viernes, 6 de noviembre de 2020

¿Quién va a querer venir a rodar en la Casería de Ossio?


Cuando, en 2017, Israel Gómez se ponía a las órdenes del director Isaki Lacuesta para rodar la película ‘Entre dos aguas’ en la playa de la Casería de Ossio, el joven isleño jamás pudo imaginar que pocos meses después estaría en el Festival de San Sebastián, en la ceremonia de los Goya y en cuantos eventos cinematográficos le reclamaran gracias al éxito de la película del cineasta catalán. Es probable que la mente de Lacuesta fuera más ambiciosa y visionaria que la de su actor, de hecho ya había gozado del éxito de los premios en el cine en años anteriores. 

Quienes no deberían haberse sorprendido del asombro que causó ‘Entre dos aguas’ incluyendo las localizaciones de rodaje mostradas en el filme eran los responsables políticos que corrieron a sacar pecho –como siempre- ante las condiciones paisajísticas “y las que hagan falta poner en marcha” para convertir la Bahía de Cádiz en un centro neurálgico del rodaje de películas, aprovechar concretamente el litoral isleño, la maravilla del entorno que rodea a la famosa cantina de Bartolo, a La Corchuela, que leo hoy en Diario de Cádiz que mantienen medio centenar de puestos de trabajo, amén de la docena de pescadores que faenan en ese peculiar fondo de saco de la bahía gaditana.

Digo que no había lugar para extrañarse porque quienes tienen la responsabilidad administrativa de preservar y aprovechar los recursos –naturales o no- de sus municipios, de sus perfiles como el de La Isla, hace ya mucho tiempo que deberían haber tenido conciencia de las especiales características que posee la playa de la Casería de Ossio de San Fernando, su peculiar fisonomía y cuantas instalaciones permanecen en la zona desde hace ya casi un siglo. Esa necesidad de prestar atención a uno de los enclaves más peculiares del litoral gaditano debería haber nacido de la capacidad de la administración para generar respuestas provechosas a lo que sabemos –nadie lo duda- que se trata de un conjunto fuera del ordenamiento legal. Como si eso hubiera sido obstáculo en muchos lugares en los que se ha luchado por conservar el entorno en procesos de regularización. A todos se nos vienen ejemplos a la cabeza.

Para que las casetas de la playa de la Casería isleña y sus característicos locales de restauración, a donde acuden miles de personas al año, muchas de ellas más conocidas de lo que podamos imaginar, se pudieran mantener en el trazado perimetral donde se encuentran, hace tiempo –insisto, mucho tiempo- que el Ayuntamiento de la ciudad debería haber apostado por una regularización demostrando la capacidad de diálogo y gestión con otras administraciones competentes que se le supone poseen los representantes de la ciudadanía. Pero no solo no ha sido así, sino que corroborando esa falta de visión, vienen sacando pecho con la puesta en marcha de un proyecto de “recuperación” de la zona. Es decir, la intervención de manual en cualquier lugar donde pongan su ojo: un paseo, unas farolas, unos bancos, algunos árboles de media planta y una moderna balaustrada para contemplar el interior de la Bahía de Cádiz. Todo ello digamos que con una intención voluntarista pero carente de la más mínima sensibilidad hacia un lugar que se ha venido haciendo a sí mismo con unas peculiaridades distintas a tantos emplazamientos del litoral que necesitan un impersonal proyecto de “urbanización”.

En agosto de 2015, el presidente de Spain Film Commission, Carlos Rosado, realizó una visita a San Fernando para comenzar las gestiones que desembocaran en la inclusión de la ciudad en la llamada Red de Ciudades de Cine (https://www.diariodecadiz.es/sanfernando/Isla-quiere-convertirse-plato-cine_0_942506296.html). Impresionado por las diversas localizaciones de las que disfrutaba La Isla, entre ellas la Casería ‘actual’, alentó al Ayuntamiento a agilizar el proceso que permitiría a la ciudad subirse formalmente y de manera estructurada al tren de los beneficios que genera acoger rodajes de películas, series de televisión y documentales. Pocos meses después, Rosado regresó a San Fernando acompañado por Pedro Barbadillo, presidente de Mallorca Film Commission y prestigioso productor cinematográfico. Volvieron a la Casería, a Camposoto, a diversos enclaves susceptibles de ofrecer a los jefes de localizaciones de importantes producciones cinematográficas. También visitaron el edificio del malogrado Parque de la Historia y del Mar, ahora entregado a Navantia, ante la posibilidad de construir un plató acuático, iniciativa de lo que se lleva hablando décadas por parte de distintos dirigentes políticos de los municipios de la bahía gaditana. Yo estaba en ambas visitas y en la primera me encargué de trazarle el itinerario a Carlos Rosado.


Carlos Rosado y Pedro Barbadillo en 'El Bartolo'.




Los protagonistas de 'Camarón', la película de Chávarri, en la Casería en julio de 2017.

Desde entonces, hace ya seis años, nada se sabe de las intenciones de convertir a San Fernando en un lugar de atracción cinematográfica. Ni antes, cuando ya numerosos productores habían venido elogiando las particulares características de esta zona para poder rodar y de hecho se han llevado a cabo rodajes, ni ahora, cuando quieren convertir un espacio único en un paseo marítimo más de tantos en el mundo. ¿Quién va a venir a rodar una calle con bancos y papeleras que mira al mar como tantos otros? ¿Alguien conoce un espacio donde encontrar el perfil, anárquico, teóricamente paupérrimo pero absolutamente pintoresco y aprovechable que posee la Casería actual?

Pues eso es lo que quieren cargarse. Pero quienes auspician estas actuaciones en aras de una modernidad mal entendida o no han movido un dedo para proteger este paisaje con fórmulas recalificatorias, con declaraciones proteccionistas en torno a paisajes de interés turístico, económico o pintoresco que contempla la ley, se han venido pavoneando en estrenos de películas rodadas estos años en ese lugar que ahora quieren transformar en uno de tantos, luciendo palmito en el nombre de Camarón o en los Goya. Y así, La Isla, sigue perdiendo sus oportunidades. Qué mala suerte tenemos. 





Actualización (6 de noviembre de 2020)

Salvo la excepción que pueda suponer extraer unos instantes de unas declaraciones que puedan estar sacadas de un contexto con más reflexiones, las palabras del representante de Costas en la pieza emitida por Canal Sur demuestran hasta donde llega la falta de sensibilidad de este individuo y su administración y el desconocimiento absoluto del lugar del que habla, sus características y lo que supone para el entorno y para una ciudad.
La mascarilla con el escudo de España le queda muy bien, es justo lo que hace medio siglo también se hubieran colocado aquellos prebostes que gobernaban en el ordeno y mando de una dictadura si hubiera habido una pandemia:

domingo, 1 de noviembre de 2020

Sean Connery, el hombre que pudo reinar... hasta 1987


Curioso caso, el de Sean Connery. La calidad de sus películas en los últimos treinta y tantos años es inversamente proporcional a sus virtudes interpretativas. Creo que desde 1986 estuvo divirtiéndose sin más, tras su culmen en 'El nombre de la rosa', preludiado por sus maravillosos papeles entre 1975 y 1976.

Resulta casi innecesario recordar la prestancia, la elegancia de Connery en cada uno de sus movimientos dentro y fuera de la pantalla. El cine está a falta de señores con el marchamo de aquellos Gary Cooper, Cary Grant y la sublime versatilidad en ejercicios actorales inalcanzables esgrimidos por Paul Newman o Marlon Brando. Por eso, cuando se nos marchan estrellas como Connery, no solo se nos va el actor en sí, sino también el halo de la celebridad intocable ganada a pulso. Eso también provoca una sobrevaloración de sus obras en algunos casos, y uno de los más llamativos es el de Connery. El personaje supera a su obra, y es justo hacer un ejercicio de contención para proporcionar en su medida los halagos al protagonista en cuestión.

No obstante, hay que admitir que Connery no necesitó títulos a decenas para corroborar su eficiencia ante la cámara y su magnetismo en pantalla. Pero no deja de provocar desasosiego que en estas últimas horas tras su óbito, la vista se quede corta en el tiempo, exactamente en todos esos años en los que, como dije al inicio, pienso que el actor se dedicó a mirar desde arriba el cine que venía. Incluso el Oscar le vino por una película coral en la que solamente resultaba imprescindible la dirección de De Palma. Otorgarle la estatuilla por su papel en 'Los intocables' es ese ejercicio de humillación cometido con grandes como Paul Newman, al que le concedieron el premio viniendo ya de vuelta y cuando 25 años antes ya había sido un sublime Eddie Felson.

Y es que, ¿qué más da participar en cosas infumables como 'La roca', 'La casa rusia', 'El primer caballero', 'Los vengadores' y todo un lote de títulos de vergüenza ajena si ya has sido el mejor Bond de la historia, el Robin Hood más entrañablemente crepuscular o el aventurero Daniel Dravot?

Descanse en paz.

sábado, 31 de octubre de 2020

Intrada remasteriza y amplía la banda sonora 'En busca del valle encantado', una de las joyas de James Horner



Intrada acaba de publicar una ampliación de una banda sonora que es una obra maestra cinematográfica.
En 1988, y bajo los auspicios de Steven Spielberg, el director Don Bluth presentaba 'En busca del valle encantado'. Las aventuras de 'Piecito' en este filme y en sus secuelas se convirtieron en alternativas a la Disney -de donde procedía Bluth- dentro del cine de animación comercial. Demasiado similares, aunque la ñoñería proliferaba más en las producciones de la Amblin que en las de Disney, que por aquellos años trataba de aclarar su incierto futuro ante las últimas debacles en sus estrenos. Tan solo tuvieron que pasar unos meses para que 'La sirenita' abriera una nueva etapa. El resto, desde entonces, ya lo conocemos.
Decía que 'En busca del valle encantado' es una obra maestra porque el compositor James Horner ya había iniciado una carrera basada en su marcado estilo sinfónico, su característico uso de los coros y una excelsa música admirablemente capaz de describir las imágenes y acentuar las emociones que veíamos en pantalla en películas como 'Krull', 'El nombre de la rosa', 'Alien' o 'Willow'. Horner sale airoso con suficiencia en sus partituras para animación. Es complicado elegir entre 'En busca del valle encantado' o las andanzas del ratoncito Fievel, entre Diana Ross cantando 'If We Hold On Together' o Linda Ronstadt con 'Dreams to Dream' en Fievel va al oeste'. Sea como fuere, el nombre de Horner está especialmente unido a aquellos años entorno a la creación de 'En busca del valle encantado', en los que el maestro fue capaz de crear grandes obras como 'Tiempos de gloria', 'Buscando a Bobby Fisher', 'El hombre sin rostro' o 'The Rocketeer'.
A los amantes de la música de Horner no puedo invitarles a descubrir 'En busca del valle encantado' porque con seguridad la conocerán sobradamente y su CD lo tendrán entre las estanterías de bandas sonoras, pero a pesar de ello creo que esta versión extendida merecerá la pena por lo que he indagado. A quienes aun no la conocen... ya estáis tardando en disfrutar de esta joya.
¡Cómo se echan de menos aquellos tiempos en la música de cine!
(En la web de Intrada podéis adquirir el CD, aquí os dejo la carátula y una foto mía de no se cuántos años hace ya con Don Bluth).



viernes, 30 de octubre de 2020

Ya puede visionarse el documental 'Por ti, Antonio...Veinte años después' en memoria de Antonio Ferrandis


 

'Por ti Antonio...Veinte años después' es un videorreportaje documental dedicado al actor Antonio Ferrandis al cumplirse, en este mes de octubre, dos décadas de su fallecimiento. Intervienen personas que conocieron muy de cerca al intérprete, principalmente su asesor personal, Juan Valverde, quien es protagonista de una extensa entrevista y nos hará recorrer los lugares más relacionados con Ferrandis, además de nombres como Miguel Ángel Valero, el famoso 'Piraña' de la serie Verano Azul. Realizamos, en una primera parte del videorreportaje, un repaso a la trayectoria artística de Ferrandis.

lunes, 26 de octubre de 2020

Todo es absorbente en 'La voz humana'...



Pedro Almodóvar vuelve por los fueros de la narrativa interior atormentada como lo hizo en ‘Dolor y Gloria’, personajes defenestrados por los fracasos del pasado, por la pugna que aun mantienen con esas situaciones que los han llevado al límite.

En este caso, con el papel encarnado por una impoluta Tilda Swinton en plenitud interpretativa formando la dupla que mantiene en la cima este bellísimo ejercicio de Almodóvar: porque a Swinton se suma Alberto Iglesias, el compositor, capaz de condensar en los apenas 30 minutos de la película toda su capacidad para entender el universo de Almodóvar desde que musicaliza sus obras y en este caso no abandonar a la protagonista al silencio, sino conducirnos no solo a las situaciones sino también a los estados de ánimo de una mujer que espera la llegada de su pareja a recoger las maletas para marcharse para siempre entre amargos pero bellísimos temas musicales o indispensables para los momentos más angustiosos de la protagonista.

Tilda Swinton es físicamente esa versión femenina de David Bowie que llena de blancura la pantalla, contrastada por los tonos enormemente vivos que siempre gusta utilizar a Pedro Almodóvar y tratados por el estupendo director de fotografía que es José Luis Alcaine. Con la excepción de algunas apariciones fugaces de Agustín Almodóvar y otros familiares del cineasta manchego, la película es de Tilda que sostiene una historia que Jean Cocteau escribió en 1930 y después sería llevada a la ópera en los años cincuenta y en 2013 al cine con un cortometraje con Sophia Loren de protagonista. Ya Anna Magnani ('Roma cita aperta') había hecho lo mismo a las órdenes nuevamente de Rossellini y también Ingrid Bergman (Casablanca) bajo la curiosa dirección de Ted Kotcheff, solvente realizador que años después rodaría 'Acorralado' con Stallone.

Un único pero a tanta belleza de planos picados, de estética que nos recordará a Von Trier y su 'Dogville', del fuego apresurado calcinando el pasado tortuoso de la protagonista: que el corto se hace corto.

domingo, 25 de octubre de 2020

"Duelen los cuernos cuando crecen"


En el enfrentamiento que mantiene el obispo de Cádiz con el sacerdote y amigo Rafael Vez Palomino -situación bastante triste además de sonrojante para la Iglesia, por cierto- me llama poderosamente la atención que por vez primera el Obispado utilice como argumento de tanto peso en defensa de Zornoza las declaraciones y opiniones expresadas por el presbítero en medios de difusión digitales y en redes sociales.

Lo que los miembros de la iglesia, y especialmente los cofrades, han venido leyendo desde hace ya nada menos que casi dos décadas en diferentes plataformas de internet dejando al descubierto las situaciones que padecen numerosas hermandades de toda Andalucía; los insultos antes y después de los cabildos de elecciones; las calumnias con cobardes seudónimos; gente con responsabilidades en juntas de gobierno escribiendo barbaridades y, en definitiva, alimentando la basura, jamás fueron tenidas en cuenta para velar por el cumplimiento de la Ley de Dios en organizaciones eclesiales cuyos componentes deberían dar ejemplo fraternal y solucionar sus problemas con diálogo y acercamiento siempre en el ámbito de lo privado.
Se han presentado documentos de escandaloso contenido difamatorio a este obispo en momentos muy graves que, desgraciadamente, sufren numerosas cofradías, y han sido tirados a la basura, a veces desde el mismo despacho de los directores espirituales, otras en el Secretariado Diocesano y, en definitiva, se ha mirado para otro lado como si la reiteración de muestras de odio públicas fuera "cosas de chiquillos" en la Iglesia, algo que quizá pudiera ser así si estuviéramos hablando de quinceañeros en proceso de maduración. Pero no ha sido el caso y lo sabemos.
Ahora, cuando las supuestas difamaciones en redes afectan al propio Zornoza, se utilizan para tratar de despojar a un sacerdote de su oficio, que no -por imposible- de su vocación. Largos años mirando hacia otro lado cuando se alertó del daño que causaban tantas repugnancias escritas y quienes lo permitían y alentaban, que en ocasiones han sido hasta premiados con diferentes privilegios no solo dándole pregoncitos y palabrería barata en atriles, sino también en el ámbito de lo laboral, y ahora el obispo viene a censurarlo y utilizarlo como argumentario porque él mismo lo sufre en sus carnes... Tan sorprendente como triste para quien aun conserve la ingenuidad en todo lo que rodea a estos asuntos 'religiosos' que contemplo desde la grada hace ya bastante tiempo.

"Duelen los cuernos cuando crecen", que le decían a Imanol Arias en 'Tiempo de silencio'. O cuando te interesa.



jueves, 22 de octubre de 2020

Marge Champion: Blancanieves y su bamboleo



Walt Disney siempre tuvo de inocencia infantil en sus películas lo que yo de defensor de Donald Trump. Solo alguien muy corto no sería capaz de comprobar hasta dónde era capaz de llegar el tío Walt cuando crea a Minnie Mouse a finales de los años veinte y la pone a correr huyendo de dos huevos fritos y una salchicha, un príncipe enamorado besa a una muerta en un claro ejemplo de necrofilia o una mujer enloquece a siete hombres (enanos, pero hombres) que babean cuando la ven y además los mete en la cama con mucho amor.
Son solo tres ejemplos, podemos estar hasta mañana escribiendo al respecto de una escuela que aprendió bien la lección. Muchos años después de Disney muerto, el mundo fliparía con una película de la factoría en la que, además de discutir sobre aquello de "la belleza está en el interior", un candelabro se lía con una plumera tras una cortina entre otras cosas subliminales nada infantiles.
Hoy me quedo con lo de Blancanieves y sus hombrecillos por razones obvias. No era de extrañar que, para conseguir ese movimiento de la protagonista, Disney requiriera una mujer en condiciones para copiarle su sinuosidad. Entre las excelencias de la película, siempre me quedé absorto, desde pequeño, con Blancanieves meneando su cuerpo de esa manera, hasta saber que había sido esta mujer que ahora ha fallecido quien 'dio vida' a semejante dibujo animado que ríase usted de Jessica Rabbit, tan ordinaria ella.
Desde mi infancia hasta hoy mismo, mi atrofiada mente quiso convertirme en enano para que Blancanieves me diera las buenas noches. Porque como decía Raúl Arévalo en esa extraordinaria película que es 'Los girasoles ciegos' sobre Maribel Verdú..."es que se bambolea". #UltimoEstreno

Informa el colega en esto del critiqueo cinematográfico Juan Luis Sánchez: