jueves, 10 de abril de 2008

Ayer me preguntaban por décimocuarta vez mi particular opinión sobre Chiquilicuatre y su cancioncita elegida para representar a España en Eurovisión. Hasta ahora he guardado un sepulcral silencio porque el tema se estaba poniendo tan manido que me parecía algo hortera participar de él. Tanto como salir con chándal un sábado por la noche, que los hay, o pintarse un rabillo del ojo en plan Cleopatra cinematográfica, o participar en programas como Locos por el fútbol para mostrar lo 'preparada' que está una afición futbolera...

Dado que la fecha de celebración del concurso eurovisivo está cercana y además me llama poderosamente la atención la estrategia televisiva, dedicaré mis torpes letras de hoy a un asunto con dos caras.

La primera es la relevante, la que personalmente me interesa. Si yo fuera TVE, le haría un contrato de por vida y garantizado al tipo que ha provocado que España entera esté hablando más de Eurovisión que de cualquier otra circunstancia, incluida la investidura de Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno, los posibles sustitutos de Rajoy (de eso hablaremos en próximas horas) o la Liga de fútbol, ya en manos merengonas.

Eurovisión le importaba a los españoles lo mismo que a mí mis ex parejas. Sólo repuntó el interés mediático y catódico cuando participó Rosa con aquella canción con estribillo en inglés. Manda cojones, participar por España y en lugar de hacerlo con nuestro propio idioma, hablado por 360 millones de personas, hacer el cateto con gorgoritos en la pobre lengua de Shakespeare.
Después de Rosa, apenas nada. Y antes como que tampoco. Recuerdo, conmocionado, aquella ‘Ay quién manera mi barca, quién…’ cantada por Remedios Amaya en Eurovisión 83, que acabó en el puesto décimonoveno. Aquella letra no la entendieron los chipriotas, ni los belgas, ni los daneses, ni los suecos… En estos últimos decidieron convertirse todos los jurados eurovisivos, así que se lo hicieron a la hora de votar y nos quedamos con cero puntos. Estupendo. ¿Un fragmento de aquella profunda letra?: “Ay, ¿quién maneja mi barca? Que a la deriva, Que allí me lleva/Las trenzas de tu madre, anda y dime quién/Que dime quién se las peina, dime quién/Que dime quién se las peina/Voy a pedirle que me trence, anda y sí/Tu cabeza, mi cabeza, anda y sí…”. Los pelos como escarpias. Y mi oído musical en la UCI.

La cosa es que el tipo que ha inventado que todo el mundo vote para elegir al representante español y además filtrar los candidatos hasta ofrecer un ramillete de frikies propios de la cantina de La guerra de las galaxias es una máquina de marketing y de generar ideas peregrinas para hacer dinero. ¿El motivo de mi consideración? Busquen, 24 horas después del festival, los índices de audiencia en España. Ya se están organizando quedadas multitudinarias en ciudades para ver el esperpento del Chiquilicuatre, reuniones familiares con reservas de botellas de alcohol, palomitas, manjares de calidad en función de la economía en el final de mes, los foros echan humo sobre opiniones,… Estoy convencido de que Eurovisión batirá todos los récords de audiencia de TVE, porque el mamarracho que llevamos es tan penoso como atractivo, tan vergonzante como adecuado para un festival que, antaño tenía un sentido y ahora otro.

En aquellas pasadas décadas se convertía en el escaparate de artistas incipientes de un negocio discográfico que se movía mucho más limitadamente y sin tantos cauces de producción como hoy. Eurovisión era la puerta para la gloria para artistas y el productor que los pillaba, de ahí el esmero. Hoy día, el carácter ‘formal’ de este concurso se ha perdido por razones obvias: los tiempos cambian, las canalizaciones discográficas y el entramado productivo se mueve por emisoras de radio de gran relevancia, por intereses televisivos en países donde hace 30 años existían una o a lo sumo dos emisoras, hoy estamos hablando de miles de canales en un solo país,…

Así que lo suyo es cambiar la filosofía de Eurovisión y transformarlo en un ejemplo de otro tipo de músicas que, sobre todo, diviertan al personal. No vamos a hacer un festival con New Age en el que se peleen cuatro galeses con gaita, dos húngaros con mandolina y un jurado con el pedante de Michael Nyman. Vamos a divertirnos, así que…¿Qué mejor que el individuo este con prominentes gafas, flequillo a lo Loquillo y patillas a lo pastoreñoartificialmuertodehambreperollevochaquetayvivael15-A?

Yo confieso, como la película de Hitchcock: veré Eurovisión este año y me descojonaré por partes. Y Masiel que se calle, que no critique tanto, que su Lalala era más feo que pegarle a un padre con un calcetín sudado y su estribillo todo un ejemplo de pobreza letrística, por no hablar de su aspecto. Mas malaje que el gato del Doctor No, que diría mi amigo Sánchez Reyes. A ver si es que ahora el Lalala era el Let it be de The Beatles, vamos,…

martes, 8 de abril de 2008

Cuando no se sabe gestionar

La undécima edición del Festival de Cine Español de Málaga comenzó el pasado fin de semana.

Se trata de un evento cinematográfico que conozco bien. Aunque por motivos laborales no he pedido asistir en los dos últimos años, viví de cerca los balbuceos de este evento en el que Salomón Castiel puso todo su empeño desde los albores del proyecto. Me identifiqué con sus primeras ediciones, de las que guardo un grato recuerdo, pulsando el extraordinario crecimiento que paulatinamente iba experimentando, desde la declaración de intenciones que parecía lejana de aunar la producción cinematográfica española para convertirse en un gran escaparate del cine patrio, hasta finalmente conseguirlo con el apoyo además que supone la presencia física en la ciudad de numerosas estrellas de la pantalla.

Málaga está haciendo un gran trabajo que sirve además para ruborizar a los gaditanos. Personalmente, me sonrojo por soportar a políticos y técnicos que mantienen uno de los eventos cinematográficos de España más antiguos como es Alcances porque no desean ser señalados como los que desconectaron a la Muestra Cinematográfica del Atlántico del respirador que le insufla un mínimo álito de vida.

Hablemos en plata. Alcances cumplirá 40 años en septiembre, y el que antaño era un prestigioso festival que servía para poner el colofón del verano en Cádiz se ha convertido en una pesada carga para el equipo de Gobierno de Teófila Martínez.

Alcances llenaba el Falla de numerosos aficionados al cine durante ocho días, las calles se engalabanan, los bares obtenían beneficios y, dentro de la modestia que siempre hemos aceptado, se 'respiraba cine' en la capital gaditana. Aún recuerdo las extensiones de proyecciones incluso a otras poblaciones de la provincia.

Ahora es todo un vergonzante ejemplo de festival que se desarrolla en un lugar inadecuado, en un multicines que rezuma tanto glamour como un menú infantil pedido en un almuerzo de relevancia, con su pollo empanado y patatas fritas; Alcances va dando bandazos desde hace años, sin saberse bien a qué dedicarlo. Recuerdo cuando no hace muchos años se concretó en hacer una sección oficial con películas españolas. Aquello no se supo mantener por una manifiesta indefinición, llegó Málaga y... ahí tienen los resultados.

Se dedicó después al cortometraje, al documental, ya no se sabe qué premiar, tanto los autores como los aficionados ya desconocemos a qué atenernos. No hay cartelería adecuada, no hay programas de mano, no hay anuncios, no hay actores ni actrices, apenas algún personaje de medio pelo de países irrelevantes,...

Antonio Castillo, concejal de Cultura, es tan buena persona como poco cinéfilo y no se rodea de técnicos que sepan de qué va esto. Hace siete años me solicitó un informe sobre "Cómo veía yo Alcances para mejorarlo". En un cajón debe estar, se vieron algunos atisbos de mejora, pero todo cayó fue en saco roto,...

El Ayuntamiento de Cádiz se escuda en la falta de dinero y apoyo de otras administraciones, pero yo fui presidente de un cine club durante años y sin un duro me traje a Carlos Pumares, Luis García Berlanga y críticos a nivel nacional. Hay cosas que no dependen del presupuesto, sino de la capacidad de gestión de quienes las organizan, de la ilusión, del saber hacer,...

El equipo de Gobierno del PP debería hablar claro y decir que Alcances le importa tres rábanos con bicho dentro, como así lo demuestra ignorando a la muestra y empleando y buscando recursos para el Festival Iberoamericano de Teatro (FIT), con un presupuesto cinco veces más grande que Alcances y...¿Cuántos espectadores? ¿Por qué nunca se dan cifras de asistentes a este festival artificial? ¿Se quiere competir con el de cine de Huelva a través del teatro? ¿Los gaditanos van a representaciones teatrales de grupos de Honduras, Guatemala o Ecuador? ¿Les interesa o es una imposición artística artificial de un Ejecutivo local que no ha valorado los miles de aficionados al cine que acudíamos cada año a Alcances, creando un ambiente en la ciudad que, de apostar por él gradualmente, podía haber convertido a Cádiz en lo que es Málaga ahora? ¿Por qué no se buscan patrocinadores privados para Alcances y para otros proyectos sí en los que parece empeñada Teófila Martínez, cuando a los gaditanos no nos importan?

Tengo envidia de Málaga. Y de sus políticos, y son del mismo signo que los de Cádiz. Y de sus gestores.

Foto: Imanol Arias y yo, hace varios años, en el Festival de Málaga.

domingo, 6 de abril de 2008

Charlton Heston

Tuvo entre sus brazos a estrellas relumbrantes de belleza, en algunas ocasiones de dulzura rezumada, como Haya Harareet en Ben Hur, o rabiosamente faccionales, como Sofía Loren en El Cid. A ninguna de ellas sabía besar. Las tomaba robóticamente y acercaba la boca de sus protagonistas a sus duros labios como el que tomaba una muñeca de trapo, juguete de un inconmensurable poder.

Charlton Heston no sabía besar, pero nadie como él abría el Mar Rojo y lanzaba su báculo al marmóreo suelo del orgulloso faraón para transformarlo en una serpiente capaz de devorar al reptil de Ramsés. Nadie como él para protagonizar aquella magistral secuencia de inicio de Sed de mal. Sólo Heston podía mirar a Stephen Boyd de aquella manera antes de ser conducido a galeras para jurarle que volvería y le haría morder el polvo al despiadado romano. El mismo al que le arrebata el brazo de su pecho en el estertor de la muerte tras aquella mítica carrera de cuádrigas y llora de impotencia y rabia sabiendo que su madre y su hermana están vivas...

Heston lució palmito en El planeta de los simios y nos dejó sin habla durante días en aquella secuencia en la que maldice al mundo, arrodillado frente a una vencida Estatua de la Libertad, símbolo de la civilización. No parecía el mismo actor que el de aquellos torpes andares huyendo de la realidad que no deseaba admitir cuando Michael Moore lo visitó en su casa y le dejaba aquella foto de la pequeña muerta por culpa de las armas, haciéndolo protagonista involuntario de su documental...

No fue nunca un magnífico actor, pero no podía haber otro Rodrigo Díaz de Vivar ni otro Judá a los sones de Miklós Rózsa, ni a los de Jerry Goldsmith. Su prominente mandíbula, sus ojos claros y expresivos, sus limitaciones, conformaban un producto de esa bendita alquimia que genera el cine en ocasiones.

Charlton Heston ha muerto. Descansa en paz, Moisés de cabellos falsos y tan artesanos como el propio De Mille, romano enamorado de Cleopatra, director circense, Miguel Ángel sixtino, aventurero de Pekín, hombre para la eternidad, pirata crepuscular, viejo obcecado en las armas,.. viejo amigo.

jueves, 3 de abril de 2008

Roger Waters en Granada

El 9 de mayo será una fecha para enmarcar con letras de oro entre los amantes de la buena música. El que fuera líder de Pink Floyd, Roger Waters, ofrecerá un concierto en el campo de fútbol de Atarfe (Granada), para lo que ya se han puesto a la venta 30.000 entradas.

No es cuestión de gustos. Personalmente no le veo nada atractivo a un concierto de Shakira que no sea ella misma y sus turgentes curvas, pero admito que sus espectáculos se convierten en acontecimientos en los países en los que actúa. Se trata de un ejemplo para llegar a la conclusión de que, independientemente de las predilecciones musicales que consideremos, conciertos de míticos autores y grupos –como el caso de los Rolling Stones, The Police, Héroes del Silencio o Alejandro Sanz- son eventos de gran relevancia social, de movilizaciones en las poblaciones que los acogen, de pingües ingresos económicos y de músicos ya consagrados por encima de gustos y opiniones.

Tal es el caso de Roger Waters. A todo el mundo no le gustará la música que lleva haciendo durante décadas el alma de Pink Floyd, pero cualquiera de las presencias de ambos es un acontecimiento de los más grandioso que puedan darse en el directo de hoy día sobre un escenario.

Hubo que esperar 24 años para verlos de nuevo juntos en el Live 8. En 1983, y tras publicar The Final Cut (considerado como el tercer disco del famoso The Wall), la banda liderada por Waters se autodestruía por el monstruo que ellos mismos habían creado. Un grupo con escenarios que jamás se habían instalado, que empleaba orquestas sinfónicas en sus conciertos (Michael Kamen, autor de bandas sonoras como Robin Hood, príncipe de los ladrones las dirigía), estrellaba aviones entre el público, construía muros enormes, hacía volar un cerdo hinchable del tamaño de un campo de fútbol o provocaba desperfectos en edificios históricos por la fuerza de su sonido decidía separarse ante las irreconciliables posturas de sus dos principales dirigentes, Roger Waters y David Gilmour. La fama, la grandilocuencia, estar 25 años en el top de la lista de éxitos de Estados Unidos con The Dark Side of the Moon eran suficientes motivos como para terminar en tragedia.

Ante la conmoción de sus seguidores, Waters abandonó el grupo y siguió en solitario, denunció a Gilmour, Richard Wright y Nick Mason por seguir utilizando el nombre de Pink Floyd para sacar discos y programar giras (perdió el juicio) y cada uno continuó por su camino. Los fans de la banda seguían escuchando sus discos y esperaban nuevos trabajos, pero ya no era lo mismo. El alma de los Floyd era Waters, a pesar de la característica voz de Gilmour y su guitarra, habiendo sido considerado uno de los 20 mejores guitarristas de la historia. El solo de guitarra final de la canción Comfortably Numb está considerado como el mejor de la historia del rock, junto con el de Stairway to Heaven, de Led Zeppelin.

Pink Floyd sacó al mercado dos trabajos en su nueva etapa sin Waters, A Momentary Lapse of Reason (1987) y The Division Bell (1994), este último un gran trabajo. Sus giras fueron multitudinarias. Aún es recordado el concierto en Venecia en 1989. Su alcalde en aquellos años, el republicano Antonio Casellati, no le dio la importancia que requería al espectáculo que estaba previsto acoger en su ciudad, y no previno la avalancha de 200.000 personas que llegaron a una capital que él no preparó para acoger a tantas personas. La ciudad de los canales quedó paralizada, saturada de gente y de basura, y ello le costó su puesto. Presentó su dimisión poco después del espectáculo tras unas graves trifulcas en el Ayuntamiento y la petición multitudinaria de sus ciudadanos de que se marchara, unos por permitir el concierto, otros por no haberle dado la relevancia que se sabía iba a tener la presencia de Pink Floyd en Venecia.

El transcurrir de los años vino a calmar los ánimos de Waters y sus antiguos colegas, así que alcanzaron un acuerdo y, aunque se prometieron no volver a tocar juntos jamás, fueron tentados en 2005 para participar en los macroconciertos Live 8 en distintos puntos del planeta en contra de la pobreza. Al ser por una causa solidaria, los Floyd aceptaron volver a reunirse todos, lo que supuso un acontecimiento mundial. El 2 de julio, millones de personas en todo el mundo estaban pendientes del televisor, unos miles afortunados en directo. Waters, Gilmour, Wright y Mason salían al escenario. La foto que hoy ven es de ese histórico reencuentro. Interpretaron cuatro temas que sonaron como en sus viejos tiempos. Yo permanecí frente al TV con el vello erizado durante aquellos 20 minutos. La cámara mostraba ocasionalmente a algunos espectadores con lágrimas en los ojos. Waters se veía distendido. En uno de los temas dirigió una mirada de complicidad a Gilmour. Éste, con su habitual flema en los conciertos, apenas se la devolvió. Pero es que él es así. Siguió concentrado en su cante, en su guitarra acariciada más que tocada,… Aquello fue glorioso, orgásmico, y 24 años después, sonaba igual de bien. La aclamación popular hizo que las preguntas posteriores a los integrantes de la banda fueran todas en la misma dirección: “¿Volverá Pink Floyd a unirse?”.

Waters y Gilmour lo dejaron claro: No. Quizás permanecería abierto un resquicio si se celebrase otro macroconcierto para pedir la paz y un acuerdo entre israelíes y palestinos. Así lo aseguraron. Pero nada más. Además, La BBC hizo una encuesta en la cual Pink Floyd resultó ganador como Mejor Espectáculo del Live 8 y las ventas de sus discos se elevaron en casi un mil por ciento. David Gilmour donó el excedente de las ganancias declarando que “no sería ético hacer dinero por un evento cuyos principios son la caridad y la solidaridad...”.

Desde entonces, Pink Floyd con Gilmour de líder apenas ha celebrado conciertos, y Roger Waters inició en 2006 una gira monumental con The Wall, la obra cumbre del grupo, realmente concebida en gran parte por él. Como el acuerdo alcanzado permitía que los derechos de The Wall los pudiera explotar Waters por separado, éste preparó un espectáculo… que ahora llega a Granada.
Sólo será un concierto en España. Como para perdérselo. Yo ya tengo mi entrada.

martes, 1 de abril de 2008

Panorama para reflexionar

En algunos círculos relacionados con la Iglesia Católica, como es el caso de las hermandades, lo he dicho en reiteradas ocasiones a lo largo de los últimos meses: ser católico está pasado de moda y a determinadas organizaciones eclesiales se les está cogiendo manía. Y eso viene provocando un rechazo social que parece no deseamos ver.

Si la iglesia pierde adeptos, ella tiene una buena parte de culpa. No toda, es obvio, pero no hay nada mejor para el enemigo que ofrecerle tu cabeza en bandeja con tus actos. Si las hermandades no sólo se estancan sino que están siendo atacadas, también ellas son culpables. Este debate lo he mantenido no sólo con jóvenes, sino con personales cualificadas que han venido a darme la razón y cofrades de prestigio.

La concejala de IU de Córdoba con la sirena en su balcón no deja de ser un ejemplo de inmadurez, pero el lanzamiento de huevos a imágenes en Sevilla y los rumores de que esto estaba sucediendo en Cádiz esta Semana Santa no son asuntos baladíes. Han comenzado, de nuevo, el desparrame de cristales en el suelo, como en los años posteriores a la muerte de Franco, cuando algunos creyeron que las cofradías eran representantes del extinto régimen.

Los espectáculos coloristas que protagonizan las cofradías en los últimos tiempos no están aportando absolutamente nada para encauzar la evangelización de las hermandades en el verdadero camino del seguimiento de la doctrina de Jesús. Coronaciones canónicas y procesiones magnas entre otras cosas se están convirtiendo en meros ejemplos de oropeles para la autocomplacencia de los aficionados que cada vez se van apoderando más de las juntas de gobierno, desfiles de modelos sin ningún contenido evangelizador y patrimonio hasta ahora mimado que los que se hacen llamar cofrades ponen en manos, inconscientemente, de los políticos de turno que aprovechan estos elementos de atracción hacia los ciudadanos para ponerlo a su servicio como evento cultural social sin otra pretensión que el alardeo vacío.

Lejos del verdadero sentido de la estación penitencial en sus fechas, cuyo mensaje es enormemente válido ante la muestra de Dios hecho hombre y sufriente por las injusticias sociales y políticas, las procesiones fuera de ámbito y los eventos extraordinarios vienen a servir de excusa para los que no nos quieren y así aducir que vaciamos el contenido evangélico las imágenes para exponerlas como meros ejemplos artísticos de cara a la galería.

Ante la falta de respeto que nos tenemos a nosotros mismos con estas decisiones y las continuas trifulcas públicas en foros de internet, lugares públicos e incluso juzgados, las hermandades están sufriendo una devaluación gravísima provocado por los que han tomado las riendas de estas instituciones, antaño respetadas, formadas por personas discretas, conocedoras de la fe armonizada con el gusto estético y formadoras de los jóvenes, y ahora amantes de la polémica, suciamente cobardes bajo seudónimos, aficionados sesgados por aspectos secundarios como la carga o la música y totalmente alejados de la práctica defendida por aquel nazareno que vino a enfrentarse al odio, la envidia, los rencores, expulsó a los mercaderes del templo, se rodeó de personas humildes y se encaró con el fariseísmo hasta la muerte.

Esta situación y la de la Iglesia en general están provocando hechos como los que acaban de salir publicados en los medios de comunicación. Las peticiones de apostasía para dejar de pertenecer a la Iglesia Católica se multiplicaron por seis en 2007, año en el que la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) presentó ante distintos obispados 287 reclamaciones de cancelación de datos en los libros de bautismo, frente a las 47 de 2006.

Esas casi trescientas personas se dirigieron a la AEPD después de que parroquias y obispados les denegaran un derecho previsto en la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales. De las que han pedido apostatar pero no han acudido a la AEPD no se tiene información centralizada. "En 2007 se ha producido un salto muy significativo", dice a Efe Artemi Rallo, director de la Agencia de Protección de Datos, que señala que de las 287 resoluciones dictadas por la Agencia, 183 han dado lugar a recursos ante la Audiencia Nacional. La mayor parte a iniciativa de los obispados, en especial los de Valencia y Madrid, "los más reacios": de las 287 reclamaciones 140 fueron de Valencia y 36 de Madrid.

La Audiencia Nacional, que en octubre de 2007 dictó su primera sentencia desestimando un recurso del arzobispado de Valencia, ha resuelto hasta la fecha otros 70 casos, informaron a Efe fuentes del Tribunal. Todos ellos están recurridos en casación ante el Supremo. Y no sólo recurren los arzobispados. También, reclamantes no satisfechos con lo estipulado por la AEPD, que defiende una anotación marginal en la partida de bautismo, y no la destrucción total del documento. Criterio que además ha asumido la Audiencia Nacional en las sentencias dictadas hasta ahora. "Cualquiera puede percibir las razones de fondo para apostatar", afirma Rallo. Este incremento significativo "debe tener que ver con los avatares sociales y con los temas con connotaciones religiosas que se están suscitando en el seno de la sociedad". La AEPD no entra en valoraciones de tipo religioso. Los que piden su tutela "ejercen un derecho civil, no religioso, con el que satisfacen intenciones que tienen que ver con la conciencia y con sus convicciones religiosas", agrega el director del organismo. Desde el Gobierno se mantiene que si alguien cree vulnerado un derecho puede ir a la AEPD y a los tribunales pero "como asunto religioso, el de la apostasía es un tema interno de la Iglesia Católica en el que la Administración no entra", afirma un portavoz del Ministerio de Justicia. La oposición de la Iglesia a la ley que regula el matrimonio entre personas del mismo sexo, y el reciente nombramiento de Antonio Rouco Varela como presidente de la Conferencia Episcopal están detrás de muchas solicitudes, explica a Efe Luis Miguel Sanguino, abogado de la Oficina que acaba de abrir el ayuntamiento de Rivas en Madrid para asesorar y tramitar peticiones.

Fuentes de la Conferencia Episcopal, consultadas por Efe, afirman que el de la apostasía es un tema sobre el que la cúpula eclesiástica no ha emitido ningún comunicado y del que no disponen de datos. "La Conferencia Episcopal no es un órgano jerárquico sino colegial, y hay determinados asuntos en los que los obispos actúan en sus diócesis de manera independiente, según los criterios que les parezcan más oportunos", explicaron las fuentes. Cuando alguien se plantea apostatar tiene que pedir la cancelación de sus datos personales tanto en la parroquia donde fue bautizado que custodia el Libro del Bautismo, como en el obispado o arzobispado en cuyo archivo diocesano figura una copia del citado documento. Si el obispado lo deniega, el interesado puede acudir a la AEPD para reclamar la tutela de derechos -del derecho de cancelación- contemplado en la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales (LOPD). En este momento se produce una colisión entre dos posiciones. La de la Iglesia, que por un lado piensa que no le corresponde reconocer el acto de la apostasía, y por otro, cree que los libros de bautismos no son un fichero, sino que refieren actos históricos que no prejuzgan la pertenencia a la Iglesia, por lo que no procede la cancelación de datos. Y la de la AEPD que opina que los libros de Bautismo son una base de datos de carácter personal (contienen nombres, apellidos, fecha y lugar de bautismo), sujetos a la ley Orgánica de Protección de Datos Personales. Esta ley contempla que esos datos "serán exactos y puestos al día de forma que respondan con veracidad a la situación actual del afectado".

En el caso de la apostasía -según la AEPD- debe verificarse con una anotación marginal en la partida de bautismo del reclamante, a fin de que se haga constar el ejercicio de su derecho de cancelación. "Los datos no se pueden eliminar -explica Artemi Rallo-, y la Audiencia Nacional ha entendido que, con este mecanismo, se satisface de forma proporcionada la aspiración legítima del ciudadano a actualizar su información personal de naturaleza religiosa plasmada en ese fichero que es el Libro del Bautismo".

La reclamación de la Agencia de Protección de Datos ante el obispado concluye la vía administrativa, y queda abierta la contenciosa administrativa con la posibilidad de presentación de recursos tanto del reclamante como de la iglesia ante la Audiencia Nacional.

De informar sobre este procedimiento, entre otros aspectos, se encarga la oficina recientemente abierta en el Ayuntamiento de Rivas (Madrid), gobernado por IU. Desde el 6 de marzo han atendido 1.450 llamadas de toda España, sobre todo de Madrid, y han tramitado unas 200 solicitudes procedentes de Rivas. "Sólo tramitamos las de esta localidad, pero atendemos llamadas de todas las comunidades autónomas", explica Luis Miguel Sanguino. De las consultas recibidas han podido constatar -afirma- que la mayoría de los arzobispados optan por lo que hace el de Madrid: no se da por aludido en cuanto a ley de protección de datos, deriva el asunto a una cuestión de fe, niega que tengan fichero, y ofrece una reunión en la que informan de las consecuencias del acto de la apostasía. "La gente -concluye- quiere ir a la cancelación y destrucción del documento, a no pertenecer a la Iglesia ni siquiera aparentemente, y ese es nuestro objetivo”.