sábado, 28 de abril de 2018

Martin Scorsese, Premio Princesa de Asturias de las Artes 2018


La verdad es que resulta complicado elegir las mejores películas de Martin Scorsese. Tanto como pensar si era más justo concederle el premio Princesa de Asturias de las Artes a él o a Ennio Morricone, que era el otro candidato del que más se hablaba. La teoría nos dice que Scorsese podría haber esperado algunos años más y que Morricone es la última leyenda viva de la música de cine, nacido en 1928 y que desgraciadamente, algún día no muy lejano nos dejará. Pero claro, también tienes a John Williams, que es cuatro años más joven que Morricone, pero con 86 tacos a sus espaldas. Eso sí, es más fácil llevar al italiano a Oviedo que al compositor favorito de Spielberg, que después de 20 años sin pisar suelo europeo, nos ofrecerá en octubre un concierto en el Royal Albert Hall de Londres al que tendré la inmensa dicha de asistir.
Me enrollo y no llego a donde quería. ¿Por dónde iba? Ah, sí... Si tuviéramos que elegir lo mejor de Scorsese, ¿con qué nos quedaríamos? Con seguridad, en todas las listas entraría 'Taxi Driver', no habría dudas. Casi también 'Toro Salvaje', ambos peliculones. Algunos se olvidarían injustamente de esa joya que fue 'Jó que noche' (absurda traducción de 'After Hours') y, a partir de ahí, están quienes elegirían 'Uno de los nuestros' (yo no lo haría) o 'Gánster de Nueva York' (aun menos entre mis favoritas). No entiendo esa indiferencia hacia 'Casino', que personalmente sí la tengo entre lo mejor de lo mejor de Scorsese, con esa filigrana de montaje, esas corales interpretaciones inconmensurables y ese inicio con los títulos de crédito (Saul Bass, ¿quién si no?) que parece reventarnos la película en cuanto De Niro le da la vuelta a la llave al entrar en el coche. ¿A quién se le ocurre jodernos al personaje nada más empezar? A Scorsese. O a otro grande, como Brian de Palma en 'Atrapado por su pasado'. Directores con licencia para hacer lo que quieran porque las dos horas que vienen después, o el tiempo que necesiten, son para enmarcarlas en lo mejor rodado en toda la historia del cine.



Pues eso. Y 'El lobo de Wall Street', con sus delirios, grandezas y miserias, me parece también de lo mejor de Scorsese.
Luego están los remakes o continuaciones, como 'El color del dinero' o la sobrevalorada 'El cabo del terror'. Y peñazos, que las hay. 'Kun Dun', 'Silencio' o 'La última tentación de Cristo', película con la que tengo una relación amor-odio. Interesantísimo guión, historia sobre la dualidad de Cristo y su papel humano o redentor, atrayente hasta límites extraordinarios pero cinematográficamente lineal. Maltratada por sectores retrógrado-cazurros a los que ya estamos acostumbrados, la banda sonora de Peter Gabriel es una auténtica maravilla.
En fin, que si a Scorsese se le puede calificar de algo además de magnífico director, es de cineasta sumamente interesante, dúctil y talentoso.
Y tú, ¿con cuáles te quedas de Martin Scorsese?

jueves, 26 de abril de 2018

Revoluciones en pijama


El mundo solamente ha cambiado cuando la gente se ha echado a la calle. Ahora pretendemos encabezar las revoluciones y solucionar los problemas comiéndole minutos (y horas en algunos casos) a las jornadas laborales sentados delante de un ordenador, o con el pijama puesto, mientras alguien nos prepara la cena. 
Nos han dado una gran plataforma, un caos 'enredado' para que nos creamos más libres y conocedores de lo que sucede a nuestro alrededor sin ni siquiera analizar los porqués y tener los suficientes -y necesarios- elementos de juicio cada vez que tecleamos. Y la libertad no consiste en tener los instrumentos para poder hablar, sino en el ejercicio práctico de lo que defendemos, sin trabas y con todas las consecuencias, haciendo así efectivo el cambio que exigimos. Lo demás es el chocolate del loro. 
De hecho, esto que estoy escribiendo no sirve para nada. Hasta el momento, internet solo ha servido para hacer una revolución en las formas. Pero no necesitamos estilistas, sino gente de ideas y de acción. Y militar en la acción es ya, amigo mío, más complicado.

lunes, 23 de abril de 2018

Alejandro Sanz y Camarón de La Isla, protagonistas de dos documentales que esperan el éxito en taquilla

Tiempo de documentales y sobre dos grandes figuras de la música, ambas españolas. El Festival de Málaga de Cine Español ha preestrenado la película 'Lo que fui es lo que soy', una visión bastante amable de la vida de Alejandro Sanz en la que se nos muestra al joven que quiso ser "uno entre un millón" ante su incrédula madre hasta llegar a la cima del éxito. Buen montaje, testimonios que no osan enturbiar la vida del autor de algunas de las mejores canciones de la música española contemporánea, demasiados planos aéreos y, en definitiva, un trabajo dirigido por cuatro nombres, -Óscar García Blesa, su biógrafo autorizado; Mercedes Cantero; Gervasio Iglesias y Alexis Morante- al servicio de un Alejandro Sanz que hará las delicias de sus fans, que encontrarán reflexiones del autor que merecen la pena en frases que salpican un producto escasamente comprometido con lo que se echa mucho en falta: opiniones del propio autor de 'Corazón partío' sobre sus problemas con personas que le han rodeado en estas más de dos décadas, nombres que no aparecen y sus trasiegos pasionales. No se trata de embadurnar de salsa rosa la cinta, pero sí de introducir aspectos que descaradamente no se han querido tocar.
Aquí tenéis, en mi espacio en Youtube, la crítica a 'Lo que fui es lo que soy':



El viernes 20 de abril se preestrenó, también en el marco del festival costasoleño (¡qué tiempos de aquellos primeros años que personalmente cubría cuando lo dirigía Salomón Castiel y no creíamos que aquello iba a crecer tanto!) el segundo documental que os comento: 'Camarón: Flamenco y Revolución', en esta ocasión tras la cámara uno de los realizadores de la película de Alejandro Sanz: el algecireño Alexis Morante. Con la producción de José Carlos Conde, el filme dedicado al genio del cante nacido en La Isla de San Fernando se estrenará en los cines el 1 de junio, de modo que esperaremos a hablar de ella cuando se acerque la fecha. Sí os comento que, tras su premier en Málaga, la ciudad natal de Camarón acogerá la segunda de las proyecciones antes de que se distribuya en los circuitos comerciales en junio. Este preestreno en San Fernando será entre el 15 y el 30 de mayo y os iré informando. Quienes vieron 'Camarón: Flamenco y Revolución' en Málaga hablan bastante bien de ella. Se ha recopilado mucho material inédito y hay bastantes cosas que el espectador disfrutará, especialmente los amantes del flamenco y los seguidores de José Monje Cruz.

Para que conozcáis un poco más cuáles son los detalles de esta nueva producción dedicada a Camarón de La Isla y haceros más llevadera la espera, os ofrezco el dosier promocional de la película que me remite José Carlos Conde y así váis entrando 'en faena' y aumentando las ansias por verla. Está en formato PDF y pesa 12 megas, tened un poco de paciencia al descargarlo :-)


martes, 17 de abril de 2018

'Ready Player One', el sueño de una sola generación

He sido perezoso en el tiempo a la hora de opinar sobre 'Ready Player One'. Me temo que, a pesar de ser una película de cabecera para los cuarentones, su valentía desde el principio mostrando sus cartas, su apabullamiento visual y la oportunidad de 'darle un joystick' al espectador para transformarlo en un jugador, no va a ser tomada en serio por las generaciones de antes y después de quienes rozamos los cincuenta.
En este nuevo vídeo de 'Último Estreno' te explico el porqué y algunas otras cosas de un Spielberg dedicado a un público concreto y que, supongo, asume el riesgo que ello supone. #ReadyPlayerOne #ÚltimoEstreno

viernes, 23 de marzo de 2018

El sueño imposible



Soy tan egoísta con Él que no hubiera dado la más mínima concesión a la duda, al debate. Sé que eso no estaría bien, pero lo he dibujado en mi imaginación tantas veces cimbreando lo justo por el celaje del cielo de La Isla, que aquella impresión de niño se transformó en ilusión de adolescente y en fijación de adulto. Un imposible, como los amores de la infancia; un sueño como todos los que tenemos: hecho realidad en nuestra mente sin interferencias de los demás, ni siquiera propias. Un déjate llevar por lo que anoche creó la mente sin prisa por despertar.
Y le pongo ruán morado y esparto, y hombres y mujeres mayores de 18 años sin calzar, portando cirios infinitos al cuadril, tan interminables como los capirotes más largos del mundo. Y un paso tallado de filigranas por mi amigo Manuel Guzmán que no se pareciera a ningún otro salido de sus manos y ni siquiera de las del maestro, como le gusta a Manolo llamar a su padre. Algo único e irrepetible, dorado con 24 kilates y sin las prisas que hoy ganan a la paciencia, a las cosas hechas para escribir la historia. Con solo dos jarras a cada lado para varias piñas de lirios morados, que se está perdiendo el color penitencial. Un paso que sale de rodillas por el medio punto del Carmen, sin que se oiga un cargador, sin ni siquiera dar oportunidad a saber quiénes son. Como tampoco conocer quiénes se ocultan tras los antifaces con baberos hasta la última hebilla del cinto. Sin guantes, para que se vean las arrugas de las manos maduras, de quienes llevan mucha vida caminada y sufrida con el rostro por delante para que se lo partan. Sin música, para no distraer los sentidos. De cuatro a ocho de la tarde el Sábado Santo. Cuatro horas bastan para no dejar huérfana la Semana Santa isleña el día de mayor luto del año, que pide para sí una humanidad necesitada de reflexión; un dolor callado en la calle que marca la cuaderna maestra de la ciudad, por donde va y por donde regresa, adivinándose su escorzo entre una gran nube de incienso provocada por un grupo de turiferarios cuarentones que no alzan la vista del adoquinado. Y tal como pasa ante nuestros ojos, se va. Y tal como sale, se recoje. Y hasta el año próximo sigue en su ornacina, con la excepción de su triduo de Dolores. Y una junta de gobierno a la que no se la ve, ni se la oye, ni se la conoce. Ni carteles, ni pregones, ni extraordinarias, ni certámenes, ni asambleas de cargadores, ni casetas, ni verbenas, ni entrevistas, ni polémicas... Eso para los demás.
No hay más. No es tan difícil. Un sueño de un cofrade como yo, descreído y que hace tiempo dejé de ser de este mundo. Un imposible hecho hermandad que solo sucede una vez al año en mi mente. Y que no puede venir nadie a fastidiarlo como seguramente, si se llevara a efecto, ocurriría ante estos tiempos tan convulsos y de tan bajos vuelos. Así que me quedo con mi ideario, que nadie puede arrebatarme, y lo tiño con el azul y negro del Jueves Santo, el de toda la vida. Un soñar despierto que colma mis anhelos cofrades. Con eso ya me basta aunque el sueño, ese sueño en concreto, jamás se haga realidad.