domingo, 31 de agosto de 2008

Alucino

Lo que me faltaba por ver o sufrir en mis oídos. Aida Nízar, el esperpento descerebrado ese que pulula de estudio en estudio embolsándose billetes, está hablando de deportes en la nueva programación de Punto Radio a nivel nacional. La emisora de Vocento se ha visto obligada a dar carpetazo a la etapa de Josep Pedrerol, se ha hecho con los servicios de Agustín Castellote y Ángel González Ucelay, uno de los imitadores de José María García (para eso participó unos años en su equipo), y en lugar de escuchar a colaboradores como Jorge D'Alessandro (bastante rococó en su forma de hablar pero gran conocedor del mundo del fútbol), me quedo absolutamente alucinado en estos momentos oyendo a la tipa esa. Liga con Aida, se llama su espacio. Para mear y no echar gota. En qué carajo estarán pensando los señores que teóricamente saben de qué va eso de prestigiar un programa con especialistas, profesionales y, por qué no, aficionados que también tiene su derecho, muchos conocimientos y soltura.. Pero a lo único que la Nízar es proclive en el balompié debe ser a las entrepiernas de los futbolistas.

De verdad. Alucino cada día más con estos esperpentos. Y otros muchos más que en su día compartiré con vosotros, que ahora no es el momento. Menos mal que nos queda Manolo Camacho a nivel provincial en Punto Radio. Esperemos que algún lumbreras de la comunicación actual no le dé por cambiarnos al brillante director de Juego limpio en Cádiz por alguna bruja que lea cartas en las televisiones locales y vaya vaticinando resultados de partidos. Como diría Kate Kapshaw al final del número musical de introducción de Indiana Jones y el templo maldito, ¡Todo puede ocurrir!

sábado, 30 de agosto de 2008

Vuelta a las ondas

Esta mañana he vuelto a sentir una sensación que me acompañó durante más de dieciséis años. Ha sido extraño sentarme nuevamente en un estudio de radio, delante de un micrófono. En 2005 decidí echar el cierre a mi dilatada etapa radiofónica, que tantos buenos ratos me dio, haciendo desaparecer mi programa Último Estreno. Y tres años después, mi buen amigo Paco Martín me invita a su programa en Onda Jerez Radio, donde hemos disfrutado de una maravillosa mañana de sábado durante un par de horas.

El primer minuto lo sientes con vértigo y los recuerdos se agolpan. En el segundo, parece que no han existido estos tres años. Es como si nunca hubieras dado descanso al micrófono, y hablas de cine, del próximo concierto de Roque Baños el 13 de septiembre en Córdoba, de Thomas Newman y su banda sonora para Wall-E que ofreces a los oyentes, compartes entrevista con Verónica Sánchez, nuestra particular 'Chispa' en la película Camarón de Chávarri, opiniones con el actor Martín Bello, enfrascado en televisión y cine, los acertados comentarios de alguien ducho en canciones de siempre, Manu Benítez... La misma sensación del copiloto en el coche, tienes las ansias de conducir tú pero eres al que Paco ha sacado del ostracismo (mira que eres buen tipo y buen fotógrafo, joder) y además lo hace muy bien, con un programa fresco, dinámico y donde se mantiene la tertulia viva alejada de encorsetamientos. Como a mí me ha gustado siempre.

He vuelto aunque sea como actor secundario, y el madrugón sabatino ha merecido la pena. Veremos si le pillamos el truco a levantarnos temprano el fin de semana. Por si les apetece, en el 101.0 de la FM. Ahora, a Roche, a disfrutar de la playa, que el verano, indefectiblemente, se nos marcha. Y queda un duro invierno por delante.

viernes, 29 de agosto de 2008

El día que nació y murió una estrella


"Para ser dichosa basta con tener buena salud y mala memoria”. La frase es de Ingrid Bergman, aquella actriz que andaba desquiciada por los platós de rodaje de Casablanca preguntando por los rincones dónde estaba Michael Curtiz mientras el director se escondía de ella. Ya hacía semanas que debería haberse concretado el guión en su desenlace, pero habiendo rodado ya buena parte del filme, aquello era todo un ejemplo de anarquía guionística. Nadie sabía si Elsa se quedaría con su marido o caería en los brazos del aventurero y enigmático Bogart. Ni siquiera Curtiz tenía claro qué hacer con la resolución de aquella historia que comenzaba a darle dolores de cabeza y a Bergman noches enteras sin dormir. Por eso su mirada dubitativa, su expresión al contemplar a Bogart, no era sólo mérito de la gran actriz sueca. Lo más significativo es que ni siquiera sabía cómo iba a terminar la película. Por eso no hay otro rostro de indecisión en el cine más acusado que el de ella.

El recordatorio de la extraordinaria actriz viene a colación estos días por el paradójico recordatorio de su nacimiento... y su muerte. Bergman nació el 29 de agosto de 1929 en Estocolmo, y se da la circunstancia de que falleció también el 29 de agosto, en esta ocasión en 1982. Vivió por tanto 67 años, a una edad a la que aún podría haber dado memorables papeles en el celuloide o en la televisión, para la que también actuó, si no llega a ser por el cáncer que acabó con su vida.La tildan de sensual. No estoy de acuerdo. No poseía las facciones necesarias para serlo ni tampoco era un rostro de líneas marcadas y abruptos gestos como los de Katharine Hepburn. Ingrid era bella, de ojos de entristecida esperanza, de contrastes entre su dulce mirada y su barbilla casi masculina. Era la actriz a la que parecían colocarle un velo en el objetivo de la cámara cuando la fotografiaban para rodar, levitando ante la cámara enRecuerda de Hitchcock o en Luz de gas, aquella película norteamericana que protagonizó prácticamente después de Casablanca, soportando en su papel fenómenos inexplicables. Se subió al carro de un filme deshonesto, un remake de la inglesa Gaslight que dirigió Thorold Dickinson años atrás, más extraordinaria aún si cabe que la versión norteamericana de George Cukor, y que la Metro decidió eliminar el negativo y todas las copias existentes en el mundo de su antecesora para no hacerle sombra a su producto ni a la mismísima Bergman. Afortunadamente, alguna que otra copia de la Gaslight británica quedó preservada de las bárbaras manos de los productores. En cualquier tiempo, como ve, cuecen habas...

Se aburrió de la sociedad puritana norteamericana y su carrera en este país, aunque exitosa, comenzó a ser un lastre para ella, que escribió una carta al cineasta italiano Roberto Rossellini mostrándole sus deseos de trabajar con él. No sólo lo hizo en Stromboli, sino que se unió sentimentalmente al director de Roma ciudad abierta, cuando la actriz estaba casada con un dentista sueco y él también mantenía una teórica relación estable. La expusieron como ejemplo de mujer “de amores libres” en Estados Unidos, algo que a ella ni la inmutó. De hecho, fue madre de dos mellizas, una de ellas Isabella Rossellini, conocida modelo y actriz que hereda de su madre numerosas cualidades.

Transcurre el tiempo e Ingrid Bergman permanece en el recuerdo. Sus fotografías seleccionadas para el texto de hoy son especialmente demostrativas. La primera, en su plenitud, de las descripciones que anteriormente les anotaba. La segunda, al pie de la página, cuando la actriz contaba con 14 años. Utilicen una mano para, por un instante, suprimirle su boca y parte de la nariz. Y mírenla a los ojos...

miércoles, 27 de agosto de 2008

Plataformas (in)útiles

Desconozco el objetivo de determinados sectores que han hecho del castellano -o español, como prefieran- el nuevo cañón con el que disparar al Gobierno de Zapatero y a cualquier resquicio de pluralidad lingüística en España. Crean una plataforma para defender nuestro patrio idioma de los ataques que sufre, de su discriminación en algunas comunidades autónomas y el peligro de que desaparezca bajo los vocablos de los idiomas autonómicos, nacionalistas o como quieran llamarlo.

El español está en peligro, los bárbaros acaban con el milenario idioma cervantino. Todos a sus puestos, bandera en alza, también aprovechada por los defensores de, al fin y al cabo, otro nacionalismo exacerbado.

No sé a ciencia cierta si mi idioma está en peligro debido a los politiquillos que juegan a caciques con trozos de España o si el castellano va a desaparecer porque en la estación de Reus exista un cartel turístico en catalán, inglés, francés e italiano y se obvie el castellano. También somos miles los que viajamos a Francia cuando podemos y las cartas de los restaurantes vienen en tres idiomas menos el nuestro. Y nadie dice nada.

Sí estoy convencido de que, a este paso, el castellano desaparece y se convierte en un idioma plagado de expresiones mal dichas y frases inadecuadamente construidas. Y la culpa la tenemos especialmente los medios de comunicación y, obviamente, los periodistas.

Yo crearía una plataforma realmente útil, para defender el español de los verdaderos ataques que está sufriendo y que no son precisamente políticos. Sólo así podremos alzar la voz y proteger nuestro rico idioma de los disparates que se escuchan en las emisoras de radio a todos los niveles, se les oye a los locutores televisivos o se lee en los periódicos, desde el del pueblo de al lado hasta el mismísimo El Mundo, por poner un ejemplo que pueden ustedes sustituir por otro rotativo de relevancia.

A mí me resulta escandaloso escuchar " la gerenta de la empresa" en un magacine matinal de una emisora a nivel nacional, o la propia vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, argumentando que "hemos cosechado un resultado muy positivo", entre otras cosas porque, mal que le pese a Bibiana Aído, el término 'gerenta' no existe hoy por hoy y la manera 'consuetudinaria' de imponerlo no es la de su uso por la fuerza, sino la de la explicación racional etimológica hasta que la Academia lo considere argumentado. Y lo de 'cosechar' es otro delito lingüístico, porque no se puede cosechar una elemento, sino varios que conforman la cosecha en sí. Es, por tanto, imposible "cosechar una victoria" en un partido de fútbol. Y también lo oí anoche en una emisora en un programa deportivo.

Podemos crear una plataforma ante la barbaridad que supone leer en los periódicos las expresiones "temas a tratar", con el incorrecto a+infinitivo, o la sustitución de palabras tan españolas y andaluzas como "casapuerta" por "hall", o Champions por Liga de Campeones. Podemos proponer eliminar STOP de las señales por el PARE del continente americano.

¿Acaso hay algo más repugnante que leer en una citación para una reunión que vamos a hacer una "Brain Storming" como sinónimo de sentarnos a exponer lo que a cada cual se le pase por la cabeza? ¿Quién le escribe a los presentadores de los telediarios sus textos, plagados de barbarismos y tiempos verbales inadecuadamente empleados? ¿Quiénes ponen los titulares de prensa, sin verbos, con los complementos de lugar y tiempo antepuestos a los verbos, con sus sujetos en donde le da a entender al ignorante o donde la caja de texto le permite para no calentarse la cabeza? ¿Por qué se empeñan en escribir 'alcalde' con mayúsculas y sale publicado? ¿Quién emplea hoy días las comas correctamente y las coloca en su lugar? ¿Por qué una emisora a nivel nacional tiene el lema "la única emisora de radio para escucharte a ti". ¿No te jode? ¿Va a ser para "escucharte a mí?". ¿Por qué esa permisividad de redundancias? ¿Y la carencia de colocación de tildes? ¿Y los mensajes de móviles?

Esos foribundos ataques al español sí me preocupan. Más que los que quieren ver política en la lengua y la usan como arma arrojadiza. A ellos les invito a que, si realmente aman su lengua, se unan a mi plataforma.

sábado, 23 de agosto de 2008

Wall-E: la odisea de un entrañable robot

Si continúan pensando que el cine de animación es un espectáculo lúdico exclusivamente para niños, salgan de su craso error con la mejor película del género de los últimos años. Y, obviamente, no cometan el fallo de considerar que estamos ante un producto infantil. Si lo hacen, sufrirán a sus pequeños desconectados de la película a los pocos minutos de comenzar su metraje. Demasiada inteligencia, demasiados mensajes y guiños a obras maestras cinematográficas como para considerar a Wall-E como un Piecito robotizado de En busca del valle encantado o incluso el vacío Buzz Light Year que la propia Pixar llevó al cine para convertir su Toy Story en un icono de la animación contemporánea, aunque a distancia en ingenio y madurez de esta pequeña obra maestra que no necesita apenas diálogos ni zafiedades con las que nos suelen hacer sufrir en las películas animadas para el público menudo.

Cuánto cine en Wall-E, en su concepción y en cada uno de sus fotogramas convertidos en guiños a los grandes clásicos. El enternecedor robot bien pudiera haberlo ideado Carlo Rambaldi tras ET, al encontrarnos un claro homenaje de diseño hacia el extraterrestre más famoso del mundo. ¿Acaso el timón de mando que decide rebelarse no es una versión desmitificada del HAL 9000 de 2001, una odisea del espacio? La película de Stanley Kubrick está presente en Wall-E no sólo visualmente (plácidos paseos espaciales con los sones del Danubio azul, escotillas abiertas para arrojar a los protagonistas a la usanza de la acción cometida en su día por el ojo rojo del Discovery,...). Resultan gratamente sorprendentes las reminiscencias conceptuales a la obra espacial capital del director de Senderos de gloria y Espartaco en la búsqueda orgánica de vida por parte de la amadísima Eva que volverá desquiciado a Wall-E, la lucha por regresar a la tierra, devastada por la acción humana, el universo de robots -en esta ocasión en clara referencia al mundo de Star Wars- y el mensaje final de un filme en el que, de una manera tan inteligente, se han sazonado tantos mensajes solemnes con el liviano papel de terceros como la cucaracha colega del robot o el limpiador que persigue al sucio y maravilloso protagonista, tan ingenuo como un pequeño felino escondido tras algún objeto aguardando los movimientos del nuevo ser que viene a perturbar la cotidianeidad diaria, la de limpiar los restos del mal, causados por los seres humanos.

Si a ello unimos el homenaje de Pixar y concretamente de Andrew Stanton como director y guionista al musical hollywoodiense plasmado cada noche en el televisor de la ‘casa contenedor’ de Wall-E, enganchado a la vitalidad del Put On Your Sunday Clothes de Hello Dolly!, entonces estamos ante una maravillosa película, un producto inteligente que seguramente no será entendido por el público que busca lo fácil en la animación, con un robot que yo convertiría en mi mascota hasta la oxidación de sus circuitos a su vejez y en una de las escasas películas del año que suponen un estímulo para confiar aún en el Séptimo Arte.

Tengo claras varias nominaciones a los Oscar, entre ellas a la banda sonora original. La carencia de diálogos es suplida, en una complicadísima función, por el extraordinario score compuesto por Thomas Newman, ya nominado a la estatuilla en varias ocasiones, precisamente una trabajando para la Disney en Buscando a Nemo.