lunes, 12 de mayo de 2008

Roger Waters: el hombre que iluminó la luna

Un desgarbado tipo de indeterminada edad pulula nervioso por los tenderetes buscando algo. En su semirraída chaqueta lleva colgadas tres chapas. En una se observa un cerdo sobrevolando una fábrica, en otra un ejército de martillos coronados por unas letras de violentos trazos y en la tercera un prisma sobre fondo negro del que emanan los colores básicos. Se adivina su camiseta, también oscura, con el nombre de Roger Waters grabado en el centro.

Una pareja vestida de vaqueros engulle dos macetas de cerveza mientras leen, sobre una de las barras instaladas en el exterior del recinto deportivo, el suplemento especial dedicado al concierto editado por La Opinión de Granada. Ella tiene más arrugas que él, pero no tanto como los cuatro tipos de una de las mesas del bareto temporal en la que están jugando al mus aguardando pacientemente la hora de la apertura de puertas...

Dos individuos que sólo hablan inglés ya han entrado y se colocan a pocos metros de la torre de proyección frente al escenario. Uno de ellos tiene un asombroso parecido a David Gilmour. Paradojas de la vida...

Una hippy inunda de olor yerbáceo la zona mientras, sin saberlo, comparte su escudriñamiento del estadio y toda la hilera de bafles de sonido que lo circunda íntegramente (es el único espectáculo musical del mundo con sonido totalmente envolvente) con una treintona de gafas y rebeca para el frío en cuyo bolsillo bien podría asomar una estampa de Escrivá de Balaguer. Mientras, y sin que sirva de precedente, aparece un quinceañero. Qué extraño. Lleva bigotillo, gafas de culo de botella, mirada tan nerviosa como perdida en el espectacular escenario y un firmamento de barrillos en la frente. Está tan blanco como la leche y detrás viene una amiga contagiada estéticamente de su colega. Si son así, ya no es tan extraño...

En uno de los puestos de fuera del campo de fútbol de Atarfe te ofrecen seis tipos de café mostrados en grandes sacos, un vasito por dos euros hecho al momento. Cafés de Brasil, de Colombia, italiano, granos extraños de remotos países africanos, con sus aromas entremezclados en el ambiente de la pérgola. La pareja que tuesta ese café que ellos cultivan y muelen con mimo llevan años de giras y es un placer hablar con ellos. Estuvieron en San Sebastián en 1987, cuando los Floyd ofrecieron su espectacular concierto en la gira promocional del A Momentary Lapse of Reason. Ya hacía algunos años que Roger Waters había decidido emprender su camino en solitario...

En los puestos frente a los de café venden bandejas enormes de dulces recién hechos: un bizcocho de frutas cortado a trozos a dos euros, un gran pudding y una cuadrilátera y gigante tarta de queso para chuparse los dedos. Al lado, una agradable cincuentona la vende a mi amigo Paco una pulsera de piedras celestes. Es para Aitana, su hija. Qué preciosidad. Cómo pasa el tiempo, colega...

Situados frente al escenario aparecen más personajes. Dos de ellos, en la parte superior a la derecha de la composición de la imagen de hoy, están pletóricos mirando el reloj. El más chalado lleva en su gorra, sujeto con las gafas de sol, un papel con una leyenda de su puño y letra: "Rogelio Aguas, eres el mejor", se puede leer.

Apenas unos segundos sobre las diez de la noche, y cuando la escasa luz aún permitía adivinar que poco después aquellas nubes que se acercaban provocarían un diluvio que poco nos importó, Roger Waters y sus músicos iniciaban aquel viaje de casi tres horas por la música de Pink Floyd, en un particular homenaje, sobre todo, a lo que él y sus colegas con los que ya no toca compusieron en aquellos experimentales setenta: canciones de The Wall, Animals, el Wish You Were Here, varias maravillas de The Final Cut, el testamento más amargo, reflexivo y único -no podía ser otro- que dejaron los Floyd juntos, ante asombrosas imágenes de fondo con una calidad jamás vista en una pantalla de escenario. Música de ángeles psicodélicos, de perfectos punteos de guitarra, de reivindicaciones (puños en alto animados por Roger, fotos de indeseables como Pinochet, Ronald Reagan, Sadam Husein, Bush en momentos reivindicativos y letras de denuncia), cómic primoroso narrado desde el cañón de luz, cápsulas de adicción volando anárquicamente durante la interpretación sin resuello e íntegra de The Dark Side of the Moon (sonó como el disco que se llevó 25 años entre los más vendidos del mundo y que aún hoy, treinta y cinco años después, se venden 8.000 copias de él a la semana), lenguas de fuego ganándole la partida a las venas y líquidos arteriáceos estallando ante clamorosos guiños a los efectos de la droga, el tormento interior, la incompresión,... cruces recorriendo la pantalla para rememorar a quienes murieron en las absurdas guerras, calles de Palestina y niños con el rictus del terror reflejados en sus rostros,... una colección de inolvidables imágenes tras Roger tocando su bajo y sus músicos mimando los instrumentos... y un cerdo volando, el gigante gorrino rosa que el público quiso tocar y que no permitieron que volara, a pesar de la propia petición de Waters ("dejad que vuele el cerdo", dijo solemnemente). Pero asir sus patas y leer sus dos leyendas pintadas, una por cada cara, era un ritual que los veinte mil deseábamos cumplir. "Todas las religiones nos separan". "El miedo construye muros". ¿Con cuál de la dos máximas reflejadas en el gigante porcino por El Niño de las Pinturas se quedan? Mazazo a la conciencia. Sin pelos en la brocha. Otra paradoja.

Aguas mil sobre nuestras cabezas y música digital de fondo. ¿Cómo encontrar un fallo a aquello? Imposible. Another Brick in the Wall Part Two para finalizar semejante espectáculo orgásmico. Todos coreando. Y Roger Waters, al que jamás pensé que vería en directo en mi vida, nos dejó sin poder hablar mientras abandonábamos el Municipal de Atarfe. ¿Qué decir? ¿Qué cantar por el camino para recordarlo con el regusto de un plato que jamás deseas que se acabe? ¿Qué hubiera pasado si los Floyd no se hubieran separad0? Si Gilmour, Wright y Mason por su lado hacen lo que provocó la dimisión del alcalde de Venecia en su día y Waters por el suyo es capaz de montar lo que vi el viernes noche, ¿qué sucedería si por obra y gracia de la reconciliación aparecieran los cuatro juntos en un escenario como los vimos durante 20 minutos en Live 8 hace tres años de manera excepcional?

Qué gente más fea somos los pinkfloydianos, yendo al hilo de lo que les escribía antes de entrar a citar detalles del concierto. Como para ir a ver a Roger Waters y tratar de ligar. Je. Somos una deformación similar a la del propio Roger, que tiene una cara con las facciones de Richard Gere pero rabiosamente dionisíaco. Pero ¿y qué? En unos meses he visto sobre un escenario a Alejandro Sanz, Héroes del Silencio, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, la Electric Light Orchestra, y los últimos veinte años a Sting, Jean Michel Jarre, Gun´s and Roses, Juan Luis Guerra, Mecano, Celtas Cortos, Miguel Bosé, Status Quo,... Pero lo vivido en Atarfe hace apenas unas horas no tiene parangón. No es cuestión de gustos. Es cuestión de todo lo demás. Y después, en último lugar, vienen las preferencias personales... y los gustos.

sábado, 3 de mayo de 2008

¿Interesan el 2 de mayo, 2010, 2012...?

Me da la sensación de que a la sociedad española en general y a la gaditana en particular apenas les importan las fechas que ciertos políticos están utilizando desde hace varios años para montar un ciclo parafernálico de eventos con los que se conmemora un mal llamado inicio de la democracia en España, concienciación de nación española y otras zarandajas, todo con espectáculos iniciados en Madrid hace un par de días y los líderes de la derecha ofreciendo sus discursos y que tendrá continuación más cercana en el 2010 en San Fernando y en 2012 en Cádiz.

De La Isla de León no sabemos qué sera de ella en dos años, lo que parece claro es que el andalucista Manuel María de Bernardo quiere ser 'el alcalde del Bicentenario' a toda costa y a cualquier precio. Hasta ahora poco hay previsto para esta fecha, con la excepción de unos costosos juegos iberoamericanos y, claro está, porque tuvo que salir a la palestra este asunto, una procesión magna de pasos de Semana Santa cual pasarela Cibeles pero con santos. Cádiz se encuentra inmiscuida en la inauguración de un polémico monumento aviáceo y Teófila Martínez ha delegado el entramado del 2012 en nombres estériles para sacar a la ciudad del paro y de los verdaderos problemas que acucian a sus vecinos pero ideales para lanzar pomposos discursos. Veremos qué sucede...

Sea como fuere, les invito a leer el siguiente texto porque no tiene desperdicio. Entre la polémica política y una ciudadanía que seguro estoy podemos hacer un sondeo a pie de calle y de una treintena de personas apenas varias son capaces de decirnos quién reinaba en España en 1812, aparecen artículos como el que tiene colgado el que se hace llamar 'El abuelo de los ángeles', el madrileño Fernando Alcorcón, en su blog www.excometals.blogspot.com. Dice muchas cosas y muy atinadas.

'Sobre el 2 de mayo de 1808'

Al hilo del bicentenario del 2 de Mayo estamos escuchando afirmaciones muy discutibles: que la nación española nació en 1808, que el 2 de Mayo fue un levantamiento liberal, que Cataluña o el País Vasco no combatieron por España, sino por su propia independencia. ¿Qué hay de verdad en todo ello? Vamos a verlo con los propios textos de la época. Y avancemos ya la conclusión: ni España nació en 1808, ni el 2 de mayo fue un levantamiento liberal, ni Cataluña y Vascongadas combatieron al margen de España.

¿Qué paso exactamente el 2 de mayo? Pasó esencialmente lo siguiente: en una situación de colapso del Estado, con un ejército extranjero dueño de España y con la familia real retenida fuera del país, se produjo una insurrección popular contra los invasores; insurrección alimentada al mismo tiempo por personalidades relevantes de la monarquía absoluta, distinguidos miembros del clero, militares patriotas y elementos de las clases más humildes donde lo mismo encontraremos artesanos y campesinos que curas de barrio. A la insurrección popular le siguió un movimiento político, institucional, pero fragmentario, distinto según ciudades y provincias, al principio dubitativo, que trató de llenar el vacío dejado por el colapso del Estado borbónico: nacen las Juntas. Ese movimiento no trató de crear un estado de nuevo cuño, sino que actuó a partir de las instituciones vigentes. Así las juntas locales, inmediatamente después de haberse proclamado en franca oposición a los franceses, estimulan la creación de una Junta Suprema Central que permita convocar a las cortes y reconstruir la unidad de la nación.

Hay que decir "de la nación" porque así lo dijeron expresamente aquellos caballeros. No es verdad que antes de 1808 no existiera una idea de nación en España. La historiografía liberal suele decir que el concepto moderno de nación surge en España en 1808, y que antes de esa fecha sólo había un vago sentimiento de comunidad cimentado sobre la sumisión a la corona, que actuaba como si España fuera una posesión personal suya. Podríamos enredarnos en debates sin fin sobre qué quiere decir exactamente "nación" y cuándo puede hablarse de "nación moderna". Lo que a nosotros nos interesa subrayar aquí y ahora es que los españoles de antes de 1808 tenían una clara conciencia de pertenecer a una comunidad política, que esa comunidad se identificaba, en efecto, con la corona y también con la religión, pero que, además, la llamaban "nación" sin mayores complicaciones conceptuales, según se puso de moda hacerlo a lo largo del siglo XVII. Esa idea de comunidad nacional es precisamente la que recoge la Junta de Valencia en julio de 1808 cuando solicita, antes que ninguna otra, la formación de una junta central que unificara a todas las juntas locales. Lo dijo en estos términos: "Toda la Nación está sobre las armas para defender los derechos de su Soberano. Cualquiera que sea nuestra suerte, no podrá dejar de admirar la Europa el carácter de una Nación tan leal en el abatimiento que ha soportado por tanto tiempo, por puro respeto a la voluntad de sus Soberanos, como en la energía que ahora muestra, falta de tropas, y ocupado su territorio y las fortalezas de sus fronteras por un ejército francés sumamente poderoso. No es menos digno de admiración, que tantas provincias diversas en genio, en carácter y aún en intereses, en un solo momento y sin consultarse unas a otras se hayan declarado por su rey (...) Es indispensable dar mayor extensión a nuestras ideas, para formar una sola nación, una autoridad suprema que en nombre del Soberano reúna la dirección de todos los ramos de la administración pública. En una palabra, es preciso juntar las Cortes o formar un cuerpo supremo, compuesto de los diputados de las provincias, en quien resida la regencia del Reino, la autoridad suprema gubernativa y la representación nacional".

Este texto es muy importante: aquí está condensada toda la doctrina política vigente en la España de 1808. Los españoles -de todas las provincias, sin excepción- se consideran una nación e identifican su derecho con el de su soberano, el Rey. No hay contradicción entre el sentimiento nacional y la lealtad al monarca, por absoluto que éste sea. Las Cortes, que se consideran representantes de la nación, son además las regentes del reino mientras el Rey está ausente. Esta no es la nación según la entendieron las revoluciones liberales, pero no por eso deja de ser la nación. Que no se diga, pues, que en la España de 1808 no había una idea de nación.

Catalanes y vascos, patriotas españoles

Esa idea de la nación, entendida como pertenencia a una comunidad política y que existía mucho antes de 1808, es la que va a despertar una ola de sentimiento patriótico en toda España. También en Cataluña y el País Vasco. La imagen de una Cataluña o un País Vasco que lucharon contra Francia por su propia independencia, al margen del esfuerzo colectivo de la nación española, ha sido muy propalada por los separatistas, pero es completamente falsa. Al contrario, lo que se comprueba en los textos de la época y en los estudios posteriores más dignos de crédito es que vascos y catalanes combatieron por España y por sí mismos como españoles, con una idea muy clara de que su libertad era la de todos sus compatriotas.

Es muy evidente el caso catalán. Allí los franceses, apoyados en una minoría de elementos separatistas, ofrecieron incluso declarar el catalán lengua oficial para una Cataluña concebida como extensión del imperio napoleónico al sur de los Pirineos. Frente a la oferta francesa, la inmensa mayoría de la población catalana prefirió seguir defendiendo a España y, de hecho, después de la guerra aquellos separatistas tuvieron que abandonar el país como "afrancesados". Recordemos que Agustina de Aragón era una catalana. Los catalanes se batieron igualmente en el Bruc, en Gerona y en otros muchos puntos, con partidas guerrilleras que se convirtieron en una pesadilla para los franceses. En Cataluña, como en el resto de España, la gente peleó por la religión, la patria, la corona y la libertad, y todo era para ellos una y la misma cosa, y todo respondía al nombre de España.

Igualmente claro es el asunto en el País Vasco, donde, por cierto, la represión francesa fue muy cruenta desde el primer instante. También desde el primer instante fue clara la determinación de las juntas vascas de defender a España y a la Corona contra la invasión napoleónica. Y hacerlo, además, precisamente en nombre de su españolidad. Hay un documento irrefutable que es la proclama de la Junta de Vizcaya en el mismo año de 1808, apenas desencadenado el movimiento insurreccional contra los franceses, y que es un auténtico llamamiento a la unidad nacional española. Decía así: "Los vascongados a los demás españoles. Españoles: somos hermanos, un mismo espíritu nos anima a todos. Aragoneses, valencianos, catalanes, andaluces, gallegos, leoneses, castellanos, olvidad por un momento estos mismos nombres de eterna armonía y no os llaméis sino españoles. Recibid como prueba incontrastable del espíritu que nos anima, los holocaustos que ofrecen a la libertad española los Eguías, los Mendizábales, los Echevarrías y otros infinitos vascongados".

Son palabras, estas de la Junta de Vizcaya, que hoy chocarán a una sociedad sometida al adoctrinamiento del nacionalismo vasco, que ha falseado la Historia, pero la realidad es la que es: los vascos, como los catalanes, fueron patriotas españoles como el que más. Y ahí estaban, en efecto, "los holocaustos que ofrecen a la libertad española infinitos vascongados", como decía la proclama.

El 2 de mayo no fue un levantamiento liberal

¿Quiénes eran los que así hablaban? Eran, esencialmente, gentes que provenían del antiguo régimen. No hubo una revolución liberal en España en 1808. La presión de los elementos liberales vendrá después, en la formación de las cortes y en sus trabajos constituyentes, pero no en el momento de la insurrección. Tampoco hubo una revolución popular: los casos de trastornos sociales en los que las clases populares atacan a los estamentos privilegiados son contadísimos. Cuando se producen, no obedecen a una causa de revolución social, sino al afrancesamiento de tales o cuales objetivos de la ira popular; ira, por otra parte, a cuyo desencadenamiento no serán ajenos algunos clérigos, como ocurre en Valencia. Es interesante repasar la lista de las personas designadas por las provincias para componer la Junta Suprema Central: la gran mayoría son militares del círculo del rey como Palafox, magnates de la iglesia como Bonifaz, Castanedo o Ribero; grandes de España y ex ministros de la Corona como Floridablanca y Jovellanos. Quien recoge la soberanía es la flor del Antiguo Régimen.

Cuando la Junta Central organice la reunión de Cortes, bajo la presidencia del obispo de Orense, no veremos a una institución que se propone comenzar una revolución liberal, sino a un cuerpo clásico del antiguo régimen que jura sus cargos en nombre de la religión y del rey. Este fue el juramento de los miembros de las cortes de Cádiz en septiembre de 1810: ¿Juráis la santa Religión Católica, Apostólica, Romana, sin admitir otra alguna en estos Reinos? ¿Juráis conservar en su integridad la Nación española, y no omitir medio para libertarla de sus injustos opresores? ¿Juráis conservar a nuestro muy amado Soberano el Señor Don Fernando VII todos sus dominios, y en su defecto a sus legítimos sucesores, y hacer cuantos esfuerzos sean posibles para sacarlo del cautiverio y colocarlo en el Trono? ¿Juráis desempeñar fiel y legalmente el encargo que la Nación ha puesto a vuestro cuidado, guardando las leyes de España, sin perjuicio de alterar, moderar y variar aquellas que exigiese el bien de la Nación?".

Luego pasarán otras cosas. Veremos cómo el sector liberal maniobra para adquirir una relevancia que inicialmente no poseía. Veremos cómo a Cádiz acuden, por las circunstancias de la guerra, numerosos suplentes cuyo voto no será el que se les había encomendado. Veremos cómo unas cortes convocadas para prolongar la legitimidad de las cortes del antiguo régimen se transforman en unas constituyentes que auspician un cambio hacia un régimen nuevo. Todo esto, en cualquier caso, será después. Lo veremos otro día.

Lo fundamental: a partir de 1808 España vive un proceso que, como escribió el Conde de Toreno se sustancia en tres movimientos consecutivos: levantamiento, guerra y revolución. Pero ni el 2 de mayo fue un levantamiento liberal, ni Cataluña y el País Vasco combatieron al margen de España, ni España, en fin, nació en 1808".

viernes, 2 de mayo de 2008

¿En qué dirección va el sindicalismo?

Poner paños calientes para tratar ya no de calmar, sino ocultar bajo sus telas la realidad más palmaria, no sólo es engañar al personal, sino mirar para otro lado sin desear reflexionar sobre el fracaso sindical en España.

Sólo así se explica la bochornosa manifestación vivida ayer en Cádiz. Curioso, la provincia española en la que más se ceba el paro, y apenas dos millares de gaditanos, dos mil espartanos, tomaron la principal arteria de la ciudad para reivindicar lo mucho que aún debe avanzar este país en materia de igualdad y bienestar laboral.

¿Dónde estaba la gente? Podían haber paseado por la balaustrada de la playa Victoria para observar a mucho más que dos millares de bañistas, ajenos a las exigencias sindicales, que decidieron tomarse el Primero de Mayo como les pidió el cuerpo.

Sólo la manifestación de Algeciras podía hacer sombra a lo que debería haber sido una gran concentración en la capital, pero obviamente la localidad campogibraltareña queda a 120 kilómetros y poca influencia pudo tener a la hora de repartir las fuerzas. Es obvio que en esos dos millares faltaban los de San Fernando, ciudad castigada por el desempleo y una acuciante crisis política -digan lo que digan-, empobrecida y con menos alicientes que Cádiz en la última etapa de Carlos Díaz; Puerto Real y sus empresas; Jerez con su crecida población, cada vez más numerosa,...¿Dónde estaban los gaditanos?

En la playa. En los chalés. En el sofá de sus casas. Otros sacando procesiones, que está de moda. Pero no en una pírrica manifestación. Para no estar, ni siquiera estuvieron los socialistas.

El sindicalismo debe reflexionar al respecto y ver dónde está el problema. Lo fácil es culpar a la bonanza climatológica, que invita a todos al playeo. Pero no es la realidad. La ciudadanía ha dejado de identificarse con las propuestas sindicalistas o con un día considerado como revindicativo, pero convertido finalmente en una jornada de asueto en la que nada que no sea relajarse va con el trabajador, que aprovecha para olvidarse momentáneamente de tantas horas en el curro. Y algo similar sucede con el 28 F y otras fechas políticas que han venido a sustituir a las antiguas festividades relacionadas con santos, patrones y otros ripios eclesiales. ¿Para qué sirvió cambiarlos?



Foto: Cata Zambrano, portada de la edición de hoy de Información Cádiz.

Donde dije digo...

No lo podía decir más claro la Asociación de la Prensa del Campo de Gibraltar. Tras los dimes y diretes de Fernando Santiago -cuya actitud como presidente (o no) de la Federación Andaluza de Asociaciones de la Prensa (FAAP) me recuerda a la de Esperanza Aguirre en el PP-, y mientras el interfecto marea la perdiz sobre el cargo que ocupa, los colegas campogibraltareños se han sumado a los de Sevilla y han dejado en clamoroso fuera de juego al que hasta el momento preside la asociación gaditana de periodistas. Y si no, vean,... http://www.asociacionprensa.org/web/enlaces/ApoyoalcomunicadodeAPSdef11.pdf).

Por cierto... Colegio de periodistas ya, nada de asociaciones elitistas e interesadas,...

¿A que nos quedamos sin cerdo para Atarfe?

El pasado fin de semana, Roger Waters, ex guitarrista y compositor de Pink Floyd, participó en el Coachella Music Festival, que se celebró en el desierto del Sur de California. Cuando interpretaba la canción Pigs del antiguo álbum de Pink Floyd contra el capitalismo Animals, Waters soltó al cielo un cerdo hinchable gigante de la altura de una casa de dos pisos y de una longitud similar a la de dos autobuses. Era una reproducción del típico porcino que desde que se publicó Animals en los años 70 acompañaba al grupo en sus giras. En aquellos tiempos era aún mayor de tamaño.

En un momento de la actuación del otro día, el enorme globo se soltó y se perdió en el horizonte. Hoy, casi una semana después, el cerdo ha aparecido, destrozado. Los organizadores del Coachella Music Festival, que se celebró en el desierto del Sur de California entre el 25 y el 27 de abril, habían ofrecido una recompensa de 10.000 dólares (6.400 euros) a quien pudiera localizar al cerdo volador fugitivo, según informaciones del Startribune recogidas por otr/press. "No debería haber sucedido de aquella manera", señaló Marcee Rondan, portavoz del festival, sobre la fuga del cerdo hinchable, que tenía unas dimensiones más que considerables como para haber desaparecido sin dejar rastro. Al parecer, a unos kilómetros de donde se estaba celebrando el festival, Susan Stoltz encontró trozos de plástico que no supo identificar como el cerdo perdido hasta que leyó en el Desert Sun sobre la desaparición del animal hinchable. Otro residente de la misma vecindad encontró el resto del cerdo, y se puso de acuerdo con Stoltz para cobrar la recompensa. "Definitivamente, es nuestro cerdo", sentenció el productor Bill Fold al examinar los restos de plástico hallados.

El cerdo volador llevaba dos leyendas escritas: por un lado "No seáis enviados a la matanza", frase acompañada por un dibujo del Tío Sam con dos cuchillos ensangrentados. Por el otro lado, "El miedo construye murallas" con el nombre de Barack Obama debajo, en un intento para pedir su voto. Mal presagio para el candidato a liderar a los demócratas estadounidenses que el animal que debía hacerle promoción haya aparecido destrozado.

El cerdo que caracteriza a Pink Floyd y usado por Roger Waters para sus giras en estos últimos años tiene su historia. Procede de la portada del disco Animals, en donde salía sobrevolando una gran fábrica de chimeneas. La carátula del álbum es una de las más extraordinarias que se hayan hecho, considerada como una de las cien mejores portadas de la industria discográfica. En ella se muestra la estación eléctrica de Battersea como un símbolo de obsesión de la humanidad por el trabajo constante y las metas banales, rodeada por vías de trenes industriales, basura y carbón, teniendo un aspecto oscuro muy “Orwelliano” que evoca un sentido de poder. En primera instancia es una carátula fea y hasta desagradable, su imagen chocante se graba casi de inmediato en la mente del que la observa.

Roger Waters tuvo la idea de poner un cerdo sobre la estación simbolizando la codicia. (Todo ello va en concordancia con las letras del album, pero eso es otra historia). Storm Thorgestorm (de Hipgnosis,el estudio de diseño que se encargaba normalmente de las portadas de los discos del grupo) sugirió hacer un montaje fotográfico el cual Waters rechazó tajantemente, ya que no quería que fuese artificial, nada de trucos, por lo cual se diseñó un gigantesco cerdo que sería inflado y colocado sobre la estación. Para ello se contrató a la empresa alemana Goodyear Zeppelin, que ha fabricado todos los dirigibles de la historia, incluyendo al famoso Hindenburg que se incendió al aterrizar en Nueva York en 1948.

Aunque la imagen del cerdo suspendido entre las chimeneas posee un gran efecto, fue el cerdo en sí mismo el que acaparó los titulares de prensa. El día de elegido para fotografiarlo fue fantástico, con un cielo oscurecido muy dramático, Ese día el cerdo fue inflado pero tomó tanto tiempo hacerlo que no pudo ser elevado ese mismo día, El grupo de 11 fotógrafos y 3 camarógrafos pasó todo el día esperando. Aunque varios de ellos tomaron fotos de la estación eléctrica aún cuando el cerdo no había sido lanzado. El manager, en una hábil precaución, había contratado a un francotirador con una mira telescópica para disparar al cerdo en caso de que este se soltara de sus amarras y se convirtiera en una amenaza para la seguridad, al día siguiente el manager no fue tan precavido y no contrató al francotirador por razones económicas.

Al siguiente día el cerdo fue inflado, asegurado por cuerdas y soltado, todos los fotógrafos comenzaron a tomar fotografías frenéticamente mientras el cerdo se elevaba, pero para sorpresa de todos, un fuerte viento rompió una de las amarras y luego otra y otra y unos segundos después el cochino voló por los aires, desapareciendo rápidamente. No había francotirador que le disparara, incluso todo fue tan rápido que ni siquiera habían tomado suficientes fotos, en vez de eso, solo había una pequeña multitud mirando asombrados hacia un cielo vacío. El cerdo alcanzó altura suficiente para cruzarse con las rutas aéreas, poniendo en peligro la navegación de aviones. Mas aún, el cerdo llevaba una ruta que lo conduciría de regreso a Alemania, por tal motivo lo apodaron “el cerdo casero” o Homing pig en inglés. Un piloto reportó al Aeropuerto de Heatrow haber visto un cerdo volando a 5.000 pies de altura, ciertas versiones alegan que al piloto se le hicieron pruebas de embriaguez antes de tomar en serio su declaración; seguidamente un helicóptero de la policía fue enviado a seguir al cerdo y lo encontró volando sobre Londres, las autoridades de aviación civil enviaron una alerta general a todos los pilotos que se encontraban sobre los 40.000 pies de altura: el cerdo de Pink Floyd estaba suelto volando sobre la capital.

Los periódicos de esa tarde comenzaron a publicar reseñas de los lectores que habían visto el cerdo volando. Las autoridades de la aviación civil perdieron contacto de radar con el cerdo en un punto al oeste de Detling, cerca de Chatham en Kent, volando a solo 18.000 pies, el cerdo que aparentemente tenía sus propios planes finalmente tocó tierra en una granja en Kent, fue recuperado y enviado de regreso a Londres.

La oficina de Pink Floyd realizó un embargo de información concerniente al cerdo, es decir: solicitaron a los periódicos todas las fotos que estos tenían sobre el cerdo volando sobre Londres, alegando razones de confidencialidad publicitaria y prometiendo colocar en cada uno de ellos publicidad para el álbum (lo cual cumplieron). Siendo que en esos días estaban ocurriendo hechos mas importantes y lo del cerdo fue visto como una simple curiosidad, no fue difícil para los Floyd obtener las fotos.

En un reporte de prensa emitido es mismo día por la oficina de Pink Floyd admitieron que no estaban seguros de tener suficientes fotos para ser usadas en el álbum. Los ayudantes rescataron al cerdo esa misma noche, lo regresaron a Londres, lo repararon y dejaron al cerdo listo para ser fotografiado. Al día siguiente, el cielo no tenía nubes, era un magnífico cielo azul, pero nada impresionante. Las fotos de ese día fueron todas completamente rechazadas. Aún después de todos los esfuerzos por re-fotografiar al cerdo, ellos terminaron con una foto del primer día (cuando estaba oscuro) con una foto sobrepuesta del cerdo volando, tal como Storm lo había sugerido en primer lugar.

La carátula fue objeto del rompimiento de la vieja sociedad Pink Floyd-Hipgnosis, ya que Roger Waters insistió en que se le diera el crédito como diseñador de la misma, cosa que molestó profundamente a Storm Thorgestom, al final Storm aceptó que su compañía solo se llevara el crédito por la fotografía y no por el diseño, pero no volvería a trabajar con Roger nunca más.