste- de las chicas semidesnudas en la playa me hizo recordar tiempos pretéritos en los que aquello provocó escándalos, ríos de tinta e intervenciones de la Guardia Civil por lo inmoral que era considerado mostrar más protuberancias de las permitidas. Tengo casi cuarenta años, así que viví siendo niño aquellas redadas policiales, hoy ridículas, contra “la moral y las buenas costumbres”.

Mi familia tenía la tradición de veranear cada domingo en las maravillosas playas de Los Caños de Meca durante los meses de julio y agosto. Eran los años setenta, no existía masificación en aquellos acantilados, ni autocares llegados desde Chipiona o Sevilla, ni hippies lanzando basura entre el rocoso paraje, ni ladrillos sustituyendo a los árboles. Éramos la típica familia como la de los Alcántara de ‘Cuéntame…’ en su primer viaje estival, pero como la frecuencia era semanal, ya estábamos acostumbrados. Apenas divisábamos en la lejanía a algunos bañistas aislados, poco más.

Mi padre llevaba a su madre, es decir, mi abuela, mi tía a mi prima con apenas un par de años y yo mi pájaro en su jaula para que le diera el sol, revoloteando enjaulado como un poseso, asustado del cambio de aires. Cosas de críos… Sombrilla, tienda de campaña (en aquellos tiempos no estaba prohibido porque éramos pocos y no ensuciábamos) y neveras conformaban el mobiliario de un maravilloso día de asueto.

Las cosas cambiaron cuando los Caños de Meca fueron invadidos por los chicos y chicas que, al observar aquel bello paraje apenas frecuentado, decidieron apoderarse de esa zona del litoral barbateño para empezar a practicar el nudismo integral y reivindicar con ello la libertad que, en aquellos convulsos años de 1976, 1978,… aún era algo que había que ganarse a pulso.

A mí me daba igual ver a alguien desnudo paseando delante de nuestras narices, era una imagen para que la fotografiara mi amigo y gran fotógrafo IJ Poveda, porque en ella radicaba mucho de aquella sociedad: una familia tradicional con abuela con gorro en la cabeza y niño con pajarito enjaulado, y frente a ella, plácidamente andando, una pareja en pelotas. A quien no le daba igual era precisamente a la anciana de la familia. Su cara era un poema. Una vez le dio a una chica nudista por sostenerle, desafiante, la mirada a mi abuela, y se ganó una frase para enmarcar: “Qué cochina… A su casa, con su marido, a zurzirle los calcetines a su marido…”. Y eso que doña Catalina era una santa, una mujer abierta, amable y afable, que abominaba a Franco y apagaba el televisor Vanguard en blanco y negro cada vez que aparecía Manuel Fraga, pero aquello era demasiado para una mentalidad acostumbrada a la represión durante tantos años...

En otra ocasión, cuando Los Caños de Meca ya no sólo era paraíso de nudistas sino de mariconas locas –que son los peores enemigos que pueden tener los respetabilísimos homosexuales- y campaban a sus anchas echándose agua a gritito pelado, mi abuela volvió a mirar con asombro y desprecio a una que llevaba un traje verde limón con adornos chillones y dos pimientos verdes colgados de cada oreja. Sí, tal como leen. La loca se dirigió a doña Catalina al verla y le dijo: “Mira, se me ha picao un pendiente”, lo que provocó el descojone disimulado de mi padre, yo me tiré al suelo sin disimulo y mi abuela le volvió a espetar aquello de “qué cochina”, lo cual sin percatarse ya le estaba dando legitimidad como mujer a aquel ser estrafalario en lugar de como hombre al utilizar la hembra del puerco para insultarla.

Los tiempos, afortunadamente, han cambiado. A aquellos sarasas, a los nudistas ‘decentes’, la Guardia Civil los multó en más de una ocasión, los llevó detenidos delante de mis narices,… Ante el imparable avance de esta forma de disfrutar de la naturaleza, la zona más rocosa y acantilada de los Caños tuvieron que designarla oficialmente como playa nudista y prohibir la entrada a menores de 18 años (¡), hasta que todo aquello se normalizó. Ahora no nos escandalizamos de dos tetas, un culo o una picha. Bueno, sí, ante las pintas que vemos en ocasiones. Yo no practico el nudismo no por vergüenza, sino porque jugar a las palas con aquello colgando o ponerme boca abajo me resulta muy incómodo. Pero de eso les hablo mañana, de los deportes y el nudismo... ;-)

lunes, 14 de abril de 2008

Otro brindis al sol

Del fax del periódico recojo una nota de prensa que me hace sonreír con suficiencia. Hay acontecimientos, actitudes o decisiones que durante determinado tiempo te provocan indignación o tratas de cambiarlas en la medida de tus posibilidades. Transcurridos los años, te colocas por encima del bien y del mal. No me malinterpreten, no es una actitud petulante o provocada por un estado de creencia superior al resto. Es sólo hastío y la firme convicción de que, a estas alturas de la película, nadie va a engañarme.

La Asociación de la Prensa de Cádiz remite un comunicado en el cual apoya las reivindicaciones de la prensa diaria, ahora que se desarrollan las negociaciones para el III convenio del sector. Permítanme que me entre la risa floja, como les dije antes.

Hace creo que unos cinco años, la Asociación de la Prensa gaditana que preside el provocador Fernando Santiago (Pepe Contreras dixit) envió a mi periódico a uno de sus ‘miembros de base’ para que rellenáramos un amplio formulario, contestando a unas preguntas sobre lo que los periodistas de Información Cádiz opinaban sobre su profesión, salarios, horarios laborales, condiciones de trabajo, seguridad laboral, etc. Para eso sí parece que existía nuestro periódico, para otras cosas no. El objetivo era, según detallaba el colega, conocer “de primera mano”, es decir, desde el bolígrafo de los profesionales de los medios gaditanos, el estado en el que se encontraba esta profesión en la provincia para acometer una de las principales tareas pendientes de las empresas, administraciones y entidades colegiadas o representativas en esta profesión: acabar con la precariedad laboral, proteger a los periodistas de los abusos que padecen desde que se inició la eclosión de medios y lograr dignificar una vocación que ha acabado con muchos y buenos profesionales de los medios, ahítos de la explotación sufrida. Otro de los objetivos que hay que plantearse es la preparación de los profesionales, pero eso es un tema para otro día.

Yo volví a ser un ingenuo y rellené mis hojas, mientras que mi compañero de redacción Juan Manuel Romero, redactor ahora de Información El Puerto y ex director de por entonces Chiclana Información, le espetaba al enviado de la APC diciéndole que con él no contara para semejante teatro. Me pareció algo violento, por lo que le dije a Juanma que, con esa actitud, jamás podríamos cambiar las cosas, desde los redactores hasta los que tenemos cargos direccionales en nuestros puestos periodísticos. Me miró con suficiencia y me dijo que hablara con él de aquello en un par de años.

El hecho es que aquel sondeo sirvió para editar un librito muy cuidado sobre lo que ya sabemos los periodistas: que estamos mal pagados, que los horarios son horrendos y que, en definitiva, nos invade la precariedad laboral. Santas pascuas. Me pregunto si el verdadero objetivo de la APC era conocer la realidad para comenzar a solventarla con valentía desde el órgano corporativo que teóricamente representa a la profesión o simplemente publicar lo que sucede para aparentar una cierta preocupación y, en definitiva, regodearnos estérilmente en nuestras narices lo mal que está esta profesión. Debió ser la segunda opción, porque nada se ha avanzado en materia de desarrollo de medidas que protejan a los periodistas de la precariedad que padecen. A nivel nacional podremos estar hablando de negociaciones de convenios y otras nimiedades, pero la APC no ha abierto la boca, ni con la garra suficiente ni con la efectividad que deberían reclamar sus propios asociados, en una provincia en la que, cuando yo comencé a trabajar, existían tres emisoras de radio y los dos diarios más tradicionales del Grupo Joly. Desde mediados de los ochenta acá han aparecido otros grupos, el fenómeno de los gratuitos, nuevas frecuencias, televisiones a pares, y un movimiento de trasvase de periodistas en busca de dos pesetas más en sus salarios que hacen imposible una estabilidad laboral y económica que creí iban a defender con su lucha órganos de representación como la APC.

Así que ahora no me vaya Fernando Santiago a venir con el brindis al sol de esta nota de prensa que les comenté al principio de mi reflexión. Es tan incongruente como todo lo suyo. Me llama la atención que la APC diera a conocer en marzo que el balcón de la sede gaditana de esta entidad iba a servir para que cantaran saeteros cada día de la Semana Santa, con todo lujo de detalles de horas y cantaores, (http://www.prensacadiz.com/vErNoTaPrEnSa.asp?id=117), qué notable simbiosis de la APC con las tradiciones religiosas de la ciudad, cuando Fernando Santiago publica el 17 de marzo en El País un artículo titulado ‘Homosexualidad y Semana Santa’ (http://www.elpais.com/articulo/andalucia/Homosexualidad/Semana/Santa/elpepuespand/20080317elpand_8/Tes) en el que, entre otras lindezas, se mofa e insulta a los que tenemos nuestras creencias religiosas encauzadas a través de las hermandades y cofradías.

Que existan en ocasiones incongruencias en el seno de nuestras corporaciones nazarenas o en la Iglesia es tan lógico como las que pueda tener Santiago ofreciendo su balcón a los saeteros cuando brama contra los cofrades o, entre otros muchos ejemplos que podemos citar, aleccionando al voto socialista cuando es el máximo representante de los periodistas gaditanos, debiendo ser la ecuanimidad y la imparcialidad dos de las principales características de un cargo de esta categoría. Y ya me dirán si no es mofa y befa las perlas de Santiago en ese artículo, en el que existen verdades admisibles mezcladas con frases tan maniqueas y repugnantes como esta al reflexionar sobre lo sucedido con Vittorio & Luchino en la hermandad de San Esteban de Sevilla: “Lo que resulta extraño es que gente inteligente y culta como estos diseñadores sevillanos dediquen su tiempo a tamaña superchería, pero eso es otro asunto. Hay mucha otra gente de talento que profesan una pasión singular por todo lo concerniente a los desfiles profesionales, lo que me resulta igual de inexplicable porque a la postre la Semana Santa es un reducto de fanatismo idólatra”.

Ni que decir tiene que no tomaré en cuenta el incluso denunciable insulto de Fernando Santiago al decir que practico la superchería por ser cofrade. Ya saben que la superchería es un engaño hecho con dolo, un fraude impuesto, y yo no engaño, y menos con intención de intereses ni imposiciones, por el hecho de hacer penitencia con mi túnica de nazareno. Y menos aún soy fanático ni idólatra y, afortunadamente, los cofrades no somos reducto de nada, sino concitadores de millones de personas en las calles y en los templos. Le pese a Santiago y a quien le pese. Ah, pero insisto… bien que ha prestado su balcón para exaltar lo que él califica de superchería. Tan incongruente y absurdo como, según la describe, mi fe.

Yo no voy a llamarle fanático, ni idólatra, ni superchero porque a él le van el cuero y los pinchos convertidos en palabras, que al fin y al cabo es lo que le pone, y no le voy a dar ese gusto a su abyecta mente.

sábado, 12 de abril de 2008

ministra gaditana

¿Se han fijado en el listado de blogs de esta página, en la parte inferior de la derecha? Entre ellos se encuentra el de Bibiana Aído.

Me ha sorprendido gratamente la noticia que anoche en su edición digital adelantaba El País a nivel nacional e Información Cádiz en el ámbito provincial. Bibiana Aído, gaditana, nacida para más señas en Alcalá de los Gazules hace 31 años, será designada ministra de Igualdad por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que afronta su nueva legislatura con cambios en los ministerios y la creación de algunos nuevos. El cometido de pugnar contra los elementos que generan desigualdad social y enfrentamientos por administrar sus derechos entre los hombres y las mujeres le ha sido encomendado a una luchadora joven y con una carrera política meteórica.

Bibiana Aído ha desempeñado los cargos de delegada provincial de Cultura, directora de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco y había sido recién elegida por los andaluces como parlamentaria autonómica. Es hija de Francisco Aído, mano derecha de Paco González Cabaña en la Diputación gaditana y por tanto de una familia de arraigada tradición socialista.

No creo que nadie esperara este nombramiento que debe ser motivo de satisfacción para los gaditanos no sólo por las dosis de egoísmo que pueda conllevar para una provincia maltrecha, sino por el hecho de contar con una política gaditana elegida por Rodríguez Zapatero para formar parte del Gabinete presidencial, algo que no está el alcance de todos.

Se hablaba desde hacía tiempo de que Aído era la sustituta en ciernes de Rafael Román a la candidatura para la Alcaldía de Cádiz. El congresista del PSOE ya había tocado techo con los resultados electorales de 2007 y lo habían dejado que quemara sus naves, entre otras cosas suyas, en el estéril enfrentamiento con Teófila Martínez que, aunque cada vez da más signos de errores en las decisiones políticas que adopta, dudosamente aconsejada por Jorge Moreno, aún es una figura intocable para el electorado gaditano. De manera que enviar a Aído a enfrentarse a Martínez en los comicios municipales de 2011 no era otra cosa que quemar a la prometedora política, aunque en eso parecían empeñados algunos medios de comunicación locales y provinciales.

Ahora, el PSOE despeja cualquier duda. O mejor dicho, Zapatero, que, alejándola de las calderas de Pedro Botero que supone la política local en una ciudad como la capital gaditana, engullidora de políticos válidos (léase Julio Braña o Jesús Gargallo como ejemplos), le abre las puertas al ejercicio del poder con mayúsculas y deja a la provincia sorprendida ante la decisión de entregarle una cartera.

Me alegro mucho por Bibiana Aído, una mujer agradable, con un blog (http://www.bibianaaido.wordpress.com/) que, como ella, rezuma progresismo en una sociedad que sigue necesitando abrir las miras en numerosos ámbitos, y que, paradójicamente en las últimas horas publicaba en su espacio en la red un artículo sobre la desigualdad de sexos, cuando a poco de redactarlo tiene la confirmación de que está en su mano paliar los problemas que ha venido denunciando.