domingo, 28 de septiembre de 2008

Adiós, maestro

El ser humano se empeña en matematizar la vida. De ese erróneo concepto ordenativo de las cosas salen las listas de mejores películas, directores, compositores, las mejores canciones, los mejores solos de guitarra, los grupos musicales más agraciados,...

¿Cómo poder escoger entre Casablanca, Lo que el viento se llevó, El Padrino o Metrópolis, por decir un ramillete de películas entre decenas de obras maestras? Jamás he comprendido esa obstinación por "elegir lo mejor", de manera que mi elección en todos los órdenes de la existencia está conformada por muchos elementos y todos ellos compatibles entre sí.

Sólo existe un apartado en el que practico la monogamia artística: la elección de actores. Estoy tan convencido, incluso de mi propio error y mi incongruencia, que no lo he dudado jamás aun sabiendo mi contradicción. A la hora de hablar de actores sí hay un elegido único, irrepetible y situado por encima del bien y del mal. Ese es Paul Newman.

El atormentado Eddie Felson de El buscavidas ha dejado de ver la luz con sus inmensos ojos azules. Newman tiene su cáliz de plata como todos los maestros su cara oculta de la luna, pero ¿quién lo recuerda vestido de romano barato cuando a la memoria acude su socarrona sonrisa en El golpe durante aquella partida para timar a Robert Shaw? ¿Qué más daba su introversión casi incompatible con la feria parafernálica hollywoodiense cuando era capaz de encarnar a Luke Jackson en La leyenda del indomable?

Paul Newman es el actor más grande que haya parido el cine. No aceptaré discusiones. Y lo es, en presente, gracias a un legado inmortal que transcurrirá a través de generaciones enteras de las que será sumamente complicado que aparezca alguien capaz de superar semejantes registros interpretativos. Aún queda quien venga al mundo capaz de colocarse ante la cámara de Robert Rossen para regalarnos los últimos quince minutos de El buscavidas.

En mi casa es día de luto y el clima, más allá de la ventana de mi despacho, acompaña...

1 comentario:

  1. Le echaremos de menos. Como dices se ha ido el más grande y como otros antes que él nos deja un legado con el que seguiremos disfruntando toda la vida y que inspirará al mundo del cine mientras este
    exista. El "Relampago" se ha ido, pero siempre le recordaremos.
    Gracias por todo Mr. Newman

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