domingo, 6 de abril de 2008

Charlton Heston

Tuvo entre sus brazos a estrellas relumbrantes de belleza, en algunas ocasiones de dulzura rezumada, como Haya Harareet en Ben Hur, o rabiosamente faccionales, como Sofía Loren en El Cid. A ninguna de ellas sabía besar. Las tomaba robóticamente y acercaba la boca de sus protagonistas a sus duros labios como el que tomaba una muñeca de trapo, juguete de un inconmensurable poder.

Charlton Heston no sabía besar, pero nadie como él abría el Mar Rojo y lanzaba su báculo al marmóreo suelo del orgulloso faraón para transformarlo en una serpiente capaz de devorar al reptil de Ramsés. Nadie como él para protagonizar aquella magistral secuencia de inicio de Sed de mal. Sólo Heston podía mirar a Stephen Boyd de aquella manera antes de ser conducido a galeras para jurarle que volvería y le haría morder el polvo al despiadado romano. El mismo al que le arrebata el brazo de su pecho en el estertor de la muerte tras aquella mítica carrera de cuádrigas y llora de impotencia y rabia sabiendo que su madre y su hermana están vivas...

Heston lució palmito en El planeta de los simios y nos dejó sin habla durante días en aquella secuencia en la que maldice al mundo, arrodillado frente a una vencida Estatua de la Libertad, símbolo de la civilización. No parecía el mismo actor que el de aquellos torpes andares huyendo de la realidad que no deseaba admitir cuando Michael Moore lo visitó en su casa y le dejaba aquella foto de la pequeña muerta por culpa de las armas, haciéndolo protagonista involuntario de su documental...

No fue nunca un magnífico actor, pero no podía haber otro Rodrigo Díaz de Vivar ni otro Judá a los sones de Miklós Rózsa, ni a los de Jerry Goldsmith. Su prominente mandíbula, sus ojos claros y expresivos, sus limitaciones, conformaban un producto de esa bendita alquimia que genera el cine en ocasiones.

Charlton Heston ha muerto. Descansa en paz, Moisés de cabellos falsos y tan artesanos como el propio De Mille, romano enamorado de Cleopatra, director circense, Miguel Ángel sixtino, aventurero de Pekín, hombre para la eternidad, pirata crepuscular, viejo obcecado en las armas,.. viejo amigo.

jueves, 3 de abril de 2008

Roger Waters en Granada

El 9 de mayo será una fecha para enmarcar con letras de oro entre los amantes de la buena música. El que fuera líder de Pink Floyd, Roger Waters, ofrecerá un concierto en el campo de fútbol de Atarfe (Granada), para lo que ya se han puesto a la venta 30.000 entradas.

No es cuestión de gustos. Personalmente no le veo nada atractivo a un concierto de Shakira que no sea ella misma y sus turgentes curvas, pero admito que sus espectáculos se convierten en acontecimientos en los países en los que actúa. Se trata de un ejemplo para llegar a la conclusión de que, independientemente de las predilecciones musicales que consideremos, conciertos de míticos autores y grupos –como el caso de los Rolling Stones, The Police, Héroes del Silencio o Alejandro Sanz- son eventos de gran relevancia social, de movilizaciones en las poblaciones que los acogen, de pingües ingresos económicos y de músicos ya consagrados por encima de gustos y opiniones.

Tal es el caso de Roger Waters. A todo el mundo no le gustará la música que lleva haciendo durante décadas el alma de Pink Floyd, pero cualquiera de las presencias de ambos es un acontecimiento de los más grandioso que puedan darse en el directo de hoy día sobre un escenario.

Hubo que esperar 24 años para verlos de nuevo juntos en el Live 8. En 1983, y tras publicar The Final Cut (considerado como el tercer disco del famoso The Wall), la banda liderada por Waters se autodestruía por el monstruo que ellos mismos habían creado. Un grupo con escenarios que jamás se habían instalado, que empleaba orquestas sinfónicas en sus conciertos (Michael Kamen, autor de bandas sonoras como Robin Hood, príncipe de los ladrones las dirigía), estrellaba aviones entre el público, construía muros enormes, hacía volar un cerdo hinchable del tamaño de un campo de fútbol o provocaba desperfectos en edificios históricos por la fuerza de su sonido decidía separarse ante las irreconciliables posturas de sus dos principales dirigentes, Roger Waters y David Gilmour. La fama, la grandilocuencia, estar 25 años en el top de la lista de éxitos de Estados Unidos con The Dark Side of the Moon eran suficientes motivos como para terminar en tragedia.

Ante la conmoción de sus seguidores, Waters abandonó el grupo y siguió en solitario, denunció a Gilmour, Richard Wright y Nick Mason por seguir utilizando el nombre de Pink Floyd para sacar discos y programar giras (perdió el juicio) y cada uno continuó por su camino. Los fans de la banda seguían escuchando sus discos y esperaban nuevos trabajos, pero ya no era lo mismo. El alma de los Floyd era Waters, a pesar de la característica voz de Gilmour y su guitarra, habiendo sido considerado uno de los 20 mejores guitarristas de la historia. El solo de guitarra final de la canción Comfortably Numb está considerado como el mejor de la historia del rock, junto con el de Stairway to Heaven, de Led Zeppelin.

Pink Floyd sacó al mercado dos trabajos en su nueva etapa sin Waters, A Momentary Lapse of Reason (1987) y The Division Bell (1994), este último un gran trabajo. Sus giras fueron multitudinarias. Aún es recordado el concierto en Venecia en 1989. Su alcalde en aquellos años, el republicano Antonio Casellati, no le dio la importancia que requería al espectáculo que estaba previsto acoger en su ciudad, y no previno la avalancha de 200.000 personas que llegaron a una capital que él no preparó para acoger a tantas personas. La ciudad de los canales quedó paralizada, saturada de gente y de basura, y ello le costó su puesto. Presentó su dimisión poco después del espectáculo tras unas graves trifulcas en el Ayuntamiento y la petición multitudinaria de sus ciudadanos de que se marchara, unos por permitir el concierto, otros por no haberle dado la relevancia que se sabía iba a tener la presencia de Pink Floyd en Venecia.

El transcurrir de los años vino a calmar los ánimos de Waters y sus antiguos colegas, así que alcanzaron un acuerdo y, aunque se prometieron no volver a tocar juntos jamás, fueron tentados en 2005 para participar en los macroconciertos Live 8 en distintos puntos del planeta en contra de la pobreza. Al ser por una causa solidaria, los Floyd aceptaron volver a reunirse todos, lo que supuso un acontecimiento mundial. El 2 de julio, millones de personas en todo el mundo estaban pendientes del televisor, unos miles afortunados en directo. Waters, Gilmour, Wright y Mason salían al escenario. La foto que hoy ven es de ese histórico reencuentro. Interpretaron cuatro temas que sonaron como en sus viejos tiempos. Yo permanecí frente al TV con el vello erizado durante aquellos 20 minutos. La cámara mostraba ocasionalmente a algunos espectadores con lágrimas en los ojos. Waters se veía distendido. En uno de los temas dirigió una mirada de complicidad a Gilmour. Éste, con su habitual flema en los conciertos, apenas se la devolvió. Pero es que él es así. Siguió concentrado en su cante, en su guitarra acariciada más que tocada,… Aquello fue glorioso, orgásmico, y 24 años después, sonaba igual de bien. La aclamación popular hizo que las preguntas posteriores a los integrantes de la banda fueran todas en la misma dirección: “¿Volverá Pink Floyd a unirse?”.

Waters y Gilmour lo dejaron claro: No. Quizás permanecería abierto un resquicio si se celebrase otro macroconcierto para pedir la paz y un acuerdo entre israelíes y palestinos. Así lo aseguraron. Pero nada más. Además, La BBC hizo una encuesta en la cual Pink Floyd resultó ganador como Mejor Espectáculo del Live 8 y las ventas de sus discos se elevaron en casi un mil por ciento. David Gilmour donó el excedente de las ganancias declarando que “no sería ético hacer dinero por un evento cuyos principios son la caridad y la solidaridad...”.

Desde entonces, Pink Floyd con Gilmour de líder apenas ha celebrado conciertos, y Roger Waters inició en 2006 una gira monumental con The Wall, la obra cumbre del grupo, realmente concebida en gran parte por él. Como el acuerdo alcanzado permitía que los derechos de The Wall los pudiera explotar Waters por separado, éste preparó un espectáculo… que ahora llega a Granada.
Sólo será un concierto en España. Como para perdérselo. Yo ya tengo mi entrada.

martes, 1 de abril de 2008

Panorama para reflexionar

En algunos círculos relacionados con la Iglesia Católica, como es el caso de las hermandades, lo he dicho en reiteradas ocasiones a lo largo de los últimos meses: ser católico está pasado de moda y a determinadas organizaciones eclesiales se les está cogiendo manía. Y eso viene provocando un rechazo social que parece no deseamos ver.

Si la iglesia pierde adeptos, ella tiene una buena parte de culpa. No toda, es obvio, pero no hay nada mejor para el enemigo que ofrecerle tu cabeza en bandeja con tus actos. Si las hermandades no sólo se estancan sino que están siendo atacadas, también ellas son culpables. Este debate lo he mantenido no sólo con jóvenes, sino con personales cualificadas que han venido a darme la razón y cofrades de prestigio.

La concejala de IU de Córdoba con la sirena en su balcón no deja de ser un ejemplo de inmadurez, pero el lanzamiento de huevos a imágenes en Sevilla y los rumores de que esto estaba sucediendo en Cádiz esta Semana Santa no son asuntos baladíes. Han comenzado, de nuevo, el desparrame de cristales en el suelo, como en los años posteriores a la muerte de Franco, cuando algunos creyeron que las cofradías eran representantes del extinto régimen.

Los espectáculos coloristas que protagonizan las cofradías en los últimos tiempos no están aportando absolutamente nada para encauzar la evangelización de las hermandades en el verdadero camino del seguimiento de la doctrina de Jesús. Coronaciones canónicas y procesiones magnas entre otras cosas se están convirtiendo en meros ejemplos de oropeles para la autocomplacencia de los aficionados que cada vez se van apoderando más de las juntas de gobierno, desfiles de modelos sin ningún contenido evangelizador y patrimonio hasta ahora mimado que los que se hacen llamar cofrades ponen en manos, inconscientemente, de los políticos de turno que aprovechan estos elementos de atracción hacia los ciudadanos para ponerlo a su servicio como evento cultural social sin otra pretensión que el alardeo vacío.

Lejos del verdadero sentido de la estación penitencial en sus fechas, cuyo mensaje es enormemente válido ante la muestra de Dios hecho hombre y sufriente por las injusticias sociales y políticas, las procesiones fuera de ámbito y los eventos extraordinarios vienen a servir de excusa para los que no nos quieren y así aducir que vaciamos el contenido evangélico las imágenes para exponerlas como meros ejemplos artísticos de cara a la galería.

Ante la falta de respeto que nos tenemos a nosotros mismos con estas decisiones y las continuas trifulcas públicas en foros de internet, lugares públicos e incluso juzgados, las hermandades están sufriendo una devaluación gravísima provocado por los que han tomado las riendas de estas instituciones, antaño respetadas, formadas por personas discretas, conocedoras de la fe armonizada con el gusto estético y formadoras de los jóvenes, y ahora amantes de la polémica, suciamente cobardes bajo seudónimos, aficionados sesgados por aspectos secundarios como la carga o la música y totalmente alejados de la práctica defendida por aquel nazareno que vino a enfrentarse al odio, la envidia, los rencores, expulsó a los mercaderes del templo, se rodeó de personas humildes y se encaró con el fariseísmo hasta la muerte.

Esta situación y la de la Iglesia en general están provocando hechos como los que acaban de salir publicados en los medios de comunicación. Las peticiones de apostasía para dejar de pertenecer a la Iglesia Católica se multiplicaron por seis en 2007, año en el que la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) presentó ante distintos obispados 287 reclamaciones de cancelación de datos en los libros de bautismo, frente a las 47 de 2006.

Esas casi trescientas personas se dirigieron a la AEPD después de que parroquias y obispados les denegaran un derecho previsto en la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales. De las que han pedido apostatar pero no han acudido a la AEPD no se tiene información centralizada. "En 2007 se ha producido un salto muy significativo", dice a Efe Artemi Rallo, director de la Agencia de Protección de Datos, que señala que de las 287 resoluciones dictadas por la Agencia, 183 han dado lugar a recursos ante la Audiencia Nacional. La mayor parte a iniciativa de los obispados, en especial los de Valencia y Madrid, "los más reacios": de las 287 reclamaciones 140 fueron de Valencia y 36 de Madrid.

La Audiencia Nacional, que en octubre de 2007 dictó su primera sentencia desestimando un recurso del arzobispado de Valencia, ha resuelto hasta la fecha otros 70 casos, informaron a Efe fuentes del Tribunal. Todos ellos están recurridos en casación ante el Supremo. Y no sólo recurren los arzobispados. También, reclamantes no satisfechos con lo estipulado por la AEPD, que defiende una anotación marginal en la partida de bautismo, y no la destrucción total del documento. Criterio que además ha asumido la Audiencia Nacional en las sentencias dictadas hasta ahora. "Cualquiera puede percibir las razones de fondo para apostatar", afirma Rallo. Este incremento significativo "debe tener que ver con los avatares sociales y con los temas con connotaciones religiosas que se están suscitando en el seno de la sociedad". La AEPD no entra en valoraciones de tipo religioso. Los que piden su tutela "ejercen un derecho civil, no religioso, con el que satisfacen intenciones que tienen que ver con la conciencia y con sus convicciones religiosas", agrega el director del organismo. Desde el Gobierno se mantiene que si alguien cree vulnerado un derecho puede ir a la AEPD y a los tribunales pero "como asunto religioso, el de la apostasía es un tema interno de la Iglesia Católica en el que la Administración no entra", afirma un portavoz del Ministerio de Justicia. La oposición de la Iglesia a la ley que regula el matrimonio entre personas del mismo sexo, y el reciente nombramiento de Antonio Rouco Varela como presidente de la Conferencia Episcopal están detrás de muchas solicitudes, explica a Efe Luis Miguel Sanguino, abogado de la Oficina que acaba de abrir el ayuntamiento de Rivas en Madrid para asesorar y tramitar peticiones.

Fuentes de la Conferencia Episcopal, consultadas por Efe, afirman que el de la apostasía es un tema sobre el que la cúpula eclesiástica no ha emitido ningún comunicado y del que no disponen de datos. "La Conferencia Episcopal no es un órgano jerárquico sino colegial, y hay determinados asuntos en los que los obispos actúan en sus diócesis de manera independiente, según los criterios que les parezcan más oportunos", explicaron las fuentes. Cuando alguien se plantea apostatar tiene que pedir la cancelación de sus datos personales tanto en la parroquia donde fue bautizado que custodia el Libro del Bautismo, como en el obispado o arzobispado en cuyo archivo diocesano figura una copia del citado documento. Si el obispado lo deniega, el interesado puede acudir a la AEPD para reclamar la tutela de derechos -del derecho de cancelación- contemplado en la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales (LOPD). En este momento se produce una colisión entre dos posiciones. La de la Iglesia, que por un lado piensa que no le corresponde reconocer el acto de la apostasía, y por otro, cree que los libros de bautismos no son un fichero, sino que refieren actos históricos que no prejuzgan la pertenencia a la Iglesia, por lo que no procede la cancelación de datos. Y la de la AEPD que opina que los libros de Bautismo son una base de datos de carácter personal (contienen nombres, apellidos, fecha y lugar de bautismo), sujetos a la ley Orgánica de Protección de Datos Personales. Esta ley contempla que esos datos "serán exactos y puestos al día de forma que respondan con veracidad a la situación actual del afectado".

En el caso de la apostasía -según la AEPD- debe verificarse con una anotación marginal en la partida de bautismo del reclamante, a fin de que se haga constar el ejercicio de su derecho de cancelación. "Los datos no se pueden eliminar -explica Artemi Rallo-, y la Audiencia Nacional ha entendido que, con este mecanismo, se satisface de forma proporcionada la aspiración legítima del ciudadano a actualizar su información personal de naturaleza religiosa plasmada en ese fichero que es el Libro del Bautismo".

La reclamación de la Agencia de Protección de Datos ante el obispado concluye la vía administrativa, y queda abierta la contenciosa administrativa con la posibilidad de presentación de recursos tanto del reclamante como de la iglesia ante la Audiencia Nacional.

De informar sobre este procedimiento, entre otros aspectos, se encarga la oficina recientemente abierta en el Ayuntamiento de Rivas (Madrid), gobernado por IU. Desde el 6 de marzo han atendido 1.450 llamadas de toda España, sobre todo de Madrid, y han tramitado unas 200 solicitudes procedentes de Rivas. "Sólo tramitamos las de esta localidad, pero atendemos llamadas de todas las comunidades autónomas", explica Luis Miguel Sanguino. De las consultas recibidas han podido constatar -afirma- que la mayoría de los arzobispados optan por lo que hace el de Madrid: no se da por aludido en cuanto a ley de protección de datos, deriva el asunto a una cuestión de fe, niega que tengan fichero, y ofrece una reunión en la que informan de las consecuencias del acto de la apostasía. "La gente -concluye- quiere ir a la cancelación y destrucción del documento, a no pertenecer a la Iglesia ni siquiera aparentemente, y ese es nuestro objetivo”.

lunes, 31 de marzo de 2008

Harpócrates

Harpócrates es el dios del silencio para los griegos. En el ámbito religioso de los egipcios, lo consideraban como la deidad capaz de repeler o sanar las heridas provocadas por los animales malignos. Para el caso, y dados los tiempos que corren, ambos motivos de culto son compatibles. Porque guardar silencio es propio de inteligentes y preservarse de las alimañas que nos rodean también.

Lo representa un niño y tiene uno de sus dedos dirigidos hacia su boca sugiriéndonos guardar silencio. No está diciendo a todo el que lo mira el famoso “¿Por qué no te callas?”, sino que aconseja, con una mirada pícara y con sana suficiencia, que es mejor callar para conocer la realidad de las cosas y estudiarlas. Si tenemos dos oídos, dos ojos y una sola boca, supongo que será porque tenemos que oír y ver dos veces antes de hablar…

Su representación artística en la pintura también se acompaña de algunas hojas de melocotonero, que representan a las lenguas silenciadas. Algunos pintores, como El Greco, fueron más allá y a su pequeño protagonista alegórico en algunos lienzos lo coloca nada menos que con un canasto de melocotones.

Seguro que Harpócrates se liaría a melocotonazos con algunos sujetos que berrean por la boca antes de oír y conocer la verdad, simplemente porque les interesa la versión torticera de la mentira para arrimar el ascua a su sardina. Así sucede con todo en la vida, desde temas de Estado hasta los asuntos cotidianos en los que nos vemos envueltos por gente que ha desarrollado una sola neurona y para colmo es la de la mala leche. Estéril, eso sí.

Melocotonazos podemos dar a quienes insistieron en que era ETA la autora de los atentados del 11 de marzo de 2004; melocotonazos podemos lanzar a Rajoy cuando dijo que “salen unos hilillos del casco” estando ya la costa gallega contaminada de chapapote; melocotonazo aún sin madurar para que duela más a Zapatero y su café de 0,80 céntimos… y los melocotones de la tierra, los más cercanos, esos de Conil tan frescos y enjundiosos, a los que hablan sin saber, a los que aún sabiendo siguen hablando para dañar y a quienes traicionan a las amistades. Eso último me da igual, porque ya hace años que estoy curado de espanto y no me creo nada. Me hace gracia ver tantas líneas en tantos sitios con tantas muestras mutuas de cariño. Je. Ya te darán el palo, descuida. Recuerdo a quienes creí mis amigos reírse cuando usurparon el cineclub que yo fundé. Dejaron de hacerlo cuando los llevé a un juzgado, hace ahora diez años. Un tío con una toga soluciona muchas cosas…

De tanto ensalzar este fruto, me está entrando hambre. Voy a comerme un melocotón. Ea, y muchos a pelarla, nunca mejor dicho…

Fotografía: un candelabro de un paso de palio con el espárrago interior que une la base con el plato partido, supuestamente por la brusquedad empleada por los cargadores. La vela que portaba el candelero, como se aprecia, permanece en su lugar.

viernes, 28 de marzo de 2008

La gente está loca

La gente está loca, pero la gente piensa que el loco soy yo. Como estamos en democracia, supongo que ganará la mayoría. Así que, antes de que me envíen al manicomio, dejaré un homenaje póstumo que no será a los idus de marzo, como lo harían los romanos de antaño, sino a los idos de marzo.

Leo en los periódicos de ayer que un tipo vestido con el hábito de nazareno de la hermandad del Baratillo de Sevilla entró en un restaurante, le dio un paraguazo a la cámara de vigilancia y se puso a robar. Todo eso con respeto, claro, el hombre hizo caso a las normas dictaminadas por las hermandades y, como está obligado a guardar penitencia anónima durante al menos ocho horas, no se quitó el antifaz y mangoneó según los cánones dictaminados por la hermandad. Hubiera estado feo eso de robar quitándose el capirote, qué falta de respeto. Por eso será que el hermano mayor del Baratillo ha dicho que, si lo pillan y es hermano de la cofradía, lo expedientará. Digo yo que un buen robo bien vale un expediente, así que el año que viene me visto con mi túnica del Santo Entierro –que impresiona mucho, como puede observarse en la imagen- y me cuelo en la pastelería La Victoria a birlarle dos bollos de leche y tres roscos. Porque expulsarlo de hermano supongo que será cuando el respetuoso mangante le clave dos puñaladas al propietario del restaurante o le propine tres puñetazos a un pequeño que le pida cera en una esquina. Un expediente. No te jode…

Paso página y veo que un listo se quedó de noche en la sevillana Confitería La Campana el Miércoles Santo y cuando ellas se habían deshecho de sus trajecitos negros y cofia al estilo chacha de los cuarenta (y después se quejan de la polémica sobre los uniformes en la Clínica San Rafael) y ellos colgaron sus chalecos horteras copiados por patilleros de feria cada año, salió de debajo de un mostrador, del cuarto de los palos de nata, del paso en miniatura del escaparate o vaya usted a saber de dónde, y arrasó llevándose 65.000 euros de la caja. O sea, cientos de batidos de helados de esos tan ricos que preparan en La Campana, torrijas, nazarenos de caramelo y dulces que se había zampado el personal durante todo el día. Hay que ser un poco lelo para dejar 65.000 euros en la pastelería una noche de Semana Santa. Menos mal que yo fui el Sábado Santo y las torrijas no se las llevaron, porque pedí una y me la pusieron. Buen indicio. Torrija la del dueño. Indicio de que… el del Baratillo actuó dos veces. No sé, me da a mí la espina. ¿Entraría vestido de Armao de la Macarena o escogería el disfraz de máquina de café para disimular? Y es que baratillo, baratillo, no es precisamente el café en La Campana…

La cosa no acaba aquí. Elena Cortés, que es concejala de Izquierda Unida en Córdoba, le pega pellizcos a los escaparates de El Corte Inglés. Sólo así se explica cómo se le fue la cabeza el Domingo de Ramos, cuando le dio por salir al balcón de su casa y no precisamente para cantar una saeta a la Virgen de la Candelaria, titular de la cofradía del Huerto. La edil apareció con “su pareja habitual” (sic) con un cartel en el que se leía la palabra NO, haciendo sonar la sirena de un megáfono, saludando a todo espectador presente y cachondeándose del personal con gestos por los que ayer pidió disculpas en una carta remitida a la hermandad y al Consejo de Hermandades. La alcaldesa, como saben también de IU, ha calificado el hecho de “reprobable”, le ha dado varios azotes figurados en el culo y ha justificado a la cretina esta diciendo que “al menos ha tenido disposición para reconocer lo ocurrido”. Vamos, que podía haber dicho que no era ella aunque le viera media Córdoba, que estaba poseída por el espíritu de Lenin o de Stalin y que, a Marx gracias, al menos no le lanzó un cubata a la cara de la Señora de la Candelaria. Dejemos al asunto por zanjado porque así lo quiere el hermano mayor de la hermandad, Francisco Luis Castaño, que ha dicho que “está olvidado, como buenos cristianos”. Eso lo serás tú, porque como la concejala vea que la estás llamando cristiana, es capaz de pintarte la fachada de la iglesia con los tres seíses, acompañada por "su pareja habitual" (otra vez sic).

Para terminar: leo un informe en el que se dice que se quiere más cuanto más lejos se está de la pareja. Un viejo refrán dice que “Del roce nace el cariño”. Pues un carajo para el que lo inventó y otro para los que aguantan a sus medias naranjas todo el día. Del roce nace el aburrimiento, la apatía y, como decía el gran Gila, sirve de base para pasar del “qué lindo lunar tienes en el labio” a “Quita pa’llá con la verruga”. Eso al menos dice el estudio recién publicado. También reza que los hombres que participan en reuniones de trabajo en lugares remotos y alejados de sus hogares, mandan mensajes amorosos y apasionados a los móviles de sus parejas. Es decir, que si la reunión es en una oficina de Chiclana con olor a bajante, ni te acuerdas de tu mujer. Si es en Alto Volta o Bután, le envías un bastinazo erótico-festivo que la pone a mil por hora.

En fin. La vida…

jueves, 27 de marzo de 2008

¿El día de la marmota?

El otro día traté de distraerme en el coche con la radio. Elegí al azar un dial. En apenas quince minutos, una chica le cambió el nombre a un político provincial, se refirió a una invitada como “gerenta” (¡!) de una empresa y se equivocó gravemente en una cifra económica. Lo cambié horrorizado, dándole el beneficio de la duda aplicando el dicho de que un mal día lo tiene cualquiera. A la jornada siguiente me pudo la curiosidad, el sentimiento inexplicable de que, como periodista, parece que yo tengo la culpa de esos desaguisados de algún que otro colega, pero fue peor. Indicó, hablando sobre cierto tema judicial, que “ha salido un decreto que se decreta…” (claro, hija, pa eso es un decreto…), entre otros disparates. Pulsé el off y me fui a otra emisora, a escuchar un programa deportivo.

Me anunciaban un panel de expertos para analizar la situación de un club. El preludio tenía buena pinta, pero cuando comencé a oir, escuché a dos aficionados veinteañeros, un redactor de Deportes de un periódico que no da un palo al agua, un par de envidiosos y una momia que llamaba hablando del Mirandilla. Otra vez al off antes de que me dé un soponcio.

Encendí el televisor cuando llegué a mi casa y pillé una emisora local para ver lo bonita que es la Semana Santa isleña. Entre tantas líneas y distorsiones de imagen descubrí algún acólito y un paso, mientras un tipo decía inexactitudes sobre esa cofradía. En la otra cadena televisiva local descubrí el olivo del huerto entre mijitas y no precisamente del freidor, pero nadie hablaba. Era como el video comunitario de los vecinos de hace quince años. Después, en un rodillo informativo que anunciaba un acto que ya se había celebrado tres días antes, adivino una voz que habla sobre el Miércoles Santo. Me suena tanto que me vuelvo a las ondas hertzianas y escucho a la misma individua entrevistando a uno que vende vehículos de ocasión dos calles más allá de mi casa. Cuando aún no salgo de mi asombro, se cuela una grabación del mes pasado y aparece la misma con coloretes pintados en sus mejillas alabando lo bonita que está La Isla en Carnaval. Dios de mi vida…

Hablando de las carnestolendas, me dicen que hay un par de programas vespertinos y nocturnos en más emisoras de radio dedicadas a esta fiesta, así que en aquellos días me animé… y el que habla de la chirigota del Yuyu es el mismo que de deportes al mediodía. Y de Semana Santa dos semanas después. ¿El día de la marmota?

Menos mal que nos queda la prensa escrita. Pero me suena que el que firma la noticia que estoy leyendo ahora sobre el último fichaje mamarrachero del Cádiz de Antonio Muñoz es el mismo que escuché al mediodía. Suena a conspiración ya, al cartel de la película Vértigo de Hitchcock y yo en medio de tanta curva de Saul Bass…

Esto de la aldea global debe ser un concepto humanista, estoy seguro, y además es muy positivo porque todos aprendemos de todo. Hablamos de todo, juzgamos sobre todo, discutimos sobre todo y a ver quién nos dice que no, que todos tenemos derecho a todo. Es como lo que les decía el otro día de los tontos, lo mismo cargan cuatro pasos que llevan atributos que participan en programas de Semana Santa en los medios, o dan pregones o pontifican en internet con seudónimo.

Este es el nuevo concepto mundial, el nuevo orden impuesto. Me encantó que, hace ocho años, en una ¿televisión? local de esas decidieran emitir un programa de cine. Lástima que el empresario decidió que lo presentara la chica que por las mañanas entrevistaba a los pescaderos y carniceros del mercado de abastos, así que a veces confundía al de la fruta con Michael Curtiz o cuando trataba de hablar de Ingrid Bergman en sus noches de sábanas blancas le pedía cuarto y mitad de cazón para adobar.

¿De quién es la culpa de todo esto? Está claro que a estos colegas los ponen lo mismo para un roto que un descosido. En el esmirriado bote económico mensual que pagan los empresarios a los que les importa un rábano con bicho dentro la calidad de los medios de comunicación, van incluidas las labores más dispares en sus empresas. Yo te pagaré unos ochocientos euritos pero me haces el magazine de las marujas, me hablas de Carnaval, te puteas la Semana Santa y haces entrevistas publicitarias, además de varios controles de programas como el de Deportes. Y si no, ya vendrá otro que lo hará y da igual la calidad porque, ¿acaso la exigimos como oyentes, espectadores o lectores?

Triste época la nuestra, con tanta diarrea de medios y tan escasos de verdadera calidad…

miércoles, 26 de marzo de 2008

Rafael Azcona

La Muestra Cinematográfica del Atlántico dedicó, en 1997, una interesante exposición al guionista recién fallecido Rafael Azcona. En esos días, y con El Palillero como lugar de nuestra conversación, debatí distendidamente con el director gaditano Julio Diamante sobre la importancia de Azcona en el cine español y la carencia de guionistas que hoy día sufrimos en la industria patria del celuloide.
De aquello hace diez años. Tras una década, el nivel guionístico español no sólo se ha quedado estancado, sino que ha ido a peor. Por eso cuando fallecen maestros como Azcona, el cine pierde un poco más de la escasa calidad que posee hoy día.

Como espectadores, solemos fijarnos en los actores y los más curiosos en los directores de las películas, pero no lo hacemos cuando vemos en la pantalla la palabra "screenplay" en un filme foráneo. Son los guionistas.

Un director no puede hacer nada, no tiene material que contar, no hay diálogos sustanciosos, si no cuenta con la labor del guionista. Billy Wilder era un extraordinario cineasta, pero jamás hubiera sido así considerado si no hubiera tenido tras de sí a I.A.L. Diamond, el verdadero autor del guión de Con faldas y a lo loco o Testigo de cargo.

Itek Domnici, verdadero nombre de Diamond o Izzy como le llamaba el cineasta de origen austríaco, comenzó escribiendo guiones en los años 40. Alternaba su trabajo con Wilder con colaboraciones para otros directores en la major MGM: destacable su colaboración con Howard Hawks en Me siento rejuvenecer (Monkey Business, 1952). La compenetración y complicidad entre Wilder y Diamond eran totales, tanto en la escritura de guión como en los rodajes, en los que Diamond siempre estaba presente con el guión entre las manos. Ninguno de los dos confesaba, a pesar de la insistencia de los críticos, de quién partía algunas de las brillantes ideas de sus guiones. Alcanzaron un equilibrio tan perfecto como difícilmente superable entre inteligencia, agilidad, brillantez y entretenimiento. Consiguieron que parecieran fáciles y espontáneos sus diálogos en boca de los actores. Sus guiones tenía una gran solidez en la estructura y un mágico control del ritmo cinematográfico.
Su método de trabajo era exhaustivo, pulían y pulían sus materiales hasta conseguir lo que buscaban:
Diamond (refiriéndose a una escena): —Está muy bien. ¿No te parece?
Wilder: —¿Muy bien? Es perfecta. Ahora vamos a mejorarla...

Lo mismo sucedía con Rafael Azcona y Luis García Berlanga. El recién fallecido guionista tuvo a su cargo los libros de obras maestras como El verdugo o La escopeta nacional. "¡Baja de ahí y besa los pies a esta Santa! ¡Que lo que yo he unido en la Tierra, no lo separa ni Dios!", gritaba hacia aquella ventana Agustín González en su papel de cura en La escopeta nacional... Qué grandes frases.
Azcona ha muerto y con él se lleva una vida absolutamente discreta, apartado de entrevistas y oropeles, incluso su familia ha comunicado su fallecimiento después de la ceremonia de incineración para que nadie perturbe su paz. En su haber, no sólo el alma ideóloga y literaria de puñados de obras maestras con directores como Marco Ferreri, Carlos Saura, Fernando Trueba,... sino sus dibujos para su etapa en la revista La codorniz, cuando gracias a Antonio Mingote conoció a principios de los cincuenta a Álvaro de la Iglesia, director de la publicación, y otras escrituras que rezuman el humor ácido, "ajeno a la pretensión de meterle a la gente la risa en el cuerpo" como diría Julio Diamante, y que jamás podremos olvidar, refrescándolos visionando sus películas continuamente, en un ejercicio de auténtico placer.